Católicos acomplejados. Ahora, Barcelona
La estrategia de callar y sonreír no solo no sirve de nada, sino que da pie a que nos tomen el pelo más cada día. Nuestros queridísimos políticos, en aras a una laicidad que nadie entiende y que no sabemos de dónde se han sacado, poco a poco van cachipodando todo lo religioso de la vida de los españoles so capa de respeto, pluralismo y no sé qué más leches.
Pues bien, nuestros queridos obispos en general, unas cuantas hermandades y cofradías y la mayor parte de los curas nos hemos decantado por callar, sonreír, llevarnos bien y aquí no pasa nada. No solo eso, sino que mientras nos dan de patadas en las canillas y más arriba si nos descuidamos, nosotros, en actitud pretendidamente evangélica, seguimos abrazando alcaldes, diputados y consejeros pensando que… Bobos estamos. Ya hace tiempo escribí en este mismo portal que necesitamos obispos con la mitra “mu bien atornillá”. Y ya me entienden.

Los documentos papales se supone son para animar, confirmar en la fe, aclarar, unir, hacer iglesia. Je.
Me cuentan que Cáritas Internationalis y el Servicio Jesuita a Refugiados acaban de hacer público un
Y me quedo corto diciendo manía. No se me confundan, por favor, porque estoy seguro de que han escuchado mil veces por activa, pasiva, perifrástica y circunloquial eso de que la gran diferencia entre progresistas y conservadores consiste básicamente en que mientras los progresistas están con los pobres y oprimidos, los conservadores son los acomodados, los que quieren estar con los ricos. ¿A que sí, a que se lo han explicado así muchas veces? Pues sepan que si se lo han creído, han sido víctimas de una colosal tomadura de pelo. ¿Quieren pruebas? Se las voy a dar.