(Fides/InfoCatólica) El arzobispo pide a los líderes religiosos del país «lanzar juntos un llamamiento a la paz y la armonía interreligiosa, instar al Gobierno a que tome medidas urgentes para proteger a las comunidades más vulnerables y detener a aquellos que incitan al odio y la violencia».
Es un sincero «llamamiento personal a mis hermanos y hermanas budistas y musulmanes a unirse para construir una nación en la que personas de todas las religiones y grupos étnicos puedan vivir en el respeto recíproco, en paz y dignidad», subraya.
El arzobispo dice estar «muy preocupado». De hecho, «si la violencia que vimos en Oakkan y en otros lugares, y anteriormente en Meikhtila y en el Estado de Rakhine, continúa, nuestra frágil libertad podría verse desgarrada y Myanmar podría caer en un círculo vicioso de odio, violencia y caos».
El mensaje invita a «cuantos desean la paz y la armonía a unirse y hablar abiertamente», pide a todos los líderes religiosos que busquen «lo más hermoso que existe en sus enseñanzas y filosofías» y vivir de acuerdo a los principios del «Metta» (amor bondadoso), «Karuna» (compasión) y «Salam» (paz).
El arzobispo recuerda preceptos como «ama a tu prójimo como a ti mismo», y retoma las palabras del Papa Francisco, que recientemente ha invitado a los cristianos a ser una «comunidad de amor». «Extiendo el llamamiento del Papa a todo el pueblo de Myanmar», dice, señalando «las nuevas oportunidades que se abren en Myanmar, para construir una nación libre y abierta al mundo». «Pero, para ser una comunidad con una visión positiva del futuro - concluye - tenemos que ser un pueblo que dice 'no' al odio y la violencia. Por esta razón, desde lo más profundo de mi corazón, grito dos palabras a mis hermanos y hermanas de todas las comunidades de mi amado país: paz y amor».