Aquí un lunático
A mí que alguien pierda la fe, la encuentre, la transforme o cambie el catolicismo por hacerse Hare Krisna me parece una opción completamente personal y respetabilísima. Personalmente lo puedo considerar un error como me parece equivocado alimentarse exclusivamente de hamburguesa, tomate y patatas con ali oli, pero entiendo que cada cual es dueño de su colesterol y sus triglicéridos.
Más me costaría comprender que el devoto de la hamburguesa y el kétchup se pasara el día ridiculizando a los fidelísimos seguidores de la dieta mediterránea como si tuviera que justificar algo, mientras pide respeto para su forma de alimentarse.

“Vivir el viento, compartir el sol, reír el agua”, “caminar sintiendo el gozo de la vida compartida”, “saberse uno con el último miserable en la espera de una nueva forma de contemplar el universo”, “abrazarse al amanecer y hacerse luz en un mundo donde el dolor clama por la vida”, “las fronteras son los espinos que matan la comunión de la humanidad regenerada”.
El que se piense que con colocar una cartelera con los horarios a la puerta de la parroquia es más que suficiente como información, lo tiene claro. Y al menos lo tiene, que hay parroquias que ni siquiera.
Había una vez un anciano fraile que siempre que surgía un conflicto en la comunidad exclamaba: “conserve cada cual su puesto”. Sabio religioso. Porque aquí los grandes conflictos de las parroquias estriban justamente en esto.
Acabo de recoger el correo como cada día. Un auténtico fardo de papel con cosas del más variopinto. A ver que hago un resumen.