Las siete palabras de Jesús en la cruz
Sexta Palabra
Cuando Jesús tomó el vinagre dijo:
“Todo está cumplido”
Inclinó la cabeza y entregó su espíritu.” (Jn 19, 30)
Jesús siente ya que la vida se le escapa del cuerpo. Esta palabra es como un suspiro de alivio. Como todos los moribundos, Jesús mira hacia atrás y ve el rápido desarrollo de su vida, los años tranquilos de Nazaret, los sorprendentes descubrimientos de su experiencia interior de hijo de Dios, los días intensos de la oración en el desierto y las insidiosas tentaciones del demonio que eran el presagio de la resistencia y de los muchos sufrimientos que iba a encontrar en el ejercicio de su misión, los días agotadores de la predicación y de las curaciones de los enfermos en las ciudades de Galilea, el dolor de la traición de Judas. Recordaría sin duda los lugares entrañables de Cafarnaún, las noches serenas del lago de Galilea, el afecto de los amigos de Betania, los rostros y las historias de cada uno de sus discípulos.
Pero sobre todo recuerda con tristeza la dura y creciente oposición de los dirigentes del pueblo a su mensaje, a su predicación, a su persona. La noche terrible de Getsemaní, la hondura y la emoción del Cenáculo, las horas amargas que ha tenido que soportar hasta llegar a este momento. Ya está todo consumado. El ha sido fiel hasta el final. El ha dado testimonio de la verdad y de la bondad de Dios a costa de su vida. El ha anunciado y vivido hasta el final el Reino de Dios, su presencia, su gracia, su llamada a la conversión y a la vida eterna. Ahora puede descansar. Ya está todo cumplido.
Ya ha terminado el duro combate de la agonía y de la muerte, ya está cumplida la ardua misión de restaurar la justicia del mundo, ya está consumada la gran obra de la salvación que el Padre le había encomendado. Ya puede morir tranquilo y volver de nuevo a la casa del Padre.
En su corta vida ha agotado la experiencia de su humanidad como Palabra de Dios en el mundo, ya está todo dicho, ya está todo hecho, ya es el Hijo de Dios hecho hombre en una existencia humana completa, ya es el hombre acabado, el hombre totalmente hijo de Dios, en una acabada confianza, en un amor consumado en esta plenitud de su agonía y de su muerte.
En la muerte de Jesús acaba el mundo viejo del pecado y comienza un mundo nuevo. El poder del Mal está vencido y roto. Se ha manifestado del todo el misterio de la ceguera y de la iniquidad del hombre que ha llegado a rechazar y a matar al autor de la vida, al hombre bueno que pasó haciendo el bien por todas partes. Se ha cumplido la ceguera suicida de la humanidad rechazando a Dios que le ofrece la ayuda de su Verdad y de su Amor, como el hombre orgulloso que cierra los ojos al sol porque quiere vivir de sus propios recursos sin aceptar la ayuda del Creador.
A primera vista parece que el Demonio, utilizando la ceguera y el orgullo de los hombres, ha conseguido desbaratar los planes de Dios y oscurecer el brillo de su presencia y de su amor en el mundo. Pero esta aparente victoria es su derrota definitiva. En la muerte de Jesús, lo que realmente vence por encima de todos los poderes del mal, es la fidelidad, la obediencia, el amor de Jesús mantenido y crecido hasta la muerte. La comunión, el abrazo de piedad y de amor del hombre con el Dios del cielo, de manera irrevocable, con un amor más fuerte que todos los poderes y todos los temores de la muerte. Ya la Alianza con Dios está restaurada y establecida para siempre, Jesús es el Puente definitivo entre nuestro mundo y el mundo de Dios, Jesús es la puerta abierta para todos los que quieran llegar hasta el Trono y hasta el Corazón del Dios viviente y verdadero.
Ha llegado a su punto más alto y está cumplida la manifestación del amor de Dios que nos rescata del abismo de nuestras ignorancias, de nuestro orgullo, de nuestros pecados, y dejando a su Hijo morir por nosotros nos da el argumento decisivo para que creamos en El, para que le tengamos en cuenta, para que lo pongamos en el centro de nuestra vida como luz que ilumina nuestra mente, como centro de nuestros amores, como deseo de nuestras esperanzas más altas y seguras.
Todo está cumplido. Está terminada y cumplida la vida de Jesús, y con ella está cumplida la gran intervención de Dios para la salvación del mundo. Ahí, en ese cuerpo agonizante, en ese corazón todo lleno de amor y de fidelidad, están sepultados todos los pecados del mundo, ahí han quedado vencidos para siempre el poder del mal, el poder del demonio y el poder de todos los hombres impíos del mundo, y ahí, en ese cuerpo destrozado, o mejor en ese corazón rebosante de piedad y de amor, está naciendo definitivamente la nueva humanidad del todo fiel a Dios, y por eso mismo bendecida y vivificada por El, una humanidad nueva, vencedora de toda injusticia, arraigada en la verdad de Dios y sostenida por la esperanza de la vida eterna, más fuerte que todas las tentaciones y todas las idolatrías, más fuerte que todas las amenazas y todos los temores.
Mi Padre me ama porque yo hago siempre su voluntad. Yo para esto he venido para dar testimonio de la verdad. Es preciso que el mundo sepa que yo amo al Padre y que actúo según el mandato que he recibido de El. Jesús obedeciendo hasta la muerte alcanzó su perfección de hijo de Dios en el mundo y se convirtió en causa de salvación para todos los que creen en El.
