Mayo en el blog: La Virgen y la Iglesia
La Virgen y la Iglesia
Los siglos XIX y XX han sido testigos de un resurgir mariano en la vida de la Iglesia. En el siglo XIX, en 1848, se proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción y, en el XX, en 1950, el de la Asunción de María.
El “movimiento mariano”, junto con el movimiento bíblico y litúrgico, ha supuesto un elemento importante en la renovación de la vida católica. En 1958 se celebró en Lourdes un congreso mariológico, en el que se reconocían dos tendencias: una “cristotípica”, que contemplaba a la Virgen en relación con Cristo, y otra “eclesiotípica”, en la que se daba prioridad a la relación de María con la Iglesia.
Importantes teólogos, como el Cardenal Journet, vinculaban a María con la Iglesia. Antes del Concilio Vaticano II, llegaron a Roma múltiples peticiones para pedir una declaración sobre la mediación de María. Ya en el Concilio, en 1963, el cardenal F. Koenig, de Viena, defendió la inclusión del tratamiento sobre la Santísima Virgen en el documento sobre la Iglesia. Por su parte, el cardenal R. Santos, de Manila, abogaba por un texto aparte. Una pequeña diferencia de votos (1114 frente a 1074) decidió que se hablase de María al abordar la Constitución sobre la Iglesia.