18.11.19

P. Jorge Ranninger, L.C.: “El apostolado del Sagrado Corazón ha nacido para que Él reine en tu matrimonio, en tu familia y en tu hogar”

Jorge Ranninger, LC sacerdote Legionario de Cristo. Nacido en Madrid en 1976. Se consagró al Señor en 1996 y se ordenó sacerdote 24 de diciembre 2010. Se ha dedicado principalmente a la pastoral juvenil. Hace dos años inició con un grupo de matrimonios este nuevo apostolado del “Sagrado Corazón de Jesús para vivir en familia”. En esta entrevista nos habla del apostolado del Sagrado Corazón como director nacional del mismo.

¿Cómo nace la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en la Iglesia?

Existe una larga tradición en la Iglesia de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Dos hitos importantes en esta devoción se remontan a las apariciones que tuvo santa Margarita María Alacoque, en 1673-1675, en Paray-le-Monial, y tiempo después, en 1733, en Valladolid, España, el beato Bernardo de Hoyos.

¿Cómo la refrenda el Magisterio de la Iglesia?

La devoción al Corazón de Jesús ha sido elevada y presentada a través de numerosas encíclicas, exhortaciones y mensajes de los Papas: “Esta devoción es síntesis de toda religión y norma de vida más perfecta” (Pio XI, Miserentissimus Redemptor, n.3)Son innumerables las referencias de los papas y del Magisterio de la Iglesia, especialmente en cuatro documentos pontificios que hablan de esta devoción: Annum Sacrum, Miserentissimus Redemptor, Summi Pontificatus y Haurietis aquas.

¿Cómo la viven en el Regnum Christi?

“En cumplimiento de nuestra misión buscamos hacer presente el misterio de Cristo que sale al encuentro de las personas, LES REVELA EL AMOR DE SU CORAZÓN, las reúne y forma como apóstoles, líderes cristianos, las envía y acompaña para que colaboren en la evangelización de los hombres y de la sociedad. (Estatutos de la Federación Regnum Christi, 8)

La espiritualidad de los Legionarios de Cristo, y de todo el Regnum Christi brota desde sus inicios de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. “El mismo escudo lo muestra: Cristo y su Corazón al centro, encontrarse profundamente con Él y su Amor, y compartir a su vez esta maravillosa experiencia con el mundo que nos rodea”. Por estos motivos ha nacido esta iniciativa dedicada, en primer lugar, a ayudar a cada persona a encontrarse con Jesús, con el Amor de su Sacratísimo Corazón. Y en segundo lugar hacer que este encuentro con no quede en un solo miembro de la familia, sino que el Corazón de Jesús reine en cada matrimonio y en cada familia, y así su amor sea el epicentro y dinamizador de toda la vida familiar. Cuando Jesús está en el centro de la familia, no desaparecen los problemas, pero sí se afrontan de manera diferente.

¿Qué frutos empiezan a ver?

Respondo con las palabras de Maribel Gallardo:

Desde que hemos entronizado el Sagrado Corazón de Jesús en nuestro hogar, ha cambiado algo. Antes nos costaba mucho rezar juntos. No era fácil rezar en matrimonio o con nuestros hijos. Pero esto ha empezado a cambiar. Hay una Nueva Fuente en la casa donde nos acercamos todos, desde el más pequeño hasta el padre de familia”. Y es que una de las promesas que le entregó el Corazón de Jesús a Santa Margarita fue: “Aquellas familias que coloquen el Amor de mi Corazón en el centro de su hogar, les regalaré a ellos y a familia la paz profunda”.

¿Cuáles son los pasos para acercar a las familias a esta devoción?

En primer lugar se invita a los matrimonios a una charla destinada a conocer qué es, qué se busca y qué implica recibir al Corazón de Jesús en su matrimonio, en su familia y en su hogar.

Posteriormente ya con todas las familias, después de una reflexión inicial o algún testimonio, se celebra una Eucarística donde cada familia recibe la imagen del Corazón de Jesús y un material de apoyo.

En un tercer momento cada familia en su hogar realiza una ceremonia sencilla donde la imagen del Corazón de Jesús se coloca en el centro de su hogar, en un lugar donde todos los días la puedan ver y recordar que Jesús reina allí. Se recomienda que se invite a un sacerdote a realizarla.

¿Qué es el kit del Sagrado Corazón?

Quienes consagran su familia al Corazón de Jesús reciben un kit que consiste en una imagen del Sagrado Corazón de Jesús para entronizar en la casa, una placa para colocar a la puerta de su hogar y unos ‘detentes’. Junto a estos materiales, se entregan un folleto para prepararse a la consagración personal, otro donde se explica a la familia la devoción al Corazón de Jesús y cómo vivirla y un tercer folleto para los niños pequeños sobre este tema.

Actualmente hay equipos impulsando este apostolado en Madrid, Sevilla, Barcelona, Córdoba, Mallorca, Valencia, Bilbao y Ávila. Ya se ha ofrecido con muy buena acogida a diversas parroquias y colegios de estas ciudades.

Ofrecemos este apostolado y esfuerzo al Sagrado Corazón de Jesús en reparación de los pecados del mundo y de los hombres. Todo lo que se haga con este apostolado sea siempre para Gloria de Dios, y por eso está destinado a todas las familias del mundo.

¿Quién el es Sagrado Corazón de Jesús para usted?

Para mí el Corazón de Jesús es la fuente de donde nace toda la Vida Nueva. La fuente inagotable del Amor de Jesús. Como dice el Magisterio de la Iglesia, no es una devoción más, es el compendio de todo el mensaje y la doctrina de Jesucristo. Pero para mí también es un Corazón cercano que me ama por encima de todo y de todos.

¿Merece la pena entregar la vida a Él?

No solamente merece la pena entregar la vida por Él, sino que merece la pena darlo a conocer al mundo entero. La ansiada felicidad del hombre se esconde dentro de este corazón. Han pasado casi 23 años desde que consagré mi vida al Señor, y si hoy tuviera la opción de volver a escoger, escogería otra vez este maravilloso camino.

¿Cómo se puede contactar con ustedes?

Para poder recibir al Corazón de Jesús en tu familia o para poder colaborar con el apostolado puedes contactar con Soledad López.

(Teléfono: +34-662354653,

mail: [email protected] o [email protected]).

 

Javier Navascués Pérez

1 comentario

  
Simplicio
Me hubiera gustado que el Padre Ranninger, Legionario de Cristo y del Movimiento Regnum Christi, hubiera desarrollado más la idea de la evangelización en la sociedad y la Gran Promesa al Padre Hoyos de "reinar en España con más veneración que en otras muchas partes".
Es decir, que no podemos conformarnos con vivir esa devoción intraeclesialmente, en familia e individualmente, sino que debemos promover el Reino de Cristo con instituciones cristianas, estados cristianos y leyes cristianas, válidas para cristianos y no cristianos, devotos y contrarios, amigos y enemigos.
Cristo vence!
Cristo reina!
Cristo impera!
19/11/19 1:38 PM

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11.11.19

La Sábana Santa: la última frontera entre ciencia y fe

Pedro Vázquez es filólogo. El interés por el estudio de las lenguas se despertó en él ya a una edad temprana. Cuando cursaba 2º de Bachillerato Elemental del Plan 1957 (con once años) tenían como lengua extranjera francés, y ahí fue donde comenzó su interés por los idiomas extranjeros. Posteriormente, empezó con el estudio de la lengua inglesa y fue al finalizar COU cuando decidió estudiar Filología Germánica. En esta entrevista nos habla de su labor como filólogo al servicio de la ciencia, en este caso de los trabajos científicos sobre la Sábana Santa.

