Profesión de fe: ¿No es válida para todos?

PROFESIÓN DE FE

Fórmula a utilizar en los casos en que
el derecho prescribe la profesión de fe

“Yo, N., creo con fe firme y profeso todas y cada una de las cosas contenidas en el Símbolo de la fe, a saber:

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Creo, también, con fe firme, todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida por la Tradición, y que la Iglesia propone para ser creído, como divinamente revelado, mediante un juicio solemne o mediante el Magisterio ordinario y universal.

Acepto y retengo firmemente, asimismo, todas y cada una de las cosas sobre la doctrina de la fe y las costumbres, propuestas por la Iglesia de modo definitivo.

Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento, a las doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los obispos cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo".

Guillermo Juan Morado.

68 comentarios

  
Norberto
Páter, ¿esto va por lo de Fellay o es otra cosa?.

GJM. Esto va para todos los que quieran estar en plena comunión con la Iglesia Católica. No creo que sea tan complicado.
29/11/11 4:24 PM
  
Norberto
Sí, g.a.D., solo nos basta recitar el Credo, y ya está, sin documentos previos, sin acuerdo de mínimos, sin ...

De puro simple, a algunos lo mismo le parece impropio.
29/11/11 4:44 PM
  
Miki V.
Suscrito estoy, entonces ;)
29/11/11 4:45 PM
  
luis
Sinceramente, me parece que esta profesión de fe, al introducir en el último párrafo doctrinas que no tienen carácter definitivo, complica las cosas. Es una manifestación más del voluntarismo cronolátrico, porque exigir adhesión a algo que eventualmente puede no es verdadero implica erigir a lo histórico como categoría gnoseológica, además de que obliga al fiel a un análisis arduo. Un simple ejemplo que complicaría con los lefebristas: la libertad religiosa entendida como derecho de la persona, aún para profesar el error. Sabemos que esta doctrina ha cambiado, es decir, no era definitiva. Pero como no ha sido definida solemnemente, puede volver a cambiar.
De hecho, Ratzinger aclara que estas afirmaciones "exigen un grado de adhesión diferenciado, según la mente y la voluntad manifestada, la cual se hace patente especialmente por la naturaleza de los documentos, o por la frecuente proposición de la misma doctrina, o por el tenor de las expresiones verbales". Exigir esto en una profesión nada menos que de fe es un exceso.



GJM. Los verbos son diferentes: "creo", "acepto y retengo", "me adhiero".... Pero todos entran, aunque no del mismo modo, en lo que es exigible para cualquier católico.
Un exceso es buscar un "catolicismo" a la carta. Y despistar así a la comunidad de los creyentes. Eso sí es un exceso. Lo haga quien lo haga.
29/11/11 4:49 PM
  
Tomás Bertrán
Amén = Así es.
29/11/11 4:54 PM
  
cruz.de.burgos
De facto, ¿está formula de fe es profesada por una inmensa mayoría? Pues no lo tengo tan claro. Baste ver la impecable acogida del motu propio SP en España por parte de la inmensa mayoría de los Obispos.
¿Es compatible la profesión de fe con la desistencia de la autoridad de los mismos? Y no vale ser reactivos cuando desde Internet los dejan con las vergüenzas al aire...

La profesión de fé es válida para todos, pero con el tema de la FSSPX creo que esta entrada es simplificar demasiado el problema.

Muchos dicen, decimos, sí, sí a todo... y realizamos esa profesión, pero a la hora de la verdad.
En fin, no me extenderé.

GJM. No hace falta extenderse. Basta acatar la profesión de fe.
29/11/11 5:24 PM
  
Percival
Así lo juré yo antes de ordenarme. Y antes de ser profesor en un Seminario, Y antes de ser hecho párroco.
Si no se vive según algo jurado con plena consciencia y responsabilidad, ¿qué sentido puede tener profesar en público estas cosas y pretender llevar adelante, luego, un ministerio que debe cuidar la fe de los demás?
Pero creo que a veces, más que el contenido, lo que falla es la actitud de fe. Necesitamos cuidar atentamente nuestra propia fe todos los días.
29/11/11 5:24 PM
  
Lorca León Cayasso
Me encanta esta profesión de fe. Me adhiero 100%
29/11/11 5:41 PM
  
  
Como estan las cosas hoy día eso de “hacer profesión de Fe” se convirtió en algo meramente anecdótico. Yo conozco muchos obispos que no son capaces de hacer la Profesión de Fe durante la Misa Dominical, porque simplemente no la saben, puedo citar el caso de un obispo que no conoce el símbolo nicenoconstantinopolitano. En todo caso, muchos profesan la Fe de labios, pero en la práctica... Hay que mirar nada más la “aplicación” práctica que han dado los Sres. Obispos al motu proprio Summorum Pontificum.


GJM. Es usted un ánonimo. Ya debería borrarlo solo por eso. Será "anecdótico" para usted profesar la fe. Para mí es algo muy serio.
29/11/11 5:56 PM
  
César Fuentes
Amén.
29/11/11 6:05 PM
  
Ricardo de Argentina
Hay dos cosas que me parecen muy acertadas:

1. La distinción que usted señala entre los verbos "creo", "acepto" y "adhiero". Es muy sabia y ajustada, ¿quién puede cuestionarla?

2. La oportunidad de este artículo.
29/11/11 6:23 PM
  
Luis Fernando
Los argumentos de lefebvristas y filolefebvristas para justificar su oposición a aceptar parte de lo que la Iglesia enseña son cada vez más parecidos a los de los heterodoxoso progre-eclesiales.

Estoy cansado de leer el discurso "esto no es un dogma de fe y por tanto no estamos obligados a creerlo así" en los progres. Tiene su gracia que los otros hagan lo mismo.

Y ya, ya sabemos que no toda enseñanza magisterial tiene el mismo grado. No somos idiotas.

Ciertamente este artículo es OPORTUNÍSIMO.


GJM. Gracias. De todos modos, pretende ser una ayuda para todos. El tema de los seguidores de Mons. Lefebvre lo dejamos para la Santa Sede.
29/11/11 6:37 PM
  
luis
Insisto: no se termina de advertir el sinsentido que resulta exigir adhesión de la inteligencia a una doctrina no definitiva. En realidad, el sinsentido es hablar de una "doctrina no definitiva", algo así como una "verdad provisoria", esto es, una contradicción en los términos. Salvo que la labor de zapa de dos siglos de hegelianismo y de modernismo haya calado hondo.
Repito el ejemplo, si el "magisterio no definitivo" de Gregorio XVI, Pío IX y León XIII es que no se debía reconocer derecho a profesar y sobre todo no difundir el error en materia religiosa, el "magisterio no definitivo" de la Dignitatis Humanae y de Juan Pablo II dice lo contrario.
¿Por cuál se opta, por el anterior o posterior? ¿y quién me dice que el posterior, que cambia el anterior, no cambiará a la vez?
A esto conducen los voluntarismo. Yo me atengo a la regla de oro de San Vicente de Lehrins. Y en esto me parece interesante el avance en la posición de Fellay: antes decían que el Syllabus era infalible, ahora viene a decir, "de acuerdo, lo que decían los Papas en el siglo XIX no era magisterio definitivo, el nuevo magisterio tampoco". Es lógica pura. De lo contrario caemos en una cronolatría hegeliana.

Si algo está en la definición de "magisterio" es precisamente la idea de proponer como verdad para siempre y definitiva algo a los fieles.


GJM. No comparto ese "minimalismo". El magisterio de la Iglesia goza de la asistencia del Espíritu Santo para proponer, custodiar e interpretar la verdad del Evangelio. La Iglesia, en su magisterio, no enseña nada que sea mentira; que esté en contradicción con el Evangelio. Pero no quiere decir que todo lo que enseñe lo enseñe con el mismo grado de certeza. Ni tampoco que no puede enseñar lo mismo con mayor profundidad, etc. Así ha sido desde el principio - baste ver la historia de los concilios cristológicos - . Cada enseñanza debe ser interpretada, teniendo en cuenta el fin, los destinatarios, el lenguaje, las afirmaciones que se hacen, la intencionalidad, etc. Si se hace una auténtica hermenéutica desaparecen supuestas contradicciones, que algunos se empeñan en ver.

Y sí, a la ahesión es siempre a la verdad del Evagelio, leído en la tradición de la Iglesia, e interpretado por el magisterio.
29/11/11 6:58 PM
  
pablo
Amén.
29/11/11 7:12 PM
  
Maricruz Tasies
Lo creo que de la A a la Z.
No ha sido nada complicado.
Gracias, padre Guillermo.
29/11/11 7:49 PM
  
Gaby
Dice el diccionario:

Creer: Tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado.

