Testimonio del Encuentro Internacional de Sacerdotes, por el P. Rafael Rojas

Verdaderamente el ambiente era de gran expectación. Tratando de ponernos en los mejores lugares deseábamos ver de cerca a Pedro, diría que casi como niños que quieren ver a su padre, lejano en kilometos pero cercano en el corazón.

Ayer por la mañana ha terminado el encuentro Internacional de Sacerdotes en Roma y el ambiente es extremadamente alegre y fraterno. Yo, al igual que miles de sacerdotes de todas partes del mundo hemos acogido la invitación hecha por el Santo Padre de venir a la Ciudad Eterna a participar de la clausura del Año Sacerdotal.

En estos días Roma ha sido invadida por miles de sacerdotes; ya desde la llegada al aeropuerto era posible percibir los grupos de presbíteros de todas las razas e idiomas que aparecían por las salas de llegada esperados por otros sacerdotes o amigos ya que gran parte de ellos, incluyendome a mi, pisaban por primera vez Roma y Europa.

Así se iba configurando el encuentro, con sacerdotes jóvenes y ancianos, de todas las razas, muchos con sus hábitos religiosos; en las calles se escuchaba a los sacerdotes conversar alegremente en castellano, ingles, portugués, etc, intercambiando palabras con sus hermanos de otras partes del mundo, tratando de entendernos con mayor o menor suerte; la mayoría con sus cámaras o sus celulares sacando fotos, conociendo los tesoros religiosos y culturales de esta magnifica ciudad y sobretodo visitando la Ciudad del Vaticano, su basílica y plaza tantas veces vista por televisión y por primera vez por nuestros propios ojos y deseando ver a quien nos convocaba, el Papa Benedicto, saludarlo y manifestarle nuestro cariño y aprecio filial. Me gustaría notar que el sólo hecho de caminar por las calles tal cantidad de “padres” ya era un testimonio del sacerdocio ante los cientos de turistas que por estos días visitan Roma.

La jornada comenzó el miércoles 9 con una conferencia sobre la “Conversión y Mision” dada por el Cardenal de Colonia Joachin Meisner con un gran enfasis en el Sacramento de la Reconciliacion. El día 10 de junio en la mañana correspondió a la segunda conferencia dada por el Cardenal Marc Ouellet, arzobispo de Québec con el titulo “Cenáculo: invocación del Espiritu Santo con María, en fraterna comunión”. Dado que el número de sacerdotes superó con creces las expectativas, a los participantes se nos dividió en dos grupos: los de habla española, francesa y portuguesa en la basílica san Juan de Letrán y a los de habla italiana, inglesa y alemana en san Pablo Extramuros.

Pero las actividades más esperadas eran las que contaban con la presencia del Papa ya que muchisimos, incluido yo mismo, nunca habiamos visto a un Papa (cuando Juan Pablo II fue a Chile el Año 1987, yo contaba con siete años). La vigilia de la tarde fue en la plaza san Pedro donde estaban dispuestas cientos de sillas para nosotros y el sol de la tarde dio paso a la noche con una temperatura mas agradable y fresca que el caluroso día. Comenzó con testimonios muy variados y enriquecedores: a través de video escuchamos las palabras del párroco de Ars, las de un joven sacerdote de Buenos Aires que trabaja con los pobres, las del nuevo obispo auxiliar de Jerusalén y el curioso caso del “párroco de Hollywood”, y en directo, en la plaza, escuchamos el testimonio de un diácono en tránsito, el de una hermosa familia compuesta por el matrimonio y seis hijos (un sacerdote, un seminarista, una virgen consagrada, dos esposos y una soltera), el de un sacerdote de 50 años de ministerio y el de una religiosa de clausura quienes rezan por nosotros.