¿Qué importancia tiene la traducción del inglés al español de documentos científicos relacionados con el estudio de la Sábana Santa?

Bien, creo que fundamentalmente se trata de hacer accesible a todas las personas de lengua española unos documentos que de otro modo pasarían totalmente desapercibidos, documentos que, en mi opinión y en la de muchas otras personas, incluidos notables científicos, demuestran que la persona cuya imagen está impresa en la Sábana Santa es Jesús de Nazaret, con todo lo que esto implica.

¿Qué aportó a su vida de fe la traducción de estos documentos?

Para mí supuso un auténtico catalizador para la fe, en un momento de mi vida en la que me encontraba bastante alejado de todo lo relacionado con la religión, pese a haber recibido una sólida formación cristiana a través de mis padres y también durante mi etapa de estudios en el bachillerato. A medida que iba profundizando en los estudios científicos que se habían llevado a cabo sobre la Sábana Santa me convencía cada vez más de su autenticidad.

¿Qué documentos ha traducido relacionados con la Sábana Santa?

Todos los documentos que he traducido están publicados en la Web en https://www.shroud.com, cuyo administrador es Barrie Schwortz, que fue el fotógrafo oficial del equipo STURP (Shroud of Turin Research Project), un equipo interdisciplinar que llevó a cabo en 1978 el estudio científico más exhaustivo y completo que se ha llevado a cabo sobre la Sábana Santa hasta la fecha.

¿Podría indicarnos cuáles son algunos de esos artículos que ha traducido?

Bien, el primer artículo que traduje se titula “Autopsia sobre el Hombre de la Sábana Santa” publicado por el Dr. Robert Bucklin, anatomista patólogo forense, doctor en Medicina y en Derecho. La verdad es que dicho artículo me impresionó mucho y fue el que despertó mi interés por la Sábana Santa.

Posteriormente también traduje un artículo de Avinoam Danin, un renombrado botánico israelí, sobre la presencia de granos de polen en la Sábana Santa que podrían indicar que su origen está en la tierra de Israel. Dicho artículo se titula “Flores Prensadas”.

También traduje un artículo publicado por Isabel Piczek, pintora húngara nacionalizada en los EE.UU., titulado “Alicia en el País de las Maravillas y la Sábana Santa de Turín” en el que desmiente una a una las diversas teorías que se han formulado erróneamente sobre la formación de la misteriosa imagen en la Sábana Santa.

Otro de los artículos traducidos fue publicado por el reverendo Joseph Marino, y se titula “Los Discípulos en el Camino hacia Turín” en el que el autor hace un paralelismo entre la vida de Jesús según la relatan los Evangelios y la Sábana Santa.

¿Qué sabemos hoy respecto a la prueba realizada en 1988 con carbono 14 y que concluyó que la Sábana Santa era un lienzo medieval?

Bien, lo que sabemos es que los resultados de dicha prueba están más cuestionados que nunca, porque la muestra utilizada para la datación con radiocarbono no formaba parte del lienzo original sino que fue un añadido posterior, un remiendo realizado por unas monjas en el siglo XVI para reparar los daños producidos en la tela a raíz de un incendio que se produjo en la capilla donde se custodiaba el cofre que contenía la Sábana Santa. Como consecuencia de las altas temperaturas que se produjeron durante el incendio, el cofre se fundió y parte de la tela resultó dañada por el metal fundido, lo que provocó las características huellas de quemadura que son visibles en la Sábana Santa. Para reparar esos daños las monjas Clarisas utilizaron una técnica denominada “hilado invisible” que hace que el remiendo no se aprecie a simple vista. El tejido de la Sábana Santa es de lino, mientras que el trozo de tela utilizado para la datación con carbono 14 contiene algodón, un tejido que no se conoció en Europa hasta finales de la Edad Media. Por esta razón, la datación con carbono 14 arrojó un resultado erróneo respecto a la antigüedad de la Sábana Santa, tal y como demostró Raymond Rogers, químico del Laboratorio Nacional de los Álamos en los EE.UU. en un artículo publicado en el año 2005 en la revista especializada Thermochimica Acta.

¿Es compatible la ciencia con la fe?

Absolutamente. Si observamos el cosmos, vemos que es de una complejidad tan enorme que la única deducción lógica que podemos extraer es que no es fruto de la casualidad, ni que tampoco se haya originado “espontáneamente” como algún científico despistado pretende, puesto que la “generación espontánea” no existe en la naturaleza. A este respecto son muy reveladoras las palabras de Allan Sandage, un reputado astrofísico, que afirma lo siguiente: “En mi niñez, era casi un ateo. La ciencia fue la que me llevó a la conclusión de que el mundo es mucho más complejo de lo que podemos explicar. El misterio de la existencia solo puedo explicármelo mediante lo Sobrenatural”. Por su parte, Charles Townes, el físico que inventó el láser, considera que la regularidad de la naturaleza revela un “diseño inteligente”. No son los únicos científicos que no encuentran ninguna incompatibilidad entre ciencia y fe. De hecho, en una encuesta realizada por la revista Nature en el año 1998, el 40% de los científicos afirmaba creer en Dios.

¿Qué representa la Sábana Santa para un creyente?

Bueno, nuestra fe no se basa en la Sábana Santa, sino en la palabra de Dios revelada en el Antiguo Testamento y en los Evangelios. Sin embargo, la imagen que aparece representada en la Sábana Santa es perfectamente compatible con la descripción dada en los Evangelios respecto a la Pasión y Muerte de Jesús. Por tanto, vendría a ser el sello de autenticidad que vendría a confirmar no sólo la muerte de Jesús, sino también su Resurrección, que es el elemento clave de nuestra fe, pues, parafraseando al apóstol San Pablo, “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”. El hecho de que los tres últimos papas hayan acudido a Turín a orar delante de la Sábana Santa viene a confirmar también, para nosotros los católicos, su autenticidad y valor como señal que Dios nos ha dejado generosamente para todos aquellas personas, creyentes y no creyentes, de buena voluntad que buscan la verdad.

Javier Navascués Pérez


 

14 comentarios

  
mari
Muy interesante y esclarecedor en cyanti que la prueba del csrbono fué realizada sobre un remiendo y no sobre el auténtico lienzo. Me queda la duda, si dicha prueba se hizo de forma interesada sobre un remiendo o si fué casualidad. Por eso, todo lo dicho, es muy esclarecedor.
11/11/19 10:33 AM
  
José Mª
Buenos días.
Este es un tema que me interesa mucho, he visto en persona la tela en Turín y estoy convencido de que en verdad envolvió el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo. He leído muchas teorías sobre el posible error en la datación del carbono 14 y ésta que aporta, de ser cierta y verificable, sería definitiva. ¿Podría aportar en qué se basan para aseverar que el análisis se hizo sobre parte del remiendo?
Muchas gracias por su aportación y quedo a la espera de su respuesta.
11/11/19 11:29 AM
  
Forestier
Yo me inclino a pensar que la prueba de carbono fue manipulada. Ya unos días antes, me produjo cierto recelo, el ver que varios medios de comunicación anunciaban el acontecimiento con una resonancia más propia del marketing. Y después de la prueba, varios informativos (El Periódico, El País, El Mundo, Diario 16... y no digamos TVE, etc.) me acuerdo que se mostraban exultantes: "Al fin se demuestra que la Sabana Santa, es falsa" "Los científicos desmiente la realidad de la Sábana Santa"y otros encabezamientos parecidos. Lo mismo se puede decir de gran parte de los periódicos internacionales. En fin, todo muy extraño y sospechoso.
11/11/19 1:11 PM
  
Francisco de México
Cuando una muestra arqueológica es guardada de manera que no se contamine con el medio ambiente, prueba del carbono 14 es confiable. Por ejemplo, una momia en su tumba.

