Aquella vieja mentalidad apostólica (y III).



Hoy presento el último grupo de textos extraído de la antología de la obra del p. Ángel Ayala Alarcó, S.I. (1867-1959): Antología de ‘Formación de Selectos’.

Estos textos describen algunos ejemplos de conductas mal orientadas. En todos los casos el p. Ángel Ayala deja bien claro en qué consisten las actitudes y situaciones que convierten las conductas que describe en auténticos actos de apostasía y traición a la Iglesia, una, Santa, Católica y Apostólica.

Ciertamente, algunas de esas conductas, motivadas por otras actitudes y aplicadas en otras situaciones, podrían llegar a ser muy meritorias.



[9. CONDUCTAS MAL ORIENTADAS]


La mayor parte de nuestros errores en punto a la defensa de la Iglesia dependen de que prácticamente partimos del supuesto de que no vivimos en estado de lucha, en que hay que arriesgarlo a veces todo; no sólo la tranquilidad, sino la hacienda y la vida. De ahí que adoptemos tácticas peregrinas y sobre todo cómodas. (p. 117)




[9.1. Rezar cuando hay que actuar]


La lucha contra la religión en el terreno de la enseñanza, en el religioso, social, moral, político era horrenda. Se la combatía en la universidad, en la escuela, en la prensa, en los espectáculos, en las organizaciones obreras, en los parlamentos. ¿Cómo se contestó a este ataque? Con frecuencia, se iba a la iglesia, se ponían medallas al cuello, se oían pláticas fervorosas, y en paz. (p. 117)



Mientras se blasfemaba en el Ateneo, se corrompía a las juventudes con editoriales pornográficas, se envenenaba a los obreros en los mítines y en los sindicatos, se disparaba toda clase de armas mortíferas contra las almas, muchos cumplían su heroico deber de soldados de la Iglesia abandonando esos campos de batalla y rezando devotamente…

Hemos de rogar a Dios y hemos de pensar que eso es lo primero. ¡Naturalmente! Pero no lo único, ni lo suficiente… (p. 118)




[9.2. Callar cuando hay que hablar]


Salía un día la prensa atronando los oídos con un escándalo calumnioso contra el clero. Los católicos se aguantaban.

Un profesor de instituto suspendía a toda una clase de latín porque el colegio era de religiosos. Los papás de los alumnos se enfurecen y toman el grave acuerdo de callarse.

Se sabe de un alcalde socialista que decretaba en virtud de su autoridad omnímoda que el cura no dijera misa. Los fieles llegan a punto de ir en manifestación enérgica a meterle el resuello en el cuerpo; pero lo piensan mejor y deciden no decir ni palabra. Todos callan, no sea que por evitar un mal venga otro mayor; que arrecie la campaña contra el clero, que el instituto aniquile a todo el colegio y que el alcalde socialista cierre la iglesia parroquial. (p.118)




[9.3. Disimular cuando hay que dar testimonio]


Los sindicatos neutros, los estudiantes, neutros, la prensa, neutra, la política neutra…, y ése es el gran procedimiento para coger a las masas! Nada de confesionalismos; porque de ellos huyen las multitudes, y sin multitudes no tenemos fuerza, y sin fuerza no hay organización y sin organización sucumbiremos ante el adversario. Pero influyamos sobre las masas hablándoles sobre los principios universales de la moral. Y así poco a poco [¿Gota a gota?] las conquistaremos para la causa del orden y de la paz.

Eso se decía antes de la guerra. ¡Qué pena daba oír ese lenguaje en labios no ya de católicos, sino de sacerdotes religiosos! Cuando lo verdadero y lo fecundo es lo contrario: primero es el espíritu, luego viene el número; porque Dios bendice sus obras y los pocos con espíritu son apóstoles que atraen masas. (p. 119)




[9.4. Dialogar con quien no escucha, ni es previsible que lo haga, en vez de actuar]


Dos ejércitos se han declarado la guerra a muerte, y el uno de ellos tiene al otro acorralado y casi vencido. De repente uno de los capitanes del último se da una palmada en la frente y exclama ante varios oficiales: Quitémonos las armas y a vestirnos de levita y de chistera. Y, en efecto, se enguantan y van a ver al general del ejército contrario. Entran en su cámara, le hacen una profunda reverencia y le dice el que lleva la voz cantante: Excelentísimo señor: profundamente apenados al considerar la espantosa matanza que los soldados de Su Excelencia han causado en nuestras filas, venimos a protestar respetuosamente del agravio que se nos hace. Y hecha otra reverencia se va cada uno por donde ha venido.

Siempre nos produjeron esta impresión extraña y ridícula las visitas al Presidente del Consejo, cuando éste era un enemigo declarado de la Iglesia.

La experiencia dolorosa de todos los días nos refregaba ante los ojos la realidad de lo estéril de este medio de combate. Y, sin embargo, llega otra ocasión y a ponerse la levita, los guantes y la chistera.

¿Estábamos ciegos? Pero, ¿no nos estaban acribillando con la prensa, con el Parlamento, con las organizaciones socialistas, con el profesorado volteriano de las universidades, con las escuelas laicas, con los espectáculos indecentes e irreligiosos? Y nosotros, ¡a protestar respetuosamente ante el Presidente del Consejo!

