6.07.08

El Jesús histórico

En el árbol de las ciencias, cada una tiene su papel. No es lo mismo la historia que la Teología, como no es asimilable, sin más, la ciencia y la filosofía. Lo real es de una amplitud y de una hondura tales que no se deja aprehender completamente por ninguna aproximación disciplinar. A través de los diversos saberes, vamos haciendo calas en lo real, tratando de descrifrar, en lo posible, su enigma y su misterio.

La expresión “Jesús histórico” es ya una expresión técnica. No significa “Jesús real”, pues la realidad es mayor que la “historia”; es decir, que la ciencia que, conforme a su propio método, aspira a acotar una parcela de lo real. No significa tampoco “Cristo”, pues este término alude al Señor, reconocido en la fe como Mesías de Dios y Salvador del mundo. Pero eso no quiere decir que exista un hiato, un salto injustificado, una ruptura, entre el “Jesús histórico” y el “Cristo”. El único Jesús de Nazaret es objeto de la ciencia histórica, porque habitó entre nosotros, haciéndose semejante a los hombres, y de la ciencia de la fe, pues Él es el Cristo, el Revelador y la Revelación de Dios.

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5.07.08

La urgencia de rezar por la vida

Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.

Juan Pablo II

Vivir en el Espíritu

Hemos comenzado ya el Año Jubilar dedicado a San Pablo. El objetivo de este Año es, como explicaba Benedicto XVI, “aprender de san Pablo; aprender la fe; aprender a Cristo; aprender, por último, el camino de una vida recta” (“Audiencia”, 2 de julio de 2008).

Aprender el camino de una vida recta es aprender a vivir la vida cristiana. Se trata de un conocimiento que no procede tanto del esfuerzo de nuestra razón, como de la acogida humilde de la revelación de Dios. Jesús da gracias al Padre por haberse revelado no a los sabios y entendidos, sino a la gente sencilla (cf Mt 11,25-30).

La humildad, el reconocimiento de que Dios es Dios y de que nosotros somos criaturas, es esencial para aprender el camino de la vida. Esta actitud es, a la vez, la más razonable de todas. ¿Cómo pensar que nuestra inteligencia sea capaz, por sí sola, de descifrar todos los misterios? ¿Cómo pretender una autosuficiencia que llevaría, absurdamente, a negar nuestra dependencia de Dios, de nuestro Creador y Señor?

San Pablo escribió desde Corinto, en el invierno del año 57-58, la Carta a los Romanos, para preparar su llegada a Roma, donde ya había un buen número de cristianos, que procedían del judaísmo y del paganismo. A todos ellos les explica los efectos de la salvación en Cristo. Y contrapone el Apóstol dos modos de vida: vivir según la carne o vivir según el espíritu.

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4.07.08

Catequesis sobre san Pablo

El Papa ha comenzado, el pasado miércoles, en la Audiencia, una serie de catequesis dedicada al Apóstol san Pablo. La cátedra teológica de Joseph Ratzinger, tan brillantemente representada en sus escritos como profesor, se ha trocado, por providencia divina, en cátedra magisterial; en cátedra petrina.

Cada cual aporta al pontificado, al oficio de Papa, la riqueza de la propia personalidad. Joseph Ratzinger hace que Benedicto XVI sea un verdadero maestro, que tiene muchas cosas que enseñar y a quien resulta siempre grato escuchar y leer.

En la Audiencia, ha presentado el ambiente religioso y cultural de san Pablo, ambiente que tiene semejanzas con el que vivimos hoy. El Papa espera que “no sólo que le dediquemos [al Apóstol] un lugar particular en nuestra veneración, sino también que nos esforcemos por comprender lo que nos puede decir también a nosotros, cristianos de hoy”.

Tres dimensiones, tres mundos, convergen en la figura de san Pablo: el del judaísmo de la diáspora, la cultura helenista, y la estructura político-administrativa del Imperio Romano.

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3.07.08

Los pastorcitos de Fátima

Fátima, se ha escrito, es “sin duda la más profética de las apariciones modernas”. En 1917, tres pastorcitos de Aljustrel, no podrían inventar, sin intervención sobrenatural, un mensaje que, sólo a raíz de acontecimientos posteriores – la segunda Guerra Mundial, los daños causados por el comunismo a la fe cristiana - , ha desvelado su pleno sentido.

La fuente principal para saber qué pasó en Fátima siguen siendo las “Memorias” de la Hermana Lucía. No sólo las apariciones del Ángel o de la Virgen son detalladas por la mayor de los tres pastores, sino que también Lucía, con indudable talento literario, describe ambientes, costumbres, paisajes y personajes.

El libro de Manuel Fernando Sousa e Silva, “Los pastorcitos de Fátima”, (Editorial Homolegens, Madrid 2008, 415 págs, 20 euros.) constituye una buena introducción a la cuestión de Fátima; así como una buena guía de lectura y de interpretación de las “Memorias” de Lucía.

El libro está articulado en siete capítulos. En el primero, nos presenta a la familia de los pastorcitos: el matrimonio formado por Olimpia de Jesús y Manuel Pedro Marto, padres de Francisco y de Jacinta, y el matrimonio formado por Antonio dos Santos y María Rosa Ferreira, padres de Lucía. El capítulo segundo, se centra en los pastorcitos: Lucía, Francisco y la encantadora Jacinta.

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