Tradición no es inmovilismo
El proceso de transmisión de la Revelación es un proceso vivo. La Tradición no equivale, pues, a inmovilismo, porque la Iglesia no es un museo arqueológico, sino un organismo viviente. A través de la Escritura -conservada, leída e interpretada en la Iglesia – y gracias a la acción del Espíritu Santo, “por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero”, la Iglesia “con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree” (DV 8).
La Tradición se actualiza en diversos testimonios: la enseñanza de los Padres, la Liturgia, los credos, los concilios, las intervenciones del magisterio y, también, la vida de los cristianos, de modo ejemplar la vida de los santos.