3.10.18

Solo la Verdad "mata" las ideologías.

Y me da que no hay muchos más remedios. Vamos: no hay ninguno más que sea realmente aficaz. Placebos hay todos los que quieras; incluido el alcohol, por ejemplo.

Estamos sembrados de ideologías, y estamos más que escasos de pensamiento. Estamos bombardeados por (anti)culturas inhumanas, y estamos casi indefensos -o sea: entregados-, porque no queremos empuñar las armas para el combate: bastaría decir, “el rey va desnudo"; pero ya no estamos ni para eso. Estamos enterrados en corrupción porque hemos perdido el vigor moral que, antes y a la vez, es intelectual. Y estamos así, porque hemos “muerto” para la Verdad: literalmente nos hemos “suicidado", tanto en el plano intelectual como en el moral, que además de inseparables se retroalimentan mutuamente. Y este análisis -o denuncia- vale también en el horizonte eclesial.

Por cierto: estoy escribiendo el término “Verdad” siempre con mayúscula y de propósito: porque no hay “verdad” sin Verdad. Como no hay hombre sin Dios. Como no hay Iglesia Católica sin Jesucristo. Hay -sobreabundan-, las ideologías como he dicho; y lo digo porque es patente; pero estas no tienen nada que ver, ni con la Verdad ni con la verdad: son incompatibles; es más: a las dos las matan.

¿El remedio a todo este panorama? Hay que perder el miedo a la Verdad. A buscarla, a encontrarla, a tenerla, a defenderla, a transmitirla, a quererla, y a vivir de/por/con Ella: porque sólo este horizonte es el verdaderamente humano. Es el único horizonte digno del hombre y, por consiguiente, el único que lo engradece y le sirve. Al hombre.

Siempre me acordaré de una persona que, económicamente y por cuestiones que no son ahora para airear, lo estaba pasando mal: iba muy justita. Un par de familiares muy cercanos, en sendas ocasiones le ofrecieron dinero, con la condición de que no se lo dijera a sus respectivos cónyuges, porque igual no lo entendían o no acogían el gesto de buen grado.

Y esta persona, en las dos ocasiones y después de tener el sobre en la mano, lo devolvió, diciendo: “es que, en esas condiciones, yo no puede coger este dinero, porque NO ES VERDAD"; en el sentido de que no podía admitir que, si por cualquier motivo le preguntasen, tuviese que MENTIR. Y lo devolvió. Más ejemplar, imposible. Esto es una persona con principios; es decir: esto es una persona. O cuántas veces, personas que se han encontrado sumas fuertes de dinero las han entregado a las autoridades “porque no era suyo".

Hay que vivir en la Verdad, porque sin ella la vida no es digna de la persona…, y no compensa.

El primer escalón de las ideologías son los “a priori” en los que uno se coloca; y, a partir de ahí, se “construye” -se inventa- lo que haga falta.

Por ejemplo: si yo me coloco en la postura, en el “a priori", de que “mi cuerpo es mío” cegándome a que la vida que he engendrado es “otra vida” distinta a la mía -tan “distinta” que la puedo matar sin matarme; lo contrario no: porque no es “independiente": si me mato, la mato-; por tanto, no cabe y está fuera de lugar “el cuerpo es mío", con este planteamiento la puerta para el aborto está abierta totalmente; es decir: “justificada". Pero claro: convertir al hijo engendrado en “un grano", o en una piedra en el riñon. es MENTIRA, porque no lo es.

Si me instalo en que la diferencia entre estar casado o arrejuntado son “los papeles", efectivamente: ¿para qué me voy a “casar” si es lo mismo? O mejor, incluso, tal como están las cosas…

Si, además, los que “hacen” la “cultura” -porque pagan para eso-, o sea, los poderes públicos, corrompen el respeto a la verdad -a la realidad- y el deber de vivir así, o sea, corrompen las conciencias, la persona está así desamparada y, por ende, vendida.

Y si, para mayor abundamiento y seguir ahondando la fosa de lo humano, los poderes eclesiásticos se suben a esa misma ola, entonces el resultado es demoledor: lo del caballo de Atila no tiene ni color, y no pasa de anecdotilla cuento-histórica.

Por ejemplo: ¿qué pinta pretender sostener que el Sacramento del Matrimonio -yo no se habla ni se escribe del “Santo Matrimonio", ¿para qué?- sigue vigente y en todo su esplendor, si luego y a la vez se sostiene y se jalea que una persona casada y en situación estable de concubinato puede decidir en conciencia que tal situación para él, en sus circunstancias, no es moralmente grave y puede por tanto, en conciencia, acercarse a los Sacramentos, y debe ser admitida a ellos?

¿Qué sentido tiene, en la Iglesia Católica, seguir hablando de Ley Moral -Lex perfectae charitatis- cuando a la vez se enseña y se admite que la conciencia propia, no solo al mergen sino en contra de toda la ley moral -natural y divina, que dicen lo mismo- está por encima de esa Ley, y es, por tanto, el útlimo árbitro en el orden moral?

