Ni lo bastante malos ni lo bastante buenos

Si no se es capaz de abrazar el principio de que «el fin justifica los medios» –como hacen las izquierdas–, solo se puede optar por abrazar la Verdad, la justicia, la honradez y confiar en Dios «el Juez de todos» (Hebreos 12:23). Este es el único Dios vivo y verdadero, el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, el Creador de todas las cosas y el Juez de toda la Humanidad.¡No se puede ir a la guerra contra el mal sin las armas de la justicia! (Efesios 6:11; Romanos 13:12; 2 Corintios 6:7).

Ahora que su gestión de la crisis económica parecía estarle pasando factura a Zapatero, he aquí que sale a luz la trama Gürtel en Valencia con unas posibles consecuencias desastrosas para el PP. ¿Qué pesará más en la decisión de los españoles a la hora de votar: la mejor gestión económica que es capaz de proporcionar Mariano Rajoy, o la propaganda y el populismo del PSOE? Lo cierto es que todavía queda mucho para las elecciones, y que la actual subida del Partido Popular en intención de voto puede verse ahogada por este caso Gürtel y aquellos otros que Zapatero le tenga preparados para el futuro. Porque si en algo el PP no se equivoca es en que el Gobierno socialista quiere quitarlo de en medio.

Para conseguir esto, el actual Gobierno –el “Gobierno de España”, como gusta de llamarse en toda su propaganda institucional– no reparará en malas artes tales como la utilización de los jueces, la Fiscalía, la Policía o los medios de comunicación. Todo ello para acabar con la oposición democrática, como le dicta su espíritu totalitario manifestado en cómo trata a la opinión pública que le es contraria, la cual si no es mayoritaria poco le falta. Desde que llegó al Gobierno, Zapatero ha sufrido manifestaciones de más de un millón de personas en la calle para protestar contra la imposición del matrimonio homosexual, las conversaciones con ETA, etc.; y, ahora, se espera en Madrid, el día 17 de octubre, la mayor manifestación en contra de la nueva Ley del aborto, para asegurarse el paso de la cual el Gobierno se ha guardado para negociar la cláusula del aborto de las menores de 16 años sin el conocimiento de sus padres (Bibiana Aído, Trinidad Jiménez y cía. pujan fuerte y, si cuela, mejor que mejor, mientras que si no cuela, logran de todos modos su objetivo principal: que el aborto sea un derecho de la mujer en vez de un delito despenalizado). Sin embargo, contrariamente a lo que debería ser la actitud de un gobernante verdaderamente democrático y de un “presidente de todos los españoles” que buscara la concordia y la paz, Zapatero –al tiempo que se le llena la boca de palabras como talante o diálogo– está imponiendo a toda la sociedad, a golpe de nueva legislación, unos valores minoritarios (feministas, gays, etc.), apoyándose en la mayoría de izquierdas que hay en el Parlamento y en el respaldo interesado de algunos nacionalistas. Ciertamente, algo está mal en este sistema de listas cerradas que tenemos, el cual hace imposible para los ciudadanos ejercer algún tipo de control sobre lo que los políticos hacen con sus votos.

¿Pero es Mariano Rajoy una alternativa a Zapatero? Sin duda sería un mejor gestor, si es que llegara a gobernar; sin embargo, por muy bien que le vayan las encuestas en este momento, el PP tiene una debilidad esencial, y es que ni es lo suficientemente malo para enfrentarse a Zapatero ni lo suficientemente "bueno" para luchar por los valores que sostienen una sociedad libre, justa y verdaderamente progresista. ¿Qué quiero decir con esto? Que Mariano Rajoy jamás será capaz de emplear las malas artes de Zapatero, porque aún le quedan ciertos escrúpulos; pero en esta guerra uno tiene que decidir entre enfrentar al enemigo con sus mismas armas –la mentira, las trampas (¡sin que te pillen, claro!) y las demás conculcaciones de la ética política– o ceñirse con la verdad, protegerse con una coraza de justicia y estar dispuesto a darlo todo y a sacrificarlo todo por lo que es bueno pase lo que pase (naturalmente, esto es muy difícil sin la fe en Dios, en su justicia, en su buena voluntad para con los hombres manifestada en Jesucristo y en la visión del mundo y del hombre revelada por Dios en su Palabra). Si no se es capaz de abrazar el principio de que “el fin justifica los medios” –como hacen las izquierdas–, solo se puede optar por abrazar la Verdad, la justicia, la honradez  y confiar en Dios “el Juez de todos” (Hebreos 12:23). Este es el único Dios vivo y verdadero, el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, el Creador de todas las cosas y el Juez de toda la Humanidad.¡No se puede ir a la guerra contra el mal sin las armas de la justicia! (Efesios 6:11; Romanos 13:12; 2 Corintios 6:7).

Pero Rajoy se ha quedado con la cáscara (la capacidad de gestionar la economía) y ha tirado la almendra (la cosmovisión, los valores y la sabiduría que hacen a los mejores gestores y los mejores hombres). Fue sorprendente cuando, después de perder las últimas elecciones por un escaso margen, y contando aproximadamente con el apoyo de la mitad de los españoles –cansados de las imposiciones totalitarias de Zapatero–, el PP decidió adoptar una línea “conciliadora”, renunciando a pelear por el derecho a la vida, la familia, los derechos de los padres a educar a sus hijos en libertad, la objeción de conciencia, etc. De esa claudicación –seguramente por falta de convicciones– ante la agresividad de Zapatero le vienen ahora todos los problemas, ya que no se puede ser conciliador con un enemigo que se ha propuesto destruirte. Hay que ser tan malo como Zapatero para plantarle cara o estar dispuesto a apostarlo todo a la Verdad, la justicia y la libertad, nada menos que eso es suficiente.

Juan Sánchez Araujo, pastor protestante bautista

Publicado como editorial de Tiempo de Hablar

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