InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Archivos para: Mayo 2011

30.05.11

La naturaleza del pecado y el lobby gay

Durante su campaña presidencial Sebastián Piñera pidió el apoyo del lobby gay a su candidatura y como buen político, fue totalmente ambiguo en cuanto a qué les ofrecía a cambio. Dos años después, durante la Cuenta Pública a la Nación del pasado 21 de mayo, el Presidente no dijo nada respecto a una regulación de las parejas homosexuales, y su silencio ha gatillado el debate nacional acerca del tema: por un lado al gobierno, con la excusa de regular situaciones de concubinato, propone establecer un Acuerdo de Vida en Común aplicable a parejas hetero y homosexuales que no puedan casarse; y por su parte la izquierda exige que se legalice matrimonio homosexual.

Ya habíamos visto por qué ninguna de las dos opciones beneficia a la sociedad, pero no deja de llamarme la atención que sea el silencio del Presidente lo que dé lugar a la discusión. Hace unos días, Juanjo Romero nos contaba que el porcentaje de homosexuales en la población general se eleva apenas sobre el 1%, según muestran una y otra vez los estudios estadísticos, particularmente el último de ellos efectuado por The Williams Institute de la UCLA en California, fija esa cifra en un 1,7%. Entonces me pregunto: si los homosexuales son una minoría ¿Por qué el lobby gay tiene tanto poder? ¿Qué explica que toda nuestra cultura tenga que ajustar su forma de pensar y actuar, sus instituciones y manifestaciones artísticas para acomodar a esa minoría en particular?

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26.05.11

¿Y si Dios no existiera?

Un lector nos plantea una hipótesis interesante:

“Supongamos, en mi caso momentáneamente y exclusivamente como “hipótesis de trabajo", que Dios existe. Es una realidad constatable que el mundo, la vida, no está para nada exenta de dolor, enfermedades, guerras, crímenes, sufrimiento, catástrofes naturales, muerte… que afectan a todos los habitantes del planeta, animales y vegetales, humanos y no humanos, por igual. Me pregunto, le pregunto, ¿si Dios no existe, o si dejara de existir mañana, notaríamos alguna diferencia en todo lo anterior?.”

En primer lugar, anotar que la pregunta expresada de esa forma es contradictoria, porque da por supuesto que Dios existe, y luego, al formular la pregunta, se pone en el supuesto que Dios no exista, pero incluso resulta más interesante así, porque nos permite explorar varias posibilidades diferentes.

Primero preguntémonos ¿Puede Dios dejar de existir? Desde luego, la respuesta es un rotundo no, porque eso implicaría un cambio en el ser de Dios, y Él, siendo eterno, no puede cambiar en sí mismo. Imagino que muchos de mis lectores de inclinaciones más filosóficas objetarán esta formulación, pero hay varias formas de expresar la misma idea, y esta es la más breve que me viene a la mente ahora, antes de pasar a temas más interesantes.

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22.05.11

Los evangelios ¿son confiables?

Conversando acerca de la confiabilidad de los evangelios como documentos históricos, un lector nos comenta:

También el codex sinaíticus es del siglo IV, y el estilo de escritura griega del códice vaticano es alexandrino así que probablemente también es oriental. Los fragmentos de texto más antiguos que los códices más completos no tienen el texto completo del Nuevo Testamento y por lo tanto no se puede saber si ha sufrido adiciones o no el Nuevo Testamento vertido en los códices.

Si esos códices fueran los únicos textos con los que contáramos para confeccionar las Biblias actuales, podría caber alguna duda respecto a su fidelidad a los originales. Sin embargo, esos documentos no son más que copias de otros más antiguos, a los que tenemos acceso al menos parcialmente, y su valor no viene dado por su antigüedad u originalidad, sino por ser las recopilaciones completas (de los 73 libros de la Biblia) más antiguas que se conservan. La entrada Papiros del Nuevo Testamento, de la wikipedia contiene un listado los que se conservan hasta hoy según el trabajo de Nestle-Aland, que es el estándar actual, y muestra que muchos de ellos son anteriores al cuarto siglo.

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17.05.11

Malas Películas: El Vengador-El Sicario de Dios

Hay películas malas y malas películas. Películas malas son aquellas donde el guión no tiene sentido, la actuación es plana y monocorde, la escenografía es mediocre, la fotografía básica y la dirección parece hecha por un aficionado. Acá hablaremos de las otras.

Luego de encarnar al albino “monje del Opus Dei” (ni pregunten) en El Código Da Vinci, imagino que a Paul Bettany le quedó gustando esto de patear traseros de herejes bajo las órdenes de un cardenal, porque de otro modo no se entiende esta película.

Así que, con esas ganas y poco más debió comprarse el set del Juez Dredd, incluyendo la metrópolis futurista, el entorno desértico y la moto de Silvester Stallone, y como bono, para que la oferta fuera más real y atractiva, le incluyeron a Christopher Plummer, en reemplazo de Max Von Sydow. Cualquiera diría que Rob Schneider puso un precio demasiado alto a su dignidad, como para retomar su rol de alivio cómico en este refrito… y eso que hablamos del mismo actor que nos entregó obras culminantes (no sé de qué, pero sin dudas serán difíciles de superar) como Gigoló y ¡Este Cuerpo no es Mío! Ahí tienen los primeros 15-20 minutos de la película.

Para evitar demandas por propiedad intelectual de los productores de Juez Dredd, había que introducir algo novedoso, así que los de Priest se miraron y dijeron al mismo tiempo “¡Vampiros!", y así tenemos nuestro querido Silas (menos el teñido albino) recorriendo el desierto para rastrear y destruir a los malditos chupasangres que mataron a su hermano.

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14.05.11

Por qué soy católico: La cuestión religiosa

En esta serie de entradas, que se pregunta si hay razones para ser católico, hemos dicho hasta ahora, que es lógico interrogarse acerca de Dios y buscarlo en la historia, y que, en esa búsqueda la Iglesia puede entregarnos información confiable acerca de Jesús. Por lo tanto, a continuación corresponde preguntarle a ella qué nos puede decir acerca de tan particular personaje.

Al hacer esto, la Iglesia responde “toma, lee estos cuatro libros que contienen el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, ellos fueron escritos bajo inspiración divina y por los apóstoles y seguidores de Jesús", lo que nos pone en la necesidad de detenernos un momento y examinar qué tan confiables son los evangelios para establecer las obras y doctrinas de Jesús.

La cuestión evangélica

Si los evangelios logran mantenerse como fuente de información confiable entonces tendremos una cantidad enorme de datos que prácticamente nos pondrían en diálogo directo con Jesús, ya que ellos registran no sólo lo que él enseñó, sino también las objeciones que hacían los que se encontraban con él a lo que parecían doctrinas novedosas. No examinaremos por ahora la inspiración divina de los evangelios, porque todavía no hemos establecido que Jesús pueda darnos información acerca de Dios que sea fidedigna, o indicarnos qué libro proviene de Dios, pero sí podemos explorar el segundo criterio propuesto: que ellos hayan sido escritos por apóstoles y seguidores de Jesús.

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