Pero si se tiene el objeto de manera que pueda contaminarse con polen, células cutáneas de alguien que lo toca, bacterias, partes de insectos o sus desechos, pues la datación dará una fecha errónea. Así que no hace mucho sentido repetir la prueba, dado que sabemos que existen todos los elementos arriba descritos en la Sábana Santa.

Lo que a mí me parece mas interesante es que aún no sabemos como es que se formó la imagen, quizás por una luz muy intensa saliendo del cuerpo al momento de la resurrección.

11/11/19 1:16 PM
  
ramosov
Con respecto a la prueba del carbono 14 no hay prueba de que fuera manipulada. De lo que sí que hay pruebas, -y las había ya antes de efectuarse- es de que los trocitos de tela cortados pesaban algo más del doble por unidad de superficie que el peso por unidad de superficie del conjunto de la tela. Esto es importantísimo y ya se sabía porque se pesaron y se halló su superficie. ¿Qué significaba? Pues es obvio: la tela cuenta con gran cantidad de remiendos, recosidos y telas añadidas, y por eso al hacer la prueba dieron resultados que iban de mediados del siglo XIII a finales del siglo XIV, lo que indica que en los trocitos la composición de remiendos no era exactamente igual, sino que había variaciones. La Iglesia, al saberse estas cuestiones ya daba por hecho que el resultado no iba a ser el siglo I, pero no podía oponerse a la prueba, porque significaba que si lo hacía, todo el tinglado progre mundial se le echaba encima acusándola de oponerse a que la ciencia investigue porque -dirían- la Iglesia sabe de la falsedad de la sábana y no quiere que quede al descubierto. Lógicamente la Iglesia dejó hacer y esperó a que en el futuro, la tremenda cantidad de pruebas que avalan la autenticidad de la Sábana fuesen saliendo y haciéndose valer. Y es lo que ha ocurrido.
11/11/19 5:28 PM
  
Forestier
Ramosov: Pienso que fue correcta mi consideración de que he "la prueba" fue manipulada. No el el" trozo de tela" que fue correctamente analizada, pero que se sabía que no pertenecía al original. Aquí precisamente está la "manipulación" que tu largo comentario lo confirma. , pues no la tela Quizá no me expresado bien al decir que la, per
11/11/19 11:44 PM
  
Forestier
Agradecería eliminaras las últimas frases incorrectas que no me he acordado de borrar.
11/11/19 11:46 PM
  
jose 2 catolico y español NO castellano
La única duda es la de la sangre en la Sindome.
Hasta Servet no se sabía la diferencia entre sangre venosa y arterial.
La Síndome tiene manchas de las 2 sangres.
¿¿¿¿Cómo es posible?????
Ahhh!!!! Los extraterrestres.
Para mí es más fiable creer que Jesús es Dios.
In Domine.
12/11/19 12:35 AM
  
Jenkins
No hay ningún conflicto, la sábana para los creyentes representa la imprimación de la resurrección de cristo.
Las pruebas de datación del objeto muestra que no pertenece a la época a la cual los creyentes creen.
12/11/19 2:00 PM
  
ramosov
Sobre lo relativo a su la impresión frontal y dorsal del cuerpo de Cristo, y si es debida tal impresión a la resurrección, tengo mis dudas. Durante mucho tiempo pensé que así debía ser, pero ahora pienso que no tiene por qué. Me baso en la lectura de Anna Catalina Emerich y sus visiones, en un pasaje de las cuales, tratando de la crucifixión y los momentos posteriores, relata ella la visión del momento en que se produjo la estampación de dichas imágenes, y según dejó escrito, fue poco después del descendimiento de la cruz, en que María, Magdalena, Juan y otros buscaron una piedra llana en la que colocar el cuerpo y adecentarlo lo más preciso antes de llevarlo al sepulcro. En ese momento envolvieron el cuerpo y notaron que se había producido algo, levantaron la tela y vieron una imagen. Esto, así como todo el libro, lo cuenta la vidente con un realismo y un conocimiento de todos los aspectos de la vida judía de aquella época, que no son normales. Lleva los temas a un detallismo impropios de alguien que no lo hubiera visto.
Además, es que ella en vida ni vio la sábana santa siquiera, ni supo nada absolutamente sobre ella. Escribió -dictó, mejor dicho- hace dos siglos, y no sabía nada, absolutamente nada sobre la sábana, ni existían libros, ni fotos, ni estudios, nada. Y aún así, vio ese milagro, lo cuenta y hasta dice que "esa imagen puede contemplarse en la sábana, que es la que se conserva en Turín" -palabra más o palabra menos-.
Por esto digo que imagen de Cristo, sin duda. Milagro, hecho sobrenatural deseado por Cristo como regalo póstumo suyo, sin duda. Pero relacionado con la resurrección, no lo veo tan claro.
12/11/19 8:42 PM
  
feguher
Jenkins, tu comentario no tiene sentido.
1.- En este mundo, nadie tiene experiencia de lo que es la “resurrección cristiana”. No conocemos en qué consiste el fenómeno físico-metafísico. Sólo conocemos algunas de sus características o efectos observables.
2.- Una reliquia histórica auténtica es igualmente reliquia para un creyente en Cristo que para un descreído.
3.- Para los creyentes en Cristo, la Sábana Santa de Turín no “representa”. No presenta algo como si fuera una foto o una pintura de ese algo. La síndone de Turín “es” en sí mismo un testimonio histórico directo. Se presenta a sí misma como “huella” paleontológica.
4.- Para los creyentes en Cristo, la Sábana Santa de Turín no es “la imprimación de la resurrección de Cristo”. La resurrección cristiana es un acontecimiento natural-sobrenatural. Un acontecimiento no se puede imprimir como tal en una sábana. Lo que se puede imprimir en una sábana son determinadas consecuencias físicas del acontecimiento que llamamos “resurrección” de Cristo. Esa sábana es una reliquia testimonial e histórica de algunos de los efectos de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
5.- Las pruebas de datación del objeto no “muestran” que la sábana no pertenezca al siglo I. Muestran lo contrario de lo que afirmas.
Está demostrado que la única prueba de carbono 14 que se ha hecho hasta ahora, no es válida porque no se ha hecho con rigor científico, no ha tenido en cuenta toda la historia de la sábana ni sus alteraciones (remiendos, etc.). La Iglesia Católica no teme ninguna prueba que sea “estricta y rigurosamente científica”.
¿A qué otras pruebas te refieres? Todas las pruebas (sangre, lugar, tiempo y cultura de procedencia, coincidencias con el relato testimonial e histórico de los evangelios canónicos, ungüentos usados, “quemaduras” que no fueron causadas por fuego físico, etc.) apuntan hacia la autenticidad del objeto en su relación directa con Cristo y su resurrección.