Claro es que muchos iban justamente esperanzados, porque figuraba en la comisión un primo tercero de cualquier ministro. ¡Una fuerza definitiva! (p. 120)




[9.5. Ceder cuando no hay que permanecer firme en la fe]


Ceder es peor que callar, porque es abandonar el campo. No debemos ceder ni un ápice de nuestros derechos, ni un ápice en el terreno de los hechos. Sólo se puede y se debe ceder en cualquier terreno cuando lo mande la Iglesia; si no, no. Y la Iglesia muchas veces no cedería si nosotros defendiéramos valerosamente su libertad.

No debemos ceder; lo primero, porque el terreno que se abandona se reconquista con gran dificultad. Es más fácil mantenerse en el puesto que se tiene, resistiendo varonilmente, que no perderlo y recuperarlo después. Muchos religiosos que abandonaron sus puestos en la dispersión de Francia, no han podido luego volver a ellos.

Las leyes dan muchos recursos: si uno falla, se adopta otro; hasta agotarlos todos. Es el procedimiento de sentido común que usan para defenderse izquierdas y derechas. Ceder es dar muestras de debilidad; y nada envalentona tanto al enemigo como ver que se le teme… (p. 121)



Pero no debe ser así, porque hemos conocido a muchos que cuando arreciaba una tormenta contra la Iglesia, aconsejaban que se aguantara el chubasco capeando el temporal. Capear el temporal era una frase muy linda, que significaba que cediese y sacara el partido posible.

Ejemplo: un sujeto amenaza a otro con darle cincuenta palos. Éste se da una palmada en la frente y exclama lleno de júbilo: ¡Ya estoy salvo!. E incontinenti dice a su agresor, volviéndole las espaldas: Descargue usted veinticinco y en paz. ¡Este individuo ha sacado el partido posible!

Era el método de defensa de la Iglesia de muchos políticos. ¿Se trataba de privarla de sus bienes y sus derechos? Pues en vez de robárselos todos se deja que le roben la mitad. Y ya está el triunfo.

Nosotros hemos visto la siguiente escena muchas veces: un perro grande ve un lagarto y le acomete; si el lagarto huye, muere irremisiblemente; si el lagarto le hace rostro, enseñándole sus dientecillos agudos, el can se contiene, aunque sea un mastín. ¡Hasta el fuerte respeta al débil cuando se defiende! (p. 122)




[9.6. Esperar cuando hay que actuar]


Cuando los católicos temen, dejan para mañana las actitudes que pueden acarrear conflictos. Y mientras tanto, la revolución va paso a paso invadiendo el terreno. No acaba con nosotros de una vez, pero nos inutiliza uno a uno. El resultado es idéntico. (p. 122)




[9.7. Halagar al poderoso indigno de tal halago]


La táctica de ceder era sabia; pero había otra más eficaz, propia de inteligencias superiores, la cual consiste en halagar al enemigo.

Ejemplo: viene un toro furioso a darnos una cornada; el método novísimo de luchar contra él no es darle una buena estocada, sino unos bombones. ¡Es de un éxito fenomenal! ¿Se quiere, v.gr., amansar la furia de un catedrático enemigo de la religión? Pues se le regala una cátedra en la Central y ya está.

Son cosas que si no se ven no se hubieran creído. Antiguamente era otra cosa. ¿Venía un enemigo con un garrote? Pues se le enseñaba otro y en paz. (p. 123)




[9.8. No hacer nada cuando hay que defenderse]


…los que se figuran que pacíficamente han de conquistar el mundo están condenados al fracaso: o a lo que es peor, a creer que hacen grandes cosas, cuando no hacen nada.

Creen que peleando no se consigue nada, y pacíficamente lo consiguen todo; es verdad si ese todo son sólo provechos propios.

Si los enemigos atacan a la Iglesia, no les responden; para que no la ataquen más. Le pegan a uno un palo; pues se aguanta para no recibir dos; ¡y eso es un triunfo del método pacifista!

Si a fuerza de arrimarse al poder público consiguen un cargo lucrativo, estos pacíficos se figuran que la Iglesia les debe eterno agradecimiento. Si un católico responde con energía a un ataque a los intereses de la Iglesia, los pacíficos le tachan de polemista, de imprudente y de tonto.

Si son sacerdotes, consagran su preciosa vida a confesar tres docenas de devotas, siempre las mismas: sólo para evitarse líos.

Si son escritores, para no tener polémicas por sus escritos, escriben sobre un cacique chino del s. IV. Y no sobre cuestiones candentes de actualidad. (pp. 123-124)



Un gran libro sobre el maniqueísmo sería un desacierto. ¡Nos destruyen los ejércitos inmensos de socialistas, y nosotros disparamos contra los maniqueos! (p. 133)




[9.9. Obedecer las leyes injustas]


La cuestión es ésta: se trata de un derecho de la Iglesia claramente conculcado, la supresión del catecismo en las escuelas, la supresión de las órdenes religiosas, etc.

¿Qué deben hacer los católicos? ¿Esperar a que los prelados den la orden de ataque, o lanzarse a la lucha sin esperar más? No es cuestión teórica.

Los prudentes contestan: esperemos a que los prelados publiquen una pastoral colectiva; y asegurados así, luchemos como leones…

Cuántas veces si los católicos defendieran valerosamente los derechos de la Iglesia, claramente conculcados, ganaría ella sus batallas sin más que decir a los poderes públicos: ‘He aquí la voluntad de España’. Y cuántas veces, por la prudencia, la comodidad o la cobardía de los buenos se vio la Iglesia sin fuerza ante los poderes públicos para reclamar sus derechos.