Después de esto vino lo más esperado. Verdaderamente el ambiente era de gran expectación. Tratando de ponernos en los mejores lugares deseábamos ver de cerca a Pedro, diría que casi como niños que quieren ver a su padre, lejano en kilometos pero cercano en el corazón. Cuando apareció el Papa la alegría fué unánime; en el papamóvil recorrió la plaza ante los gritos de "¡viva el Papa!” de sus sacerdotes y del ya tradicional “Benedetto”. El júbilo dio paso al diálogo y el Papa respondió a las preguntas de cinco sacerdotes, uno por continente, de variados temas que en conjunto fueron un valioso alimento para nuestra reflexión y nuestra vida (cómo afrontar las dificultades en la “pastoral directa", cómo acoger una teologia verdaderamente católica, palabras sobre el don celibato frente a las críticas del mundo, sobre la liturgia, sobre los jóvenes y la formación en las familias, etc.).

Finalmente hubo un momento de adoración al Santísimo, donde el Santo Padre, como sacerdote de Jesucristo, al orar junto con nosotros y al presidir nos recordó que el Señor a quien seguimos y a quien debemos
amar y servir con humildad estaba frente a nosotros en la humildad de su presencia sacramental. Hoy, en la Misa de clausura nos volvió a recordar la intima unión del sacerdote con el Corazón de Cristo de cuya herida abierta sigue manando su amor salvador.

Mucho más se podría decir sobre esta particular jornada que contó con casi 15.000 sacerdotes y espero que siga dando muchos frutos de santidad en nosotros pero creo que una de las experiencias más fuertes ha sido la de ser confirmados en la fe por el Vicario de Cristo. En un año marcado por los escándalos de nuestros propios hermanos, el contacto con otros presbíteros que desean ser fieles a sus promesas sacerdotales y que renovamos en la Santa Misa en san Pedro ha sido enriquecedor. Yo he sentido una gran renovación interior en estos días en que cumplí mi tercer aniversario como presbítero, al contemplar a miles de hermanos, orgullosos de ser sacerdotes, orgullosos de sus pueblos y comunidades, hijos del Papa y hermanos entre ellos. Además creo que el afecto expresado a Su Santidad representa el de todos nuestros fieles, y es una muestra de cariño y de solidaridad ante tantos ataques que él mismo ha recibido. De la misma manera a nosotros nos ha fortalecido el testimonio del Papa que ha cargado con una pesada cruz sin quejarse por cumplir la voluntad de Dios, y que en todas sus palabras y su doctrina expresa el deseo de llevarnos a Cristo, de que lo amemos y de que llevemos este amor a todos los fieles con nuestro propias palabras, ejemplos y testimonios.

P. Rafael Luis Rojas Larenas, Vicario parroquia Nuestra Señora del Carmen, Rapel-Monte Patria, La Serena, Chile.

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4 comentarios

tu prima
primo querido del alma es maravillosa la carta que has escrito y la experiencia que has vivido en roma y asis felicitaciones ahora te toca trasmitir con tu testimonio todo lo que has vivido con tus hnos sacerdotes y con el papa benedetto.feliz domingo.
14/06/10 1:57 AM
susy, tu hermanita
querido hermano, que hermosas palabras has escrito y te entiendo al sentir ese gozo al haber estado ante la presencia del Papa. Recuerdo cuando , junto a Manuel, fuimos a ver al Papa Juan Pablo II y fue como si estuviéramos ante Dios mismo, es la experiencia más hermosa que he vivido y Dios te ha bendecido con esta experiencia y a nosotros como familia el tenerte a ti. Te amamos
14/06/10 8:59 PM
Estimado Alter Christus,

Lo invitamos a ver nuestra página web del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN POR LOS SACERDOTES. Y si le es posible ojala que quiera ayudarnos a difundirla.

Allí encontrarà la historia de èste apostolado y algunas de las oraciones que rezamos por ustedes.

Felicidades por haber tenido la predilección de asistir a ese encuentro y que Dios le concede llegar a ser el sacerdote que Él soñó que usted sería cuando lo escogió desde antes de la creación.

En el amor de Cristo Sacerdote,

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN POR LOS SACERDOTES
www.apols.org
24/06/10 8:55 PM
erika
hola padre Rafael felicitaciones por tu viaje a Roma y por tus palabras saludos de tui ex compañera de curso y de carrera (en la catolica del norte)
3/07/10 4:57 PM

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