El peso de los católicos franceses en la carrera al Elíseo y una mirada a España
En pocos meses veremos el resultado de una nación y otra. El otro día hablé de la postura iluminista de Obama contra los católicos americanos. Si no rectifica a tiempo puede costarle la Casa Blanca. Antes de noviembre, dentro de tres meses, Francia elige nuevo presidente.
Esta hija predilecta de la Iglesia, la gran Francia, el país más laicista de toda Europa, busca con lupa y GPS cual es el peso de los votos católicos en la carrera hacia el palacio del Eliseo. El actual inquilino de ese recinto palaciego ha impartido varios discursos sobre la importancia del catolicismo en la historia de Francia y de toda Europa.
Ahora, en la precampaña electoral, el partido socialista francés desea, como en España, topar con la Iglesia Católica, algo que le ocurrió a Don Quijote cuando buscaba la casa de su amada Dulcinea en el pueblo de El Toboso, que posee una preciosa iglesia parroquial, antes de llegar a la actual casa-museo de la dama de los sueños quijotescos.
Según los sondeos previos realizados por entidades expertas en comicios, los católicos franceses votarían al actual presidente en la primera vuelta con un porcentaje aceptable, y en la segunda mucho más decisivo para que permanezca otro quinquenio en la presidencia de la república.