Si no estás convencido, tráenos una prueba que verdadera e inapelablemente “muestre” su presunta inautenticidad.
12/11/19 11:09 PM
  
jaume
Y qué sucede si hay muestras de las dos sangres, arterial y venosa?
13/11/19 12:50 AM
  
Jenkins
A la atención de feguher :
Efectos observables de la resurrección, ¿cuales son?
Efectivamente,reliquia histórica,no hay ninguna prueba que diga que esta sabana sea del tiempo del que debería de ser por lo que la palabra reliquia le queda grande.
No, la sábana no es un testimonio histórico directo del cristianismo, quizás de la edad media.
No, esa sábana como he dicho antes no la situa para nada en los albores del cristianismo con lo cual queda descartado que sea una prueba de aquel acontecimiento.
Si la iglesia no teme ninguna prueba que sea estricta y rigurosa, ¿debido a que desde que Nature hizo el estudio no se ha vuelto a hacer?

Todas esas "pruebas" de las que hablas son meramente circunstanciales y falseables.

Ole ahí, cargándose la lógica, pidiéndome que demuestre un negativo.
15/11/19 1:03 PM
  
ramosov
Hay una cosa que hay que tener en cuenta. La impronta de la sábana santa en mi opinión no es hecho que necesariamente esté en el origen de la resurrección: el fogonazo infinitesimal que deshidrata las fibras exteriores del tejido y produce esa especie de leve chamuscadura es perfectamente posible que se produjera antes de que sus allegados lo dejaran ya en el sepulcro -como digo que sugieren las visiones de A.C.Emmerich-. Pero esto no quiere decir que en la sábana no existan pruebas de la resurrección. Son cosas distintas. La resurrección para mi está clara porque en la sábana no queda atisbo alguno de corrupción propia de la muerte y los coágulos de sangre están intactos. Es decir, el cuerpo salió antes de empezar a corromperse y lo hizo sin que nadie lo sacara, lo que hubiera emborronado y movido claramente los coágulos.
18/11/19 7:55 AM

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4.11.19

Yago Solá: «Merece la pena sacrificar la vida para entregarse plenamente a Cristo, nuestra única riqueza, para ser plenos y felices »

Yago Solá tiene 22 años y es religioso con votos temporales en la congregación de los Legionarios de Cristo. Es el mayor de 4 hermanos. Natural de Barcelona, actualmente está cursando sus estudios en Roma.

En esta entrevista nos habla de su vocación y de su experiencia como seminarista. Tenía una vida muy cómoda en el mundo pero lo dejó todo para seguir al “Todo”, al Dios Uno y Trino, siendo otro Cristo en medio del mundo. Hoy es el joven más feliz del mundo y esa felicidad rebosante la quiere irradiar entre ustedes. Espero que este testimonio les edifique y les ayude en su vida espiritual, independientemente de la vocación que ustedes tengan.

¿Cómo nace su inquietud por el sacerdocio y cómo fue su proceso de discernimiento? ¿Oyó con claridad el llamado para tomar la decisión?

Vengo de una familia católica, aunque no por ello perfecta. Mis padres me educaron en la fe desde pequeño. En casa siempre hemos procurado vivir con Cristo en la familia. Recuerdo con cariño que cuando yo era un enano, mientras desayunábamos los sábados y los domingos, mi madre nos contaba historias de santos que me encendían el corazón. También recuerdo que desde muy pronto, cada noche rezábamos el rosario en familia. No era fácil, nos costaba, todos estábamos cansados, pero creo que la Virgen empezó a preparar mi corazón sacerdotal desde allí. Yo siempre había estado rodeado de curas desde que era muy pequeño.

La primera inquietud me vino en un campamento de verano en el que uno de los religiosos que nos acompañaban me preguntó un día si yo había pensado en ser sacerdote. Yo tenía 10 años. Le dije que no lo había pensado, pero en aquel momento sentí como un “algo” que me ardía dentro y que me entusiasmó por el sacerdocio. No duró mucho… Dos años después, un sacerdote de mi colegio me invitó a una convivencia en el seminario menor de los Legionarios. Yo fui porque mis amigos iban y me lo quería pasar genial. Estuvimos cuatro días allí conviviendo con los seminaristas, y esa experiencia me marcó. Fue allí estando con ellos cuando sentí que Dios me quería allí. ¿Cómo lo supe? Ni idea, no sé cómo explicarlo. Simplemente lo sentí, lo supe. No escuché ninguna voz que me hablara, ni se me apareció ningún ángel. Yo sólo sabía que quería entrar en el seminario porque quería ser como esos chavales, tan feliz como ellos, y tan feliz como los sacerdotes que había conocido. Fui allí en esa convivencia donde casi sin querer, tomé la decisión de entrar en el seminario. Después de esa convivencia yo le comenté esto al sacerdote que me había invitado a la convivencia. Empezamos a hablar en dirección espiritual. Recuerdo que él venía al colegio, me sacaba de clase y hablábamos durante un ratillo sobre la vocación, el seminario, el sacerdocio…

Todo parecía ir bien, pero faltaba un pasito, decirles a mis padres que quería irme con doce años al seminario… Recuerdo el momento en el que se lo dije y los dos se quedaron alucinando, no sabían qué decir. Los dos me dijeron que lo pensara con calma, que ya veríamos… La realidad era que no me dejaban ir, pero me lo dijeron de manera elegante. Tengo que decir que entiendo perfectamente su postura. Siempre he sido muy primario, irreflexivo y muy emotivo. Ellos debieron pensar: “A este le ha dado un subidón de campeonato, ahora quiere ser cura, pero ya se le irá”. Su sorpresa debió ser que no se me iba la ilusión. Ellos también tuvieron su camino de acompañamiento con el mismo sacerdote que me acompañaba a mí. Hasta que Dios también les llamó a ellos. Ellos recibieron su vocación de ser padres de un seminarista, futuro sacerdote.

¿Hubo algún ejemplo de alguien que le marcó?

Tengo que decir que tuve varios ejemplos. Como ya he dicho, desde pequeño estuve cerca de muchos sacerdotes y monjitas. Siempre me sorprendieron dos cosas: Su alegría constante y su capacidad brutal para pensar constantemente en los demás. Lo mismo vi en los sacerdotes que trabajaban en mi colegio. No paraban de trabajar, nos organizaban convivencias, nos daban charlas… Tenían una paciencia infinita con nosotros, y no tenían miedo de exigirte para que dieras lo mejor de ti. Nunca les vi tristes, quejándose, siempre preocupados de ti, de tu salud, de tu familia, y obviamente tu relación con Jesús. En concreto, me acuerdo de una vez en una convivencia.

¿Por qué los Legionarios?

Es una pregunta que yo también me he hecho muchas veces. La respuesta que daría ahora no tiene nada que ver con la que hubiera dado hace diez años cuando entré al seminario. Dios sabe lo que hace. Él hizo que yo conociera el seminario menor de los Legionarios y no el de otra congregación.

