Parroquias abiertas, pero al revés
A mí lo de ser abiertos me parece bien. En realidad, a un servidor le parece bien casi todo siempre y cuando me lo expliquen y me dejen sacar mis propias conclusiones.
Estoy muy de acuerdo, por ejemplo, en que vivimos en una Iglesia cerrada, y, en consecuencia, de parroquias no digo cerradas, sino cerradísimas. Pero cerradas sobre todo en una dirección. Quiero decir parroquias cerradas para lo bueno y completamente aperturistas para lo malo. A ver si me explico.
En muchos sectores de la Iglesia, muchos sí, me ratifico, apertura viene a consistir en un convertir el dogma, la moral y la liturgia en algo orientativo, aleatorio, en una especie de marco referencial desde el cual cada quisqui toma sus decisiones, celebra sus liturgias, para liturgias o pseudo liturgias, orienta o desorienta conciencias y cree en que lo más seguro es que quién sabe. Apertura es que en una parroquia haya que escuchar a la sin par Yayo Herrero o al gurú de moda, y celebrar a ritmo de cuencos tibetanos.

No sé qué nos pasa en algunos sectores de la Iglesia que de repente recibimos una luz cegadora que nos tira del caballo y nos hace comprender que hay personajes sin los cuales no hay reunión, congreso, charla, curso o encuentro que se precien. No es fácil saber cómo comienza la cosa, pero hay un día en que surge un nombre, como si del último profeta se tratara, y a partir de ese momento si no va Fulanito es que ni charla ni nada.
Sale hoy en todos los medios un tweet del actual concejal de hacienda del ayuntamiento de Madrid, de Podemos, por supuesto, en el que directamente califica de gentuza a la gente que va a misa, a la vez que afirma que el Jesús de Nazaret de esa gente que ha abierto y sigue #YoVoyaMisa estaría apedreando a mujeres adúlteras y mercadeando en el templo.
Y de qué manera. Y desde hace ya cuánto tiempo. Los enemigos de la Iglesia nos tienen cogida la sobaquera y nos tienen tomadas las medidas porque saben que aquí, en el fondo, y lo sabemos todos, nunca pasa nada.
Desde luego la gente no tiene la culpa. O al menos, toda la culpa.