InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Archivos para: Diciembre 2010

22.12.10

¡Feliz Navidad!

Deseo, con este breve post, felicitar la Navidad a todos los lectores y comentaristas de este blog. Hemos compartido muchas cosas durante un buen intervalo de tiempo: ideas, oraciones y hasta risas.

Si en 2009 el blog recibió 176.562 visitas, en lo que llevamos de 2010 ha recibido 447.458 visitas. Un incremento más que notable. Los lectores provienen mayoritariamente de España, pero también, en significativo número, de otros lugares de Europa, de EEUU y de Iberoamérica.

Se han tratado bastantes temas. Han surgido incluso algunos libros elaborados a partir de lo que he ido escribiendo en el blog. Pero, como he tenido ocasión de manifestar más de una vez, lo mejor ha sido, sin duda, los comentaristas y el ambiente de respeto, cercanía y estima mutua que se ha creado entre todos.

Yo creo que es hora de abrir una nueva etapa. Más sosegada y tranquila y, por ello, con una menor frecuencia de intervenciones mías. Bastará, pienso, con un post a la semana; seguramente ofreciendo a los lectores la homilía de cada domingo.

Leer más... »

20.12.10

Navidad (escrito por Koko)

Homilía para el IV Domingo de Adviento (escrito por Koko)

Celebramos hoy el último domingo de Adviento que tiene como centro de su mensaje el nacimiento del Salvador y casi estamos ya en vísperas de Navidad. Pero las lecturas de la liturgia de hoy podríamos decir que resumen lo que será la próxima fiesta de Navidad. No sé si alguna vez en vuestra vida os preguntaron qué es para vosotros la Navidad; sin duda, la respuesta más inmediata podría ser decir que es un tiempo en el que la gente es más solidaria, en el que todo el mundo parece querer a los demás y lo demuestran con gestos concretos como el hacer regalos.

Pero la realidad es que nada de eso es propiamente la Navidad. Es increíble, pero hoy podemos responder con el mismo texto que nos ofrece la Palabra de Dios a la pregunta ¿Qué es la Navidad?. Pues es “Dios con nosotros”. Sin embargo, la respuesta es tan sencilla como difícil, ya que es verdad que eso es la Navidad, pero la Navidad también supone una apertura de corazón por nuestra parte, una entrega radical a ese amor que se hizo Niño.

Cuentan que una vez un sacerdote misionero que se dedicaba a recoger “niños de la calle” se le había escapado del centro donde los atendía, los cuidaba y los formaba el mejor de todos los niños, precisamente aquel en el que había depositado todas sus esperanzas.

Al sacerdote le atormentaba el saber cuál había sido la razón por la que este niño se había escapado. No lo podía entender, y esto le hacía sufrir mucho. Entonces, decidió ir a buscarlo por el mundo miserable donde creía que podría hallarlo. Y al final acabó encontrándolo. Y cuando el sacerdote le preguntó el porqué se había marchado, el niño respondió:

- Deseaba saber si era verdad que tú me querías. Quise comprobar si vendrías a buscarme personalmente.

También como en esta historia, Dios nos demuestra su Amor cuando Él mismo vino a buscarnos, cuando salió a nuestro encuentro, eso es la Encarnación, eso es Navidad.

Este misterio de la Encarnación del que nos hablan las lecturas de hoy se trata del misterio de como Dios se hizo hombre en Cristo a través de una Virgen. Pero podemos plantearnos la siguiente pregunta ¿Para qué se molestó Dios en bajar a la tierra?¿Por qué hizo tal cosa? Y la respuesta es clara. Para redimirnos.

Pero el concepto de Redención quizás nos puede sonar como muy abstracto, como si no tuviese una repercusión real y concreta aplicable a nuestra vida. Sin embargo, la Redención es lo más grande que Dios realizó para con nosotros. Sabemos por la fe que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, pues mediante la Redención, Dios restauró esa imagen que había quedado dañada y desfigurada por el pecado original y pudo restablecer su amistad divina con el hombre. Por lo tanto, la Redención significa la recuperación de la gracia perdida por el pecado original mediante el envío del Hijo de Dios que se encarnó de la Virgen María.

En pocas palabras, y como decían los santos padres, Dios se hizo hombre para hacer al hombre como Dios, es decir, para divinizarlo por la gracia, para restablecer la gracia perdida por el pecado. En definitiva, Dios se hizo hombre para hacerse como nosotros y quedarse para siempre entre nosotros, para compartir con nosotros la aventura de la vida, para compartir nuestros problemas y nuestras aspiraciones.

Leer más... »

18.12.10

La Virgen está encinta

Homilía para el IV Domingo de Adviento. Ciclo A

Una bella antífona invoca a María como Alma Redemptoris Mater, Santa Madre del Redentor, y dirigiéndose a Nuestra Señora dice: “Tú, que ante el asombro de la naturaleza, engendraste a tu Santo Creador, virgen antes y después de haber recibido de la boca de Gabriel aquel ‘Ave’, ten piedad de los pecadores”.

