Elogio de la misa de diario
Lo que mejor define la vida y calidad de una parroquia no está tanto en los momentos grandiosos cuanto en las cosas pequeñas del día a día. Me explico: quien más y quien menos se esmera en el triduo pascual, la misa del gallo, las primeras comuniones o el día que acude el obispo. Es verdad que a veces somos tan desastrosos que hasta en esos días podemos caer en lo cutre, aunque no sea lo más habitual.
Lo que da la medida de la liturgia parroquial suele estar más en esas símples ¡simples! misas de diario que son el indicativo de la vida interior de esa comunidad.

Rafa hizo su primera comunión con nosotros. Yo era su párroco y siempre he mantenido una excelente relación con toda la familia, tanto que no han sido óbice ni mis cambios de parroquia ni el suyo de domicilio para que continuemos con esa relación de afecto y confianza.
Con lo de ayer de “Por tantos” he de decir que, además de los comentarios publicados, he recibido bastantes correos sobre el tema. Me sorprendió especialmente uno, con su posterior intercambio, en el que un amable lector me decía que era normal que la Conferencia Episcopal Española colocara la publicidad de “Por tantos” en sus páginas oficiales, como Religión Digital.
Me extrañaba esa metedura de pata de la conferencia episcopal. Pero cuando uno ve que en Religión Digital, siendo lo que es, se anuncian instituciones como Foessa, Manos Unidas, la Pontificia de Salamanca o Comillas, o tiene como colaboradores a obispos y cardenales, cuando te dicen que la conferencia solo pone publicidad de por tantos en esa web, tiendes a creértelo.
Cada vez con más frecuencia impongo a la gente que acude a confesarse conmigo la penitencia de hacer un rato de oración en la capilla de la adoración perpetua que, por cierto, para los incrédulos, sigue abierta después de año y medio.