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7.08.11

Jóvenes JMJ

Estamos muy cerca de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud. Como yo ya he superado - por “muy poco", menos de una década - los 35, no me concierne directamente. Ya no soy joven, ya no entro en el selecto club de quienes se sitúan entre los 16 y los 35. Ni falta que hace. La vida pasa, transcurre, y los que tenemos más de 39 hemos tenido, en su día, 35 y menos de 35 también.

Sin embargo, si miro hacia el pasado, no puedo más que agradecer las JMJ. Participé, en su día, en la de Santiago de Compostela, cuando aún era seminarista. Y ya, como sacerdote recién ordenado, en la de Częstochowa. Nunca he creído en ciertos mitos: las JMJ no se improvisan, no es una fiesta discotequera para jovencitos, no. Para nada. Se trata de otra cosa. Es una gran reunión de los jóvenes católicos del mundo con el Papa, con el sucesor de Pedro.

Y estas reuniones son, si no necesarias, sí oportunas. Hoy, en casi todas las latitudes, un joven católico tiende a vivir su fe casi en soledad, con un cierto extrañamiento con relación a sus coetáneos. No está de moda, precisamente, ser católico. Y es bueno que los que lo sean - con las imperfecciones que todos los seguidores de Cristo tenemos - sepan que no son ellos los únicos que lo siguen y que, por supuesto, no están solos en el discipulado.

Pensaba en este tema porque ayer y hoy pude atisbar signos interesantes. Pequeños signos, pero suficientemente elocuentes para corroborar mi opinión. Ayer, en Barcelona, donde me encontraba de paso tras un breve viaje a un país de Centroeuropa, pude ver en la Plaza de España a un dominico, vestido de hábito, rodeado de un grupo de jóvenes franceses.

Esta misma mañana, en el querido monasterio de Montserrat, en la Misa solemne de las 11.00 - en la que tuve ocasión de concelebrar - se añadían a la numerosa cantidad de fieles allí congregados tres grupos de la JMJ, procedentes respectivamente de Canadá, de Alemania y de China (Hong Kong). Los alemanes llevaban una camiseta azul; los canadienses, verde y los chinos, blanca.

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