¿La “objetividad” de la Ley está ya totalmente subsumida por la “subjetividad” de la conciencia, y pretender argumentar con la Ley Moral en la mano es cosa de estrechos, rígidos, melancólicos de un tiempo que pasó, inhumanos, jueces inmisericordes, etc?

Y todo esto no se arregla con el “a priori” de que “al Papa lo elige Dios” -cosa que no es Verdad-, o “el Papa es el Papa” -cosa que ningún católico niega-; pero ya con estas dos frasecitas hemos arreglado el mundo y la Iglesia; cuando, de este modo, acabamos siendo más papistas que el papa y, de la misma, más deístas que dios. Y no arreglamos nada, porque tragamos con todo: “las ruedas de molino” las hemos convertido en meras “tortitas de arroz sin azúcares añadidos". En la sociedad, y en relación a la política, pasa exactamente lo mismo, como no pueder ser de otra manera si pasa en la misma Iglesia.

La Iglesia Católica se ha construido -y se construye: no puede ser de otra manera-, a pesar de los pesares, sobre la VERDAD que es Dios: su Palabra y su Persona. De ahí que nunca haya tenido miedo de confrontarse con la “verdad” a ningún nivel: ni intelectual, ni político, ni moral, ni filosófico, ni científico, ni cultural.  Y, modestamente, vence siempre. Lo que no puede es “apearse de ahí", porque dejaría de ser la Iglesia Católica.

Siempre tendremos como referente, como criterio y como salud -humana y sobrenatural: las dos-, las palabras del mismo Jesucristo: Veritas liberavit vos: la Verdad os hará libres. Y solo Ella: porque esa Verdad es únicamente Él.

¿Sínodo de los jóvenes? ¡Por supuesto! Pero desde aquí, y sin salirnos de aquí: porque Jesucristo lo ilumina todo. ¿Sínodo de las familias” ¡Ánimo con ello!. Pero con la misma receta, porque no hay otra.

¿Y cómo se arregla el “kaos” eclesial a nivel doctrinal, moral, disciplinar…? No hay otra meta a la que llegar, ni se puede partir de otro “Principio” que el que se nos ha dado: Yo soy la piedra angular. Aparte que, pretender “dar coces contra el propio aguijón", como nos dice san Pablo, es “de médico". Médico “de lo intelectual” si lo hubiera; que me da que no.

¿Cómo se ha podido pretender, desde dentro de la misma Iglesia Católica, y como lo más de lo más: o sea, como “soplo” del Espíritu Santo este “kaos” en el que estamos casi enterrados? Me da que algunos Le oyeron toser y/o estornudar y se creyeron que les estaba hablando. Y el problema fue que, como es natural porque nada había dicho, a a hora de pretender plasmarlo no se pusieron de acuerdo entre ellos -era imposible-, porque cada uno creyó oir una cosa distinta. Y así vamos: en una nueva Torre de Babel".

¡Ojo, pues :que lo de la torre esta fue un castigo divino por la soberbia de los hombres! Como para dejarse de frivolidades o veleidades pseudo-misericordiosas o pseudo-teológicas.

Porque, y es la última pregunta que lanzo: ¿Quién fue el genio -o los genios- que,desde la Iglesia, pretendió que podíamos y  debíamos “aprender de todos": de los “hermanos separados", de los no creyentes, de las otras religiones, de los paganos y, ahora, de los jóvenes? ¿Esto va en serio? Debe ser que sí, porque así nos va.

Hombre: que todos podemos y debemos aprender de todos, está muy bien, como cosa general; pero si no se concreta es una falsedad del tamaño del vaticano. Por ejemplo: yo no puedo aprender francés de uno que no lo sabe, por muchas matemáticas que sepa; ni puedo aprender matemáticas de un filólogo alemán, por muy sabio que sea en lo suyo; no puedo aprender modales de un maleducado compulsivo; ni aprender a amar la virtud de una persona moralmente podrida; ni medicina de un literato… Y así hasta mañana.

Pero, volviendo a la Iglesia Católica, que ha nacido de la Verdad, para vivirla, defenderla, sacarle todas sus potencialidades y enseñarlas así a los hombres para que sean felices y se salven…, pretender que no tiene nada que enseñar y mucho que aprender es de una estultez con máster: porque se ha estudiado, y a fondo.

Con esa postura, lo único que se ha logrado -patentes están lo resultados- que la Iglesia callara cuando debía alzar la voz, que se apagara la recta doctrina por falta de uso, y que ya no se supiera distinguir nada de nada: “no juzgar” es la máxima de las máximas. 

Pero así, ¿qué queda de la Iglesia? Lo mismo que está quedando del hombre: una sombra; o lo mismo en que están quedando casa religosa sí, y casa también: que cierran.

Amén.

