De manzanas podridas

No me gusta escribir sobre estos temas. No lo hago con gusto, pero con sentido del deber, porque parte de una labor periodística honesta radica en denunciar lo impresentable en una sociedad: y la personas que traicionan la confianza de sus hermanos, mucho más si son sacerdotes, causan un escándalo demasiado grande como para permanecer callado ante esta cuestión.

Es grave que el ya ex párroco de Noez y Toñanés haya cometido un desfalco de 17.000 euros. Y más para los menesteres de los que se le acusa, que no repetiré aquí. Lo triste es que es un sacerdote joven que tenía toda la vida por delante, y la ha echado por la borda por puro vicio. Qué pena que todo haya tenido que terminar así. Desde luego, este señor no puede ejercer apropiadamente su ministerio, ya que no es digno de la más pequeña encomienda, y aparte tiene unos problemas personales gravísimos. Y que conste que no juzgo su persona, Dios me libre, sino los escandalosos actos que son objetivamente despreciables. Espero, y creo que el haberlo confesado ya es un paso, que se arrepienta de lo que ha hecho y que considere detenidamente qué hará después de salir de la cárcel. En España, claro, nunca se sabe. Un juez es capaz de dejarlo en libertad (a ver si se reinserta), pero eso es harina de otro costal.

Lo que sí hay que hacer es dar la enhorabuena a Don Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo, por una actuación rapidísima. No le ha temblado el pulso frente a este escándalo. Si hay que tener tolerancia cero con los pederastas en la iglesia, en cualquier otro asunto que cause esta conmoción, lo mismo. Ya podrían aprender otros, un poquito más al norte, pero bueno. Quien calla es dueño de sus silencios, pero los que le actúan a tiempo siempre tienen la gratitud de los que solo podemos escribir estas pobres líneas.

En todo actuar, la manzana podrida corrompe al cesto, y cuando se la saca rápidamente, se hace un gran favor al resto. Hay veces que, desgraciadamente, no se actúa y la manzana sigue ahí, podrida, y a veces haciendo un daño enorme. Me viene a la mente el caso Maciel. Por obra y gracia del Espíritu Santo los Legionarios de Cristo son sacerdotes verdaderamente ejemplares, pero nadie habla de los que salieron desencantados, y a muchos de sus sacerdotes y fieles que todavía no saben como reaccionar ante la resaca de todo lo que se ha destapado de su fundador y la visita apostólica. Os pido encarecidamente que los recordéis en vuestras oraciones porque lo necesitan mucho.

Incluso aquellos que provocan el escándalo requieren de nuestras oraciones. Si viven, hay esperanza de conversión. A veces el orgullo se interpone, o la vida pasada les parece tan horrible que son incapaces de seguir creyendo en su labor. Espero, pues, que este párroco, sacerdote o como queráis llamarlo logre redimirse, y que haga algo que no ha hecho hasta ahora: confiar en Dios.
Miguel Vinuesa.

Actualización: En el post hago menciones a posibles consecuencias penales. Al final no se presentarán cargos contra este sacerdote. El Arzobispado se hará cargo de la deuda y nadie presentará denuncia. Gracias a los que os habéis puesto en contacto conmigo para mantenerme al día de esta cuestión.