Cuando la jerarquía no crea prudente una protesta clamorosa, ya ella hablará; pero mientras calle, qué ha de pensarse que dice sino: ¡valientes! ¡Adelante!

Es una falsedad piadosa esperar en todo caso las órdenes de la Iglesia para orientar y estar seguros en la actuación.

Primero, porque hay muchas cosas que no son de su jurisdicción. ¿Quién podrá exigir que le diga la Iglesia el número de años de latín que ha de estudiarse en el plan de enseñanza secundaria?

Segundo, porque hay muchas cosas sobre las cuales ya ha hablado cien veces la Iglesia, por ejemplo, sobre la libertad de enseñanza. (pp. 124-125)




[9.10. Abstenerse cuando hay que actuar]


Los enemigos de la La Iglesia asaltan todas las fortalezas; la política, la administración, las universidades, las academias. Y los católicos se inhiben. ¡Pues ya se sabe lo que será de nosotros! Es necesario ir a la lucha, por deber y por instinto de conservación.” (p. 148)



Desgraciadamente hemos seguido la norma de la abstención; y cuando no, hemos pecado de incautos. Si la fortaleza de una institución está tomada de un modo que no es posible llegar a su conquista, sino que por razón de su reglamento y la manera de elegir sus miembros se asegura el espíritu hostil a la Iglesia, entonces ingresar en las obras es candor de paloma. Nuestros enemigos solicitan a veces nuestra cooperación en estas obras con un interés vivísimo; es que quieren cazarnos y que les sirvamos de cimbel para coger a otros. Así hemos visto ejemplos deplorables de católicos ilustres que figuraron en organismos de la Institución Libre y que sólo sirvieron de reclamo y tapadera. (pp. 148-149)



Pero si no ir a ella [la lucha] es una equivocación, ir a ella sin preparación y sin plan es peor. Un soldado que intente él solo tomar una fortaleza enemiga es un demente… (p. 148)



[Por otra parte] Es ley general que no pueden hacer nada los que no tienen nada que hacer.

¿Les sobran todas las horas del día porque tienen aseguradas la subsistencia propia y la de los suyos con superabundancia? Pues ésos son los que no disponen de media hora para consagrarla a promover el bien común y a defender la causa de la religión.

¿Están abrumados de trabajo porque han de procurar la sustentación y el bienestar de sus familias? Pues esos son los que sacan tiempo de cualquier parte para defender sus ideales religiosos…

Y es que el que no tiene que hacer es un hombre sin ideales que no se da cuenta de que es un soldado obligado a la lucha por su fe; un inconsciente de sus deberes para con la sociedad, de la cual recibe innumerables bienes y a la cual debe una parte de su tiempo y de su actividad…

Los que no tienen que hacer, o son ricos acostumbrados a no sacrificarse, o son inútiles para el buen desempeño de cualquier puesto de responsabilidad. (p. 157)




[9.11. Hacer lo que no hay que hacer, para no tener que hacer lo que hay que hacer]


Da pena ver a ciertos hombres buenos, pero completamente desorientados. Quieren hacer algo; no saben qué. Y como no tienen preparación para actuar, proyectan una inutilidad y se entusiasman. Y viene el fracaso y desaparece lo proyectado, y ni se dan cuenta de que aquellos que se hundió no sirvió para nada. Y encima lo ponen en su haber como una gran partida.

Cuando se hace que se hace, todo es bombo y platillos. Ya que no se hace nada, por lo menos que parezca que se hace mucho… (p. 149)



[Otras veces] Hay tipos de estudio, a quienes devora el ansia de exhibición, que crean una obra inútil para hacerse a sí mismos presidentes, que bullen con una actividad incansable para traer al retortero a toda la aristocracia y a todas las autoridades, que se confieren a sí propios el honor de dirigir la palabra en las asambleas pergeñadas a fuerza de visiteos, y que, en último término, no sacan de toda esa acción estéril sino el gusto de bombearse a sí propios. (p. 150)



Hay muchos modos interesantes de hacer que se hace:

1. Querer lo mejor, criticar lo bueno y no conseguir nada.
2. Quitar a una asociación sus elementos para hacer con ellos otra asociación similar.
3. Dar mítines católicos a obreros socialistas.
4. Intentar vencer la revolución desde las tertulias y los banquetes.
5. Nombrar el comité de los trece, la comisión de los cinco y la asamblea de los cincuenta.
6. Hacer que los obreros estudien apologética, cuando no saben el resumen del Ripalda.
7. Hablar a los hambrientos del infierno y de la gloria.
8. Echar discursos a los niños para enseñarles y tenerles rabiando para educarlos.
9. Publicar en los periódicos columnas y columnas de actos religiosos.
10. Meter en una asociación a los que piensan blanco y a los que piensan negro.
11. Trabajar en una obra católica con vividorcillos políticos.
12. Meter en una misma asociación a obreros, estudiantes, empleados y militares.
13. Predicar novenas con teologías profundas, etc.

Pero además hay otros procedimientos especiales de hacer que se hace. Enumeremos algunos:

14. En España, la vida de una asociación es inversamente proporcional al número de sujetos de su junta directiva. ¿Tiene diez directivos? Pues hace la mitad que si tiene cinco. Naturalmente que llegará al colmo de la actividad cuando tenga un hombre. Un hombre para cada obra; ése debe ser el lema. (p. 151)



15. [Veamos otro ejemplo] Un congreso debe ser cosa utilísima, pero puede ser cosa inútil; un modo de hacer que se hace. Entre nosotros los hay fecundos; estériles muchos más. Hablamos de los congresos en general, literarios, científicos, educativos, etc.