Aceptar: Recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga.

Adherir: Convenir en un dictamen o partido y abrazarlo.


Me parece que el matiz es útil, pues hay muchas cosas que no entiendo, pero creo. Hay cosas que no creo, pero recibo sin oposición, y otras que no creo -ni es necesario creer-, no acepto -quizás hasta me opongo en mi fuero interno-, pero convengo con ellas para no discutir; todo ello sin faltar a mi fe.
29/11/11 7:50 PM
  
Martin Ellingham
Pater:

El problema no está en lo general sino en lo particular. Y para lo particular, es útil ver los precedentes del caso, desde el protocolo de 1988 hasta el reciente estatuto del IBP (crítica del Vat. II como parte de los estatutos aprobados).

Saludos.
29/11/11 7:59 PM
  
Natalia
Buena profesión de fe.Hace unos 3 años yo profesé con ayuda de Dios...en mi parroquia,frente a conocidos y desconocidos.
Luego de Muchos años de camino de fe e instrucción de la Iglesia.
Llenándola con mi vida y todo lo que Jesucristo ha hecho en ella. No sólo recitando el Credo, que tampoco estaría mal pienso yo.
Por supuesto que la Fe, se profesa cada día, en cada lugar que vamos.
29/11/11 8:00 PM
  
Maricruz Tasies
Muy valioso el aporte de los matices, Gaby.
29/11/11 9:21 PM
  
Guillermo Juan Morado
A modo de ayuda sobre el tema de la libertad religiosa. Para que se vea la necesidad de contextualizar. Y lo pongo como ejemplo, no para iniciar un debate sobre esta cuestión:


"el problema de la L. religiosa no puede ser planteado como algo que incide en la conciencia del hombre en el sentido de que éste fuera religiosamente libre, de forma que no existiera en su conciencia ninguna norma superior que la vinculara a vivir un determinado tipo de religión. En este sentido, el hombre es ontológicamente libre como lo es para pecar, pero no es moralmente libre, puesto que está obligado en conciencia a buscar la verdad en todos sus aspectos. Fue esto lo que puso de relieve el Magisterio pontificio del s. XIX al condenar repetidas veces el indiferentismo religioso".

"el hombre se realiza en su contexto social y comunitario y ahí proyecta también su vida religiosa, a no ser que se pretenda diseccionar su unidad vital. Ahora bien, si la comunidad humana está al servicio de la persona en sus múltiples facetas, es lógico que todo hombre tenga derecho, no sólo a que no se coarte su religiosidad, sino a que se le den cauces para la manifestación religiosa de su personalidad".

"El principio de L. religiosa implica, pues, fundamentalmente: a) el derecho de todo hombre a ser respetado civilmente en su religiosidad; b) el derecho a no ser coaccionado, ni directa ni indirectamente, a profesar un determinado tipo de religión; y c) el derecho a que su legítimo despliegue o potencial social, civil, político, etc., no se vea violentado por motivos religiosos. En suma, en virtud del principio de L. religiosa, todo hombre individualmente considerado, o todo grupo religioso socialmente organizado, como el constituido por la Iglesia católica, tienen el derecho a profesar privada y públicamente su religión y a disfrutar o disponer de todos aquellos bienes, medios o instrumentos de culto y de organización requeridos por el fin religioso que persiguen. A este derecho, corresponde el deber de la sociedad y el Estado, no sólo de respetar en abstracto, sino de garantizar en concreto, a través de leyes civiles, el desenvolvimiento ordenado de la religiosidad de los individuos y de los diversos grupos sociales".


"La doctrina sobre L. religiosa es, en efecto, en su formulación algo nuevo, pero, en su sustancia, coherente con lo antiguo; no hay contraposición entre la doctrina conciliar y los documentos pontificios anteriores. Las diferencias de tono y acento se explican ante todo por razones históricas".

"El magisterio de Pío IX y León XIII se sitúa en un contexto ideológico diferente del que rodea al Vaticano II, y desde ese contexto debe ser interpretado: predominaba entonces un liberalismo, inaceptable para la Iglesia católica desde muchos puntos de vista. Admitir entonces el concepto de L. religiosa hubiera significado admitir el relativismo e indiferentismo religioso, que, como decíamos, desconocen la realidad más honda del ser humano; y desde un punto de vista político, hubiera supuesto para la Iglesia, no el reconocimiento de su L., sino su esclavitud frente a unos Estados que, proclamándose «liberales» eran en realidad laicistas. Pío XI, en cuya época se había dado ya un cambio de circunstancias, da un paso hacia adelante en la visión del problema. En concreto, rechaza la L. de conciencia (es decir, la afirmación de que el hombre es independiente frente a Dios), al tiempo que defiende la L. las conciencias (es decir, la L. de dar culto a Dios según conciencia sin sufrir trabas estatales). Con Pío XII y, especialmente, Juan XXIII, cobra un realce especial al enfoque del problema desde la dignidad de la persona humana y sus derechos inviolables. El Vaticano II desarrolla a esa doctrina y práctica anteriores, revisada a la luz de los nuevos datos y enfoques. En suma, lo que era inadmisible en el s. XIX, lo sigue siendo después. Tal es el caso de los errores del indiferentismo religioso, laicismo y relativismo doctrinal, que el Concilio también condena expresamente, al proclamar la verdad de la religión católica y la obligación con que están ligadas todas las conciencias a buscar la verdad, que es única (cfr. Dign. hum. 1). Y lo que antes se afirmaba, la trascendencia de la persona y la L. de su conciencia frente al Estado, en estas materias, ha sido corroborado y desarrollado, proclamando esa L. de las conciencias, según la cual el hombre debe verse inmune de coacción en el orden civil para seguir la voz de su conciencia.

"Podemos por eso decir que el verdadero avance del Concilio consiste en un cambio de enfoque o perspectiva. Mientras, antes, partiendo de la diferencia entre la verdad y el error (La Iglesia católica posee la verdad íntegra de la fe, mientras que las demás confesiones se apartan más menos de ella), se hablaba de tolerancia: las religiones no católicas se toleran como mal menor; hoy, en cambio, partiendo de la dignidad de la persona, de su trascendencia y de los límites del poder estatal, se proclama que es un derecho natural del hombre el no ser coaccionado por los poderes civiles en su profesión de fe, sea ésta verdadera o no; y que este derecho natural ha de ser sancionado por el ordenamiento civil. Es, pues, una cambio de enfoque que no niega en modo alguno la sustancia dogmática precedente, sino que la desarrolla, valiéndose de una reflexión sobre la naturaleza y límites del poder estatal llegando así a un planteamiento más inmediatamente adecuado a la realidad político-social".



TOMÁS RINCÓN, http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=10998&cat=religioncristiana


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Advierto que es una simple aclaración. No voy a debatir sobre esto en los comentarios.
29/11/11 9:26 PM
  
luis
El texto de Rincón es de una deshonestidad intelectual apabullante. Como Usted dice, no hace falta debatir.


GJM. En efecto, no es el objeto de este post.
29/11/11 9:44 PM
  
cruz.de.burgos
Luis Fernando,

No comparto tu visión. Primeramente porque los progre-eclesiales no se atienen salvo al "espíritu conciliar" y a los desmanes de los últimos cincuenta años; no se apoyan en Magisterio ni Tradición y dinamitan los pilares de la Iglesia y actúan, directa o veladamente, contra los pronunciamientos e incluso la sola presencia de Su Santidad.
La FSSPX, entiendo yo, se coloca en una posición crítica frente a unos documentos conciliares en determinados puntos y aplicaciones (discutibles tal y como les reconoce la Santa Sede) y apoyados en el Magisterio y Tradición de casi dos milenios. Y su interés, entiendo que leal, es reforzar la Iglesia y apoyar a Su Santidad. Para mí, cualitativamente dista un abismo.

¿Oportunismo en el artículo? Sinceramente, no. A colación de las declaraciones de Mons. Fellay... que dice que no están de acuerdo con el preámbulo doctrinal y que, tal y como les autorizaron, comentarán y enviarán la respuesta. En fidelidad a lo que en su día conversaron con los representantes de Su Santidad para esta cuestión. Y dentro de un proceso que quizás lleve a algún punto en el que haya que repensar lo escrito en el pasado.