Muchos pudieran pensar que estudian demasiados años…14 si mal no recuerdo… Háblenos de la importancia de ir al sacerdocio bien formado…

Los años de formación depende de cada uno. La mayoría hacemos entre 12 y 14 desde que entramos al noviciado, primera etapa del seminario mayor. A estos años hay que sumar los del seminario menor, que depende de la edad con la que cada uno entra. Son muchos años de formación, pero creo que es clave estar muy bien formado en todos los sentidos para poder evangelizar nuestro mundo. No solo formado a nivel intelectual, sino especialmente a nivel espiritual, durante todos esos años uno crece en su relación con Cristo, su amistad con Él, que es el motor de nuestra vida religiosa y sacerdotal. Otra cosa que yo diría es que nosotros somos religiosos además de estar formándonos para el sacerdocio. Yo considero que ya estoy viviendo mi vida religiosa, aunque aún no soy sacerdote. Ser religioso quiere decir vivir 100% para Jesús en pobreza, castidad y obediencia, y esto ya lo vivimos mientras estudias, haces apostolado… aunque no eres sacerdote todavía.

Y de tener celo por la salvación de las almas…

Este punto es clave. Hay un numero en nuestras constituciones que dice que toda la formación del legionario debe tener un enfoque apostólico. Es uno de los que más me gusta. Todo en nuestra vida es para la salvación de las almas, sea la oración, el estudio, la vida comunitaria o el mismo apostolado. El celo por la salvación de las almas es un fruto del amor a Dios. Cuanto más uno ama a Dios, cuanto más profunda es la experiencia de él, más arde en nuestro corazón el deseo de que todos le conozcan y puedan hacer la experiencia que nosotros hemos hecho. Al inicio del día hacemos el ofrecimiento de obras, momento de oración en el que renuevas tu consagración a Dios y pones en sus manos todo lo que vas a hacer durante el día para que Él te use para seguir instaurando su Reino en el mundo.

¿Quiénes son los santos de su devoción?

Tengo tres santos a los que les tengo mucha devoción por diversas razones. El primero es San Francisco Javier, que me inspira mucho precisamente su celo por la salvación de las almas. No tuvo ningún miedo, su amor a Dios le empujó a irse a la otra punta del mundo, un amor sin límite ni barrera. El otro es San Juan Pablo II como ejemplo de sacerdote santo, admiro su deseo de ayudar a la juventud. Ya como sacerdote era muy cercano a ellos, y como papa no se quedó corto tampoco, y aún tenemos su legado, las JMJ. La tercera es la madre Teresa de Calcuta. Tengo un hermano pequeño que le tiene mucha devoción, y un día me hablo del “impacto del discreto”. Hoy en el mundo todos queremos brillar, ser grandes, cambiar el mundo… La Madre Teresa solo quería servir a los pobres, no ser vista, solo servir…

¿Qué tal fue la experiencia como seminarista menor?

Fue una experiencia increíble, una pasada. Fueron cinco años que me ayudaron a ir madurando mi decisión de seguir a Jesús. Durante esos años poco a poco aprendí a rezar, allí empezó mi relación con Jesús. Durante esos años también entablé relaciones con algunos de los seminaristas que han sido claves para mí en mi vida. Hermanos con los que compartes cientos de experiencias, en los que te apoyas en momentos de dificultad…

Y, ¿qué supone para usted estudiar en Roma?

Es un regalazo poder estar cerca del Vaticano, cerca del Papa, poder participar en celebraciones de la Iglesia. Otro regalazo es poder compartir con seminaristas de todo el mundo que vienen a Roma a estudiar, conocerlos, intercambiar experiencias… Una pasada.

¿Qué es para usted ser sacerdote?

Ser sacerdote es ser Otro Cristo, Alter Christus. Es básicamente lo que dice San Pablo: Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí. Es un trabajo que dura toda la vida. Aprender a tratar a querer lo que quiere Jesús, aprender a tratar a los demás como los trataría Jesús… Como dice San Juan Bautista: Conviene que Él crezca y yo disminuya. Las almas, no me necesitan a mí, necesitan a Jesús. Yo no tengo nada que darles más que Jesús.

Usted lo tenía todo en lo material, ¿merece la pena sacrificar esa vida para entregarse plenamente?

100%. Jesús no se deja ganar en generosidad, esta ha sido mi experiencia. Parece absurdo que cuanto más uno renuncia a los bienes materiales para que Cristo sea nuestra única riqueza, seamos más plenos y felices, pero es la verdad. Pero esta es una experiencia que todos tenemos que creer. Es una de estas cosas que aunque te digan miles de veces que es así, no te lo crees hasta que lo vives. Lo único que puedo decir es que en mi vida ha valido la pena, y en la vida de muchos otros también.

¿Qué papel jugó aquí la educación religiosa que le su dio familia?

En casa gracias a Dios nunca nos ha faltado de nada. Hemos tenido la oportunidad de disfrutar de muchas cosas, viajes en familia… experiencias increíbles, hemos estado en Perú todos juntos, en Londres, Marruecos, Estados Unidos, Canadá… Pero mis padres siempre nos han ensenado dos cosas. La primera es que tenemos todas estas oportunidades por don de Dios, que ha sido un regalo poder tener todas esas experiencias y comodidades, y la segunda, que nos han ayudado a ver que mucha otra gente no tiene las mismas posibilidades, y que nosotros tenemos el deber y responsabilidad de ayudarles. Y mis padres han sido los primeros que nos han dado ejemplo en este sentido. Y con su ejemplo nos han ayudado a valorar lo que tenemos.

El sacerdocio es cruz, pero sobretodo es alegría si se acepta por amor.

Así es. Es otro de los aparentes absurdos en el seguimiento de Cristo. Jesús salvo al mundo y nos redimió de nuestro pecados con su cruz y su muerte. Con su cruz vino su salvación y felicidad eterna. Es difícil de entender y vivir porque a nadie le gusta sufrir. Pero las cruces que hay en nuestra vida son el camino a la felicidad y a la salvación. En la vida sacerdotal hay momentos de cruz y dificultad, como en la vida de cualquier persona. Hay enfermedades, hay cansancio… Pero esos son los momentos más bonitos, son las oportunidades para unirse de manera más plena con Jesús en la salvación de las almas, en su misión redentora. Pero como ya he dicho, Jesús no se deja ganar en generosidad. Él nos prometió el ciento por uno en esta vida y la vida eterna, y Jesús no miente.

 

Javier Navascués Pérez

6 comentarios

  
Anselmo Enrique Roel Mariño
Demos gracias a Dios y a María por el hermano Yago. Por su vocación al sacerdocio. Por su entrega total. Por su búsqueda de la santidad.
04/11/19 8:56 AM
  
Pepin
Conozco a Yago desde que era un enano.
Rezo por él.
Ni él lo sabe, pero yo sí: su vocación es, en gran parte, por el amor heroico entre sus padres.
Un amor de oblación total.
En el cielo lo veremos.
Aunque yo tardaré un ratito en salir del Purgatorio.
04/11/19 9:28 AM
  
maru
Qué maravilla que surjan vocaciones como ésta! Bendigamos al Señor por éllo y oremos para que surjan más. Será un buen sacerdote con la ayuda del Señor.
04/11/19 9:54 AM
  
Jorge Cantu
¿Cómo agradecerle a Dios por el don que nos hace de santos sacerdotes a su Iglesia?

