¿Pluralismo teológico o disolución de la fe?

El “pluralismo” es un modo de pensamiento y una actitud que reconoce la pluralidad de doctrinas o de posiciones. No solo reconoce ese hecho, la pluralidad, sino que lo acepta como algo valioso, digno de ser considerado y promovido. En el ámbito teológico, el “pluralismo” apuesta por la variedad de “las teologías” y por las diferencias de enfoque en cada rama de la teología: no una cristología, sino muchas; no una antropología teológica, sino muchas; no una eclesiología, sino muchas.

No siempre quienes reivindican el pluralismo lo practican. En ocasiones el término “pluralismo” equivale a poco más que a una etiqueta formal: “ser pluralista” vendría a significar, en la práctica, a “pensar más o menos como yo pienso”. Quienes se quedasen fuera de lo que yo pienso pasarían a engrosar, lo quieran o no, la lista negra de los “monolíticos” o, peor aun, de los “fundamentalistas”. Naturalmente se da por descontado que el sospechoso de “fundamentalismo” queda desterrado de la república de la razón y condenado al ostracismo de la tribu, de la reserva. Se le tolerará, en el mejor de los casos, como se sobrelleva la presencia de un elemento molesto.

Los más afanosos en presentarse como “pluralistas” son curiosamente, en la práctica, los más propensos a identificarse con el “pensamiento dominante”, con esa forma de entender la vida de la que uno en público no se atreve fácilmente a discrepar. Un “pluralista” de pro será partidario del “derecho” al aborto, de acatar la voluntad “suprema” del Parlamento en todo lo divino y lo humano, de servir a quienes en realidad mandan en el mundo.

Pero no deseo satanizar un término. No hay, más allá de su uso coyuntural en ciertos ambientes, razones para abominar de él. Ni siquiera me puedo oponer al “pluralismo teológico”, siempre y cuando pueda seguir siendo calificado como “teológico”. Para un católico la teología es la ciencia que tiene como principio objetivo de conocimiento la revelación y como principio subjetivo de conocimiento la fe. Y cuando digo fe me refiero a la “fides Ecclesiae”, a la fe eclesial que precede, conforma y normativiza la fe personal del teólogo católico.

No es una novedad afirmar que en todas las épocas de la historia ha habido pluralidad de escuelas, distintos modos de pensar y de decir, distintas maneras de expresar lo recibido, la tradición que se remonta a Cristo y a los apóstoles. Incluso en el Nuevo Testamento podemos ver que, diciendo sustancialmente lo mismo, no lo dicen del mismo modo, pongamos por caso, san Mateo, san Juan o san Pablo.

Algo análogo sucede en la época patrística: Alejandría y Antioquía simbolizan dos aproximaciones diferentes a la exégesis bíblica y, a mayor escala, Oriente no es exactamente igual que Occidente, ni viceversa. En la Edad Media surgen las diversas escuelas que proyectan su influjo hasta la Modernidad. En la España del siglo XVI, por ejemplo, convivían dentro de la ortodoxia el empuje más “metafísico” de Salamanca con la preferencia más “filológica” de Alcalá de Henares.

Pero ese mismo siglo fue testigo de un pluralismo que resultó fatalmente incompatible con la unidad. La “reforma protestante”, que pretendió ser una reforma teológica, terminó quebrando la unidad de la Iglesia. Ya no se trataba solo de “otra” teología, sino de “otra” Iglesia y hasta de “otra” fe. Aunque no se cuestionó el concepto de “una” revelación, sí se puso en duda dónde podía encontrarse su testimonio autorizado y cuál había de ser, en definitiva, el criterio decisivo a la hora de interpretarla.

La ruptura de la unidad de la fe ha de ponernos en guardia. ¿Cabe el pluralismo en la teología y en la Iglesia? Pues, como en casi todo lo bueno, hasta cierto punto. La pluralidad no destruye la unidad si unos y otros reconocemos un terreno común que nos precede, que está más allá de nuestros gustos y que, por venir de quien viene, nos obliga a todos. Me refiero a Dios, a su revelación – que tiene en Cristo su centro y plenitud – y a la Iglesia. No somos nosotros quienes hemos de decir cómo ha de ser la Iglesia, ni cómo ha de ser la revelación, ni cómo ha de ser Dios.