Tres, cinco días, con sesión mañana y tarde, lecturas de sabias ponencias, discusiones vivas, conclusiones, y unos magníficos discursos de clausura: son algo con que se da la sensación de actividad y de provecho. Y, en efecto, concluida la asamblea, cada cual se va a su casa, a esperar la Memoria del congreso. La cual llega (hay ejemplos, antiguos y modernos) a los dos años con toda puntualidad.

Mientras tanto, los congresistas olvidan las conclusiones y se dedican a la dulce tarea de hacer cada cual lo que le da la gana, o a no hacer nada, que es nuestra ocupación más favorita.

Sin embargo, no seamos pesimistas; porque los socios se ilustran mucho, viendo museos, mejoran de salud con las excursiones a los alrededores, los ponentes lucen sus dotes de inteligencia y cultura, los oradores arrancan ovaciones, los espectáculos se ven más concurridos, y con la Memoria, los autores de los trabajos, al cabo de los años, se recrean leyendo en letra de molde cada cual su propio escrito. ¡Cuántos provechos de un golpe!

Para el éxito rotundo [de un congreso] no hay necesidad de aconsejar las cosas siguientes:

a. Es imprescindible que los temas y las ponencias sean tantos, que no haya tiempo material para tratarlos; como suele suceder.

b. Los mismo decimos de las conclusiones, cuantas más se saquen mejor. Que se pueda hacer con ellas un folletito.

c. Los congresos deben sólo celebrarse de tarde en tarde; así las cosas parecen nuevas y no se fatiga demasiado los asistentes.

d. Ha de ponerse exquisita diligencia en que a nadie se le ocurra la peligrosa idea de pedir al comenzar el congreso una breve Memoria de lo actuado desde el congreso anterior.

e. La elección de los oradores que han de clausurar las sesiones, pide sean hombres de palabra fácil, selecta; pero, sobre todo, que no sean especialistas. (p. 152)



f. Hablemos con sinceridad. No podemos vanagloriarnos de ser exclusivos en la celebración de congresos de esta naturaleza. También los congresos internacionales nos dan ejemplo de banquetes, excursiones, visitas a espectáculos y demás métodos de aprovechar el tiempo. (p. 153)



16. [Como otro ejemplo, véanse] Las tácticas contra el comunismo.

Son muchas y muy fecundas.

a. La primera es hacer un estudio profundo acerca de la esencia metafísica de comunismo.

b. La segunda es hacer una historia documentada de sus orígenes, su desarrollo, su estado actual, sus funestísimos efectos.

c. La tercera, celebrar un cursillo de ocho días, con ponencias eruditas sobre las diversas clases de comunismo.

d. La cuarta, celebrar un curso superior sobre los diversos modos de combatir el comunismo.

e. La quinta, reunir una asamblea nacional para oír el parecer de las diversas regiones acerca del estado en que el comunismo se encuentra en cada una de ellas.

f. La sexta, crear una asociación cuyo fin sea combatir el comunismo poniéndose en el ojal de la americana un distintivo con ese letrero: anticomunista.

¡Qué fecundos son muchos españoles en hallar remedios eficaces contra los males de la Iglesia y de la patria! (p. 158)



17. Las obras-asilo.

Apenas corre la noticia de que se va a fundar una obra, el presidente se ve abrumado con cartas como ésta:

«Mi querido Pepe:

Te recomiendo eficacísimamente al dador.

Con decirte que es un excelente católico, padre de diez hijos y por añadidura cojo y sordo, me parece que he dicho bastante para que lo coloques.

Un abrazo de tu buen amigo,

Juan».

Otra carta:

«Queridísimo Fernando:

Enhorabuena por tu cargo. De veras que me he alegrado de tu nombramiento, entre otras causas, para
que ejercites tu caridad con los desgraciados.

Hace un año me viene persiguiendo el dador de la presente y espero me libres de esta pesadilla. Dale cualquier cosa, que de fijo se contenta con ella. No sabe leer ni escribir; pero es un alma de Dios. Está delicado de salud, no sé si herido del pulmón, y hay que procurar que no se canse, ni se esfuerce, ni se enfríe.

Tu amigo que te abraza,

Paco».

Y ahora vamos al presidente. Si se enternece, llena la obra de inútiles y la mata y falta a sus deberes de justicia para con los accionistas que le confiaron sus intereses. Es decir, convierte en un asilo de desgraciados lo llamado tal vez a ejercer un influjo religioso, social o político de primer orden. Y por añadidura, los asilados se quedan en la calle, porque como son inútiles, ellos mismos matan la obra. (pp. 153-154)




[9.12. No dejar a otros hacer lo que tienen que hacer]


No hacer nada, pero desear que el vecino lo haga todo, es cómico. Que unos caballeros descarguen en las señoras el peligro de recoger firmas es el colmo de lo valiente y lo ridículo. Pero al fin, dejan trabajar y desean se trabaje: lo trágico es no dejar hacer…

