InfoCatólica / No sin grave daño / Archivos para: Agosto 2011

27.08.11

Acerca del Nominalismo

Santo Tomás de AquinoHabíamos prometido un quinto “post” sobre la moción divina de la voluntad humana y cómo se puede conciliar con el libre albedrío, pero nos parece más urgente por ahora el tema que vamos a tratar aquí, si bien esperamos cumplir con aquella promesa en breve.

En el primer “post” decíamos que el conflicto filosófico fundamental en la época moderna es el conflicto entre realismo e idealismo, pero también apuntábamos que la raíz del conflicto está en la mentalidad nominalista que se va imponiendo gradualmente a partir del siglo XIV en la cultura occidental.

El primer problema con el nominalismo es que no parece muy claro en qué consiste. Hay muchas definiciones del nominalismo, y parece que eso se debe a la propia inconsistencia interna de semejante postura filosófica.

Lo esencial del nominalismo va a ser siempre la negación de la realidad de lo universal y lo común a muchos individuos. Es decir, según el nominalismo, existen solamente los individuos singulares, lo común, lo universal, no existen fuera de nuestra mente.

Eso se dice fácil, pero resulta que después es difícil encontrarle un sentido coherente. En primer lugar, ¿no hay nada en común, en la realidad de las cosas, entre los diversos individuos? Por ejemplo, si Pedro y Juan son en la realidad hombres ¿no es que tienen en común algo que los hace ser hombres? ¿O será que Pedro y Juan no son, en la realidad, “hombres” los dos?

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2.08.11

Fe y Razón en el tomismo

Santo Tomás de AquinoParece útil ofrecer un breve resumen de lo que entendemos son algunos principios fundamentales del tomismo en esta materia, como base para toda discusión filosófica o teológica sobre estos temas.

La fe cristiana y católica es infaliblemente verdadera por estar fundada en la Palabra de Dios; la inteligencia humana conoce la verdad con certeza metafísica en los primeros principios evidentes y en las conclusiones que derivan necesariamente de los mismos.

Así entendidas, la fe y la razón no pueden oponerse, porque la verdad no puede ser contraria a la verdad. Por el principio de no contradicción, dos proposiciones contradictorias no pueden ser ambas verdaderas.

Teológicamente, tanto la verdad de la fe como la verdad de la razón proceden de Dios, como Creador del hombre y de la razón humana, y como Autor de la Revelación sobrenatural. Y Dios no puede contradecirse a Sí mismo.

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