La fe es obediencia. La fe reconoce que Dios es Dios y que su “diversidad” trinitaria es idéntica a su “unidad”. Cuando la diversidad resulta incompatible con la unidad, el pluralismo sano deja de serlo. Se convierte en un cáncer, en un agente corrosivo que lleva a la discordia y, pronto o tarde, a la disolución de la fe.

Guillermo Juan Morado.

21 comentarios

  
Juan Stuse
P. Guillermo: Su artículo es bienintencionado, pero ya no basta con puntualizar cosas elementales. Hay que estar atento a los signos de los tiempos y a las advertencias de las revelaciones privadas y no tan privadas. Hay que salirse de una religión eclesiásticamente convencional y profundizar en el mensaje escatológico de las Escrituras. Sin ello, toda la buena voluntad naufragará ante la embestida que se nos avecina.


GJM. Las revelaciones "privadas" son, según sean, claro, el reino del pluralismo más extraño. No entraré en ese juego. Hay revelación y hay revelaciones privadas, de muy otra entidad. Y dentro de las "revelaciones privadas", solo susceptibles de fe humana, hay de todo. Me reservo mi opinión.

07/09/11 10:25 PM
  
Luis Fernando
Lo que vemos hoy en determinados sectores de la Iglesia es protestantismo barato, en el que tanto la Revelación como el Magisterio son elementos a desechar si no coinciden con la elucubración teólogica propia o asumida de un "maestro" heterodoxo.

Y claro, eso no es pluridad. Es herejía.
07/09/11 10:38 PM
  
Guillermo Juan Morado
¿Qué embestida nos avecina?


¿Lo sabe usted? Yo no lo sé.


Si se refiere al fin del mundo o al fin de los tiempos... (del que no sabemos ni el día ni la hora) es usted tan coherente como para:


1. dejar de trabajar ya y ponerse solo a orar.
2. olvidarse de su cuenta bancaria.
3. no pedir cita a un médico si se siente mal?


Llega hasta ahí su convicción? Porque si no llega hasta ahí su convicción no es tal. No le cambia la vida.

A mí, personalmente, no me la cambia. No sé ni el día ni la hora. Sí me cambia la vida saber que, en cualquier momento, Dios me puede llamar a su presencia.
07/09/11 10:38 PM
  
Dr. Sonnel
Clarísimo artículo padre. Me adhiero totalmente. Podremos buscar argumentos y discrepar sobre si María murió o no. Pero no podemos discrepar que fue asunta en cuerpo y alma a los cielos.
07/09/11 10:39 PM
  
Yolanda
Los más afanosos en presentarse como “pluralistas” son curiosamente, en la práctica, los más propensos a identificarse con el “pensamiento dominante”, con esa forma de entender la vida de la que uno en público no se atreve fácilmente a discrepar.

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Justamente.

Y se autenominan "proféticos", jejeje
07/09/11 10:39 PM
  
Guillermo Juan Morado
Hoy llamarse "profeta" es gratis. Cuando los verdaderos profetas habrían deseado mil veces no serlo. Es oneroso ser profeta.
07/09/11 10:48 PM
  
Miguel
Excelente artículo Padre.
Muchas gracias.
Y lo mismo que dice se puede decir, mutatis mutandi, de los políticos y sus opiniones, o las opiniones de las personas respecto a temas esenciales.
El problema, creo yo, que ya no existe ese orden en el cual se pueden fundar los pluralismos; o más bien, existe, pero al revés, hay un conjunto de verdades -mentiras- las cuales son el sustento de las opiniones plurales. La cosa que ese sustrato -mentiroso- alguien lo ha impuesto.

Saludos.
07/09/11 11:45 PM
  
rastri
¿Cabe el pluralismo en la teología y en la Iglesia?
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-La pluralidad dentro de la Iglesia entendia ésta como la función de los miembros del cuerpo que bien ordenados nunca pierde la autoridad de la cabeza. Creo que sí.

Y puestos a mencionar el fin del mundo, pregunto:

-Lass criaturas a la carta, fecundandas y gestadas éstas por obra y gracia de los artificios científicos que hoy día, más que ayer y menos que mañana, en su diversidad de cualidad y cantidad tanto abundan:

-¿Son, estos, hijos de Dios con todos lo derechos que de esta paternIdad se desprende? ¿O son hijos de la ciencia; Y por ende sus derechos son los de la Ciencia y no son los de Dios. Según la diversidad teológica de la Iglesia están condenadas ya antes de nacer?