Y recen por mí.

29.09.18

"Actitudes recíprocas de hostilidad",

 Y a ver quién lo mejora, ¡anda! Porque esto son “verdades como puños". Desde siempre. Y vamos a hacer un somero recorrido, así como por encima.

1. Nos situamos en Jerusalén, con Jesús viviendo allí sus últimos días, y donde está asentada la flor y nata del judaísmo ortodoxo. Judaísmo, que condena a muerte a Jesús tras tacharlo de blasfemo y rasgarse sus vestiduras el Sumo Pontífice, cuyo nombre no me merece la pena ahora. Y lo entregan a la autoridad invasora y oprimidora del pueblo judío, para que haga su obra concienzudamente. Que la hacen, claro, no sin la presión conveniente por parte de los principales entre los judíos, con una “oferta” que ningún hombre sensato, por muy Pilatos que fuese -que lo era-, podría rechazar…

¿Por qué hacen eso con Jesús? ¿Les había hecho algún mal? Pues sí, señor. No está en los Evangelios, pero Jesús les debía dar -a los del sanedrían y acompañantes de la misma ralea- hasta en el carnet de identidad. Y tuvieron que defenderse, “recíprocamente", de la hostilidad que no solo estaban soportando sino que, encima, no habían comenzado ellos: ¡eran abslutamente inocentes! Y ¡ya estaba bien!

2. Subimos un escalón en el tiempo y nos vamos a las persecuciones romanas contra los cristianos durante varios siglos: querían acabar con la Iglesia y con todos sus hijos: no dejar ni rastro. ¿Por qué? ¿Les habían hecho algún mal? Pues sí: ahí están los libros de historia y las actas de los mártires para confirmarlo. ¡Los cristianos les insultaban y los maltrataban -especialmente a los ciudadanos romanos-, ya de entrada con su forma de vida, que era un insulto moralmente insoportable para todos ellos: tenían una sola mujer o un solo marido; por supuesto, nada de barragana oficial; no mataban a los recién nacidos; no participaban de sus bacanales; atendían a los que tenían necesidad -pobres, enfermos, huérfanos, abandonados, viudas-…, vamos que había gente que estaba empezando a decir: “¡mirad cómo se quieren estos tíos!” y ¡es que muchos romanos se hacían católicos solo por eso!

Y claro: ¿y su colección de dioses, qué iban a decir? ¿Iban a estar contentos? ¡Seguro que se lo  hacían pagar a modo! ¿Y no dar “culto” al Emperador? ¡Pero estos cristianos qué se han creído! ¡A las fieras con ellos! ¡O a convertirlos en antorchas humanas para alumbrar por las noches las calles de las ciudades! ¡Y a crucificarlos por todas partes, especialmente en los circos y en los caminos! Que ya estaba bien de insultos y desprecios morales, que son mucho peores -se sabe-  que los físicos; y había que defenderse, “reciprocamente” de estos bichos inhumanos.

3. Nos venimos al tiempo actual. ¿Cuántos miles de católicos han tenido que dejar sus casas, sus medios de supervivencia, sus raíces de siglos en países que luego fueron conquistados por los musulmanes, para escapar de una muerte segura, por anunciada? No sé si hay ya datos totales y fiables; pero no han sido 4 ó 5 familias, y eran además muy tiquismiquis. No creo.

Y en una vuelta más de tuerca: ¿Cuántos miles y miles de católicos han sido asesinados, algunos con torturas previas, sin distinción de sexo o de edad, por ejemplo, en esos mismos países? Bastantes miles. ¿Qué les habían hecho los católicos? Vivir en paz con todos los demás, fuesen musulmanes de cualquier orientación, curdos o lo que fuese,. ¡Insoportable! ¡Es que no eran como ellos, sus asesinos! ¡Había que defenderse, pues, y responder, “recíprocamente"! Y es lo que han hecho. ¿Cuántos musulmanes había matado los católicos? Ninguno, que se sepa. Pero… “recíprocamente” es lo que toca y lo que se lleva ahora.

4. Y vamos con los católicos chinos.

Los católicos chinos han sembrado su historia de mártires, antes y después del régimen comunista. Y como “la sangre de los mártires es semilla de nuevos católicos", pues ahí están los católicos, en la clandestinidad, sufriendo lo indecible -lo que no se puede comprender desde aquí si no se conoce esa realidad de primera mano-: ¡los del régimen institucional no han podido con ellos! Y no será porque no lo han intentado, y de todas las formas posibles.

Ahora, se les va a “probar” con una nueva vuelta de tuerca que desde Roma se les pide: que se fíen de un “compromiso” o “pacto” bilateral, entre la diplomacia vaticana de la Iglesia Católica y el gobierno marxista chino, pero “SECRETO": NO HA SIDO PUBLICADO. 

¿Motivos? El gobierno marxista chino estaba ya hasta el gorro de aparecer ante el mundo como el “malo” de la película.