Parece que sale sarpullido por el tema de la FSSPX... y baste ver el tratamiento en distinto grado que aprecio entre Ordinariatos para los Anglicanos y esta puerta abierta a la FSSPX. Lo aprecio y no lo entiendo... Quizás no lo entienda porque con 35 años, sin haber vivido el tambaleo justo después del posconcilio y no tener madurez para acordarme de los sucesos que llevaron la separación lo mire con otra perspectiva. Y que conste que no es en exclusiva de este portal, que en otros también...

Saludos.


GJM. Entiendo que esta respuesta a Luis Fernando debería colocarla en el blog de él.

Pero bueno, quede constancia de su opinión, de usted, que ciertamente no coincide con la mía en muchos aspectos.
29/11/11 10:09 PM
  
Federico.
GJM. Disculpe, pero en efecto, no es el tema del post.
Le animo a buscar bibliografía de teólogos católicos y a tratar de resolver sus dificultades.

Un saludo.
30/11/11 12:32 AM
  
Vicente Lopez
Los Lefebvristas tienen que aceptar lo que la Iglesia les lleva diciendo por 4 decadas: un concilio de la Iglesia NO puede contradecir doctrina anterior y no puede contener error doctrinal o moral alguno y esto independientemente si ese Concilio define dogmas nuevos o no!

--Papa Pablo VI (11 octubre 1976 a Lefebvre): “Con la Asistencia especial del Espíritu Santo, los Papas y los Concilios Ecuménicos han actuado de esta manera común. Y es precisamente esto es lo que hizo el Segundo Concilio Vaticano. NADA que fue decretado en este Concilio, o en las reformas que Nosotros enunciamos con el fin de poner el Concilio en efecto, ES OPUESTO a lo que la Iglesia - en dos mil anos de Tradición- considera fundamental e inmutable. Nosotros somos los GARANTIZADORES de esto, no en virtud de Nuestra personal excelencia pero en virtud del cargo que el Señor Nos ha conferido como legitimo Sucesor de Pedro, y en virtud de la ESPECIAL ASITENCIA que Él Nos ha PROMETIDO lo mismo que ha Pedro: “Yo he orado por ti para que tu fe no desfallezca” (Lucas 22:32). El episcopado universal es garante de esto con Nosotros. Nuevamente, usted NO puede apelar a la distinción de lo que es dogmático y de lo que es pastoral para aceptar ciertos textos en este Concilio y rehusar otros…”

--Cardenal Ratzinger PREFECTO DE LA CONGREGACION DE LA DOCTRINA DE LA FE (1983): “No puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares - que son textos Magisteriales - con el Magisterio pasado y la Tradición. Le es posible decir que personalmente, no ve esta compatibilidad, y en consecuencia puede pedir a la Sede Apostólica explicaciones. Pero si afirma la imposibilidad de tales explicaciones, SE OPONE PROFUNDAMENTE A LA ESTRUCTURA FUNDAMENTAL DE LA FE CATOLICA.”

30/11/11 3:59 AM
  
Sergi
Padre, siempre tan sutil, siempre tan cortés, siempre tan centrado, siempre tan contundente... jejejejeje me ha encantado el post, mejor, muy difícil.

30/11/11 4:50 AM
  
Gaby
Gracias Maricruz.

Y añadiendo matices, vale señalar que "me adhiero" a la doctrina del Papa y los Obispos colegiados cuando ejercen magisterio.

Eso significa que no estoy obligado a creerle al párroco si dice que es verde cuando a todas luces es rosa, ni el párroco está obligado a hablar siempre en tono de "nos" y escoger siempre el canela que es el único que a todos les gusta.

El matiz es útil, porque eventualmente el cura desea conversar con un parroquiano inteligente sobre su preferencia por el arroz con pollo, sin que ello implique que comer costillas de cerdo en barbacoa condena a todos al infierno. Digo esto porque es frecuente -demasiado frecuente en este tipo de foros- que cuando un fiel o un sacerdote dice "me parece que el Ferrari tiene mejores frenos que el Lamborghini", automáticamente se interpreta como cisma, infidelidad, apocalipsis y rasgado de vestiduras, cuando no es más que una simple opinión personal, sujeta a discusión y no un artículo de fe emitido por magisterio infalible.
30/11/11 7:27 AM
  
cruz.de.burgos
GJM,

Eso es lo importante, poder discrepar en un tono cordial.
Gracias por permitirme la opinión, pues era en este foro donde LF expresó su comentario.

Saludos.
30/11/11 7:40 AM
  
Todoerabueno
Me permito señalar otra cosa (no sé si algún otro ya lo ha dicho): la profesión del credo "puro y duro", para entendernos, bastaría para garantizar la comunión con la Iglesia, pero sólo a modo simbólico (en la Misa, por ejemplo), para no alargarse.

Pero el credo necesita no sólo ser repetido, sino ser entendido e interpretado del modo justo. Los anglicanos rezan el credo apostólico. Y lo mismo hacen los ortodoxos (también con el credo de Nicea Constantinopla) y, sin embargo, no están en comunión plena con la Iglesia. Basta con pensar en el contenido que los anglicanos dan a la "iglesia católica" a la que dicen pertenecer.

Por eso son tan importantes los últimos párrafos de la profesión de fe que es el tema de esta entrada, que es más amplia, necesariamente, que la mera repetición del credo.

En definitiva: no es suficiente la repetición de las palabras, sino que es necesario "sentir con la Iglesia" Y para garantizar esto último es que se necesitan muchas más palabras y, sobre todo, un buen acompañamiento de gestos eclesiales.
30/11/11 9:23 AM
  
Yolanda
Soberanamente aburrido que en un post como éste, las "objeciones" vengan de un sector que presume de ser más católico que san Atanasio.

Un post propone la profesión de fe común. SI aprecieran por aquí los "fronterizos" a decir, por ejemplo, que sería emjor un credo que dijera:

Confieso que hay bautismos plurales en calve de diálogo para sanar errores y fallos... pues se entendería.

O Creo en el Espíritu Santo/a, dador/a de vida, que procede del Padre/Madre y en Jesús de Nazaret, que pasó por el mundo haciendo el bien, pues se odría entender.

Pero les pones la profesión de fe que todo presunto católico tradicional acepta y la pega viene del "protocolo de 1988 hasta el reciente estatuto del IBP" o de la "cronolatría hegeliana".

¿Quién cree que así sea posible entenderse? Francamente, es más fácil entender la jerga progre de , con todo lo profusa, difusa y confusa que sea que a quienes ante el símbolo de la fe dicen "esto es simplificar demasiado el problema".

Entre decir que:

"hay que abandonar las seguridades dogmáticas y transitar por las tierras inexploradas de la complejidad y de la perplejidad; caminar al ritmo de la historia y avanzar por las veredas apenas roturadas de la interculturalidad, el feminismo, la alterglobalización, el diálogo interreligioso, el pensamiento crítico, la ética liberadora y la descolonización. Y compaginar tradición y creatividad, experiencia y reflexión, teoría y praxis, razón y compasión, fidelidad y transgresión" (que podría resumirse en "hay que eliminar el Credo y sustituirlo una aniquilación de facto de la Iglesia y perpetrar esa aniquilación desde dentro").

y decir que :

esta profesión de fe es "una manifestación más del voluntarismo cronolátrico, porque exigir adhesión a algo que eventualmente puede no es verdadero implica erigir a lo histórico como categoría gnoseológica, además de que obliga al fiel a un análisis arduo"

Aunque se entiende que ambas afirmaciones tiene el mismo resultado práctico, la primera, con toda su sombría y porosa evanescencia, se entiende mejor que la segunda, que suena a pura añagaza verbal sin más rumbo que la autoafirmación.

30/11/11 9:32 AM
  
Luis - Madrid
Cuando no se acepta el magisterio ordinario de la Iglesia cabe preguntarse qué se acepta entonces, y a qué queda entonces reducida la Fe que profesamos.

No hay duda que aceptar únicamente los dogmas y renunciar al resto, supone renunciar a una parte muy importante de nuestra Fe.

Yo lo tengo claro:
"Creo, acepto y retengo, y me adhiero."

Un saludo,
30/11/11 10:38 AM
  
José Carlos
Dice la Professio Fidei: Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento, a las doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los obispos cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo".

Dice Gaby: “y otras que no creo -ni es necesario creer-, no acepto -quizás hasta me opongo en mi fuero interno-, pero convengo con ellas para no discutir; todo ello sin faltar a mi fe.”
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Gaby, siento decirte que tu interpretación del tercer grado de asentimiento de la Professio Fidei no es correcto.