¡Cuántas obras magníficas se han visto fracasar por impedir que trabajen los demás!… Y es que ocurre lo siguiente: se pasan lustros y lustros sin que a nadie se le ocurra una idea provechosa. Pero viene un hombre de iniciativas y concibe una empresa y comienza a ejecutarla. Lo que era un lago tranquilo se convierte en un mar tempestuoso. ¿Cómo se entiende?, dicen los de abajo. Y despellejan al desgraciado que ha tenido la osadía de querer hacer algo. ¡Abajo!, dicen los émulos, los que tal vez proyectaron algo parecido y no lo supieron hacer. ¡Alto!, dice la autoridad. Eso no se puede hacer sin sus trámites debidos. Total: se examina el plan, se discute, se le dan largas, se le ponen condiciones al autor y se acaba por no hacer nada. En unos es molestia, porque ven que otros trabajan, mientras ellos se dedican a holgar. En otros es envidia, porque ven que otro va a sacar adelante lo que ellos no pudieron. Y finalmente, en la autoridad es a veces falta de orientación. Y así, en vez de estimular las iniciativas, las mata. (pp. 154-155)




[9.13. Dejar hacer a otros hacer lo que no tienen que hacer]


Cuando en un teatro se representa una obra irreligiosa u obscena, el método corriente de combatirla de las personas decentes es muy sencillo: no asistir. Con no asistir, y dejar que se ponga en escena centenares de veces y que se envenenen los demás, ¡el colmo del deber cumplido!

Los indecentes e irreligiosos aplauden a rabiar… ¡Claro; están en su derecho! Ejercitan la libertad de pensamiento, la libertad de reunión, la libertad de conciencia… Y los decentes y honrados también están en el suyo: en el derecho a no molestarse por la decencia pública, en el de no meterse en líos para evitar que se hunda la sociedad…

Parecería natural que tuviéramos derecho a que no se ultrajasen públicamente nuestros sentimientos religiosos y, por consiguiente, a manifestarlo así. Pero los demasiado prudentes se espeluznan y exclaman: ¡Oh! ¡Ante todo, la corrección y la legalidad!

Mas lo que sucede es que si los osados se desenfrenan y los decentes se callan y la autoridad se inhibe, prácticamente la calle y la plaza y los espectáculos quedan en poder de los enemigos del orden. Es decir, que si no cabe la protesta fundada, pero pacífica, será necesario que emigren de la tierra los ciudadanos decentes. (pp. 155-156)



Para los demasiado legalistas, es un consuelo pensar que protestar sería peor que aguantarse; dar aire al incendio. Es un consuelo. Le pegan a uno cuatro palos; pues mejor que los reciba con resignación que no exponerse a que le den ocho.

Sin embargo, resignarse es dar aliento al enemigo para que multiplique los golpes. ¿Hay leyes? Pues exigir que se cumplan. Lo segundo, protestar ante la autoridad, como quien exige su derecho, con tenacidad y energía. Lo tercero, acudir a la prensa, hablando recio, para que se entere el mundo. Y lo cuarto, lo quinto, y lo sexto, usar de todos los medios morales y físicos que conceden las leyes divinas y humanas; todo menos callar y aguantarse para no dar aire al incendio. Es decir, todo menos creer que un incendio crece si se echa agua a las llamas y se apaga si no se echa.

[Por ejemplo,] Es el sistema de combatir la revolución que se siguió con los religiosos cuando la quema de los conventos.

Lo primero fue avisarles caritativamente que no tuvieran armas, no para evitar que se defendieran, ¡claro está!, sino para no enfurecer a los incendiarios.

Lo segundo, ordenar a la fuerza pública que dejase a los criminales saquear e incendiar. Era un desahogo consentido al pueblo para que, contento con eso, no degollase a los frailes. (p. 136)



Lo tercero, que si los religiosos o sus amigos defendían algún convento, la autoridad encarcelase y multase a los asaltados.

Lo cuarto, no abandonar el mando, como protesta, a pesar del incendio de los conventos.

Lo cual dicen que no fue desamparar a los inocentes, sino habilidad política y misericordia no agradecida. ¡Qué hubiera sido de los restantes conventos de España si no se sigue este maravilloso procedimiento! ¡Causa espanto pensarlo! (p. 157)


Espero que este florilegio de textos de la Antología de la obra del p. Ayala editada por HazteOir.org haya sido de su agrado. Ojalá haya animado a alguien a leer la antología completa. Y si fuera la obra completa del p. Ayala, mejor que mejor.

Pero, aún más importante, ojalá le haya ayudado a algún católico a perder algunos respetos humanos, a tener un poco más de santa desvergüenza. Como dijo Juan Pablo II en su discurso de inicio de pontificado el domingo 22 de octubre de 1978: Fratelli e Sorelle! Non abbiate paura di accogliere Cristo e di accettare la sua potestà!.

Quizá, com más medios técnicos, el p. Ayala lo hubiera podido decir más alto. Pero difícilmente lo hubiera podido decir más claro. Ahora, que cada uno cumpla con su deber. Incluidos los políticos católicos. Si es que realmente hay.

Hay políticos que se creen católicos. Y hay políticos que dicen ser católicos. Sin embargo, no hay ningún partido que coseche más de veinte mil votos y que esté claramente en contra del aborto. Salvo Josep Miró i Ardèvol, no sé de ningún político católico que haya abandonado su partido por cuestiones de conciencia.

Así pues, independientemente de lo católicos que digan o crean ser, nuestros políticos católicos actúan políticamente, en el mejor de los casos, de forma aconfesional, ocupando un espacio electoral que otros católicos con más valor podrían emplear bastante mejor. ¿Hasta cuándo tendremos que seguir traicionando nuestra fe?