¿Más motivos? En Roma, da toda la impresión de que, últimamente, estaban hasta el gorro de estos católicos, con su Jerarquía al frente, que preferían ser MÁRTIRES -¡sí, mártires!- antes que hablar, dialogar, buscar compromisos, pactar.

Y, entonces, ¿que ellos no quieren pactar? ¡Pues ya lo hacemos nosotros desde aquí!  Amén. Pero así están las cosas.

Por poner una cita de autoridad: “La Iglesia atraviesa, hoy, un momento de inquietud. […]. Es como una revolución interna, aguda y compleja, que nadie se esperaba después del Concilio. […] La Iglesia está herida por los que forman parte de Ella”. Lo escribe Pablo VI, en ¡1968! ¡Si lo sabría bien él! Y, en la mejor de las lógicas, no puede estar refiriéndose al post-concilio, porque al tal “post” no le había dado ni tiempo de ser ni de estar.

Y recen por mí. Muchas gracias.

23.09.18

Los peores fantasmas resucitan, porque "muertos" estaban. O casi.

Me refiero a lo de China y el Vaticano. Da la impresión de que, o no hemos aprendido nada, o de que no se está de acuerdo con lo conseguido por san Juan Pablo II, y hemos vuelto a los peores “tics” del CV II y de la “real politik", con la consabida y ya rutinaria cesión ante el comunismo. ¿Progresando? ¡Regresando, que no es lo mismo! Y a lo peor de lo peor. Y de los peores modos.

Comunismo que, como se sabe pues es notorio, ha costado más de 110 millones de muertos -por  activa siempre: por pasiva, ni se sabe la cifra ni se sabrá-: vamos, que es una bendición para la humanidad; en especial la que está empeñada en demostrar que, en este mundo, quien sobra es la especia humana, aparte -se da por supuesto- la Iglesia Católica; y a eso siguen y están los de la progrez eclesial, con los colaboradores que hagan falta: por ejemplo, el comunismo. O la teología de la liberación, que también se las trae.

Pero, ¿se sabe…, o no se sabe? Debería saberse. O se ha olvidado. O da lo mismo: ¡la ideología por encima de todo! También en el Vaticano, a lo que se ve; porque ya hace unos pocos meses salió uno de allí diciendo que “el comunismo chino es la institución -o como lo dijese- que mejor cumple la doctrina social de la Iglesia". ¡Que hay que ser letrado y obispo como mínimo -mejor hubiese sido aún si fuese cardenal el que largó lo que largó- para lanzar semejante…! [aquí se puede poner lo que a cada uno le sople el espíritu: el que sea, que tampoco pienso señalar]

Y claro, con semejante análisis de premio nobel eclesial -si lo hubiese, que no lo hay; pero sí hay gente que larga como si lo hubiera y quisieran llevárselo-, no me extraña que, siendo una de las manos izquierdas de Francisco, éste le hiciese mucho caso. Y así, da la impre -según señalan los medios; que yo, ni he pisado China ni la piseré- de que se va a cerrar el trato. Ya.

Como ya he señalado en otras ocasiones, todos los intentos de los “progres” muñidores del CV II se están llevando a cabo. En este terreno, como en otros, en Roma y desde Roma no están haciendo las cosas por hacer, sino que las están haciendo concienzudamente.

¿Que alguna cosa de las que se postularon en el CV no se había puesto aún en marcha? ¡Póngase! ¿Que alguna otra ya está marcha, pero…? ¡Acelérese y mejórese! Pero…, ¡es que esto y esto no acaba de casar bien con la Doctrina y el Magisterio de siempre…! Pues, ¡va a casar y a ir a misa! Y no es cuestión de “gestitos” sino de palabras mayores.

Por ejemplo. En las afueras -en las “periferias"- del Concilio -en concreto, y si no me equivoco, en Metz- se firmó -con firma o sin firma, pero se firmó- que en el CV II no saldría ni una sola palabra no ya de condena al marxismo, sino ni una sola referencia.

Y así fue: ni una sola referencia, a pesar de que un buen montón de Obispos de todo el mundo -bien por el “sinodalismo moderno” y la “poesía eclesial": a ser posible la “vaticana"-, en especial los obispos mártires de la Europa del “telón de acero” -¡la mayoría de ellos impedidos hasta de asistir al mismo porque las autoridades “comunistas” les negaron los visados!-, y de otras partes del mundo, así lo habían expresado reiteradamente, dentro del Concilio y fuera.

¡Como si callaran! ¡Como si nadie hubiese abierto la boca en ese sentido! Y si la habían abierto, ¡cállense! ¿Y los que no habían podido venir “por impedimento legal” u “ocupacional e impositivo", lo que era evidente incluso para los reunidos en San Pedro? ¡Pues… como si no existieran, o como si no hubieran podido venir…, por tener gripe!

