26.12.12

Bajezas

En esta vida se puede ser muchas cosas. Una de las peores es convertirse en indigno, ruin y mezquino. Y ciertamente hay seres así. Incluso entre quienes, fatuamente, arden en el fuego de las propias vanidades – o resentimientos, que nunca se sabe - .

Las amistades vienen y van. Solo unas pocas se mantienen. Sin que esta falta de permanencia haya que atribuirla necesariamente a mala fe por parte de uno u otro de los amigos. El afecto personal, puro y desinteresado que nace entre dos personas no siempre subsiste. Muchas veces el trato se interrumpe y esa discontinuidad, esa distancia, se impone. En ese caso, en lugar de una amistad queda el recuerdo de una amistad. Pero el recuerdo es mucho; es siempre más que la nada.

Yo guardo, en general, un enorme agradecimiento hacia los amigos que he tenido y que, en cierto modo, sigo teniendo en la memoria. Hemos compartido juntos una parte del trayecto, del recorrido de nuestro paso por el mundo. Y un viaje, si dura muchas horas, transcurre mejor en buena compañía que en absoluta soledad. Aunque, a veces, la soledad es más un premio que un castigo.

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24.12.12

Natividad del Señor

“Mientras Dios está en la tierra, nosotros podemos subir al cielo”, decía San León Magno. Dios se ha hecho presente en la tierra, de modo discreto, humilde, para compartir nuestra vida a fin de que nosotros podamos compartir la suya: “Concédenos compartir la vida divina de aquél que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana”, reza la Liturgia.

El signo de la presencia de Dios entre nosotros es un niño: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva a hombros el principado, y es su nombre: ‘Mensajero del designio divino’ ”. Un mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria. En Él, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser, Dios nos ha hablado.

Todas las naciones, y cada uno de nosotros, están convocadas a adorar al Señor, porque “hoy una gran luz ha bajado a la tierra”. Una luz que es vida, que brilla en la tiniebla, que proporciona orientación y sentido a nuestro caminar por el mundo. La gloria de Dios no es una majestad lejana, aislada, sino la grandeza divina que “acampó entre nosotros” y que nos trae, como regalo inmerecido, la gracia y la verdad.

Sólo cabe, como respuesta, la alegría y el agradecimiento: “No puede haber tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida”. Alegría y agradecimiento, puesto que Dios se apiadó de nosotros “a causa de la inmensa misericordia con que nos amó; estando nosotros muertos por el pecado, nos ha hecho vivir con Cristo, para que gracias a él fuésemos una nueva creatura, una nueva creación” (San León Magno).

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22.12.12

La Virgen Madre

Homilía para el IV Domingo de Adviento, Ciclo C

El cuarto domingo de Adviento la Liturgia nos presenta la figura de María, la Virgen. Ella esperó el nacimiento de Jesús “con inefable amor de Madre”. Y en cada mujer que aguarda con ilusión el alumbramiento de su hijo, encontramos una imagen viva de esta espera del Adviento que, en la Virgen, llega a su plenitud.

El misterio del Adviento y de la Navidad es el “misterio de la Virgen Madre”, en cuyo seno virginal ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. Es un misterio de vida: “Los cristianos celebramos la Navidad de Jesús como el nacimiento de la Vida. Dios mismo pronuncia sobre cada niño esta entrañable declaración: Tú eres mi hijo, envolviendo su fragilidad con el manto protector de una sublime dignidad; Navidad es el asombro permanente ante el misterio de la vida que nace, y el fortalecimiento de la repulsa del aborto que mata silenciosamente miles de vidas humanas en el seno materno” (Mons. Ricardo Blázquez).

María es la Nueva Eva , la Madre de los vivientes. En Ella se nos devuelve la gracia que el pecado original nos había arrebatado. María nos da a Cristo, en cuyo nacimiento se ha desbordado la misericordia de Dios, su amor compasivo hacia nosotros. Jesús, el Hijo de María, es la Vida, el Viviente, el que vence el pecado y la muerte.

