30.10.17

El culto a la personalidad, mera idolatría

El “culto a la personalidad” está al orden del día. Y por una razón simple pero poderosa: la vida que se busca y se quiere sin Dios -ut si Deus non daretur!- lo genera; porque “a menos Dios, más hombre", con todo lo que eso conlleva de tragedia para el propio hombre; que a Dios, la desafección del hombre no le afecta.

Son las señas de identidad -inequívocas, netas, claras, determinantes- del mundo pagano -y/o paganizado- y de sus periódicos “renacimientos"; en grado sumo hoy más aún que ayer; aunque, por desgracia y como vemos a nuestro alrededor, siempre cabe más.

También lo explica perfectamente aquello de que “menos Iglesia Católica” lleva también necesariamente al uso y abuso de “más hombre". Lo estamos viendo y padeciendo también cada día.

El tema no es, por tanto, nada nuevo, sino que es el pan de cada día a nivel personal, cultural, social, político y religioso: todos nos debatimos en la libre y tremenda elección de “o Dios, o yo": no hay más “historia” realmente.

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27.10.17

"...gritarían las piedras" (Lc 19, 40)

Desde que llevo escribiendo en el blog, en Infocatólica, he recibido algunos comentarios que, reunidos y resumidos, suenan así: “ante la situación creada por las influmables declaraciones de algunos -altos, medios, bajos- miembros de la jerarquía católica, lo más católico frente a tales barrabasadas -según estos comentaristas- es ‘oír, ver y callar". Esta actitud, ciertamente, se puede y debe complementar con ‘rezar’, que siempre es muy bueno y es muy católico también. Si no haces estas cosas, si te atreves a denunciar que esas declaradas -deseos, afirmaciones, proyectos- de esos personajes -por muy de la jerarquía que sean, y más aún por eso mismo-, no casan con ‘lo católico’, entonces eres malo porque incitas y provocas inquietudes, dudas y zozobras gratuitas en las almas buenas e inocentes; y, por tanto, el malo eres tú, además de ser un rebelde y un soberbio".

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23.10.17

La demolición..., sillar a sillar

Humanae Vitae

Ya sé que lo que yo escriba no va a surtir ningún efecto práctico, y menos en sentido vertical o sea hacia arriba. Pero la verdad es que no escribo hacia la cúpula, sino precisamente hacia abajo: hacia la gente normal y corriente: católicos que se sienten desconcertados, desamparados, dubitativos, inquietos, descorazonados e incluso perseguidos…

Y no es para menos, porque las cosas están mal, y van a peor; a mucho peor, porque nadie con la autoridad necesaria va a entrarle a toda esta locura. La última -de momento: dentro de media hora puede salir otra, también sonada; de las que no suenan ni nos enteramos, pero también existen, a manta-, la del Secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, de apellido Galantino, colocado a dedo por el Sumo Pontífice: otro “gallo” que le sale rana… y ya he perdido la cuenta. No tiene suerte en esto de nombrar, la verdad.

A este sinsorgo eclesial sólo se le ha ocurrido decir que lo de Lutero “fue un acontecimiento del Espíritu Santo"; lógicamente, después de semejante majadería, no tenía más remedio que colocar al personaje como “un testigo de la Fe” y “un renovador del anuncio evangélico". O al revés: para colocarlo ahí tenía que traer a colación ni más ni menos que al mismísimo Espíritu Santo: si no, no colaba.

Ahora en la Iglesia Católica le va a tocar el turno a la “Humanae vitae", la encíclica del beato papa Pablo VI, que se enfrentó a toda una “praxis” doctrinal y pastoral que estaba obsoleta y necesitaba una puesta al día: era insostenible, máxime teniendo en cuenta que ya se estaban infiltrando unas prácticas inasumibles por la Iglesia -inmorales- y se estaban inquietando y envenenando conciencias. Con la HV el Santo Padre reafirmó el amor conyugal verdadero -abierto a la vida- como el fundamento antropológico del matrimonio y, en consecuencia y por lo mismo, poniendo la calidad de ese amor -del amor conyugal- como el fundamento de todo el orden moral del mismo matrimonio, y de la familia que éste funda.

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18.10.17

En la Iglesia, hay escándalos mayores que la pederastia

Spadaro SJ

En estos últimos años, y fruto del desmadre espiritual, doctrinal, disciplinar y pastoral montado en tantos sitios del occidente -antes católico, ahora no-, se han destapado una serie de casos de pederastia perpetrados por sacerdotes y religiosos; infinitamente menos, tanto en números absolutos como relativos, si los comparamos con los de otras instituciones civiles, militares, políticas o religiosas de distinto pelaje.

Aún siendo menos, ciertamente son más “escandalosas” por venir de quienes vinieron; y la Iglesia Católica, con caridad para con las víctimas y con valentía y mano firme para con los autores y quienes les “protegieron” -o pretendieron “mirar para otro lado” de un modo u otro-, se preocupó con decisión, desde las mismas leyes eclesiásticas y con firmeza disciplinar y pastoral, de atajar todos los casos. Y ha cercenado el tema sin contemplaciones. Cosa, por cierto, que no pueden decir las otras instituciones que, públicamente, no han hecho nada o casi; y han tenido casos muy, muy sonoros y sonados.

Dicho esto, hay que decir también que, a día de hoy, en la Iglesia Católica hay otras “cosas” que son mucho más escandalosas y mucho más dañinas, para la misma Iglesia y para sus hijos, que la pederastia. Con perdón. Y están al orden del día. Públicamente. Y amparándose en el papa Francisco; si con razón o sin ella no entro ahora, pero sí lo constato, porque lo dicen ellos mismos; y en el caso que nos ocupa, el p. A. Spadaro, sj por más señas, de todas las veces que ha largado -y ya son unas cuantas-, no ha sido desmentido o desautorizado nunca por la autoridad competente, a la que recurre con soltura, que se sepa, y se sabe. Y ahí están, erre que erre, sus declaradas y nunca desmentidas palabras.

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6.10.17

La Iglesia en España está rota, fracturada y fracasada.

Lo que estamos viendo -y sufriendo- los españoles por lo que nos viene de la Jerarquía de la Iglesia Católica en España -de la mayor parte de sus miembros; no de todos, es justo decirlo- y, desde ahí para abajo, por parte de una no pequeña -aunque no mayoritaria, como sí pasa con los obispos y con algunos representantes de órdenes religiosas- es lamentable. Y de muy difícil recomposición, hablando a lo humano y con los datos que hay a la vista.

No entro “ex profeso” -que podría-, a que “el Señor puede hacer de las piedras hijos de Abraham"; pero eso es lo que puede hacer Él, si quiere, aunque normalmente en “Su” hacer quiere contar con los hombres; y ahí es donde entro a lo que deberían hacer los obispos y demás. Y a lo que debería hacer yo también, por supuesto.

Lo que ya es tan evidente como patético es la desbandada general -como si hubiesen tocado “a rebato": verdadera fuga-, que la inmensa mayoría de españoles, desde su más tierna infancia, ejerce al respecto. La descristianización en este País es brutal. Y en menos de 35 años, por poner una cifra.

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