Las consecuencias fueron desastrosas para millones y millones de personas en todo el mundo; y lo siguen siendo ¿Cuáles fueron esas consecuencias? Por parte de la Iglesia, se entregó el mundo a la ideología marxista, sin la más mínima manifestación crítica -religiosa y/o doctrinal- pública y publicada y oficial por parte vaticana. ¡Mudos total! ¿El marxismo? ¿Qué marxismo? Y el marxismo se expandió. ¡Vaya si se expandió, con los millones de muertos a cuestas, claro!

Pero eso no fue todo: la intelectualidad europea, la que “hacía” o “cocía” la cultura del mundo mundial se quedó no solo con las manos libres para echarse en brazos del marxismo: como lo hizo, haciéndose de ese modo referente para el resto del mundo intelectual y cultural. Y así se infectaron las uiversidades, primero, y luego se fue bajando. Y la filosofía, y luego se fue bajando. Y el concepto de “pesona", que se abandonó: hoy estamos con la “ideología de género". Y se perdió el sentido de todas las construcciones humanas: del Derecho, de la Justicia, de la Libertad, de la Sexualidad, del Matrimonio, de los Hijos, de la Cultura, de la Verdad, del Bien Común en el quehacer político, etc., etc. 

Pero además, como había “peritos” -mas algún que otro Obispo- que comulgaban con esas tesis, la misma Iglesia se infectó de ideología marxista: la teología de la liberación, como he dicho antes, las “comunidades de base” -en especial en Brasil, donde han arrasado la Fe católica, pero también en otros países de hispanoamérica-, y el celam en Medellín, fueron sus buques insignia desde donde se montaron las “ofensivas": mortales para la misma Iglesia y sus hijos, como se puede contabilizar penosamente a dia de hoy.

Tuvo que venir san Juan Pablo II para remediar tamaño desaguisado y “tumbar el muro", el de Berlín; con la ayuda más que motivada del Presidente de EEUU (entonces Raegan) que, este sí, mostró las divisiones que no tenía Roma. Lo digo por la burla de un jefazo de Moscú que, años antes, había preguntado con recochineo: “¿Dónde están las divisiones de Vaticano?". Pues: “¡muros, abajo!". Con esa acción, Raegan vino a limpiar el fango que, sobre todo el mundo, echaron Roosvelt y el de Moscú, con algún figurante como el inglés y el francés: al asunto había que darle “internacionalidad” y que no pareciese un mano a mano.

Pero el lastre es muy grande. Y aquí estamos, dando alas otra vez a los “fantasmas” que estaban, al menos en parte, bien muertos. Es que la vida vaticana, sin cargarse cosas o sin montar “fiestecillas", debe ser muy aburrida. Si no, no se entiende nada.

Las fotos de estos mismos días donde se muestran los estragos de la ocupación marxista -para los judíos, primero, y para los mismos lituanos aunque no lo fuesen, despues- es como una burla macabra con lo firmado ya -o por ultimar- en China. 

¿Cómo es posible tamaña “bipolaridad"? ¡Rompe toda la lógica en cualquiera de sus estadios y de sus horizontes!

Parolin: “Por primera vez, hoy, todos los obispos de China están en comunión con el Papa". ???

Spadaro: “El acuerdo es un signo de esperanza y de paz". ???

Ayer mismo, en el gueto de Lituania: “No seamos sordos al grito de todos los que hoy siguen clamando al cielo". ???

Vidal, “veneno mortal". “Francisco derriba el muro de bambú". ¿Lo pillán? Mota, ni queriendo lo haría mejor que “el cicutas". ¡Y mira que con Mota me parto…!

Claro que siempre vendrá -antes o después siempre viene, porque siempre está, que para eso le pagan- el “portavoz” para desmentir -o mentir, o cortar por lo sano, o lo que hay que hacer- sobre cualquier cosa que se haya dicho o hecho. Y siempre sonriente, que es marca de la casa.

¡Cada vez se hace más grande y más noble la tarea hecha -a conciencia, por supuesto- de aquel otro portavoz de san Juan Pablo II de feliz memoria, y que ya estará en el cielo. ¡Fijo!

Pues eso: ¡a perder China para la Iglesia Católica y dársela a los marxistas de turno, famosos por su acendrado y manifiesto amor a la Iglesia Católica! Total…

Y ¡viva la pastoral y los demás objetivos! Como ha dicho Spadaro (perdón por dos citas seguidas de este sujeto): “No hay otros objetivos en este Acuerdo". O sea: ¡claro que los hay! ¡Muchos y gordos!

Amén.

Recen por mí.

20.09.18

¿Salvar a Francisco o destruir la Iglesia? [como mínimo, colaborar al tema]

Roberto Esteban Duque, sacerdote y profesor de Ética y Bioética de la UFV en Madrid, escribía una “Tribuna abierta” (ABC, 17-IX-18) titulada “La delgada línea entre salvar la Iglesia y destruir a Francisco". Bien argumentada, sacerdotal, intelectual y académicamente. Y me ha sugerido el título con el que abro este articulo.

