Semana Santa en la selva: fe y generosidad en medio de la pobreza

La fe florece en Papúa (Indonesia)

Semana Santa en la selva: fe y generosidad en medio de la pobreza

Dos sacerdotes dehonianos comparten su experiencia misionera en Papúa, Indonesia, donde celebran la Semana Santa con comunidades remotas. A pesar de la pobreza, destacan la fe, generosidad y espiritualidad de los fieles. Su labor va más allá de lo sacramental: ofrecen consuelo, esperanza y compañía como signos vivos del amor de Cristo.

(Asia News/InfoCatólica) Dos sacerdotes dehonianos, el P. Yohanes Haryoto y el P. Paulus Driyan Suwandi, que viven su misión en la parroquia de María Stella Maris de Kokonau, en la diócesis de Timika de la isla de Papúa, cuentan a AsiaNews la experiencia de vivir la Semana Santa con las comunidades católicas de las zonas más remotas de Indonesia. En medio de las dificultades y la pobreza, ellos están presentes como signos vivos de amor y esperanza para los fieles.

Muchos niños

El domingo celebraron la procesión del Domingo de Ramos en la estación misionera de Aikawapuka. «Había 175 personas que recibieron la Comunión, entre ellas un número considerable de niños – cuenta el P. Haryoto –. Estaba en medio de personas pobres, hambrientas y malnutridas. Pensé: si Jesús viniera aquí, ¿qué haría? Quizás me diría: “dales algo de comer ahora”. Les di lo que podía como sacerdote: la Palabra de Dios, el Cuerpo de Cristo y una bendición».

El P. Yohanes reflexiona también sobre la espontaneidad y la sencillez de la liturgia. Cantos no sincronizados con el tiempo litúrgico: un canto pacífico durante la lectura de la Pasión, incluso un canto navideño durante la Comunión. «Pero en todo esto pude ver una profunda presencia espiritual. Los imaginé en el cielo, con su sencillez, su inocencia, e incluso su locura: parecían existir más allá del tiempo…».

Se preparan bien para la Misa

El P. Paulus Driyan Suwandi ejerce su ministerio desde hace seis años en esta parroquia, que abarca un vasto y exigente territorio de misión. Visita regularmente cinco estaciones repartidas a lo largo de la costa sur del Mar de Arafura, algunas de las cuales requieren grandes esfuerzos para poder llegar. La más lejana es la estación de Unito, para la que debe realizar un viaje de 8 horas en barco desde Kokonao, otra hora y media en furgoneta por tierra y finalmente un último tramo a pie. «A pesar de la distancia, me siento espiritualmente cerca de estas comunidades. Cada estación tiene su propia fisonomía, y siempre se esfuerzan por prepararse bien para la Eucaristía», cuenta el P. Paulus.

Aunque viven de lo que la tierra y el mar les ofrecen - hortalizas, caza y pesca - esta gente es conocida por su generosidad. Nunca dejan de compartir lo que tienen con el sacerdote que los visita. «No somos solo ministros sacramentales – cuentan los misioneros – sino también amigos y compañeros de la gente. En medio de la pobreza y el aislamiento, nos convertimos en signos tangibles del amor de Cristo, llevando consuelo, fuerza y esperanza».

3 comentarios

Maximiliano
Los misioneros son testigos del amor de Cristo a sus criaturas, ya que viven su fe compartiéndola con los demás.

Jesús pidió a sus discípulos ser sus testigos, es decir, vivir su vida en misión. Para ello, les prometió la gracia del Espíritu Santo, que les daría fuerza y sabiduría. Los discípulos fueron enviados en misión de dos en dos, y la comunidad era esencial para llevar adelante la misión. El testimonio de los discípulos debía ser completo, coherente y gozoso. Debían incluir el anuncio de Cristo y su mensaje, pero también el ejemplo de vida cristiana.La misión se realiza en comunión y no por propia iniciativa. La experiencia misionera genera un conocimiento más profundo de Dios, de las almas y del llamado a dar a conocer el Evangelio a todo el mundo.

Almas bendecidas especialmente, y apóstoles al lado de la CRUZ de CRISTO
16/04/25 3:50 PM
Maximiliano
Este misionero honra a la Iglesia. Es más cómodo desarrollar una vocación sacerdotal en una ciudad o en varios pueblos ( por falta de vocaciones ). Creo que DIOS le da la fuerza humana, moral y espiritual para resistir las inclemencias de tiempo. El pago que tendrá a su esfuerzo y venciendo su batalla es el CIELO. Hoy en día ¡¡ convertir a un ser humano es harto difícil ". Hay que exponer y hábilmente retirarse si se quiere ser misionero en medio de las ciudades. Exponiendo y no imponiendo, lo demás hay que dejarselo a DIOS que todo lo puede. El hombre vive engañado por este mundo que es un " teatro ": " es más fácil engañar a un hombre que convencerle que ha sido engañado ".

Los falto de fe o sobrados de orgullo ya el maligno ya se adelantó y ha puesto barreras en las almas. Tienen el alma sorda. La gente está sobre estimulada de emociones mundanas que se han convertido en una equivocada propaganda pseudo espiritual, o sea, que provoca en las almas que haya marcas mundanas de productos o " cosas " que superan a la marca " salvación o eternidad para siempre con DIOS ". La oración es la mejor palabra, y la mejor propaganda porque va hacia el Cielo y rebota hacia las almas en la tierra. Lo demás, vanidad de vanidades y todo vanidad, pero por poco tiempo. Que lástima.
16/04/25 6:48 PM
maru
Benditos misioneros, llevando a Cristo por todos los rincones del mundo
16/04/25 8:20 PM

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