-¿ O son acaso el resultado de la cosecha que como cizaña el enemigo ha senbrado en el campo del Serñor. Y que al final del tiempo será segada y quemada?
08/09/11 12:34 AM
  
rastri
Guillermo Juan Morado
Hoy llamarse "profeta" es gratis. Cuando los verdaderos profetas habrían deseado mil veces no serlo. Es oneroso ser profeta
__________________

-Discupe Guillermo: Pero, por muy oneroso que sea el ser verdadero profeta. No es de verdaderos profetas desdeñar el favor de Dios de ser profeta.
08/09/11 12:43 AM
  
Gregory
Los Profetas del antiguo Testamento denunciaban la infidelidad a la alianza esto cuando el pueblo y sus dirigentes se desviaban por sendas opuestas con la unica razón de ser iguales a los otros pueblos. Para estos señores ser profetas es estar acorde a los pensamientos actuales o a las ideologías o peor ser seguidores ciegos de ciertos lideres politicos mesianicos.
08/09/11 1:11 AM
  
Gaby
La Iglesia es plural desde el momento que es Católica (o sea, Universal). ¿Hace falta más espacio cuando en ESTE espacio caben todos -los que quieren-? Es como tener una mansión con muchas habitaciones, piscina, jacuzzi, cancha de tenis y de polo; y darle "su lugar" a una choza con techo de paja, por "el valor que pueda aportar".

Pues sí, con todo respeto, otras religiones tienen lo suyo. Pero es triste tener que justificar ante otros "el valor" de sus creencias cuando lo que nosotros tenemos es tan valioso.
08/09/11 7:25 AM
  
Vicente
un teólogo católico siempre defenderá la doctrina católica.
08/09/11 10:31 AM
  
Juan Jose
Los Santos Padres, y los Concilios de Nicea a Calcedonia (celebrados cuando la Iglesia era visiblemente una y),desarrollaron aquello que San Pablo ya afirmó sin rubor: el pluraliso en el pensamiento es una oportunidad para avanzar en el conocimiento de Jesucristo y en la vivencia de la fe. La prioridad es la fe. La teología no es la fe, sino modos de reflexionar sobre ella. A veces de modo acertado, a veces de modo desacertado. La función del Mafisterio no es ahogar el pluralimso ni siquiera los posibles disensos, sino (como recordaba el Vaticano II) discernir la Verdad. Sean mujeres u hombres, los teólogos tienen que ser fieles a la fe (su expresión es el Kerigma transmitido en lenguaje Dogmático)y, a la vez, han de comprender que la fe no la dan los teólogos sino que es un don de Dios y no se puede decir lo que sea, ni reducirla a ideología, ni siquiera manipularla (como hizo Arrio) para ajustarla a las conveniencias de la moda intelectual.
08/09/11 10:56 AM
  
Eduardo Jariod
"La pluralidad no destruye la unidad si unos y otros reconocemos un terreno común que nos precede, que está más allá de nuestros gustos (...).Cuando la diversidad resulta incompatible con la unidad, el pluralismo sano deja de serlo. Se convierte en un cáncer, en un agente corrosivo que lleva a la discordia".

En efecto. Ayer sin ir más lejos en el blog de Bruno se explicitó con rotunda claridad este hecho. En los comentarios de su último post, desembarcaron los volterianos de turno a polemizar, con insultante a la vez que aparente "mansa" superioridad, sobre las bondades del relativismo frente a la creencia en la existencia de la verdad. Cuando les señalé las consecuencias de que la verdad se fundamente en meros acuerdos circunstanciales, y por lo tanto cambiantes, de una mayoría, inmediatamente recurrieron a la idea de la imposición: la existencia de una verdad supone restricción de la libertad humana.

Aquí no cabe pluralidad alguna, pues no existe terreno común posible. Si no se comparten unos mínimos fundamentos (nuestra libertad no puede alterar el ser, la naturaleza de lo que las cosas son, en el ejemplo anterior), el pluralismo es un cáncer en el que el diálogo y el acuerdo son imposibles.
08/09/11 11:28 AM
  
Catholicus
En lo puramente doctrinal el pluralismo "sano" es tan solo tolerable como mal menor, porque solo muestra nuestra incapacidad para haber alcanzado una verdad.