Lo primero que hace es desmontar la patraña -por juzgarlo yo suavemente- de que la Iglesia ha estado 2000 equivocada. -"con escamas en los ojos", dice- “respecto de la homosexualidad y enviar desde el Vaticano al EMF de Dublín al p. James Martin, un reputado jesuita gay, a quitar esas escamas". Caso que califica -él también juzga- de “provocador” amén de manifestar “la deriva ideológica de reforzar los postulados de la comuidad LGTB, alejada de la castidad y proclive a la promiscuidad".

Lo segundo que apunta es que tras largos siglos de “dominación y represión” que ahora, “con un nuevo pontificado, la ideología barrería de un plumazo desde la resistencia de un lobby todo ese gobierno “despótico y equivocado de la Iglesia".

En tercer lugar, no duda en afirmar que el que todo esto salga a la luz es bueno, “no solo para extirpar  -añade-, sino para que el autor sea consciente del sufrimiento que es capaz de provocar, anestesiado hsta ahora por la vileza del ocultamiento y el poder ilimitado sin virtud". Lo del jesuita desmelenado en Dublín es el icono o, mejor, la foto fija de dicho poder ilimitado, visible y operante incluso en la pública presentación de un acontecimiento mundial de la propia Iglesia, que se manifiesta con ello contraria radicalmente a lo recibido por Jesucristo para que lo lleve al mundo.

Y remata con una aplastante afirmación: “Este tipo de clero, en el que el potencial para el mal domina sobre la santidad de vida, y donde se patentiza un notorio fracaso moral, es el causante de la actual catástrofe que devasta a la Iglesia. […] es ella misma quien provoca desde una evidente desviación de la sexualidad un espantoso escenario de sufrimiento".

A partir de aquí, ya es más opinable lo que expone en su “Tribuna abierta". Y es a lo que voy a entrar, sine animus criticandi: simplemente como opinión personal mía, que matiza la suya.

Ataca a Viganó por pedir la dimisón de Francisco, tras acusarle de cómplice del card. McCarrikk, pues le parece desmesurado y poco leal, además de imprudente y arriesgado; y apunta que la verdad de lo que hay detrás de los abusos debe salir a la luz antes de que se vaya este Papa.

En esto último estoy totalmente de acuerdo, porque la Iglesia Católica no aguanta otro pontificado con esta porquería soterrada y/o mal e insuficientemente desenterrada. O sí. Pero, en principio y me parece lo deseable, todo esto debe acabar ya: cuanto antes mucho mejor para todos, empezando por la misma Iglesia, naturalmente.

Su frase final es de lo más preocupante, aunque no sé, ciertamente, qué intención hay detrás, porque no lo dice: es como si lo dejase en el aire o no quisiera ir más allá: “La fuerte oposición interna del actual pontificado busca debilitar a un sector de la Iglesia para que otro se refuerce. Entre salvar la Iglesia y destruir a Francisco hay una linea muy delgada que conviene discernir con prudencia".

Aquí -y así- acaba.

Como advertencia no está mal: está muy bien. pero se queda corta… o en nada, en suspenso.

Porque, ¿qué quiere decir don Roberto, además de denunciar que las cosas están mal, mal, mal? ¿Cómo interpretar estas dos aseveraciones últimas: hacia dónde apuntan? ¿Acaso hay que salvar a uno -a una- a costa de condenar a la otra -al otro? ¿O pretende decir que de ese modo pueden caer los dos elementos de la disyuntiva? ¿Denunciar los dichos y hechos de Francisco cuando contrastan claramente con lo que la Iglesia ha enseñado siempre y no puede cambiar, es denunciar y atacar a la Iglesia, y dinamitar su misma esencia?

El 1 de agosto ya escribí que “Al Papa no lo elige Dios". A la Iglesia, no es que la haya elegido: es que la ha fundado el mismo Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Antes no existía: Jesús no ha escogido entre lo que había, pues ni siquiera se ha quedado con lo que ya había, con los judíos, elegidos y “creados" ex novo por Él, pero que se habían desvirtuado hasta el punto de rechazarle. A Él, el Mesías prometido y, supuestamente, esperado por todos: jerarcas y pueblo.

Por cierto: es el mismo rechazo de Cristo que, desde dentro de la Iglesia Católlica y por algún que otro sector eclesial -y sus cabezas visibles al frente, con nombres y apellidos-, están pretendiendo hacer.

Esta es la confusión y el combate entablado en su seno. No es un mero pulso entre facciones de poder -así lo dice expresamente don Roberto-: esto lo hay, sí. Pero hay mucho más. Lo que hay es el combate entre la fidelidad a Cristo Y A SU IGLESIA y el rechazo a Él y a Ella. Simpliciter y yendo al fondo.