La interpretación correcta es la que hace el canon 752 del vigente Código de Derecho Canónico:

Canon 752. Se ha de prestar un asentimiento religioso del entendimiento y de la voluntad, sin que llegue a ser de fe, a la doctrina que el Sumo Pontífice o el Colegio de los Obispos, en el ejercicio de su magisterio auténtico, enseñan acerca de la fe y de las costumbres, aunque no sea su intención proclamarla con un acto decisorio; por tanto, los fieles cuiden de evitar todo lo que no sea congruente con la misma.

Dice la Real Academia Española: “asentir. (Del lat. assentīre). 1. intr. Admitir como cierto o conveniente lo que otra persona ha afirmado o propuesto antes.”

Por tanto tu interpretación “no acepto -quizás hasta me opongo en mi fuero interno-, pero convengo con ellas para no discutir” es incorrecta.

El tercer grado de la Professio Fidei obliga a admitir como cierto (asentir, sin que llegue a ser de fe) las afirmaciones del Magisterio no definitivo (implicando la inteligencia y la voluntad).

30/11/11 12:15 PM
  
Eduardo Jariod
Como católico, es obvio que asumo cada afirmación de la profesión de fe.

Confieso que hay partes de la doctrina que no sólo no comprendo, sino que siento en mi fuero interno equivocadas, como la cuestión de las indulgencias, su particular economía en la "administración" de la gracia. Pero es precisamente el principio de obediencia al que nos debemos todo católico ante realidades doctrinales indubitables lo que me hace asumirla.

Ahora bien, cuando la doctrina no posee ese carácter de verdad eterna no puedo estar sino de acuerdo con Luis. Es cierto todos los matices que Vd. indica, Padre, y sólo por el hecho de fe de que la Iglesia está inspirada por el Espíritu Santo para iluminarla en la tarea de su magisterio y de interpretación de la Palabra de Dios se puede asumir tal fidelidad a lo que resulta sólo conyunturalmente verdadero. Se asume porque en último término viene de Dios, no por lo coyuntural. Es cierto que la Verdad en sus rasgos particulares es un proceso de continuo descubrimiento, desvelación, asistido por el Espíritu a lo largo de los siglos. Sólo la fe puede ser el sustento de nuestra aquiescencia plena a lo que sólo es "relativamente verdadero"; de lo contrario, sería imposible.


GJM. La adhesión al magisterio es imposible sin entrar en la lógica de la fe.
30/11/11 12:47 PM
  
César Fuentes
Ja ja ja, Yolanda.

Pero me reconocerás que leer-de tarde en tarde,eso sí- esas autoafirmaciones, sirve para entrar en sopor y echarse una siesta de las buenas, con pijama y en la cama,¿eh?.

Es que eso es como cuando los nenes se ponen a discutir que si su padre es más alto y fuerte que el del otro, u otras cosas comparativas que mejor obvio al ser este un lugar público.
30/11/11 3:20 PM
  
Percival
Yolanda: ¿de dónde sacaste esos textos? ¿Resucitó Higinio?
La profesión de fe podemos expresarla de varias maneras, con varias fórmulas. Pero se pueden entender: ¡están en castellano "normal"! (aunque hayan sido redactadas originalmente en griego, al menos las más tradicionales).

Pero hay cosas que escriben algunos "teólogos" para escabullirse de la fe, que parecen en castellano, pero en realidad están en griego.
30/11/11 3:24 PM
  
Carlos Vargas Vidal
Querido Padre Guillermo: En Veritas Prima (http://veritasprima.com) puede ver un escrito suyo y mis comentarios al respecto. Siempre en nuestros recuerdos. Un fuerte abrazo y bendiciones,



GJM. Un saludo.
30/11/11 3:26 PM
  
Yolanda
Creo que César se ha creído que el párrafo progre que he puesto era una parodia... y no: es real. Es un recorta y pega de un progre auténtico, tal cual lo he leído. Suena a broma paródica, ya lo sé, pero es real.
30/11/11 3:27 PM
  
César Fuentes
Ya se que no, pero mi risa viene del comentario progre y del no-progre. Es que cosas así también las he leído.

Me parto.
30/11/11 3:32 PM
  
César Fuentes
Hay que reconocer que Cantinflas decía las cosas sin decir nada con mucho más salero.:)
30/11/11 3:33 PM
  
Yolanda
Percival, introduce la secuencia el google: es real, parece de Higinio, pero no lo es; realmente hay quien escribe esas cosas en serio.

Este ni se molesta en crear neologismos griegos: directamente liquida la fe con la jerga evanescente "en clave dialogal" etc. y nada, se queda tan feliz.
30/11/11 3:44 PM
  
Fredense
Páter, un post buenísimo y oportunísimo. De verdad.

A mí, sin embargo, la discusión surgida en los comentarios me ha parecido también muy interesante. Me he quedado con las ganas (y la curiosidad) de conocer la respuesta de luis al texto de Tomás Rincón (y las eventuales respuestas del Páter a que hubiere lugar).

Yo creo que no habría que cargar las tintas hasta no saber la reacción de Roma y el resultado final. A lo mejor soy demasiado optimista, pero todavía confío en que el Espíritu Santo acabe arreglando el asunto. Yo, modestamente, recomiendo reguir rezando. Todavía no ha acabado el partido.

Un saludo muy cordial.


GJM. Saludos.
30/11/11 5:24 PM
  
Gaby
José Carlos:

Se le pasa de largo en su alocución la frasecita "sin que llegue a ser de fe" que usted mismo cita. La fe es necesaria para la salvación, pero el asentimiento a cada palabra que diga cada obispo del mundo no (sería imposible). Si así fuera, se exigiría para la salvación la lectura, comprensión y asentimiento de todo el Magisterio de la Iglesia, cosa que dudo que alguien haya hecho en su vida, quizás ni siquiera un Papa.

Lo que nos pide la Iglesia es no oponernos oficiosamente, cosa que sí es muy posible: Si el obispo magisterialmente dice "blanco" acepto que es blanco y no me opongo, aunque mis ojos lo vean beige y yo quisiera que fuera verde, EN TEMAS QUE NO SON DE FE REVELADA. Sería muy necio de mi parte sacar la espada y matar moros por el blanco, cuando quizás el próximo año la opinión cambie y resulte que siempre sí, era verde.

Un caso concreto son las apariciones, que no forman parte del depósito de la fe: No es necesario para la salvación asentir a cada una de las apariciones, ni siquiera las plenamente aceptadas por la Iglesia ante las que los Papas se arrodillan y rezan, porque ninguna aparición añade nada al depósito de la fe. Por supuesto que no voy a ir con un cuchillo a rasgar la Tilma de la Virgen de Guadalupe, pero tampoco se me exige rezarle el 12 de diciembre sólo porque el Papa así lo hace.



GJM. Mezclar aquí las apariciones, que son objeto de fe humana, no ayuda a esclarecer el tema. Pienso yo.
30/11/11 6:03 PM
  
Guillermo Juan Morado
Conviene recordar los cuatro niveles de enseñanza magisterial que recoge la Instrucción "Donum veritatis" de la Congregación de la Fe, ns. 23-24:


23. Cuando el Magisterio de la Iglesia se pronuncia de modo infalible declarando solemnemente que una doctrina está contenida en la Revelación, la adhesión que se pide es la de la fe teologal. Esta adhesión se extiende a la enseñanza del magisterio ordinario y universal cuando propone para creer una doctrina de fe como de revelación divina.

Cuando propone « de modo definitivo » unas verdades referentes a la fe y a las costumbres, que, aun no siendo de revelación divina, sin embargo están estrecha e íntimamente ligadas con la Revelación, deben ser firmemente aceptadas y mantenidas[22].

Cuando el Magisterio aunque sin la intención de establecer un acto « definitivo », enseña una doctrina para ayudar a una comprensión más profunda de la Revelación y de lo que explícita su contenido, o bien para llamar la atención sobre la conformidad de una doctrina con las verdades de fe, o en fin para prevenir contra concepciones incompatibles con esas verdades, se exige un religioso asentimiento de la voluntad y de la inteligencia[23]. Este último no puede ser puramente exterior y disciplinar, sino que debe colocarse en la lógica y bajo el impulso de la obediencia de la fe.

24. En fin, con el objeto de servir del mejor modo posible al pueblo de Dios, particularmente al prevenirlo en relación con opiniones peligrosas que pueden llevar al error, el Magisterio puede intervenir sobre asuntos discutibles en los que se encuentran implicados, junto con principios seguros, elementos conjeturales y contingentes. A menudo sólo después de un cierto tiempo es posible hacer una distinción entre lo necesario y lo contingente.