Hasta que queramos. En nuestro voto reside nuestro poder político.


cfr. p. Ángel Ayala Alarcó, S.I. (1867-1959): Antología de ‘Formación de Selectos’, selección a cargo de Pablo F. Gutiérrez Carreras, Madrid, HazteOir.org, 2008, 160pp., 12€, ISBN: 978-84-612-3818-7

Jon Barwise & John Perry: Situaciones y actitudes, Madrid: Visor, 1992, ISBN: 978-84-7774-865-6

15 comentarios

Por mi parte ya lo tengo bien asimilado pues he recibido regalado el libro del Padre Ayala que lo regalan en HAZTEOIR de la cual soy un socio más. Verdaderamente en los tiempos del Padre Ayala el principal enemigo de la Iglesia era el Socialismo, y queda tambien actualizado para nuestros dias.
18/12/08 6:53 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Silveri Garrell_

Ahí está el drama de la situación.

Los emmos. y rvmos. cardenales de Sevilla (mons. Carlos Amigo Vallejo, OFM), y Barcelona (mons. Lluís Martínez i Sistach), y los excmos. y rvmos. arzobispos de Tarragona (mons. Jaume Pujol i Balcells, Opus Dei), Mérida-Badajoz (mons. Santiago García Aracil) y Santiago (mons. Xulián Barrio Barrio) entre otros, están más interesados en fastidiar las iniciativas del emmo. y rvmo. cardenal de Madrid (mons. Antonio María Rouco Varela) que en oponerse al socialismo imperante en sus respectivas diócesis.

No es un espectáculo muy edificante.

Del resto del rvmos. mons., en algunos casos es mejor no entrar en demasiados detalles. De lo contrario nos vamos a tener que acordar de los silencios de los prelados en vascongadas y de su actitud en Canarias en relación a la allí omnipresente y anticristianamente muy activa masonería.

Yo sólo le pido a Dios que dé a esos prelados santa pereza. Que no hagan nada. Que se estén bien quietecitos y bien calladitos. Con que no estorbaran ni molestasen a los que sí queremos hacer algo, bastaría.

Si hoy en día un católico fiel monta una universidad católica, corre el riesgo cierto de que el obispo de su diócesis acuda a la justicia civil para que le expolie su propiedad.

Y si estos son los generales, no hace falta imaginarse cómo es la tropa que les secunda. En cualquier caso, no creo que a ni a esos generales ni a su tropa les haga las más mínima gracia la actividad de HazteOir.org, organización a la que seguramente consideran demasiado crispada.

Yo colaboro con HazteOir.org siempre que puedo.

¡Feliz Navidad!
18/12/08 7:41 PM
  
Juan 35
Le felicito por regalarnos esta sabiduría encerrada en los textos del Padre Ayala.
A mi me da mucho coraje cuando nuestros queridos monseñores o el nuncio acuden a recepciones y cenas de nuestro cómodo monarca (Q.D.G), y digo lo de cómodo por no emplear una expresión más cercana a la realidad, en relación con el Gran Duque de Luxemburgo o Balduíno (Que Dios tenga en su Gloria), que antes de poner su firma en Leyes contra la vida se juegan el puesto en defensa a su fe.
O cuando aquéllos dicen palabras fuertes, pero casi siempre políticamente correctas respecto al Gobierno.
Pero es que se tiene miedo a la palabra excomunión?
Se tiene miedo a la palabra criminal referida a todos los que desde su puesto legislan y ordenan leyes abortistas?
Se tiene miedo a la persecución, a que nos quemen alguna Iglesia?
Se tiene miedo a sermones que digan claramente que apoyar a los políticos que no están en contra del aborto es pecar mortalmente de acción o de omisión?
Basta ya de hipocresía y medias tintas y llámese criminales a quien lo son y basta ya de lo políticamente correcto.
Si uno es católico y no es perseguido por defender la Vida y la Verdad en la época en que sólo en España se trocean y torturan más de 100000 niños al año qué le dirá a Nuestro Señor Jesucristo el día del Juicio?
Claro, todo eso de Demonio, Juicio, Excomunión, Salvación, Martirio, son cosas que la teología actual quiere enterrar y sobre todo... tan politicamente incorrectas.
18/12/08 8:43 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Juan 35_

Supongo que se puede opinar sobre muchas cosas. Y una de las cosas sobre las que se puede opinar es acerca de cómo estima cada obispo que es más oportuno gobernar su diócesis.

Pero no es sobre eso sobre lo que estamos opinando hoy aquí, tú y yo. Estamos hablando de otro asunto que espero que le quede muy claro a todo aquel que tenga la bondad de seguir leyendo. Estamos hablando de la defensa de la integridad de la fe. De nada más.

Es evidente que no tiene sentido excomulgar a alguien que no es creyente. Sin embargo sí tiene sentido advertir muy seriamente y, en caso necesario, excomulgar públicamente, a aquellos políticos que también públicamente afirmen ser católicos practicantes y, a la vez, defiendan el llamado derecho al aborto.

Me refiero, muy especialmente, a los sres. d. José Bono Martínez y d. José Blanco López, del PSOE, y a d. José Antonio Durán Lérida, de UDC.

Sí, creo que se tiene miedo a la palabra excomunión; se tiene miedo a la palabra criminal referida a todos los que desde su puesto legislan y ordenan leyes abortistas; se tiene miedo a la persecución, a que nos quemen alguna Iglesia; se tiene miedo a sermones que digan claramente que apoyar a los políticos que no están en contra del aborto es pecar mortalmente de acción o de omisión.