¿Es “católico” decir que “el problema más importante hoy en la Iglesia Católica es la inmigración"? ¿Es “católico” hablar de los plásticos en el mundo cuya limpieza se constituye en problema eclesial? ¿Es “católico” tergiversar la Palabra de Dios y hacerla “partidista"? ¿Y romper, a mansalva y por cualquier motivo, la disciplina de los Sacramentos? ¿Y “cargarse” las Misas convirtiéndolas en un espectaculo mundano de luz y sonido? ¿Es “católico” el servilismo de los medios de comunicación “oficialistas y oficiales"; denunciado por Gansweing, obispo católico que se sepa, hace unas pocas semanas, y animando a los laicos católicos a tomar las riendas de esa comunicación católica? ¿Es “católico” que un obispo, públicamente y como tal, alabe y anime a los masones a proseguir su “benemérita” labor? ¿Y que ninguna autoridad aclesial lo denuncie y desautorice y lo “empapele"? ¿Ha sido “católica” la formación que se ha dado a los sacerdotes -coherente con un “nuevo” modelo de cura- en los últimos cincuenta años? ¿Y la actuación de la Jerarquía, que ha reconocido -ellos mismos, y sin que naide les forzase o se lo reclamase- que lo han hecho francamente mal en todos sus cometidos? Y así podríamos seguir hasta el próximo mes…

Cuando se “denuncian” estas cosas -las diga quien las diga, vengan de quien vengan- PORQUE NO SON CATÓLICAS, no se está “atacando a la Iglesia” por “atacar a su jerarquía". Ni se está atacando a la Jerarquía cuando se denuncian sus desafueros, reconocidos por ellos mismos, repito. No. Se está defendiendo a la Iglesia Católica de sus malos pastores. Malos pastores, denunciados por Jesucristo en el Evangelio, al que tenemos todos -en la Iglesia- el deber y el derecho de acudir y de recurrir siempre que haga falta.

Para nada se está arriesgando, y menos imprudentemente, el romper “una linea muy delgada” en la Iglesia. Simplemente se les está diciendo y recordando a los pastores, que por lo que hacen y dicen parece que lo han olvidado, que son pastores de la Iglesia Católica: no recoge-plásticos ni comprensivos pastoralistas y moralistas para los que el pecado, de repente, ha desaparecido. ¡Magia! ¡Aleluya! ¡Nos ha visitado un Ángel!

Luego vienen. obligados, los escándalos, las componendas, el tapar y callar, el pagar un pastizal…, y se le echa la culpa al “clericalismo” -cuando no han sabido ni ser clérigos: ni los autores ni los encubridores ni los “mudos"-, y al “elitismo", cuando ni siquiera han sabido ni ser lo que eran. Tampoco han debido escuchar a Francisco cuando decía que “las denuncias, sobre uno mismo y no sobre los demás". O quizá lo han borrado. Delete. ¡Es tan fácil!

Y callar estas cosas es “otorgar", como dice el refrán. No da ninguna luz. No aporta nada, No se defiende nada: SE CALLA: Se está MUERTO.

Y así, calladitos, ni se defienden los principios ni se enseñan a nadie; incluso aunque se “recuerden” en las catequesis o en la formación como “referentes” que ya no se refieren a nada real, porque no descienden a la vida real. 

Y punto, que ya vale por hoy.

Rezad por mí.

14.09.18

La corrupción es la mentira (por lo civil)

Estamos sepultados en corrupción. Toda la sociedad. Hablo de la española, en primer lugar, pero es extensible a todo el occidente: al primer mundo. Y no se salva ningún estamento, empezando por el político y sus miembros, a todos los niveles. Solo salvo a excepciones personales, o a personas excepcionales, que alguna debe quedar. Supongo.

Es como una lava que mana suavemente, pero que funde todo a su paso: no deja ni rastro, y nada queda en pie: solo cenizas: las del propio volcan al enfriarse sus ríos ardientes. Da lo mismo que hablemos de la política, de la judicatura, de la universidad -de tan demoledora y sintomática actualidad en estos últimos meses-, de la medicina, de la policía, del mundo empresarial, de la informacion o del mundo periodistico en todas sus manifestaciones, de lo que sea… TODO ESTÁ PODRIDO. Y, además, se busca corromper a cuantas más personas, mejor: porque la corrupción siempre es de las personas y, a partir de un cierto número de ellas, ya se habla de estamentos y de sistemas de corrupcion. Corrompidos y corruptores.

No he exagerado ni en una sola letra en lo que llevo escrito. Y si me pusiese a enumerar casos y cosas estaría un mes seguido escribiendo; y eso solo por contar desde el año 1982: por poner un año en cierto modo “simbólico” en España.

Aquí, en este país, todo el entramado de corrupción empezó con los sociatas en el poder. Antes de FG y AG -los siameses del psoe, marxistas de temporada- los políticos, ya en la misma transición y en sus inmediatos albores, fueron unos caballeros, en el sentido que antes tenía esta palabra. Por cierto, desde los “cien años de honradez” ya ni existe el vocablo; no digamos su contenido.

