El evolucionismo se presenta como una explicación definitiva cuando en realidad es indemostrable
El evolucionismo es una hipótesis científica que no se ha podido demostrar nunca, aunque como tampoco se ha podido demostrar lo contrario, se quiere presentar como un dogma que nadie debiera poder en duda, cuando en realidad es algo totalmente inconsistente.
Juan Carlos Monedero, licenciado en Filosofía por la Universidad del norte Santo Tomás de Aquino, aborda el tema con la máxima seriedad y rigor posible.
Hablando de teorías científicas y del evolucionismo, ¿existe una única postura sobre qué sería la ciencia y, por tanto, sobre las características del conocimiento científico?
En realidad, no. Son temas que se discuten en el marco de la Filosofía de la Ciencia y la Epistemología. Las propiedades que debe tener un conocimiento para ser tenido por “científico” se discuten. Para los positivistas o neopositivistas, un enunciado es científico si es analizable empíricamente. Para otros (Popper), un enunciado es científico cuando es posible imaginar algún hecho real que pueda refutarlo. Por eso Popper habla de la falsación: un hecho es científico si puede ser falsado, si se lo puede desmentir con alguna prueba. Para la tradición clásica (Aristóteles-Santo Tomás), toda vez que hay conocimiento por las causas, hay ciencia. Conocemos por las causas cuando conocemos por qué algo es como es, y por qué no puede ser de otra manera. Finalmente, para otros la condición de la ciencia es otorgar una explicación naturalista (sin Dios). La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos sostuvo, en su momento, que la característica más básica de la ciencia es la “dependencia de explicaciones naturalistas”, en oposición a “medios sobrenaturales inaccesibles al entendimiento humano”1.
De entrada esto plantea inconvenientes. Porque los conceptos sobre qué es la ciencia van a influir de manera directa en cómo se juzgue la teoría evolucionista, de manera tal que ésta será o no ciencia según el parámetro que se tome. Súmale a esto que, a partir de los años 30’ del siglo XX, en el mundo académico actual viene ganando terreno la postura según la cual todo paradigma científico es provisional dado que el conocimiento científico está sujeto a permanente revisión. En efecto, se está abandonando la calificación de “verdadera” para las afirmaciones y se la sustituye por términos tales como: probable, confirmada, corroborada, verosímil, etc.
Ahora bien, dada la naturaleza diacrónica de la ciencia, lo que hoy se “desconfirma” mañana podría –ante nuevos datos– confirmarse y viceversa. Y esto se admite en todas las cátedras de Historia de la Ciencia, Epistemología: hubo teorías que alguna vez fueron consideradas verdaderas, pero que hoy se sabe que son falsas. Sin embargo, esta prudencia encuentra una excepción. ¡Y el evolucionismo es una de ellas!
La explicación que Darwin propuso como teoría científica posteriormente fue utilizado como bandera por las ideologías materialistas. ¿Cuál es la corriente dominante en el tema?
Darwin no usó la palabra “evolución” sino “transformación” (de ahí que su teoría fue llamada “transformismo”). Lamarck, medio siglo antes de la publicación de El origen de las Especies, había sostenido una hipótesis semejante. Luego la posteridad aplica el término Evolución y ahí quedó.
Si bien es cierto, como dices, que la explicación que Darwin propuso fue utilizada como bandera por el materialismo, no es ocioso aclarar que la teoría darwinista originaria (siglo XIX) no es idéntica a la que se propone actualmente. Hoy en día, la corriente predominante es el neodarwinismo (también llamada Síntesis Moderna) y toma muchos elementos de la teoría de Darwin y le agrega otros. El neodarwinismo es un tipo particular dentro de las varias teorías de la evolución existentes.
Descontando a Lamarck, podemos distinguir dentro de “las” teorías de la evolución (así, en plural) varias ideas: darwinista (la primera), neo-darwinista o teoría sintética de la Evolución (formulación actual de la teoría) y las escuelas no darwinistas (equilibrio puntuado, neutralismo, estructuralismo, simbiotismo, auto organización).
En el seno del establishment científico, estas corrientes protagonizan feroces luchas intestinas. Todas aspiran a quedarse con el trofeo: constituirse en el mecanismo de la evolución. Pero ninguna puede asegurar cómo ocurrió la evolución.
El neodarwinismo entrelaza hipótesis científicas, observaciones y filosofía. En conjunto, es ateo hasta los huesos. Y es la explicación dominante en los institutos: la evolución es un proceso que comienza con el Big Bang, así surge el universo, luego surge la Tierra, luego la vida y finalmente la vida humana. Dios no existe o, si existe, no interviene. El azar es el motor de la evolución. El mundo no viene del Logos sino del Caos.