A todo eso tienen miedo nuestros prelados. Por eso han retirado el contencioso contra EpC. Y luego van y echan la culpa de la situación a los fieles cuando no pasan olímpicamente de todo porque resulta que crispan el ambiente de convivencia cívica, pacífica y tolerante. ¡Los pastores acusando a sus ovejas cuando se enfrentan al lobo!

Patético.

En todo caso, creo que nuestra norma de actuación ha de ser ésta:

Cuando la jerarquía no crea prudente una protesta clamorosa, ya ella hablará; pero mientras calle, qué ha de pensarse que dice sino: ¡valientes! ¡Adelante! Es una falsedad piadosa esperar en todo caso las órdenes de la Iglesia para orientar y estar seguros en la actuación.

Y cuando la jeraquía no quiera esa protesta clamorosa, que lo diga bien claro, bien alto y, sobre todo, de forma conjunta y con el apoyo de la Santa Sede.

Entonces, y sólo entonces, dejaremos de hacer lo que hacemos y que algunos, ignorando la semántica léxica más elemental, llaman crispar.

¡Feliz Navidad!
18/12/08 10:44 PM
  
Luis Fernando
Entras por aquí y huele a catolicismo.... así da gusto.
19/12/08 9:21 AM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Luis Fernando_

Es el olor de la verdadera Navidad.

Cristo, una vez más, nos muestra que no estamos solos. Que Él siempre está con nosotros. Y que estará con nosotros hasta la consumación de los tiempos.

¿No es para estar alegres y contentos?

¡Feliz Navidad!
19/12/08 9:42 AM
  
Juan 35

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS¡¡
19/12/08 10:25 AM
  
Miguel Serrano Cabeza
_A todos_

No me resisto a incluir aquí una cita del blog de nuestros recientemente estrenados compañeros de La Buhardilla de Jerónimo:

Pero quizá hoy sea necesario algo de controversia. Es probable que las generaciones futuras, sin embargo, se pregunten por qué tardamos tanto en darnos cuenta qué es, realmente, el Señor, y por qué tardamos tanto en volver a comportarnos como corresponde.

¡Bienvenidos y feliz Navidad!
19/12/08 3:48 PM
  
Foix
Gracias por los textos, que son sabrosos. Y verdaderos son y buenos de pensar y repensar. Ya me has convencido, Miguel, para que compre el libro...

Algún día tendremos que salir de la madriguera, digo yo. Siquiera por respirar, que ni respirar nos dejan. Y por dar cuatro voces para decir lo que somos y sentimos, lo que nos parecen las cosas. Y por tener algún aprecio de nosotros mismos, que parece que ni nombrarnos [cristianos] podemos.

No cabe esperar nada de nuestros actuales partidos políticos; están en completo estado de pudrición y, ni siquiera el PP o CiU, harán nada -no pueden ni quieren- por sostener el discurso cristiano. Sus dirigentes carecen de la consistencia debida, su juicio se ha apagado y no entienden nada, no entienden, desde luego, "lo que está en juego". Sé muy bien lo que me digo, no puedo ser más explícito, procedo del núcleo del "infierno" y he transitado esos círculos dantescos de los que, con la ayuda de Virgilio, y del buen Dios, logré escapar. Dante recorrió los nueve círculos en 24 horas; era el día de Viernes Santo del año 1300. Yo necesité 17 años para cartografiar toda la topografía del infierno con sus fosas. Pero estoy vivo; eso es lo que cuenta.

Se lo reitero: hay que construir "arcas" y recomenzar. No hay más opción. Andelkrag está perdido.

Por lo demás -lo sabemos- la batalla está ganada; que Otro la ganó para nosotros colgado, como una res, de un madero.

Feliz Pascua de Navidad.
19/12/08 10:01 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Foix_

La única manera de construir "arcas" y recomenzar, de salir de la madriguera para respirar, dar cuatro voces para decir lo que somos y sentimos, lo que nos parecen las cosas, y para tener algún aprecio de nosotros mismos es asociándonos a algún movimiento católico que funcione.

Gracias a Dios ya pasó el tiempo de los llaneros realmente solitarios. Ahora esos pistoleros deben trabajar para la caballería. Serán las mismas personas. Sólo que ahora trabajarán como exploradores o mensajeros del regimiento. Seguirán estando solos. Pero ya no trabajarán solos.

Todos esos movimientos tienen defectos, a veces graves y a veces no tan graves. Igual que los santos.

Tenemos que escoger el que más nos ayude a estar cerca de Dios, el que nos deje hacer lo que sabemos hacer o lo que sabemos que vamos a saber hacer cuando hayamos podido prepararnos de forma adecuada.

Cada uno de esos movimientos es un arca. Todas esas arcas necesitan marineros expertos que las guíen, que las gobiernen y que las mantengan en buen orden de funcionamiento.

Así, todo el que quiera podrá subirse a una de ellas.

En cuanto a lo de los partidos políticos, yo sólo sé de uno que convoque marchas frente a medio centenar de clínicas abortistas.

Evidentemente, ningún obispo ni ninguna comunidad le va a dar su apoyo porque... ¡es un partido político cristiano!

La topografía del infierno. Qué sintagma nominal tan expresivo para describir esos parajes por los que, por desgracia, han vagado nuestras almas.