La voluntad de asentimiento leal a esta enseñanza del Magisterio en materia de por si no irreformable debe constituir la norma. Sin embargo puede suceder que el teólogo se haga preguntas referentes, según los casos, a la oportunidad, a la forma o incluso al contenido de una intervención. Esto lo impulsará sobre todo a verificar cuidadosamente cuál es la autoridad de estas intervenciones, tal como resulta de la naturaleza de los documentos, de la insistencia al proponer una doctrina y del modo mismo de expresarse[24].

En este ámbito de las intervenciones de orden prudencial, ha podido suceder que algunos documentos magisteriales no estuvieran exentos de carencias. Los pastores no siempre han percibido de inmediato todos los aspectos o toda la complejidad de un problema. Pero sería algo contrario a la verdad si, a partir de algunos determinados casos, se concluyera que el Magisterio de la Iglesia se puede engañar habitualmente en sus juicios prudenciales, o no goza de la asistencia divina en el ejercicio integral de su misión. En realidad el teólogo, que no puede ejercer bien su tarea sin una cierta competencia histórica, es consciente de la decantación que se realiza con el tiempo. Esto no debe entenderse en el sentido de una relativización de los enunciados de la fe. El sabe que algunos juicios del Magisterio podían ser justificados en el momento en el que fueron pronunciados, porque las afirmaciones hechas contenían aserciones verdaderas profundamente enlazadas con otras que no eran seguras. Solamente el tiempo ha permitido hacer un discernimiento y, después de serios estudios, lograr un verdadero progreso doctrinal.

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19900524_theologian-vocation_sp.html
30/11/11 6:21 PM
  
José Carlos
Sobre el tema, recomiendo la lectura de la Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la Professio fidei emitida por la CDF
En el punto 11 da algunos ejemplos de doctrinas relativas a los tres apartados de la Professio Fidei

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_1998_professio-fidei_sp.html

30/11/11 6:52 PM
  
luis
Sí. A mí me sigue haciendo ruido cómo puede haber "Magisterio" propiamente hablando sobre una materia que es reformable, no definitiva, en puridad no cierta. No hay magisterio sobre lo que no es verdadero, lo opinativo, la "doxa" esto se sabe desde Platón, y es una verdad de orden natural que no se puede modificar.
El ejemplo clásico es el Papa que dice que va a llover. O que condena el principio de no intervención (Syllabus). O que recomienda los subsidios a los campesinos europeos, perjudicando al tercer mundo (Juan XXIII). O el Concilio que dice que cada vez más el hombre moderno tiene conciencia de su dignidad (ejemplo puesto como frase falsa por Iraburu). O la conveniencia de una autoridad mundial que dice Benedicto. No puede haber magisterio sobre estas opiniones, porque no son presentadas como verdades. No puede haber asentimiento, porque no son enseñadas como verdades, y la inteligencia sólo puede asentir a lo que se le presenta como verdadero. De la doxa, dicen Platón y Aristóteles, no puede haber ciencia.

GJM. Me limito al texto citado de "Donum veritatis".
30/11/11 6:57 PM
  
José Carlos
Luis, quizá, además de lo indicado por don Guillermo, el nº 10 de la nota de la CDF que cité antes te aclare algo sobre tus dudas

"10. La tercera proposición de la Professio fidei afirma: « Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento, a las doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los Obispos cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo ».

A este apartado pertenecen todas aquellas enseñanzas – en materia de fe y moral – presentadas como verdaderas o al menos como seguras, aunque no hayan sido definidas por medio de un juicio solemne ni propuestas como definitivas por el Magisterio ordinario y universal. Estas enseñanzas son expresión auténtica del Magisterio ordinario del Romano Pontífice o del Colegio Episcopal y demandan, por tanto, el religioso asentimiento de voluntad y entendimiento[18]. Son propuestas para alcanzar una inteligencia más profunda de la revelación, o para mostrar la conformidad de una enseñanza con las verdades de fe, o, finalmente, para poner en guardia contra concesiones incompatibles con estas mismas verdades o contra opiniones peligrosas que pueden llevar al error[19].

La proposición contraria a tales doctrinas puede ser calificada respectivamente como errónea o, en el caso de las enseñanzas de orden prudencial, como temeraria o peligrosa y por tanto «tuto doceri non potest »[20]."

30/11/11 11:28 PM
  
Koko
Parece que algunos no lo quieren entender. O se cree o no se cree. No hay término medio. No se trata de escoger a la carta. La fe es algo muy serio. No se puede andar recortando ni añadiendo nada que no haya sido ya revelado. El mismo Cristo lo dejó claro: "El que no está conmigo está contra mí (Lc 11, 14-23).
30/11/11 11:56 PM
  
Guillermo Juan Morado
Es disolvente, malo para la Iglesia y negativo para la vida de los fieles el cuestionamiento permanente de la autoridad doctrinal de la Iglesia, que deriva de Cristo y que cuenta con la asistencia del Espíritu Santo.

Es incoherente reconocer el Papado y, a la vez, pretender dictar al Papa qué puede o no puede decir el Papa.


Yo lo siento mucho, pero, de seguir así, mejor pasar al Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.


Esperemos que no, pero - de prolongarse esta situación - el desgaste para el Papa sería inmenso.



Así que: a rezar, a no perder la paciencia, y a confiar en que todo se resuelva bien y, a poder ser, pronto. De lo contrario, el daño sería, a mi juicio, muy grande.

01/12/11 12:18 AM
  
Koko
GJM: "Es incoherente reconocer el Papado y, a la vez, pretender dictar al Papa qué puede o no puede decir el Papa".

En ese sentido la actitud del Papa hacia los disidentes está siendo heroica, rozando los límites de la comprensión humana hacia una conducta tan tenaz como terca. Han sido tantas puertas que el Papa ha abierto hacia la legítima unión y que sin embargo han acabado en portazos irracionales. Parece difícil que se sostenga esta situación tan tensa como dramática.

De todos modos, creo que al final el Santo Padre lo conseguirá, no se cómo, pero logrará unir a los hermanos separados. Tengo la firme convicción de que será así.
01/12/11 12:33 AM
  
Ricardo de Argentina
Tango su misma percepción Padre: mantener este conflicto en el tiempo perjudica a la Iglesia y desgasta al papa. Cualquiera que fuese su resolución, incluso si fuese favorable, porque a la postre podría resultar un triunfo pírrico.
01/12/11 2:05 AM
  
luis
Hay que tener cuidado en este tema. Me parece que se está cayendo en un fundamentalismo magisterial (los ejemplos que he puesto muestran que no todo es igual a todo) similar al bíblico. Resulta paradòjico que se usan respecto del texto inspirado criterios que, ante afirmaciones obiter dicta o prudenciales del magisterio no son aceptados. Considerar como objeto de la fe criterios prudenciales u opiniones de la jerarquía puede ser un gravísimo error. Por otra parte, como estos criterios cambian, al final se termina incurriendo en contradicciones irracionales y voluntaristas que serán objeto de irrisión para los progres. Un neocon es un progre sucesivo.
01/12/11 2:53 PM
  
Percival
No sé si esto puede ayudar, pero ahí va.
El Magisterio no se reduce a la definición doctrinal de fe (o costumbres). Los textos traídos por el P. GJM son suficientemente esclarecedores (tanto en el post, como en sus respuestas a los comentarios).
El Papa y los Obispos tienen SIEMPRE la misión de enseñar. Y siempre merecen ser escuchados y tomados en serio, y, algunas veces "creídos" (por decirlo de alguna forma), porque son nuestros Pastores todo el tiempo, pero solicitan formalmente nuestra fe algunas veces.
Pero el Magisterio es más que los "textos" y su interpretación. Es también la ACCIÓN magisterial y la oportunidad en la que se presenta. Por eso merece especial atención cualquier pronunciamiento relevante y repetido, porque nos ofrece una pista clara de por dónde está siendo puesta a prueba la fe y la vida de los cristianos en ciertas coyunturas.
Es cierto que no podemos estar al tanto de todo lo que enseñan todos, Papas y Obispos. Pero no podemos prescindir de estar al tanto de lo que enseñan comprometiendo su autoridad, o de lo que dicen repetidamente y ante ciertos acontecimientos. Y para responder a luis: como se refieren a esas COYUNTURAS pues hay que seguirlos prudencialmente mientras la coyuntura existe. ¿No es eso también prudencia?
01/12/11 5:02 PM
  
Guillermo Juan Morado
Sí, no se debe caer en el fundamentalismo. No se debe leer el magisterio previo al Concilio Vaticano II sin tener en cuenta su contexto histórico, su instrumental teológico, etc.

