Venirse arriba
La diferencia entre toro manso y toro bravo es facilita. El manso ante el castigo, ante las dificultades, se echa atrás y se acula en tablas. El bravo se crece en el castigo, pelea más, se va al centro de la plaza y dice: aquí estoy yo. Esto es lo que los taurinos llaman “venirse arriba”: se crece en la dificultad, saca fuerzas de flaqueza, responde a la llamada del torero y se entrega en cada pase.
Así somos o podemos ser también las personas. Los hay que ante las dificultades se echan atrás, se repuchan, cobardean y acaban escarbando en tablas. Otros, cosas de cada uno, cuantas más trabas, más ganas. Es decir, “se vienen arriba”.

Es el primer globo sonda que han soltado de cara al sínodo sobre la Amazonia previsto para este próximo octubre. Elemental, querido Watson. La descristianización de Hispanoamérica (no me da la gana escribir América Latina) se produjo por el celibato y el pan de trigo.
Es la impresión que tenemos todos con alguna excepción del todo excepcional. Nos estamos quedando sin gente. Basta preguntar a los sacerdotes por sus parroquias y lo vemos todos. Menos gente en misas, disminuyen los bautizos, las bodas por la iglesia reducidas a mínimos. Es lo que hay. En España, que todavía nos defendemos, aunque sea como gato panza arriba. Mirar a Europa, por ejemplo a Holanda, da miedo. En los últimos años se vienen cerrando un templo católico por semana. No parece mucho mejor la situación de Alemania. Tampoco en Hispanoamérica están como para tirar cohetes.
Es que llevamos una temporadita…
Discutir, debatir, reflexionar en común, contrastar opiniones hoy es tarea prácticamente imposible. Ni por lo civil, ni por lo eclesiástico. Aquí no hay más que una corriente de pensamiento única a la que hay que apuntarse sí o sí. Si lo haces serás “de los nuestros”, si te callas te toleraremos, y si llevas la contraria serás un maldito fascista.