De libertad de expresión, buses, embudos y progenitores A y B
Está bien lo de la libertad de expresión, pero… además de existir la libertad de expresión, también lo hacen el derecho al honor y el respeto a las creencias religiosas, y eso hace que, en ocasiones, se pueda dar algún conflicto. No pasa nada. Para eso están los jueces, para solucionar y dirimir.
Con motivo de los últimos carnavales, un ayuntamiento gallego decidió sacar un cartel en el que se representaba al papa Francisco con una copita en la mano y las mejillas coloradotas. Ese es el hecho. Para el ayuntamiento de La Coruña es libertad de expresión. Para otros, ofensa a los sentimientos de los católicos, y pensando que es eso, presentaron una querella en los juzgados. Nada que objetar. Que los jueces vean y decidan.

Ganas de condicionar la vida de todo el mundo. Con lo fácil que es dejar que el personal haga lo que le parezca oportuno mientras no jorobe la vida a los demás. Pues no hay forma. Parece que se quiere reinventar una especie de gran hermano según la cual alguien, por encima de nosotros, decide hasta los más mínimos detalles de nuestra vida y el uso de la propia libertad.
Nuestro sencillo monumento. Acabado hace apenas unos minutos.
Antes de Socio, tuve doce años conmigo a un schnauzer miniatura de nombre Gomer. Me lo dieron con apenas cinco meses y con su rabito cortado, como era costumbre en esa raza de perros. Hoy no hubiera podido salir a la calle con el pobre Gomer, ya que cortar el rabito a un perrito se ha convertido en delito de lesa canidad y te puede costar un riñón en forma de multa.
Les dejo la reflexión que un servidor ha dejado esta mañana en Radio María. Por si les vale en esta mañana de domingo de ramos.