No se puede interpretar el mismo Concilio sin tener en cuenta la interpretación autorizada del mismo que ha hecho el magisterio papal posterior.

Hay muchas cosas que no se pueden hacer y se hacen... Lamentablemente.

Por si alguien no se ha enterado, la fórmula de profesión de fe que recojo en el post no es de mi autoría. Es la que está actualmente vigente en los casos en los que la exige el Derecho Canónico.

Limitarse solo al Credo niceno-constantinopolitano es insuficiente. Por esa regla de tres casi todas las denominaciones cristianas estarían en plena comunión de fe con la Iglesia Católica. Y de sobra sabemos que no es así.
01/12/11 5:05 PM
  
luis
Entre limitarse al Credo o sostener que son obligatorias para el católico los pronunciamientos opinativos de la jerarquía hay un abismo enorme. Y sobre todo, me preocupa esta noción "histórica" de la doctrina, que parece decir que hay una verdad para cada tiempo.




GJM. No hay una verdad para cada tiempo, sí hay una forma de expresarla para cada tiempo. La fijación lingüística de la expresión de la fe se reduce solo a los dogmas estrictamente dichos. Y aun así, para entenderlos bien, han de ser interpretados.

En todos los textos que he citado a lo largo de este hilo se da respuesta a esas dificultades.
01/12/11 5:18 PM
  
luis
No, no se dan respuesta a las dificultades, se exige un a priori, que es que el Magisterio ordinario, incluidos todos los aspectos prudenciales, deben recibir asentimiento de la inteligencia, aún cuando sean provisorios u opinativos. Esto no es doctrina católica, jamás ha sido definido así. El Papa no tiene potestad para obligar en conciencia a compartir sus opiniones o apreciaciones.
En cuanto a la "interpretaciòn", a veces es un erzatz para hacer tragar contradicciones evidentes. En ese caso, caemos en el insulto a la inteligencia.


_____

GJM. La "Donum veritatis", cuando se trata de cuestiones meramente prudenciales entremezcladas con otras cuestiones más de fondo habla de voluntad de asentimiento leal. No simplifiquemos.
01/12/11 5:35 PM
  
luis
"Y para responder a luis: como se refieren a esas COYUNTURAS pues hay que seguirlos prudencialmente mientras la coyuntura existe"

No, no creo que sea así. Pío IX pensaba que tenía que retener a toda costa los Estados pontificios, el beato Rosmini discrepaba por motivos prudenciales muy sólidos. Y tan tranquilo.
Benedicto opina que una autoridad mundial temporal es conveniente y lo pone en una Encíclica, muchos con razones fundadísimas pensamos lo contrario.
El Concilio señala que cada vez más el hombre toma conciencia de su dignidad, los que nacimos en el siglo del Holocausto y de la legalización total del aborto no coincidimos en esta apreciación. Tan tranquilos, al punto que un insospechado de lefebrismo, el Padre Iraburu, califica esta aserción como inexacta.
Del mismo modo, muchos católicos pensamos que la pena de muerte es mas necesaria que nunca. En cambio, algunos pontífices han opinado que no. Pues tan tranquilos.


GJM. Bueno, al menos no "tan tranquilos" sin haber considerado muy a fondo las orientaciones prudenciales de los Papas. Aunque en todos los ejemplos que pone cabe esa interpretación que usted hace. No cabe, sin embargo, ni en esos temas una campaña de disenso en contra del Papa. Y hablo de "campaña", no de una exposición fundada y respetuosa de las razones.

01/12/11 5:58 PM
  
R. Sandoval
Yo creo que esta Profesión de Fe es totalmente profesable. Junto con lo anterior declaro que "ni creo", "ni acepto ni retengo", "ni me adhiero" a la libertad religiosa como se predica y practica después del CVII gracias a los textos del mismo CVII


GJM. Si usted sostiene que el Concilio Vaticano II enseña formalmente errores en cuestiones de doctrina (que es diferente a decir que, quizá, ciertas cosas pueden completarse o exponerse mejor) debería usted revisarlo. Sería un problema grave.
01/12/11 6:11 PM
  
Guillermo Juan Morado
Viene muy a cuento este texto de Mons. Fernando Ocáriz:


"El Concilio Vaticano II no definió ningún dogma, en el sentido de que no propuso mediante acto definitivo ninguna doctrina. Sin embargo, el hecho de que un acto del Magisterio de la Iglesia no se ejerza mediante el carisma de la infalibilidad no significa que pueda considerarse “falible” el sentido de que transmita una “doctrina provisional” o bien “opiniones autorizadas”. Toda expresión de Magisterio auténtico hay que recibirla como lo que verdaderamente es: una enseñanza dada por los Pastores que, en la sucesión apostólica, hablan con el “carisma de la verdad” (Dei Verbum, n. 8), “revestidos de la autoridad de Cristo” (Lumen gentium, n. 25), “a la luz del Espíritu Santo” (ibid.).

Este carisma, autoridad y luz ciertamente estuvieron presentes en el Concilio Vaticano II; negar esto a todo el episcopado cum Petro y sub Petro, reunido para enseñar a la Iglesia universal, sería negar algo de la esencia misma de la Iglesia (cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Mysterium Ecclesiae, 24-VI-1973, nn. 2-5).

Naturalmente no todas las afirmaciones contenidas en los documentos conciliares tienen el mismo valor doctrinal y por lo tanto no todas requieren el mismo grado de adhesión. Los diversos grados de adhesión a las doctrinas propuestas por el Magisterio fueron recordados por el Vaticano II en el n. 25 de la Constitución Lumen gentium, y después sintetizados en los tres apartados añadidos al Símbolo niceoconstantinopolitano en la fórmula de la Professio fidei, publicada en 1989 por la Congregación para la Doctrina de la Fe con la aprobación de Juan Pablo II.

Las afirmaciones del Concilio Vaticano II que recuerdan verdades de fe requieren, obviamente, la adhesión de fe teologal, no porque hayan sido enseñadas por este Concilio, sino porque ya habían sido enseñadas infaliblemente como tales por la Iglesia, mediante un juicio solemne o mediante el Magisterio ordinario y universal. Así como requieren un asentimiento pleno y definitivo las otras doctrinas recordadas por el Vaticano II que ya habían sido propuestas con acto definitivo por precedentes intervenciones magisteriales.

Las demás enseñanzas doctrinales del Concilio requieren de los fieles el grado de adhesión denominado “religioso asentimiento de la voluntad y de la inteligencia”. Un asentimiento “religioso”, por lo tanto no fundado en motivaciones puramente racionales. Tal adhesión no se configura como un acto de fe, sino más bien de obediencia no sencillamente disciplinaria, mas enraizada en la confianza en la asistencia divina al Magisterio y, por ello, “en la lógica y bajo el impulso de la obediencia de la fe” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum veritatis, 24-V-1990, n. 23). Esta obediencia al Magisterio de la Iglesia no constituye un límite puesto a la libertad; al contrario, es fuente de libertad. Las palabras de Cristo: “Quien a vosotros escucha, a mí me escucha” (Lc 10,16) se dirigen también a los sucesores de los Apóstoles; y escuchar a Cristo significa recibir en sí la verdad que hace libres (cfr. Jn 8,32).

En los documentos magisteriales puede haber también – como de hecho se hallan en el Concilio Vaticano II – elementos no propiamente doctrinales, de naturaleza más o menos circunstancial (descripciones del estado de las sociedades, sugerencias, exhortaciones, etc.). Tales elementos deben acogerse con respeto y gratitud, pero no requieren una adhesión intelectual en sentido propio (cfr. Instrucción Donum veritatis, nn. 24-31)".



Texto completo: http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.setSelected=JSPTabContainer%2FDetail&last=false=&path=/news/religione/2011/278q11-Nel-cinquantesimo-anniversario-dell-indizio.html&title=Sobre%20la%20adhesi%C3%B3n%20al%20concilio%20Vaticano%20II&locale=es



01/12/11 9:05 PM
  
luis
En materia religiosa es muy sencillo. Sostengo que la libertad religiosa, concebida como "derecho" moral y jurídico a difundir públicamente una falsa religión o sencillamente el ateísmo (cf. DH) es una libertad ilegítima y contraria al derecho natural y divino. No hay tal derecho, sólo tolerancia, porque lo que no se corresponde objetivamente con el bien y la verdad no tiene derechos, sólo recibe la tolerancia del mal menor.

A ver quién me condena por esta proposición. Condenaría 19 siglos y medio de doctrina católica. Como claramente se sigue del libro de Gherardini.