Este Jesús colgado de la Cruz es el fin del mundo, la verdad última de la humanidad, la cumbre más alta de Verdad y de Bien que podía aparecer en este mundo de pobres y pequeñas criaturas. Sí, todo está cumplido, porque eres Tú el cumplimiento de todas las posibilidades y de todos los deseos y de las aspiraciones más altas de la creación. El punto máximo de lo que Dios podía hacer, y el punto máximo de lo que las criaturas podían alcanzar.
Están cumplidas las profecías, cumplidas están las expectativas y las esperanzas de la humanidad, pero sobre todo está plenamente cumplida la voluntad de Dios que quería inaugurar en El una humanidad nueva, una humanidad renacida, hecha de piedad y de justicia, de amor y de esperanza, una humanidad limpia y madura para la vida eterna.
Y está cumplido el mundo, porque ya nunca estaremos solos, ni perdidos, ni angustiados. Le tenemos a El, como un tesoro, como un camino, como una cercanía irrevocable de Dios al que siempre podemos dirigirnos como origen y horizonte de nuestra vida, como garantía segura de nuestra vida, como padre fuerte que protege y defiende nuestra vida de todas las asechanzas, de todos los erro5res posibles, de todas nuestras debilidades. Está cumplida, está restaurada la Creación de Dios alterada por el pecado, está rehecha nuestra vida porque ya podemos confiar en el Dios del Cielo, está terminada la historia porque Jesús es el punto más alto del acercamiento de la humanidad en el acercamiento a Dios, está terminado el universo que vuelve a asentarse en el reconocimiento de la soberanía de Dios.
En esta muerte, hecha de dolor y de amorosa fidelidad, culmina y termina la obra de Jesús y llega a su término la grandeza moral y la auténtica plenitud de la humanidad. Ese hombre que muere en la Cruz es el más alto paradigma de la humanidad, por eso mismo es también modelo y principio de una humanidad nueva, una humanidad reconciliada, una humanidad recuperada, liberada del pecado y de todas las injusticias, reconstruida para la vida eterna en la verdad y el amor de Dios. Desde entonces la Cruz que era el símbolo de la maldición de Dios se convierte en el símbolo de toda bendición, el símbolo de la vida nueva, de la esperanza y de la alegría, el símbolo del Paraíso recuperado por la muerte de Cristo y la misericordia de Dios nuestro Padre.
De la muerte santa de Jesús nace la humanidad inocente y hermosa de la Virgen María, la humanidad intrépida de los Apóstoles y de los mártires, la humanidad de los santos y de los pecadores arrepentidos, de esa muerte redentora nace la humanidad redimida que es la Iglesia y que somos los cristianos, en ese cuerpo maltratado y roto está el consuelo de todos los que sufren, el camino y la esperanza de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Qué gran error pensar que la modernidad y el progreso tienen que venir de otra parte! Qué trágico error pensar que para entrar en la modernidad tenemos que dejar de ser cristianos! Qué ignorancia tan grande pensar que una idea de última hora va a ser más fecunda que la vida y la muerte real y concreta del Hijo de Dios que vino a este mundo para salvarnos. El nos amó y se entregó por nosotros. El ha sido constituido por Dios para nosotros Verdad, Sabiduría, Justicia, Progreso verdadero que llega hasta la vida eterna.
Este Cristo consumado en el amor, en la fidelidad y en la obediencia hasta la muerte, es el camino, la verdad y la vida. Vosotros sois mis amigos. Yo os he elegido. No tengáis miedo a nada ni a nadie. No os dejaré solos. Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo. Os conviene que yo me vaya. Porque así vendrá el Espíritu a vosotros, El os ayudará a conocer la verdad y a vivir la vida verdadera. Permaneced en mi amor como yo he permanecido en el amor del Padre.
Te damos gracias Señor, porque eres la fuente y el principio de nuestra vida, te damos gracias porque tu vida y tu muerte son el fundamento y el cimiento de nuestra vida, te damos gracias por esta fe que ilumina y sostiene nuestra vida y que nosotros no hemos sabido apreciar y agradecer suficientemente. Ayúdanos a ser fieles como Tú hasta el final, hasta el final de la vida y hasta lo más hondo de nuestro corazón. Te pedimos por tantos hermanos nuestros que buscan en otros sitios y por otros caminos el acierto y la felicidad de su vida. Danos a nosotros la fuerza y el gozo de ser tus testigos para que viendo nuestras buenas obras te conozcan a Ti y encuentren en tu Iglesia el verdadero camino de la libertad y de la salvación.
7 comentarios
Un cordial saludo
La palabra diablo, significa el que separa al hombre de Dios, y por consiguiente al hombre del hombre. El separatismo es anti-cristiano y por lo tanto diabólico (se origina desde el egoismo, la soberbia y el odio y engendra odio). Lo verdaderamente cristiano es la fraternidad universal. La "hoja de ruta" de cualquier politico que se dice cristiano, y de cualquier cristiano (sobre todo si pertenece a la jerarquia) debe ser, hacer realidad politica, social y económica; la hermandad entre todos los hombres. La división solo genera confrontación. Solo hay partido cuando hay dos equipos en el estadio.
CON AMOR PARA TODOS USTEDES
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