Sin embargo, ¡Cristo está con nosotros!

¡Feliz Navidad!
19/12/08 11:43 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_A todos_

No puedo evitar el preguntarme por qué no existen en España humoristas capaces de hacer chistes de puro sentido común, como por ejemplo éste de Dana Summers.




Supongo que nuestros humoristas son todos tan inteligentes, tan cultos y tan sesudos que no pueden rebajarse a practicar según qué humor.

Es broma, claro.

Sin embargo, lo que no termino de entender es por qué los editores de publicaciones católicas de una cierta tirada (ABC, La Razón o Época) no pagan a los autores de este tipo de chistes para publicarlos en sus páginas.

Si no están faltos de luces es que, ellos también, están demasiado iluminados y son, claro, aconfesionales.

Pues va a ser la aconfesionalidad (vaya palabro), me temo.

¡Feliz Navidad!
20/12/08 11:05 AM
  
Foix
Esta vez es sólo para felicitarle por las imágenes del arcángel Miguel, patrono de una asociación católica que un grupo de amigos hemos creado hace poco y que se llama Vincula Christi (Capturados por Cristo, Atrapados por Cristo). La Asociación se constituyó el pasado 29 de septiembre, festividad de San Miguel, y ha sido aprobada oficialmente el día de San Francisco Javier, patrono de las misiones, el pasado 3 de diciembre. Empezaremos a operar después de Navidad. Entre tanto le dejo la dirección del blog -aún en pruebas- donde podrá leer el Preámbulo de los Estatutos:

http://vinculachristi.blogspot.com/2008/10/estatutos-de-la-asociacin-prembulo.html

Y ahora, nuestra invocación: Sancte Michael Archangele, defende nos in proelio; contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur: tuque, Princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute in infernum detrude .

Por lo otro, estoy completamente de acuerdo con usted en incorporarse a algún movimiento católico: la fe, el amor y la esperanza se cultivan en comunidad y es allí donde tu empeño cristaliza en obras. Pero de esto hablaremos otro día.
20/12/08 5:00 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Foix_

El PROMPT de la contraseña de mi portátil es configurable por software. Cada día, cuando lo pongo en funcionamiento, la BIOS me pide una contraseña el texto de cuyo PROMPT es éste:


San Miguel Arcangel, defiendenos en la batalla; contra la perversidad y las insidias del Diablo, se nuestro amparo. Sujetelo Dios, imploramos suplicantes. Y tu, Principe de la Milicia Celestial, por el Poder Divino arroja al Infierno a Satanas y al resto de Espiritus Malignos que para la perdicion de las almas vagan por el mundo.

Eterno Padre te ofrezco la Preciosisima sangre de Tu divino Hijo en union con todas las Misas celebradas hoy en todo el mundo por todas las Santas Almas del Purgatorio.


No puedo usar acentos porque el programa de la Flash BIOS sólo reconoce la tabla de caracteres ANSI/ASCII-437 de los EUA.

Ciertamente, la marginación de la experiencia cristiana a un espacio propio y cerrado es evidente en el positivismo jurídico que empapa el Estado moderno. Todas las oraciones, todas las voces, todos los brazos, todos los grupos que se unan contra ese Estado divinizado, tirano de nuestra religión, nuestra moral y nuestras costumbres, son pocos para la lucha que hemos de sostener. En primer lugar lucha contra la cobardía disfrazada de posibilismo no sólo de nuestras tropas sino también de nuestros oficiales y generales.

Que Vincula Christi sea ejemplo de esa lucha a través de la Caridad de Cristo.

Cristo es un cazador magnífico. Sabe a quién, cómo, cuándo y dónde apuntar, qué arma utilizar y con qué munición la ha de cargar. Nunca yerra un disparo. Nunca desperdicia una oportunidad. Sin embargo, a diferencia de los cazadores, no quita la vida sino que la da. Y la da en abundancia. Y nuestra sociedad la necesita. La necesita desesperadamente.

Es una cuestión de caridad.

¡Feliz Navidad!
21/12/08 1:39 AM
  
Juan Carlos de la Fuente Díaz
Es evidente que en nuestros días los católicos estamos bastante desorientados en el seguimiento de la Verdad Que es Cristo. Sobre todo en el caso de los políticos.
Pero denunciemos a quienes así realemnte actúen pro sus actos y declaraciones. Pero no denunciemos a quien intenta ser coherente con su fe y vivirla así en su acción política.
Respecto al Sr. Durán Lleida, podremos estar muchos en desacuerdo con él en lo que respecta al tema autonómico, pero es un hombre que siempre ha querido ser coherente con su fe. Que es católico y no tiene miedo en proclmarse como tal. Que sostiene, incluso contra gente de su socio de Convergencia, el ideario moral y familiar cristiano.
Afeemos las actitudes de quien tenemos que afeárselas, pero no actuemos a tontas y locas.
22/12/08 9:37 AM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Juan Carlos de la Fuente Díaz_

Si tan católico es el sr. José Antonio Durán, ¿por qué no votó en contra de la ley del aborto?

Si tan católico es el sr. Jorge Pujol, ¿por qué dio libertad a los miembros de CiU en la votación del aborto?

Curiosamente, ninguno votó en contra. El sr. Durán, tampoco.

En Estados Unidos los Kennedy, Giuliani, Pelosi y Biden han sido muy seriamente advertidos por los obispos.

Aquí, no.
22/12/08 10:42 AM

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