En medio del paisaje a veces desolador de tantos sacerdotes tibios, distraídos o, de plano, extraviados, contemplar una vocación así es esperanzador. Que el Señor y Nuestra Madre preserven su vocación y virtud en medio de las pruebas.
05/11/19 6:32 AM
  
jaume
Estimado Yago. No te desanimes jamás, eres un previlegiado, ex hominibus assumptus in illa quae sunt ad Dem. Ruega por mis hijos Llorençi Martí, que sean como tú alguno, por lo menos.
12/11/19 1:08 PM
  
Juan Pedraza
Puedo decir que tuve la gracia de pasar dos grandiosos años de mi vida al lado de Yago en el noviciado y creo que Dios me dio lecciones de vida a través de este hermano. Comprendí el sentido de la vida no solo por él sino por toda mi comunidad, pero sobre todo por Yago. Cada segundo valió la pena. Todos estamos llamados a ser grandes a los ojos de Dios, lo único que se necesita es disposición y voluntad para nunca desertar. Gracias Yago.
26/12/19 9:39 PM

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28.10.19

¿Por qué es tan importante la formación humanística? Parte II

César Félix Sánchez Martínez es profesor de filosofía del Seminario Arquidiocesano de San Jerónimo (Arequipa, Perú). Es miembro de la Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino. Ha escrito diversos artículos en revistas de investigación sobre materias filosóficas e históricas. En esta entrevista nos explica la importancia de la formación humanística.

¿Cuál es el lugar de la formación religiosa «directa», podemos decir, o sea, catequética, en la paideia clásica y cristiana?

En primer lugar, la formación religiosa es más importante que la paideia humanística, eso queda claro, y comienza incluso mucho antes de que esta se emprenda, por obra de la familia y en el hogar. Debe tener tres características, creo yo, orante, permanente, y paralela. En este punto, quisiera apuntar un dato a veces olvidado. Se ha dicho que la aparición de las humanidades y el giro filológico de los estudios a partir del Renacimiento se hicieron contra la formación escolástica y religiosa del Medioevo. Al margen de que, efectivamente, hubo humanistas como Pomponazzi, Pletón o Ficino que podrían entrar en esa lógica, el desarrollo de la filología hunde sus raíces en la más religiosa y medieval de las tradiciones, la llamada teología monástica, que, sin dejar su aproximación orante y contemplativa de la Escritura y más bien debido a ella, impulsó, a través de la lectio, el estudio de la gramática, de la filología de las lenguas sagradas y de la hermenéutica en un grado tan alto que acabaría sentando las bases del futuro desarrollo de las disciplinas del lenguaje siglos después. De esto habla un libro muy hermoso titulado L’amour des lettres et le désir de Dieu del monje francés Jean Leclerq.

Verdaderamente surgen muchos temas interesantes a raíz de esto, ¿cuál es, en síntesis, la importancia de tener una buena formación humanística?

Esta es quizá la pregunta más importante. Especialmente en estas épocas. Existe en el catolicismo hispanoamericano (y no solo en él) una permanente sospecha hacia lo especulativo, presente en todas las líneas y tendencias, desde el liberacionismo y el carismatismo hasta incluso sectores tradicionales. Se considera que, ya sea ante los imperativos de la praxis revolucionaria, de los dionisiacos y muy dudosos «entusiasmos» del amor divino sensible o de la crisis de la Iglesia, cualquier especulación humanística, filosófica o incluso de cierta elevación teológica es un bizantinismo, una fuga cobarde o, incluso, un poner trabas al Espíritu Santo.

Lo más curioso de todo era que muchos de estos críticos son altamente intelectualizados, en el peor –y más moderno- sentido del término: alimentan su fe no con la oración o la meditación y lectura espiritual o la contemplación del mundo creado o, más importante, con el cultivo de las virtudes cristianas, sino con la asunción o repetición gnostizante de textos no precisamente sapienciales, sino hechos en base a eslóganes vacíos de Fundadores y otros Gurús modernos de prestigio autoimpuesto, a frases de encíclicas ambiguas transformadas en «mantras» -para usar el horrible término de moda ahora- o a teorías de la conspiración y o discusiones de noticias, hechos históricos o políticos contingentes o de materias esjatológicas disputadas. Todos estos batiburrillos, cuya directa fecundidad espiritual es bastante dudosa, acaban por ser puestos en la práctica a la altura de los dogmas católicos; de ahí la catarata de debates insustanciales y otros bizantinismos verdaderos que se pueden comprobar en las redes sociales. Todo lo contrario ocurre con la paideia clásica cristiana.

Como lo señaló siempre la tradición tomista, el estudio de las altas verdades metafísicas, serio y riguroso, es también penitencia y oración; mortifica la soberbia pues nos aleja de la erudición estéril de lo contingente y nos eleva al eidos eterno, y ayuda a que la gracia santificante nos haga perseverar en el cultivo de las virtudes y en el rechazo a las tentaciones carnales de todo tipo, desde la impureza hasta el deseo animal de «desahogarnos» psicológicamente en disputas estériles. Como diría el mismo Aquinate, el estudio de la sabiduría «nunca cansa», «es el más feliz de los estudios» y es «causa de amistad con Dios» (C. G. I, 2). Yendo a la frase de Clemente de Alejandría mencionada en la primera pregunta, Dios envía gracias especiales a los hombres que se dedican a la investigación de la Verdad.

El hombre está hecho para la Verdad y cuando no la cultiva, su mente, violentada, se subordina a la tiranía de las pasiones y así tenemos la obsesión por el chisme, por las intrigas ridículas, por las miserias ajenas y las disputas por honores y puestos insignificantes o incluso imaginarios, así como las calumnias, los juicios temerarios y muchos otros vicios semejantes, ahora lamentablemente tan frecuentes e incluso vociferados desde las más altas cátedras.

Un famoso obispo del siglo XIX de Arequipa, mi ciudad, monseñor Bartolomé Herrera decía que nada era más peligroso para un pueblo que un sacerdote ignorante. Por eso es imperativo que los sacerdotes se formen en la paideia cristiana y en el estudio de la metafísica y la teología y que la cultiven a lo largo de su vida. Estos estudios son también parte de la vida espiritual del sacerdote y no son solo privativos de sus años de seminarista; lo ennoblecen, lo protegen contra el taedium vitae y son una muralla más contra las tentaciones en un mundo cada vez más torpe. Si el sacerdote no solo carece de esta formación, sino la desprecia, será más fácil que abandone su vida espiritual y se convierta en el más infecundo de los hombres, aún más lamentable y grotesco que cualquier profano; en el mono del que hablaba François Rabelais, que no sirve para nada y es una molestia y escándalo para todos. Corruptio optimi pessima.

Pero aquí surge un punto importante. No todos tienen la capacidad para formarse humanística o teológicamente. Incluso ha habido santos que han sido bastante sencillos, como el Cura de Ars, que, sin embargo, se encuentra muy lejos del mono rabelaisiano del que usted habla.