Es como las teorías científicas que tan solo muestran que aún no se ha averiguado cual es la correcta.

Quien se empeña en imponer el pluralismo en lo definido tan sólo muestra su obsesión por trasladar a los demás sus muy personales dudas.

08/09/11 11:47 AM
  
Francisco Javier
rastri,

El padre Guillermo se refiere al caso de Jeremías que escuchamos hace poco en la Misa: que casi le rogaba al Señor que le dejase libre pues todo el mundo le ofendía y se reía de él...

¡Y es que ser profeta es muy duro! Requiere ser constantemente rechazado y odiado por la sociedad. Pocos aprecian a los profetas.

Sin embargo los "profetas" (autodenominados) del siglo XXI son precisamente a los que apluaden los progresistas pro-aborto y ellos se sienten aplaudidos y hacen más "gracias": como los monos.


P. Guillermo,


Yo hace tiempo que me di cuenta que contra más progresista se cree uno, más intolerante es con toda forma de pensamiento: p.ej. los homosexuales no admiten gente que no acepte su modo de vida, los abortorios no admiten gente provida, los comunista no admiten gente de derechas, etc etc.

Y cuando digo "no admiten"... Es que si pudieran perseguirlos lo harían.



GJM. No obstante, cada persona es un mundo.
08/09/11 11:49 AM
  
Norberto
La fe es obediencia.

Creo que pone el dedo en la llaga.

Evítese fomentar un concepto de investigación científica que se considere neutral respecto a la Escritura. (Verbum Domini 47).

Esta muy claro.
08/09/11 1:06 PM
  
rastri
GJM. No obstante, cada persona es un mundo.
08/09/11 11:49 AM
_________________

-¡Cierto!
-Y hay quien desde su ser como mundo, es el egocéntrico progresista en por y para un profético mundo espacial de oscuro interestelar al que consideran su dios.

-Y hay quien desde su ser como mundo es exocéntrico progresista en por y para un luminoso profético mundo espacial intercelestial al que consideran su Dios.

¿Y de quién es hijo el mundo del oscuro interestelar; O del luminoso espacial celestial? Porque aquí está la razón del ser o no ser: oscuro o luminoso.


08/09/11 1:08 PM
  
Ricardo de Argentina
Éste e un artículo tan bueno y acertado, como sustancioso, no tiene desperdicio.
Me ha gustado especialmente la caracterización que hace de los que se embanderan fanáticamente en el "pluralismo", sí señor, así son.
08/09/11 6:32 PM
  
rastri
Norberto
La fe es obediencia
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-La fe más que la obediencia es la entrega del menor en brazos de mayor.

-Si tuviérais fe haríais cosas más grandes que yo, dice Jesús. Y diríais a las montañas venid y vendrían; id y se irían.

-La fe es la antesala a la sabiduría; Y la sabiduría es el conocimiento en causa de las cosas. Y ante el conocimiento en principio causa del mayor hacia el menor, éste como menor, en obligada Ley de Jerarquías, de grado o por fuerza se inclina y obedece al mayor.

-Así como para conocer en principio causa los elementos del fuego, el aire, la tierra y sus derivaciones es necesario tener fe; Así quien es fuego, aire, tierra y sus derivaciones, por Ley de Jerarquías, está obligado a obedecer a quien como mayor puede tener más fe.

-Y todo esto porque en el fuego, en el aire en la tierra y sus derivaciones hay vida que, libre y responsablemente, puede tener más o menos fe en su inmediato superior.-






10/09/11 11:15 AM
  
Jordi
Una cosa es pluralidad y otra pluralismo.

Hay pluralidad de teologías católicas porque han sido calificadas conforme a la verdad: petrina, mariana, crística...

Pluralismo de teologías implicaría aceptar teologías no católicas como sí católicas.

Teología en proceso de cristalización sería el caso de una teología católica en discusión, como pudo ser en su tiempo la Inmaculada Concepción. Pero sólo se sabrá si es auténtica teología católica cuando la autoridad concluya que sí lo es. Por lo tanto, hay un ínterin de "duda".
10/09/11 9:30 PM

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