InfoCatólica / De profesión, cura / Archivos para: Octubre 2020

6.10.20

Me parece que está creciendo la desconfianza hacia el clero

Hay un dato que nos tiene que hacer pensar alguna vez. Y es la cantidad de gente sin más formación religiosa que lo que Fulanito decía en mi casa o lo que comenta Menganita tomando café.

Pregunten, pregunten. No digo a los más habituales, y hasta ahí nos llevaríamos sorpresas, digo a toda esa gente que se ve por la parroquia alguna vez, a los papás que apuntan a los niños a catequesis, a los que traen sus retoños a bautizar, los que encargan una misa por el abuelo. A esos digo. En muchas de estas personas descubro dos cosas: formación inexistente y sospecha ante el cura.

Comienzo por la segunda afirmación. Sospecha ante el cura (y de ahí para arriba), porque es el origen de todos los males posteriores.

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5.10.20

Piñuécar

¿Pi… qué?

Piñuécar. Tienen que apenderse ahora este nombre, porque una reorganización de la atención pastoral a las parroquias del entorno me ha supuesto dejar de atender Gascones y hacerme cargo, a cambio, de Piñuécar.

Qué cosas. Un compañero que estuvo conmigo en la parroquia de la Beata Mogas, el P. Pedro, ruandés, pasó de Tres Olivos a ser párroco de Gandullas y Piñuécar. Recuerdo que un día acudí a visitarlo y me estuvo mostrando “sus dominios". Estando alí con él le dije: “oye, Pedro, hacemos una cosa: tú te vuelves a Madrid y yo me quedo en estos pueblos". Su respuesta, sonriendo, fue clara: “no, no, no, no…” Pues ya ven, nueve años después, servidor párroco de Piñuécar.

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3.10.20

Lavabo y COVID-19

El lavabo en la misa, tras la presentación de ofrendas, es uno de esos signos que casi ha desaparecido en la liturgia de la Iglesia, aunque últimamente parece que algo se recupera. De hecho, todavía hay gente, no solo laicos, también sacerdotes que, abiertamente, cuestionan su obligatoriedad. Es de esas cosas que van desapareciendo y que de repente, un día, no existen y si alguien se empeña en continuar con ese rito ya sabemos que va a ser tachado como mínimo de “rarito” y “tiquismiquis”.

No hay nada más extendido que el vicio de no querer leer ni estudiar. Muchas veces he escrito que la mayor parte de las dudas y errores en dogmática, moral o liturgia se solucionan dedicando a su lectura no mucho más de lo que se dedica a leer la crónica del último partido de fútbol.

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