María es la mujer elegida por Dios para realizar el misterio de la Encarnación. En Ella se cumple el vaticinio de Isaías: “Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel” (cf Is 7,14). “En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad” (Catecismo 495).

San Cirilo de Alejandría compara la Encarnación del Hijo de Dios con nuestro propio nacimiento. Cada uno de nosotros ha nacido de una mujer, en cuyo seno se ha ido formando nuestro cuerpo, al que Dios infundió un alma racional. Pero no decimos que nuestra madre sea la madre de nuestro cuerpo, sino que decimos que es nuestra madre en sentido pleno; madre de todo lo que somos.

De modo semejante, María es Madre de Dios, porque en su seno virginal el Hijo de Dios, sin dejar de ser Dios, asumió la naturaleza humana, uniéndose a un cuerpo animado por un alma racional: “El Verbo de Dios nace en la eternidad de la sustancia del Padre; mas, porque tomó carne y la hizo propia, es preciso confesar que nació de una mujer según la carne. Y como a la vez es verdadero Dios, ¿quién tendrá reparo en llamar a la Santa Virgen “Madre de Dios"?”, concluye San Cirilo.

El vínculo que une a un hijo con su madre unió, de un modo peculiar, a Jesús con María. En su seno, el Corazón de Jesús comenzó a latir, haciendo humano su amor divino por nosotros. María fue el sagrario que custodió ese amor para que, incluso antes del nacimiento, inundase a toda la humanidad. En su seno Jesús es ya el Emmanuel, el “Dios con nosotros”.

Leer más... »

16.12.10

Una llamada a la conciencia de la humanidad

Extenso, profundo y realista es el “Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la celebración de la XLIV Jornada Mundial de la Paz”, que lleva como título: “La libertad religiosa, camino para la paz”.

El Papa constata un hecho: “El año que termina también ha estado marcado lamentablemente por persecuciones, discriminaciones, por terribles actos de violencia y de intolerancia religiosa”. Los cristianos “son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe”.

No es éste un hecho ante el que se pueda permanecer indiferente. Por varias razones: Porque constituye una ofensa a Dios y a la dignidad humana, porque supone una amenaza para la paz y para la seguridad, y porque impide el desarrollo humano integral.

Benedicto XVI fundamenta el derecho a la libertad religiosa en la dignidad de la persona humana, que deriva del acto creador de Dios y que hace a la persona titular “del derecho sagrado a una vida íntegra, también desde el punto de vista espiritual”. Sin respeto a la dignidad de la persona es imposible construir una sociedad humana y justa.

El Papa proporciona un concepto positivo de libertad religiosa: “se ha de entender no sólo como ausencia de coacción, sino antes aún como capacidad de ordenar las propias acciones según la verdad”. Sin la referencia a la verdad, resulta imposible la libertad y el respeto del otro.

Consciente de las dimensiones del problema, el Papa recuerda la importancia del ordenamiento internacional, que ha de ser una referencia para los Estados. La libertad religiosa no se agota en la esfera individual, sino que se realiza en la sociedad, “en coherencia con el ser relacional de la persona y la naturaleza pública de la religión”.

Las palabras del Papa son especialmente críticas con los intentos de instrumentalizar la libertad religiosa: “El fanatismo, el fundamentalismo, las prácticas contrarias a la dignidad humana, nunca se pueden justificar y mucho menos si se realizan en nombre de la religión”.

Leer más... »

15.12.10

Confesar la fe con alegría

El Obispo de mi Diócesis, Tui-Vigo, ha tenido la feliz iniciativa de mandar recoger en un librito titulado “Confesar la fe con alegría” los textos del mensaje del Papa en su viaje apostólico a Santiago y a Barcelona. De este modo, y ésa es la intención del Obispo, las palabras del Papa podrán ser leídas y meditadas con calma por los diocesanos.

En la presentación, D. Luis Quinteiro escribe: “Confesar la fe con alegría, coherencia y sencillez es el maravilloso reto al que nos convoca hoy la Iglesia a través de su Pastor Universal. Nuestras lamentaciones y excusas no sirven de nada. Necesitamos ahondar en nuestra fe con gozo, generosamente, y sin rebuscamientos, con transparencia”.

El Evangelio nos pone en relación con la verdad de la vida y de las cosas, superando así las artificialidades que nos rodean. Por otra parte, la fe que profesamos “no es un elemento marginal de nuestra vida ni una dimensión prescindible de la vida social humana”.

Los textos del Papa, concluye el Obispo, “son unos textos que convertiremos en una referencia continuada para nuestra vida eclesial diocesana”.

Leer más... »