GJM. No deseo entrar en esa discusión. No obstante esas afirmaciones que usted hace han de compatibilizarse con la libertad de las conciencias - no en el sentido de indiferencia ante la verdad, sino de ausencia de coacción - y con el derecho a la libertad religiosa, que un ordenamiento jurídico ha de respetar.

Pero, repito, no es el tema del post.
01/12/11 9:08 PM
  
luis
Sin entrar en la discusión, aclaro que sólo me refiero al falso "derecho" a la pública difusión de una religión falsa. Hablar de libertad de coacción es una forma de confundir la cuestión, para intentar "conexiones" con la doctrina tradicional. Es obvio que jamás el Magisterio propició forzar conciencias.

GJM. De acuerdo con lo último.
01/12/11 9:16 PM
  
José Carlos
El texto que nos presenta don Guillermo es muy interesante porque Mons Ocariz fue uno de los teólogos en las conversaciones doctrinales Santa Sede-fsspx.

Ocariz en parte coincide con las posiciones de la Fraternidad ya que las dos partes sostienen que no fue un concilio dogmático, "no se ejerció mediante el carisma de la infalibilidad". El único Magisterio infalible que hay en le CVII son las verdades ya definidas anteriormente y “no porque hayan sido enseñadas por este Concilio”.

Por tanto la única diferencia que sostiene la Santa Sede con el pensamiento de la Fraternidad es que hay que prestar un “religioso asentimiento de la voluntad y de la inteligencia” (tercer grado de asentimiento de la Professio fidei) a las doctrinas del Concilio salvo los elementos no propiamente doctrinales, de naturaleza más o menos circunstancial.

Los teólogos de la fsspx deben valorar seriamente si vale la pena que sigan en situación irregular en la Iglesia y a medio plazo terminen en cisma por esta pequeña diferencia relativa al Magisterio no infalible del CVII.
01/12/11 9:56 PM
  
Mysterium ecclesiae
Mire usted, luis, creo que está incurriendo en el error que le reprocha a los demás.

Concuerdo con el hecho sobre el magisterio reformable y que a éste se le debe un nivel de asentimiento menor, puesto que es reformable y con elementos de juicio contingente.

Por eso mismo ustedes los simpatizantes de lefebvre deberían aplicarse lo que pontifican y no elevar a categoría de magisterio infalible o continuo, lo que no es.

Como dice usted, tan tranquilos si no creen en la abolición de la pena de muerte, pero igual de tranquilos nos quedamos los demás que sí concordamos con la iniciativa de Benedicto.

Lo que ustedes no pueden hacer es dejar de estar tan tranquilos e intentar imponer al vaticano su preferencia en aspectos puramente contingentes e históricos aunque hayan estado en uso 3 siglos.

Lo que no pueden hacer los lefebvristas es ofender a Roma por no seguir su libre opción de quedarse con juicios prudenciales de otro siglo.

La declaración "Mysterium ecclesiae" es el primer texto magisterial que trata explícitamente de «la condición histórica de la expresión que hay que dar a la revelación y al magisterio».

Se reconoce que el sentido de los enunciados está condicionado por el estado de la lengua empleada en una época y en un contexto situados; se admite que una verdad dogmática puede ser expresada de modo incompleto en un primer momento, y luego expresarse más perfectamente en un contexto de fe más amplio.

Se señala que la Iglesia formula nuevos enunciados para aclarar verdades ya conocidas en un contexto nuevo, para resolver cuestiones nuevas y para rechazar errores; se reconoce incluso que el Magisterio puede llevar en su contenido elementos caducos ligados a concepciones cambiantes, y que ciertas fórmulas pueden ir cubriéndose de una cierta opacidad en razón de la distancia temporal y cultural.

Reconoce que junto a los «principios siempre válidos» puede haber «juicios contingentes».

Se lo pasa a los lebefvristas y que se lo lean.

En materia de libertad religiosa, la Iglesia nunca ha cambiado su enunciado sobre el deber moral de todo hombre hacia la búsqueda de la verdad, la cual pertenece en plenitud a la iglesia católica y solo a ella.

El deber moral, señor, respecto a buscar la verdad y no el no poder ejercitar su libre albedrío bajo su conciencia, se equivoque o no.

En otros tiempos existía un brazo secular que coaccionaba bajo supuestas "tolerancias" o impedía la libertad de conciencia bajo coacción, pero esto no debe ser así en la verdad católica.

Ni Jesús impidió el derecho a que le rechazaran o la libertad del hombre.

De lo contrario, más vale que comiencen a salir "fraternidades de Bonifacio VIII" defendiendo su bula pontificia "Unam Sanctam" con una definición dogmática explícitamente formulada para que los soberanos estuvieran sometidos a la autoridad papal.

O mejor otra fraternidad que llame a Roma "moderista y apóstata" por permitir que el laicado exprese su opinión e intervenga en asuntos religiosos. Que también ésto era magisterio coyuntural anterior.

Y ya puestos, sea usted coherente con el magisterio contingente que tanto le agrada y dedíquese a los asuntos exclusivos de su deber de estado porque antes le habrían amonestado si un laico teorizaba sobre un documento de la iglesia.

Los demás entendemos que son parte del magisterio reformable, juicios contingentes y bajo su correcta interpretación histórica. No creamos fraternidades que eleven a otra categoría lo que no es infalible o continuo.

La libertad religiosa no cambia el deber moral de todo hombre a buscar la verdad, la única verdad en la iglesia católica. Lo que cambia es la no-coacción, el no impedir la libertad de conciencia.

y coacción es también impedir que un hombre practique su culto.

De lo contrario, bajo su teoría de derecho, deberíamos de proclamar el deber de quemar libros, cerrar webs y perseguir a quienes dan charlas públicas, puesto que éstos también "propagan el error" y no tienen derecho al error.

Es exactamente lo que hacen los musulmanes, los cuales no reconocen la libertad del hombre en su fuero externo. Hay una corriente muy conocida en Roma y a los que se les llama "los islámicos-católicos" de forma cariñosa....

Adivine quienes tienen ese apelativo...

______


GJM. Aunque en la forma es un poco "agresivo", sí me ha parecido bien publicar este comentario que, en el fondo, es muy acertado.










01/12/11 11:21 PM
  
Guillermo Juan Morado
De todos modos, dejemos a la Santa Sede que trate con la FSSPX, pero no podemos dejar, como si no pasase nada, que otros católicos se confundan en aspectos muy importantes.

01/12/11 11:39 PM
  
Fredense
Agradecidísimo a todos por el debate, que me resulta especialmente interesante. Permítanme recomendar un librito que leí hace poco:

Título: Racionalismo y derechos humanos. Sobre la anti-filosofía político-jurídica de la "modernidad"

Autor: Danilo Castellano.

Un saludo muy cordial.
02/12/11 9:44 AM
  
luis
Sr. Mysterium Ecclesiae,
Más que agresiva, como dice el Pater, su apostilla es profundamente incoherente. Por ciero, la comienza con una fórmula de neto corte modernista, reproduciendo casi textualmente una proposicion explícitamente condenada por San Pío X. Además, tiene la osadía de ofender la postura secular de la Santa Iglesia condenando la libertad de profesar religiones falsas, calificandola de contingente, cuando goza de una estabilidad y antiguedad muy superior a la adopcion de la masónica declaración de los derechos del hombre por parte de establishment vaticano.
Le falta el respeto a la declaracion de la Unam Sanctam, burlandosen de su solemne declaración de sujeción al romano Pontifice, y acto seguido estigmatiza a los lefebristas...por no adherir al Pontifice. Acusa a los lefebristas de relativizar el Magisterio reciente, y no se le mueve el pelo con las decenas de documentos y praxis catolicaa de decenas de pontífices que no dudaron en quemar libros nefanfos, ejecutar delincuentes y prohibir la herejía, recibiendo el repudio de la masonería. Celebro qur coincida con la noción de tolerancia de los hijos de la Viuda, pero no pretenda vendernos ese perro con collar catolico.
En fin, da pena tanta confusión y penuria doctrinal. Es un triste signo de aggiornamento a un siglo de impiedad. Hoy mas que nunca se impone condenar al liberalismo y la civilización moderna. Piénselo.
04/12/11 4:57 AM
  
Mysterium ecclesiae
No alcanzo a ver la "agresividad" sino una respuesta a sus incoherencias y, ahora, con el añadido de ser un faltón bastante predecible en su discurso ad hominem.

Cuando no se tienen recursos se suele utilizar lo de "masón" o un sin fin de etiquetas huecas.

Son análisis de barra de bar...