El Cura de Ars no despreciaba la formación, ojo. Estaba lejos de hacerlo. Conocía sus grandes limitaciones pero nunca intentó rebajar las verdades o las ciencias que trataba de aprender y considerarlas bizantinismos o pérdidas de tiempo. Siempre las valoró y vivió su aprendizaje, incluso, espiritualmente como una mortificación y como una manera de servir a Dios. Por otro lado, analizando su vida y sus sermones, podríamos especular que el Cura de Ars no era un tonto, sino que quizá padecía del transtorno del aprendizaje llamado dislexia, absolutamente ignorado en su tiempo. Porque cuando uno revisa sus sermones, su estructura e incluso su gracia y sencillez llaman poderosamente la atención y son propios de un hombre singularmente inteligente. Por otro lado, la formación en su seminario se hacía exclusivamente en latín y, debido a las conmociones políticas de su tiempo y a su contexto social rural, no pudo aprender esa lengua pronto ni bien. Es muy probable que, de estar en un seminario actual –y, siempre y cuando no lo hayan expulsado antes por «rígido» o «pelagiano»- sería, por su diligencia y perseverancia, el mejor alumno.

Por otro lado, un ejemplo de contemplativa es Jacinta Marto, la pequeña vidente de Fátima. Es muy conocido ese episodio en que la madre Godinho, en un hospital de Lisboa, sorprendida por su sabiduría, le pregunta: «¿Y quién te enseñó esas cosas?»; y Jacinta responde: «Fue Nuestra Señora; pero algunas las pienso yo. Me gusta mucho pensar». Aquí, evidentemente, estamos ante una revelación privada extraordinaria y a ciencia infusa sobrenatural, pero también ante la elevación de un gusto natural por la contemplación del libro del mundo y de las maravillas de la Creación por parte de un alma singularmente aguda y sabia, manifestado ya en su vida previa.

Para todos los que no tenemos las gracias extraordinarias ni las buenas disposiciones del Cura de Ars o de Jacinta no nos queda otra alternativa que la formación humanística. Recordemos algo: la paideia cristiana no es una mera aprehensión de contenidos, es un aprender a amar y contemplar. Y el verdadero tonto no es el ignorante sino el enamorado de sí mismo, que, por razón de ese afecto desordenado, desprecia todo aquello que se revela como más noble y grande que él y, por ende, desprecia lasabiduría.

Finalmente, ¿cómo podríamos aplicar concretamente un modelo de paideia cristiana clásica? ¿Tiene alguna idea al respecto?

Bueno, en Estados Unidos hay bastantes experiencias, tanto en educación superior como básica. Pero, considerando la realidad de nuestro medio hispanoamericano, pienso en un pregrado universitario–a título de mero experimento mental, claro está– una suerte de bachillerato de cuatro años: los dos primeros destinados a un estudio concienzudo de la lógica menor y mayor, de la retórica y de la gramática, el trívium tradicional, acompañado por una inmersión radical en el latín y el griego clásico. Los otros dos, estarían dedicados a los tratados filosóficos de la cosmología y la metafísica y, principalmente, a la Gran Conversación con los clásicos.

¿Y si alguna persona adulta común, que vive en el mundo con diversas ocupaciones, y que desee tener una formación clásica?

A título de experimento mental, le sugeriría a esa persona –que supongo motivada y con una formación básica de secundaria, pero todavía no iniciada de ninguna manera en las letras o la filosofía - la lectura de un puñado de libros y algunas prácticas formativas anexas que detallaré a continuación. Este curso de choque autodidacta no es precisamente una Gran Conversación, pero sí una pequeña charla de emergencia. El curso podría estructurarse en un semestre, considerando las ocupaciones y falta de tiempo endémicas en nuestra época. Los libros son meras sugerencias, algunos son discutibles (en buena hora) y muchos grandes e importantísimos clásicos han sido obviados por razones del tiempo y del perfil básico del curso (como Don Quijote o la Divina Comedia). Por otro lado, enfatizamos el Siglo de Oro español como paradigma del clasicismo en nuestras letras, en su doble faz de armonía formal y de socratismo.

En primer lugar y a guisa de curso introductorio, recomendaría la lectura paralela de dos libros, relativamente breves y sencillos, que nos permitirían situarnos en materia: Historia sencilla de la filosofía, de Rafael Gambra,y Fundada sobre la roca, de Luis de Wohl, Podrían ser leídos de manera paralela. Propongo el siguiente método: reservar un espacio tranquilo en la casa, sin TV ni internet, y un tiempo de dos horas al día de lunes a viernes; sea una hora temprano en la mañana y otra en la tarde, o sea un bloque de dos, de preferencia en la mañana. Es importante hacer una pequeña oración antes de empezar (puede ser esta). Y dedicar una hora a la lectura de cada uno de los libros, en el orden señalado.

Luego de esta introducción, se leerá Apología y Fedón, de Platón; La Vida es Sueño, de Pedro Calderón de la Barca; Crimen y Castigo, de Fiodor Dostoievskiy El poeta y los lunáticos, de G. K. Chesterton. Aquí, a diferencia del bloque anterior, la lectura habrá de ser secuencial, no paralela.

Los sábados se consagrarán a la poesía; también dos horas, de preferencia en la mañana temprano. Deberemos agenciarnos una buena antología de poesía del Siglo de Oro español –puede ser la edición de Folio, que se vendía hasta hace unos años en muchos quioscos de Hispanoamérica– y proceder a 1) leer allí los poemas de Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, Lope de Vega y Francisco de Quevedo y 2) memorizar tres poemas de fray Luis; sugiero estos: la Oda a la vida retirada; la Oda a Francisco Salinas y Noche serena. La «graduación», luego del semestre completo de lecturas, sería recitar de memoria los tres poemas ante familiares y amigos en una velada o ágape, de preferencia bien rociado, donde el alumno compartirá sus impresiones luego de esta experiencia autoformativa, en el sentido tomista del contemplata aliis tradere.

Finalmente y, en paralelo al curso, primero, y luego durante el siguiente semestre, se leerá la misa de todas las domínicas del año en un misal de fieles tradicional (piedra de toque de la civilización cristiana) acompañadas por las jugosas homilías de todos los domingos del padre Leonardo Castellani en su Evangelio de Jesucristo. Más allá de sus grandes beneficios espirituales, esta última actividad será altamente formativa, pues familiarizará al estudiante con la estructura profunda de la tradición cristiana y con los tesoros, a veces desapercibidos, de la Sagrada Escritura.

Creo que una experiencia autoformativa semejante podría quizá cambiar alguna vida. Lamentablemente, una de sus principales dificultades es la ausencia de un maestro con el que dialogar y que pueda ayudar al estudiante a encontrar mayores tesoros. En todo caso, si alguien desea emprenderla, estoy más que dispuesto a responder sus dudas y conversar al respecto. Muchas gracias por la entrevista.

 

Javier Navascués Pérez

3 comentarios

  
Gadi Tano
Estupendo... Gracias
28/10/19 3:27 PM
  
Jotagece
Gracias Javier por la entrevista. Gracias Prof. Sánchez Martínez por las orientaciones.
30/10/19 7:43 PM
  
Manuel Rodríguez Canales DNI
Buenas recomendaciones de emergencia que me hacen pensar en que en realidad puede ser providencial la emergencia para los pobres que no tenemos formación clásica comencemos por admirarla y desearla que es una primera y humilde forma de poseerla un poco...
07/11/19 3:09 AM

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21.10.19

¿Por qué es tan importante la formación humanística? Parte I

César Félix Sánchez Martínez es profesor de filosofía del Seminario Arquidiocesano de San Jerónimo (Arequipa, Perú). Es miembro de la Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino. Ha escrito diversos artículos en revistas de investigación sobre materias filosóficas e históricas. En esta entrevista nos explica lo que es la formación humanística.

