Cristo, centro de la historia
DAVID VARELA VÁZQUEZ, “Cristo, centro de la historia, en la obra cristológica de Marcelo Bordoni y Olegario González de Cardedal”, Extracto de la Disertación para el Doctorado en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana, Lugo 2012, 128 pp.
Una tentación grave para los cristianos, y para la teología cristiana, sería hacer de Jesucristo una “cuestión particular”. Como si Cristo tuviese que ver únicamente con los que nos profesamos cristianos. El Nuevo Testamento se revuelve contra esa reducción. Baste citar Colosenses 1,16: “porque en él fueron creadas todas las cosas (…); todo fue creado por él y para él”.
En el siglo XX, el filósofo Maurice Blondel veía en el Verbo, en el Emmanuel, el “Realizador universal” y la “fuente y vínculo de todo ser”. Sobre el particular ha escrito interesantes páginas el P. X. Tilliette.
A esta problemática - que el Beato Juan Pablo II expresó con lapidarias palabras: “El Redentor del hombre, Jesucristo, es el centro del cosmos y de la historia” – se refiere el joven teólogo de Lugo David Varela Vázquez.
Ha publicado, David Varela, un extracto de su disertación para el doctorado, “Cristo, centro de la historia, en la obra cristológica de Marcello Bordoni y Olegario González de Cardedal” (Lugo 2012; 128 pp.); un anticipo de un libro que, ya completo, sacará, eso creo, la Pontificia Universidad de Salamanca.
Es un tema de enorme interés. La historia está marcada – según el testimonio de la Escritura – por un principio cristocéntrico. Pero, como advierte el Dr. Varela Vázquez, con palabras de K. Rahner, la historia de la teología es, con frecuencia, también una “historia de olvidos”.

Lo he sabido esta mañana, mientras estaba en Getafe, participando en una sesión de la Formación Permanente del Clero. El obispo auxiliar de esa Diócesis, Mons. José Rico Pavés, nos dio la noticia. Una noticia en parte esperada, porque Mons. Tena estaba gravemente enfermo, pero no por eso menos dolorosa.
Homilía para el V Domingo del Tiempo ordinario (Ciclo A)
Yo creo que hay cosas que no se deben dejar pasar por alto, como si no tuviesen importancia. La agresión al cardenal Rouco, la de ayer, cuando él iba a celebrar Misa a una parroquia de Madrid, es una de ellas. Dirán, algunos, que no lo han matado. Dirán, otros, que solo le han tirado bragas manchadas de sangre - o de pintura roja -. Dirán que solo le han insultado; que, en suma, no le han pegado un tiro… Dirán. Pero es grave.
En un Sermón, a propósito de la Fiesta de la Presentación del Señor, San Sofronio, después de glosar los motivos principales de esta festividad, añade: “Esto es lo que vamos celebrando, año tras año, porque no queremos olvidarlo”.












