Cardenal Müller: «Benedicto XVI ha influido en mi pensar a través de San Agustín y San Buenaventura»
Con ocasión del Congreso sobre Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, que tendrá lugar en la universidad San Pablo CEU de Madrid el 26 y el 27 de octubre tenemos la oportunidad de entrevistar brevemente al cardenal Gerhard Ludwig Müller, que fue hasta 2017 prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Nos habla de la importancia del Congreso y de la influencia de Benedicto XVI en su vida y en la teología de la Iglesia.
¿Qué supone para usted participar en el Congreso con motivo del 95 cumpleaños de Benedicto XVI?
Como editor de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, es para mí un honor y un placer contribuir a este Congreso. Estamos agradecidos por todo lo que nos ha dado, especialmente por su teología, que permanecerá en la gran historia del pensamiento cristiano. Es un Doctor de la Iglesia para nuestro tiempo.
¿En qué medida considera que es un homenaje merecido y necesario, con ponentes de primer nivel en una ciudad como Madrid?
Madrid es un centro católico con teólogos y publicistas cualificados, famoso en todo el mundo de la Hispanidad, la cultura católica mundial de habla hispana.
El evento tiene lugar en España, un país que históricamente ha sido uno de los grandes defensores de la fe y que llevó el catolicismo a América.
Me siento en casa en el mundo español, en España y América Latina, desde el punto de vista teológico, eclesiástico y humanamente. He trabajado académicamente y pastoralmente (Perú, Brasil) en estos países durante muchos años. Sí, España puede estar orgullosa de sus aportaciones a la vida y al pensamiento católicos a escala de la Iglesia mundial. Pero ahora no debemos llorar porque el pasado se haya convertido en historia, sino mirar hacia adelante para llevar el Evangelio de Cristo al futuro. No hay alternativa a Cristo.
Él es el único Salvador del mundo. Esto es evidente cuando pensamos en los políticos e ideólogos, desde Pekín a Moscú, pasando por Bruselas y Washington, y en sus prisas por alcanzar el poder y el engaño impío con el que hunden al mundo en el desastre con sus campañas contra la vida a través de la guerra contra los nacidos y no nacidos. “¡Maldito el hombre que confía en el hombre! … ¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!”. (Jer 17:5,7).
¿Cómo fue su relación con Benedicto XVI y hasta qué punto fue una referencia para usted?
Le conozco personalmente desde la época de mi disertación. Como estudiante, la “Introducción al cristianismo” me causó una profunda impresión y reforzó mi decisión de ser sacerdote y despertó mi pasión por la teología para siempre. Aunque mi naturaleza racional está más en línea con el estilo tomista, su influencia a través de Agustín y Buenaventura siempre ha sido una buena contrapartida para el pensamiento existencial para mí.