Llevan décadas ofreciendo incoherencia intelectual porque no se podría calificar de masón a León XIII ,por ejemplo, el cual aprobó la licitud de la república francesa y precisamente amonestó a personajes como ustedes de la época.

Y, si, insisto, no pueden otorgar como doctrina ex cathedra o magisterio continuo las relaciones a través de la historia entre el poder espiritual y el temporal incluyendo el brazo secular sino interpretarlas en su contexto histórico.

Porque si no lo hacen, funcionará para sus típicos seguidores del corta y pega pero no para católicos formados. La historia se puede estudiar.

Daría para paginas desde el Edicto de Milán hasta Pio XII.

Al igual que también se puede estudiar los diversos desarrollos en el magisterio ordinario en decenas de Bulas, documentos y Concilios.

Los hijos espirituales de lefebvre suelen ocultar todo lo acontecido en 20 siglos para concentrar sus disputas en el Concilio Vaticano II y negarle a éste la misma praxis en la iglesia.

Junto a los «principios siempre válidos» puede haber «juicios contingentes e históricos».

El CV II se puede analizar, debatir incluso pedir explicación adicional a ciertos documentos, pero lo que llevan haciendo los lefebvristas es una labor de acoso intentando vaciarlo por completo de su autoridad en doctrina y magisterio.

Cuando sus argumentos son tan pueriles, cuando no hacen distinciones entre niveles de magisterio en siglos anteriores sino que elevan una parte al todo.

Me place recordarles las comparaciones con la disputas entre Benedicto XV con "Inter Soldalicia" y Trento (sesión 25); o la bula del Papa Juan XXII en 1324 titulada QUIA QUORUNDAM en la cual se declaraba la no infabilidad papal en temas no de fe y dogma (o sea el resto de decisiones magisteriales y eclesiales).

No recuerdo haber visto "fraternidades cismásticas" en cada siglo que la iglesia ha desarrollado el magisterio con dichas reformas.

Asi que, señor luis, ustedes malusan la tradición (en minúscula), quizá por otros motivos más "ideologizados" frente a los que sí defendemos la Tradición (en mayúsculas) y la autoridad magisterial de Roma en sus diversos niveles de adhesión --característica esencial del Magisterio en todos los tiempos--.

La continuidad no significa ausencia de desarrollo; la Iglesia, a lo largo de los siglos, progresa en la profundización de las enseñanzas. Y una de ellas es la libertad religiosa como lo fueron antes muchas otras durante siglos.

Por último, ha sido muy esclarecedor para el resto de católicos ver que ustedes no han protestado o calificado de masón a Mons. Fellay cuando afirmó una de las mayores idioteces que se hayan escuchado en siglos:

"Con profesar el credo basta para ser católico"

Ni un luterano o niño de 6 años en catequésis lo hubiese dicho. Ni el más iletrado de los católicos.

Y es que, para masón e hijo de la viuda, Mons. Fellay con esa afirmación.

No se puede ser más progresista y mediocre al equiparar, de un plumazo, a todas las religiones cristianas por el credo.

¿Qué nos ha demostrado?

Que no tiene otra intención más que quedarse en su gueto particular. Le da vértigo la iglesia universal porque 40 años de comodidad, fuera de la iglesia, soltando barbaridades contra Roma, es casi imposible desprenderse del síndrome "gueto".

Viendo el cúmulo de incoherencias -- una tras otra-- en sus argumentaciones, el problema es de sensus fidei.

Hora de continuar con la magnífica iniciativa de Mons. Fernando Ocáriz

- Recordar a los católicos la profesión de fe y los diversos niveles exigibles al magisterio.

- Recordar a los católicos la lectura de Mysterium ecclesiae. Sobre todo, para disipar las incoherencias en la argumentación de la FSSPX.





GJM. Sí, la alusión a la masonería ha sido excesiva por parte del anterior interlocutor, creo yo.

Y estoy de acuerdo en la necesidad de matizar los diversos niveles del magisterio.
04/12/11 7:25 PM
  
Luis
Repito, señor. Si usted considera que la Iglesia se ha equivocado en una cuestion moral como la condena a la libertad de profesar públicamente cultos falsos, durante decenas de siglos, no veo cómo puede pretender imponer el magisterio nuevo. También podría equivocarse ahora.

" ¿Varias? Yerras,", decía Bossuet.
05/12/11 12:13 AM
  
Guillermo Juan Morado
Hay que considerar lo afirmado por el Papa en el Discurso a la Curia Romana de Diciembre de 2005:

"Así, las decisiones de fondo pueden seguir siendo válidas, mientras que las formas de su aplicación a contextos nuevos pueden cambiar. Por ejemplo, si la libertad de religión se considera como expresión de la incapacidad del hombre de encontrar la verdad y, por consiguiente, se transforma en canonización del relativismo, entonces pasa impropiamente de necesidad social e histórica al nivel metafísico, y así se la priva de su verdadero sentido, con la consecuencia de que no la puede aceptar quien cree que el hombre es capaz de conocer la verdad de Dios y está vinculado a ese conocimiento basándose en la dignidad interior de la verdad.

Por el contrario, algo totalmente diferente es considerar la libertad de religión como una necesidad que deriva de la convivencia humana, más aún, como una consecuencia intrínseca de la verdad que no se puede imponer desde fuera, sino que el hombre la debe hacer suya sólo mediante un proceso de convicción.

El concilio Vaticano II, reconociendo y haciendo suyo, con el decreto sobre la libertad religiosa, un principio esencial del Estado moderno, recogió de nuevo el patrimonio más profundo de la Iglesia. Esta puede ser consciente de que con ello se encuentra en plena sintonía con la enseñanza de Jesús mismo (cf. Mt 22, 21), así como con la Iglesia de los mártires, con los mártires de todos los tiempos.

La Iglesia antigua, con naturalidad, oraba por los emperadores y por los responsables políticos, considerando esto como un deber suyo (cf. 1 Tm 2, 2); pero, en cambio, a la vez que oraba por los emperadores, se negaba a adorarlos, y así rechazaba claramente la religión del Estado. Los mártires de la Iglesia primitiva murieron por su fe en el Dios que se había revelado en Jesucristo, y precisamente así murieron también por la libertad de conciencia y por la libertad de profesar la propia fe, una profesión que ningún Estado puede imponer, sino que sólo puede hacerse propia con la gracia de Dios, en libertad de conciencia.

Una Iglesia misionera, consciente de que tiene el deber de anunciar su mensaje a todos los pueblos, necesariamente debe comprometerse en favor de la libertad de la fe. Quiere transmitir el don de la verdad que existe para todos y, al mismo tiempo, asegura a los pueblos y a sus gobiernos que con ello no quiere destruir su identidad y sus culturas, sino que, al contrario, les lleva una respuesta que esperan en lo más íntimo de su ser, una respuesta con la que no se pierde la multiplicidad de las culturas, sino que se promueve la unidad entre los hombres y también la paz entre los pueblos.

El concilio Vaticano II, con la nueva definición de la relación entre la fe de la Iglesia y ciertos elementos esenciales del pensamiento moderno, revisó o incluso corrigió algunas decisiones históricas, pero en esta aparente discontinuidad mantuvo y profundizó su íntima naturaleza y su verdadera identidad. La Iglesia, tanto antes como después del Concilio, es la misma Iglesia una, santa, católica y apostólica en camino a través de los tiempos; prosigue "su peregrinación entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios", anunciando la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. Lumen gentium, 8)".
05/12/11 3:37 PM
  
Mysterium ecclesiae
señor luis, ¿qué parte es la que no entiende o no quiere entender?

Permanece inmutable el Deber moral que todo hombre tiene (y se le exige) para buscar la Verdad (custodiada por la única iglesia esposa de Cristo y no otra.

No significa la relativización de las religiones, indiferencia religiosa o sincretismos al estar la Verdad custodiada en la iglesia de Cristo y existir el deber moral de conocerla.

No coacción o imposición de la verdad tal y como expresa el documento de Benedicto XVI expuesto muy oportunamente por el pater.

Que dicha coacción o imposición bajo interpretaciones de "tolerancias", retirándole la dignidad al hombre, se haya dado en otros tiempos de la historia no significa que no se pueda y deba corregir.

Exactamente igual que se ha producido en otros enunciados doctrinales y magisteriales a través de los tiempos y no sólo en el Vaticano II como dicen.

Son ustedes los que no desean ver corregidas y explicadas en el contexto de fe ciertas desviaciones en su vertiente histórica.

Y esa no es su potestad.

05/12/11 4:22 PM

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