La unidad contra el aborto se desmorona
Un regalo que nos ha pasado el año anterior a éste es el asunto del aborto. Y, otro regalo es la división que entre las asociaciones de lucha contra el aborto se está dando en España de un modo lento pero implacable.
Tras la manifestación del 17 de octubre pasado alguno de los grupos convocantes se salieron de la plataforma organizadora de aquel acontecimiento. Luego vinieron diversos protagonismos en los medios de comunicación, e incluso en la organización de protestas más de grupo minoritario.
Durante los días navideños, de modo singular en torno a la fiesta de los Santos Inocentes, la división, la intolerancia y el desprecio entre algunos grupos ha sido manifiesta y manifestada en escritos conteniendo fuertes ataques mutuos, que están colgados en la red.
Incluso se cierran blogs y se borran a petición de los mismos blogueros, dejando a muchos lectores preguntándose por los motivos de estas decisiones incomprensibles. La verdad es que la unión entre los variados grupos contra el aborto y en defensa de la vida humana está demoronándose lentamente como un azucarillo en el café.
Otros se preguntan si la eficacia del contenido de los actos de protesta contra el aborto surten efectos cuantificables en la sociedad, o más bien mueven a la risa del pobre desvalido. Sobre ésto informa la portada de hoy de InfoCatólica.
Y yo me interrogo si no estamos asistiendo, una vez más al asunto de siempre, que los variados “protagonismos” grupales están destruyendo la unidad de la fuerza cívica contra una ley tan abominable, aunque algún político, que se llama católico, la califique hoy, en un medio de comunicación de alcance nacional, de muy “buena".
Finalmente, me sigo cuestionando la necesaria unidad monolítica en defensa de la vida humana desde el seno materno. De lo contrario, la ley del aborto llegará al BOE cuando los almendros estén floreando y anunciando la llegada de la primavera.
Sinceramente, o nos unimos o nos hundimos en la defensa de la vida humana. O dejamos los protagonismos absurdos y buscamos la unidad de verdad, o perdemos credibilidad ante la sociedad. Porque los aborteros no paran, son fuertes, poseen todos los medios de comunicación y ninguno se sale del carril uniforme de pensamiento y acción.
Mientras, los católicos estamos haciendo una guerra de guerrillas que sirve para poco.
Tomás de la Torre Lendínez