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19.12.12

La fe de los sencillos

Me complace dar noticia de un libro en el que he colaborado:

La fe de los sencillos AUTOR: Rico Pavés, José (dir.)
COLECCIÓN: Fuera de colección (FC0105)
ED-IMP.: 1-1 (2012)
PÁGINAS: 1236
MATERIA: Pastoral
ISBN: 978-84-220-1618-2
DISPONIBILIDAD: Total
PRECIO: 37,50€ (sin IVA)

Comentario a la Instrucción pastoral “Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II", de la LXXXVI Asamblea Plenaria de la CEE (30-3-2006).

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15.12.12

El mensaje del papa para la Jornada Mundial de la Paz: complejo, realista y propositivo

No pretendo resumir el contenido del Mensaje del papa Benedicto XVI para la XLVI Jornada Mundial de la Paz del próximo 1 de enero de 2013. Si tuviese que calificarlo lo haría con el uso de tres adjetivos: es un mensaje complejo, es un mensaje realista y es, a la vez, propositivo.

“Complejo” porque se compone de elementos diversos, que no se pueden reducir fácilmente a un titular. “Realista”, porque describe la situación actual yendo a sus causas profundas. Y “propositivo” porque pide aprovechar la crisis para crear un nuevo modelo.

La realidad que vivimos causa alarma, por varios motivos: “Causan alarma los focos de tensión y contraposición provocados por la creciente desigualdad entre ricos y pobres, por el predominio de una mentalidad egoísta e individualista, que se expresa también en un capitalismo financiero no regulado. Aparte de las diversas formas de terrorismo y delincuencia internacional, representan un peligro para la paz los fundamentalismos y fanatismos que distorsionan la verdadera naturaleza de la religión, llamada a favorecer la comunión y la reconciliación entre los hombres”.

¿Cómo superar estos fenómenos preocupantes? No se trata de dar recetas que se limiten a paliar los síntomas; se trata de ir a la raíz. Hay que apostar por “un humanismo abierto a la trascendencia”, por una antropología y una ética que vaya más allá del subjetivismo y del pragmatismo, del relativismo y de la pretensión de “una moral totalmente autónoma” en lugar de reconocer “la imprescindible ley moral inscrita por Dios en la conciencia de cada hombre”. La paz es, en definitiva, “la construcción de la convivencia en términos racionales y morales”. Es preciso, en suma, dejarse guiar “por las exigencias de la verdad, la justicia y el amor”.

Desde esa base se podrá proponer un cambio, “un nuevo modelo de desarrollo”: “Para salir de la actual crisis financiera y económica – que tiene como efecto un aumento de las desigualdades – se necesitan personas, grupos e instituciones que promuevan la vida, favoreciendo la creatividad humana para aprovechar incluso la crisis como una ocasión de discernimiento y un nuevo modelo económico”.

Este nuevo modelo ha de abarcar los círculos concéntricos que afectan a la persona. En primer lugar, respetando la vida humana, “considerada en sus múltiples aspectos, desde su concepción, en su desarrollo y hasta su fin natural”, pero también la verdad sobre el matrimonio y la familia. Cuidando de la educación, ya que el mundo actual necesita “del soporte de un pensamiento nuevo, de una nueva síntesis cultural, para superar tecnicismos y armonizar las múltiples tendencias políticas con vistas al bien común”.

La libertad religiosa – que ha de ser promovida desde un punto de vista positivo -, el derecho al trabajo – que no puede ser considerado como “una mera variable dependiente de los mecanismos económicos y financieros” – y hasta la economía entran dentro de esos círculos. No puede admitirse que se acepte como una convicción que “el crecimiento económico se ha de conseguir incluso a costa de erosionar la función social del Estado y de las redes de solidaridad de la sociedad civil, así como de los derechos y deberes sociales”.

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