En cierto modo, no hubo “engaño” por su parte, porque hicieron toda una declaración de intenciones que, además, cumplieron al pie de la letra: “A España no la va a conocer ni la madre que la parió". El engaño o la mentira como sistema político estuvo más bien en los medios que emplearon, empezando por robar a manos llenas, por comprar a todo el que se vendía, y por mentir compulsivamente. ¿Conoce alguien a un político que, en el ejercicio de sus funciones, alguna vez haya dicho una verdad queriendo? ¡Me encantaría conocerlo, palabra!

Y de ahí se fue extendiendo, como una mancha de aceite usado -que ni merece la pena reciclar porque ya es imposible- por toda España. Se contagiaron los demás partidos -todos: cuánto más rojelios, más, claro-, se sumaron estamentos y, a dia de hoy, la política -y, con ella, la entera sociedad- solo es corrupción, podredumbre y mentira. Se corrompe hasta a los niños desde que son niños. O a la mujer, que es la que más vale. O los indicatos. O los jueces: siempre encontrarán a alguno que haga un “marlaska” cuando le convenga al gobierno o a quien pague más.

Lo último, de momento, lo de PS y su doctorado. Claro que, para eso, hizo falta que toda una universidad estuviese corrompida. Y para que una estuviese corrompida, tenían que estarlo todas las demás. Y lo están, porque vienen funcionando así desde hace más de cuarenta años; empezando por la endogamia y el dedazo: por señalar algo que va contra de la línea de flotación de la misma institución; y no hay entidad que lo resista durante mucho tiempo.

“Todo se ha politizado". lo que viene a significar que todo está corrompido o en vías de estarlo. 

¿Cómo ha sido posible tamaño desastre; de muy difícil reciclaje, por cierto? Todo nace y viene del IMPERIO de la MENTIRA. Y de su poder corruptor de las personas: si se admite, es como admitir la gangrena como síntoma de salud. Y en esto se está. En todos los temas.

¿Cuál es la “madre de todas las mentiras"? Viene de lejos. En concreto, de Diderot, que metió la “cuña publicitaria” -que alcanzó un éxtio de extrordinario recorrido- de que los gobiernos, las sociedades y, en último término -o en primer término- las personas, debían montarse la vida “ut si Deus non daretur" -entonces aún la gente que quería decir algo “culto” o que así le pareciera esribía en latín: ¡qué tiempos!-, es decir, “como si Dios no existiese". 

No hay mentira más gorda ni más destructiva, ni hay engaño mayor que enseñarle al hombre que Dios no existe. Por eso, Diderot, enclicopedista de postín y ateazo con pedigri, que se da cuenta de lo que está diciendo, lo pone en condicional: “como si…". ¡Es que ni se atreve a decirlo tal cual! Así eran los ateos entonces. Los de ahora son unos desvergonzados. Por ej., el R, el de C’s.

A partir de aqui cabe ya todo: desde que “el hombre es el dios para el hombre", hasta la ideología de género; desde la “interrupción voluntaria del embarazo” hasta liquidar a los viejetes o enfermos; desde el divorcio a llamar “matrimonio” al mero arrejuntamiento ambisex u homosex: ¿qué más dará, no?; desde sustituir la VERDAD por las “ideologías” -todas falsas y mentirosas-: hasta que un tío dice que es una tía, lo meten en una cárcel de mujeres y “se ventila” a unas cuantas, hasta que lo trincan -en Inglaterra, lógico-; desde usar los fetos abortados para abaratar o “llevarse” el dinerillo de la calefacción de los hospitales -también en Inglaterra- hasta llevar a la bancarrota a países enteros; desde cargarse la libertad de enseñanza hasta secuestrar la patria potestad de los padres respecto a sus hijos; desde los ERE a mentir en el curriculum vitae, desde que el problema de España es exhumar los huesos de Franco hasta que a una señora, a la que acababan de hacer ministra, engañó con el máster… ¡y la tildan de “valiente” por mentir primero y dimitir después!

Y así podríamos seguir días y días.

Con la mentira por delante y como bandera se puede hacer del hombre lo que se quiera y con total impunidad, porque no hay ante quien rendir cuentas: sin Dios, o sea, sin Vida Eterna, todo está “permitido". Los ciudadanos, a esas aluras, ya están todos convertidos en borregos, ¡y tan a gusto, oigan!

 De Dios nadie se burla. Mucho menos la ingente cantidad de imbéciles -nacidos así o hechos en laboratorio ideológico- que pretenden afirmar y afirman, como denuncia la Escritura Santa: Dixit insipiens in corde suo: non est Deus! (Y no lo pienso traducir, ¿vale?)

De la corrupción “por lo eclesiástico", en la próxima entrega.

Y recen por mí: se lo agradezco.