De párrocas y párrocas
El título oficial de párroca de momento no existe, que yo sepa, aunque ya no me atrevo a afirmar nada. Yo se lo he dado siempre a esas mujeres, porque en amplísima mayoría son mujeres, que están metidas en sus parroquias colaborando con o sin comillas.
He conocido párrocas excelentes. Aún me emociono recordando a Charo, mi sacristana, mi párroca de Navalafuente, a la que dediqué un emocionado artículo cuando falleció hace ahora cuatro años. Charo era silencio, disponibilidad, entrega, confianza en la Iglesia, en su párroco, en el vicario. Una mujer que jamás hacía nada, ni cambiar un mantel o unas flores, sin preguntar. Callada y generosa. Jamás supe de muchos gastos que pagaba directamente de su bolsillo. Su casa, la casa de todos los curas de su pueblo y el entorno. En casa de Charo cualquier sacerdote sabía que podía comer, descansar, ir al baño, pedir lo que fuera.

No es que sean malos, es que hay gente que, cuando menos te lo piensas, en lugar de ser prudente y callar por no liarla, te suelta exactamente lo que piensa que, además, y curiosamente, es lo que piensan muchos que se callan por timidez, miedo, vergüenza, prudencia evangélica o acongoje gonadal.
Llego de Gascones ahora mismo. Los martes suelo celebrar por la mañana para poder disponer de un día algo más tranquilo a lo largo de la semana. Siempre hay alguien, aunque no crean que muchos: dos, tres, quizá cinco el día que acuden las religiosas catequistas con alguna voluntaria de Cáritas. Siempre… o casi siempre.
No sé los años que algunos llevan pidiendo un Vaticano III. Tampoco sé muy bien para qué. Si de lo que se trata es de libertad para que cada uno haga lo que quiera y se organice como le parezca, eso ya lo tenemos. Estamos instalados en la Iglesia del “depende” en la que lo único fijo son los horarios de misas y casi que tampoco.
Lo vemos y lo decimos todos, pero no cabe duda de que tiene especial importancia que lo afirme y reconozca nada menos que el obispo portavoz de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Argüello, durante un desayuno con el Nueva Economía Fórum.