18.12.10

La Virgen está encinta

Homilía para el IV Domingo de Adviento. Ciclo A

Una bella antífona invoca a María como Alma Redemptoris Mater, Santa Madre del Redentor, y dirigiéndose a Nuestra Señora dice: “Tú, que ante el asombro de la naturaleza, engendraste a tu Santo Creador, virgen antes y después de haber recibido de la boca de Gabriel aquel ‘Ave’, ten piedad de los pecadores”.

María es la mujer elegida por Dios para realizar el misterio de la Encarnación. En Ella se cumple el vaticinio de Isaías: “Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel” (cf Is 7,14). “En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad” (Catecismo 495).

San Cirilo de Alejandría compara la Encarnación del Hijo de Dios con nuestro propio nacimiento. Cada uno de nosotros ha nacido de una mujer, en cuyo seno se ha ido formando nuestro cuerpo, al que Dios infundió un alma racional. Pero no decimos que nuestra madre sea la madre de nuestro cuerpo, sino que decimos que es nuestra madre en sentido pleno; madre de todo lo que somos.

De modo semejante, María es Madre de Dios, porque en su seno virginal el Hijo de Dios, sin dejar de ser Dios, asumió la naturaleza humana, uniéndose a un cuerpo animado por un alma racional: “El Verbo de Dios nace en la eternidad de la sustancia del Padre; mas, porque tomó carne y la hizo propia, es preciso confesar que nació de una mujer según la carne. Y como a la vez es verdadero Dios, ¿quién tendrá reparo en llamar a la Santa Virgen “Madre de Dios"?”, concluye San Cirilo.

El vínculo que une a un hijo con su madre unió, de un modo peculiar, a Jesús con María. En su seno, el Corazón de Jesús comenzó a latir, haciendo humano su amor divino por nosotros. María fue el sagrario que custodió ese amor para que, incluso antes del nacimiento, inundase a toda la humanidad. En su seno Jesús es ya el Emmanuel, el “Dios con nosotros”.

Leer más... »

16.12.10

Una llamada a la conciencia de la humanidad

Extenso, profundo y realista es el “Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la celebración de la XLIV Jornada Mundial de la Paz”, que lleva como título: “La libertad religiosa, camino para la paz”.

El Papa constata un hecho: “El año que termina también ha estado marcado lamentablemente por persecuciones, discriminaciones, por terribles actos de violencia y de intolerancia religiosa”. Los cristianos “son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe”.

No es éste un hecho ante el que se pueda permanecer indiferente. Por varias razones: Porque constituye una ofensa a Dios y a la dignidad humana, porque supone una amenaza para la paz y para la seguridad, y porque impide el desarrollo humano integral.

Benedicto XVI fundamenta el derecho a la libertad religiosa en la dignidad de la persona humana, que deriva del acto creador de Dios y que hace a la persona titular “del derecho sagrado a una vida íntegra, también desde el punto de vista espiritual”. Sin respeto a la dignidad de la persona es imposible construir una sociedad humana y justa.

El Papa proporciona un concepto positivo de libertad religiosa: “se ha de entender no sólo como ausencia de coacción, sino antes aún como capacidad de ordenar las propias acciones según la verdad”. Sin la referencia a la verdad, resulta imposible la libertad y el respeto del otro.

Consciente de las dimensiones del problema, el Papa recuerda la importancia del ordenamiento internacional, que ha de ser una referencia para los Estados. La libertad religiosa no se agota en la esfera individual, sino que se realiza en la sociedad, “en coherencia con el ser relacional de la persona y la naturaleza pública de la religión”.

Las palabras del Papa son especialmente críticas con los intentos de instrumentalizar la libertad religiosa: “El fanatismo, el fundamentalismo, las prácticas contrarias a la dignidad humana, nunca se pueden justificar y mucho menos si se realizan en nombre de la religión”.

Leer más... »

15.12.10

Confesar la fe con alegría

El Obispo de mi Diócesis, Tui-Vigo, ha tenido la feliz iniciativa de mandar recoger en un librito titulado “Confesar la fe con alegría” los textos del mensaje del Papa en su viaje apostólico a Santiago y a Barcelona. De este modo, y ésa es la intención del Obispo, las palabras del Papa podrán ser leídas y meditadas con calma por los diocesanos.

En la presentación, D. Luis Quinteiro escribe: “Confesar la fe con alegría, coherencia y sencillez es el maravilloso reto al que nos convoca hoy la Iglesia a través de su Pastor Universal. Nuestras lamentaciones y excusas no sirven de nada. Necesitamos ahondar en nuestra fe con gozo, generosamente, y sin rebuscamientos, con transparencia”.

El Evangelio nos pone en relación con la verdad de la vida y de las cosas, superando así las artificialidades que nos rodean. Por otra parte, la fe que profesamos “no es un elemento marginal de nuestra vida ni una dimensión prescindible de la vida social humana”.

Los textos del Papa, concluye el Obispo, “son unos textos que convertiremos en una referencia continuada para nuestra vida eclesial diocesana”.

Leer más... »

Las parábolas del Deán

Me complace hacer una referencia - es de bien nacidos ser agradecidos - a un blog muy interesante: “Las parábolas del Deán”. Este blog ha tenido la atención de recensionar mi última publicación, “La humanidad de Dios".

Igualmente, agradezco la reseña que aparece en en blog “Lector Laudis”.

Alguno dirá que esto es un “lobby". Vale. No lo es, pero si lo fuera no pasaría nada.

Saludos,

Guillermo Juan Morado.

13.12.10

Un nuevo libro: La humanidad de Dios

PRESENTACIÓN

El Cristianismo es la religión de la Encarnación. En Jesucristo, Dios invisible se hace, de algún modo, visible, para manifestar su bondad. Como escribía San Bernardo, “cuando se pone de manifiesto la humanidad de Dios, ya no puede mantenerse oculta su bondad”.

El Cristianismo, en palabras del Beato John Henry Newman, “es una historia sobrenatural casi escenificada: nos dice lo que es su Autor diciéndonos qué es lo que ha hecho”. En Jesucristo, centro y plenitud de la revelación, el mensaje de Dios se personifica. En Él, el hombre encuentra la historia de la Verdad, la manifestación completa y definitiva de Dios.

Este pequeño libro, La humanidad de Dios, quiere ser una ayuda para la aproximación, no académica, sino orante y contemplativa, a esta “historia de la Verdad”. Por eso lo he subtitulado “Meditaciones sobre Jesús, el Señor”. Ofrecemos, en este primer volumen – que sería complementado por un segundo volumen- , treinta textos breves, distribuidos en otros tantos capítulos, que, a su vez, se agrupan en seis partes: “La cercanía de Dios”, “las palabras y los signos”, “el Siervo doliente”, “muerte y vida”, “testigos de su amor” y “Uno de la Trinidad”.

Leer más... »