Mayo en el blog: Plegarias y poemas
Una oración sincera y confiada, la que nos ofrece César para este “Mayo en el blog". En la plegaria, el corazón se expansiona, sabiendo que su súplica va a ser oída, por el Hijo y por la Madre.
Plegaria nocturna y dos poemas.
(Escrito por César)
(Un alma y un cuerpo restaurados)
He regresado al hogar de tu verso
libre de manos y pies, suelto el paso;
presento credenciales del fracaso,
labios vírgenes y pellejo terso:
otra vez.
Resumo en hueras palabras hazañas
que otros alcanzaron por saber pelear,
a mí no me queda sino el deletrear
caída tras caída de vate sin mañas:
otra vez.

Los demás días son, más o menos, iguales. En el domingo, de algún modo, se interrumpe el tiempo. No es mala cosa esa ruptura, esa pausa. Los días son, todos, para Dios, pero que un día nos recuerde esta primacía de lo divino es un recuerdo pertinente.
Un texto difícil el que presento hoy. Difícil no porque su intelección sea complicada, sino porque revela sufrimiento y dolor. Una realidad, plenamente humana, pero de la que tendemos a huir. Una realidad, en todo caso, asumida y redimida por Jesucristo. La vida de fe no se edifica sobre la nada; se construye sobre lo que somos y permite el salto a lo que aún no somos, pero llegaremos a ser, si correspondemos a la gracia. En el texto se relata una historia interior, poblada de fantasmas, como pobladas de fantasmas están nuestras torres más propias. Pero es también una historia liberadora, exorcizadora, que atestigua el poder sanador de la fe. Y la compañía, silente tantas veces, de Nuestra Señora. Debemos el texto a Eduardo.
Homilía para la Solemnidad de la Santísima Trinidad (Ciclo C)
La escena de Caná de Galilea es, ciertamente, sorprendente. Norberto, en esta aportación, construye una especie de novela histórica. La perspectiva se desplaza hacia quien menos podríamos sospechar: el maestresala. Pero, enseguida, irrumpe la figura de María y, con Ella, la de Jesús. Me he tomado la libertad de escoger el título.






