InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Archivos para: Noviembre 2011

5.11.11

G. PASQUALE – C. DOTOLO (EDD.), “Amore e verità. Sintesi prospettica di Teologia Fondamentale. Studi in onore di Rino Fisichella”

G. PASQUALE – C. DOTOLO (EDD.), “Amore e verità. Sintesi prospettica di Teologia Fondamentale. Studi in onore di Rino Fisichella”, Lateran University Press, Città del Vaticano 2011, ISBN 9788846507495, 902 páginas, 70 euros.

El texto que presentamos es una obra de varios autores – 40 en total- de diversos lugares del mundo, pero con un punto en común: la dedicación o el interés por la Teología fundamental. Entre los colaboradores procedentes de España figuran José Luis Illanes y César Izquierdo, ambos de la Universidad de Navarra; Adolfo González Montes, obispo de Almería; Salvador Pié Ninot, de la Facultad de Teología de Cataluña; y el que suscribe esta recensión, profesor en el Instituto Teológico de Vigo y de Santiago de Compostela. Sin que quepa por mi parte argumentar mayor mérito que haber tenido el honor de elaborar mi tesis doctoral bajo la dirección del prof. Rino Fisichella.

El prefacio del prof. G. Pasquale y la introducción a cargo del mismo G. Pasquale y de C. Dotolo nos orientan a la hora de comprender el sentido y el alcance de este libro. En primer lugar, se dice, los que han conseguido el título el Doctorado en Teología con el prof. Fisichella deseaban expresar su gratitud al maestro, un maestro que nos ha facilitado compaginar el afán de pensar la fe con la adhesión al magisterio de la Iglesia. En segundo lugar, se ha querido dejar constancia de la incorporación de Mons. Fisichella a los servicios que la Iglesia le ha pedido; últimamente, la Presidencia del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

El título de la obra, “Amore e verità”, levanta acta no solo de la producción teológica de R. Fisichella – recogida en la “Biografia e bibliografía”, pp. 17-52 - , sino también “del laboratorio teológico creado en torno a él” (p.11). El libro, con un total de 40 capítulos, uno por colaborador, está estructurado en cuatro secciones: “La Teología fundamental disciplina de frontera”; “La Revelación cristiana y el sentido del vivir actual”; “El valor eclesial del acto de fe” y “Ética y libertad, raíces de la civilización cristiana”.

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4.11.11

La última venida de Cristo

Homilía para el Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

En el Credo profesamos que nuestro Señor Jesucristo “de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”. Nuestra mirada, que brota de la fe, se dirige hacia el futuro, pero no hacia un futuro que podamos construir los hombres, sino hacia un futuro nuevo que es obra de Dios. El Señor vendrá para triunfar definitivamente sobre el mal y hacer resplandecer la verdad y la justicia.

Como los plazos de Dios no son los nuestros corremos el riesgo de dormirnos, considerando que el Señor tarda (cf Mt 25,5). Sin embargo, no faltan los signos que invitan a mantenernos alerta: la maldad se muestra tantas veces en nuestro mundo sin disimulos, las pruebas y las persecuciones hacen difícil la perseverancia en la fe y la apostasía de la verdad no por silenciosa resulta menos evidente.

En cualquier caso, no sabemos ni “el día ni la hora” (Mt 25,13). El Señor puede llegar “a media noche”, en un momento imprevisto. Lo más importante no es saber a qué hora vendrá, sino estar adecuadamente preparados, dispuestos a esperar durante el tiempo que Él quiera. A las vírgenes necias de la parábola se les reprocha justamente eso: no estar preparadas (cf Mt 25,1-13). A diferencia de las sensatas no habían hecho acopio de aceite para mantener encendidas las lámparas.

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2.11.11

El purgatorio

La existencia del purgatorio carecería de sentido la conmemoración de los fieles difuntos. No rezamos por los santos, por aquellos que ya han llegado a la meta, sino que nos encomendamos a ellos. Tampoco por los condenados, ya que se han autoexcluido de modo definitivo de la comunión con Dios y con los hermanos. Rezamos, eso sí podemos hacerlo, por los fieles difuntos. Por los que, como dice bellamente la liturgia, “nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz”.

Las representaciones del purgatorio pueden engañarnos. Sería erróneo imaginar el purgatorio como un infierno temporal. Tiene que ser algo muy distinto. El purgatorio es el estado que experimentan aquellos que mueren en paz con Dios y con los demás pero que, no obstante, necesitan purificarse de las marcas que las consecuencias de sus pecados han dejado en su alma. Nada que no sea santo puede entrar en la presencia de Dios. Hay una incompatibilidad absoluta entre Dios y el pecado. Para ver a Dios se necesita la limpieza del corazón.

En la vida terrena encontramos ocasiones para reparar por las consecuencias de nuestras culpas. No basta solo con arrepentirse o con recibir el perdón. Cada acción, si es negativa, puede provocar nuevas acciones negativas. Una mentira, una deslealtad, un agravio, genera probablemente nuevas mentiras, nuevas deslealtades, nuevos agravios. Se abre una cadena de la que, de antemano, no conocemos el último eslabón.

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1.11.11

Tiempo de esperanza

El mes de Noviembre, en la liturgia y en la piedad de los fieles, nos sitúa ante las realidades últimas: la muerte, el juicio, el infierno y el paraíso. Sería preocupante que concediésemos tanta importancia a lo penúltimo que nos olvidásemos de lo postrero, de lo definitivo.

Noviembre se abre con la solemnidad de Todos los Santos. De algún modo, esta es la fiesta de la fe. Lo que el cristianismo anuncia se ha cumplido. Y se ha cumplido de modo sobreabundante. No uno ni dos, sino una “muchedumbre inmensa”, de “toda nación, raza, pueblo y lengua”, ha llegado a Dios, ha culminado su peregrinación.

Se nos habla de un premio. El cielo es un premio y, en consecuencia, gozo. La vida temporal adquiere así su justo valor: le corresponde merecer. En cambio, la meta equivale a disfrutar del premio. Sin olvidar que todo mérito es gracia, pues, como enseña el Catecismo, “los méritos de las obras buenas deben atribuirse a la gracia de Dios en primer lugar, y al fiel, seguidamente”.

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