¿En qué consiste la formación humanística?

Esta pregunta es bastante interesante y compleja, aunque parezca, prima facie, sencilla de responder. Es menester ir a las definiciones: por humanidades, entendemos lo que en el tiempo de Petrarca empezaba a ser llamado humanae litterae y más tarde studia humaniora, un modelo de paideia, es decir, de formación intelectual humana integral, que versa sobre lo que Vico llamaría después el verum ut factum, las «cosas hechas por los hombres»: a saber, la filología en su sentido esencial de estudio del hombre a partir del estudio de su lenguaje y de su literatura, las bellas artes, y la historia entendida en su sentido clásico, plutarquiano, como res gestae de los hechos de los hombres, orientada siempre a servir de insumo ulterior a la filosofía moral.

A estas humanidades les añadiríamos dos especificaciones: su condición de clásicas y de cristianas. Ambos términos están inextricablemente ligados. Clásicas porque se remontan a la antigüedad grecorromana, que es la cultura clásica universal –recordemos que lo clásico es lo que impone un modelo, un paradigma perdurable a pesar de los asaltos del tiempo– y cristianas por dos razones importantísimas, porque el acontecimiento histórico de la Encarnación del Verbo y la Revelación del Evangelio impulsó a los hombres a encontrar verdades y bellezas innumerables, aun en el plano de lo natural, que antes habían estado veladas por la debilidad de nuestra naturaleza caída y, en segundo lugar, porque, en general, predisponen al alma a recibir ulteriormente de manera mucho más fácil y armoniosa los contenidos revelados.

Quizá esta armonía pueda ser mejor simbolizada por aquellas palabras de Clemente de Alejandría en su Protréptico: «Está bien rozar la verdad, Platón, pero no te canses. Emprende conmigo la búsqueda del bien. Pues una emanación divina inspira a todos los hombres en general y, sobre todo, a los que pasan el tiempo en investigaciones» (VI, 68, 2).

Entonces estaríamos ante unas humanidades clásicas cristianas, pero parece ser que no es un modelo muy presente en muchas facultades de humanidades actuales…

En efecto, el modelo de formación que planteamos es esta paideia clásica y cristiana. Pero, evidentemente, no es el único modelo de formación humanística. Podemos mencionar el modelo de las humanidades modernas románticas o, podríamos decir, goethianas que, sin desdeñar el estudio del griego clásico, se orientan más hacia el cultivo de las letras modernas y, especialmente, de la filosofía, convertida en una res humanae más o, incluso, en una res gestae, por obra del giro copernicano kantiano o del panlogismo historicista hegeliano. Además, este modelo formativo, a diferencia de la paideia clásica y cristiana, no estaría orientado a formar caballeros cristianos, es decir, personas virtuosas, sino hombres de genio y no sería una propedéutica a la filosofía y a la teología, sino al cultivo de la única actividad metafísica posible para postkantianos como Novalis o Schelling: el arte, suprema reconciliación entre la naturaleza y el espíritu.

Cabe señalar que, al margen de su gran encanto superficial, este modelo de formación es sumamente riesgoso: trastoca las prioridades humanas al subordinar, en cierto sentido, la verdad –incluso la verdad moral- a la actividad (artística, pero actividad al fin y al cabo) y, por su subjetivismo, amenaza con convertir a la filosofía en una mera antropología o en una historia del espíritu humano o, incluso, en un gran Bildungsroman (novela de formación), como es el caso de la Fenomenología del Espíritu, de Hegel. Es el modelo de formación de Goethe, hombre de genio moderno quintaesencial y famoso corrector del prólogo del evangelio según san Juan en su Fausto (Im Anfgang war der Tat: en el principio era la acción); de Nietzsche y de Thomas Mann, entre otros. La figura cinematográfica del nazi sanguinario que extermina sin piedad a sus prójimos pero que se conmueve escuchando a Wagner es un correlato desde la cultura popular de este modelo llevado a su paroxismo caricaturesco.

Sea lo que fuere, aun estas humanidades romántico-germánicas presentarían una cierta grandeza si se les compara con lo que se entiende por «humanidades» en muchas facultades actuales (aunque más adecuado sería llamarlas «antihumanidades»): los estudios culturales surgidos de la teoría crítica neomarxista. Según este peculiar enfoque, todas las manifestaciones espirituales humanas no son más que constructos más o menos tramposos para imponer una hegemonía opresiva (sea la de las clases dominantes sobre el proletariado, la de Occidente sobre los pueblos «originarios», la de los hombres sobre las mujeres, la de la «heteronormatividad» sobre la «diversidad» sexual, la de la especie humana sobre los animales o incluso sobre la creación inerte, etc…). Así, desde Dante hasta Mark Twain, estaríamos ante «hombres blancos heteronormativos y especistas» que quieren imponer alguna opresión a través de la «diferencia». El único estudio posible sería demostrar eso y procurar, de manera arbitraria y a veces violenta, desplazarlos del interés académico y «abrir espacio» para «voces alternativas», como por ejemplo, parafraseando a Harold Bloom, la literatura de los esquimales lesbianos o cualesquiera «periferias» análogas. Así, lo grotesco, lo feo y lo ridículamente falso son impuestos en la formación escolar y universitaria, con el único apoyo de un poder político arbitrario, de la fuerza bruta solapada de la corrección política de las democracias posmodernas.

¿Cuál sería entonces el espacio de la teología y la filosofía en el modelo de la paideia clásica cristiana? Por lo que veo, el modelo romántico-goethiano sí consideraría a la filosofía como parte integrante de su propuesta…

Aquí entramos a uno de los grandes debates sobre la formación humanística. Mortimer Adler y Robert Hutchins rescataron las humanidades clásicas con un método que tendría mucho éxito en el ámbito universitario católico norteamericano, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo pasado: la Great Conversation, es decir, la lectura y diálogo socrático de los grandes libros de la tradición occidental en todas las disciplinas. Frederick D. Wilhelmsen sostenía que este método podía formar perfectos relativistas, en el sentido que corría el riesgo de convertirse en el mero cultivo de una tradición y una cultura, quizá muy excelente, pero que al fin y al cabo podría convivir de iure con otras tradiciones, incluso opuestas, y se alejaría de un conocimiento filosófico del mundo real.

Conviene recordar respecto de esta observación un punto fundamental: el carácter propedéutico de la formación humanística: si no se abre a la filosofía o la teología podría correrse el riesgo señalado por Wilhelmsen. Pero ya en la paideia medieval, las artes liberales eran la formación básica que todos aquellos que quisieran entrar ulteriormente en las facultades de derecho, medicina o teología debían seguir primero. John Senior, por su parte, propugnador también de un método basado en la Great Conversation pero mucho más agudo teológicamente que el de Adler y Hutchins, sostenía que el fin de la formación humanística básica era proveer a los estudiantes con «los prerrequisitos ordinarios al estudio filosófico y teológico tradicional, no otros que el famoso mens sana in corpore sano, esto es, la disciplina en la percepción, en la memoria y en la imaginación».1

Santo Tomás sostenía que la juventud podía ser un obstáculo para el estudio de la sabiduría por el vaivén de las pasiones (C. G. I, 4) y Platón aconsejaba en República empezar los estudios filosóficos recién a los cincuenta años, luego de cultivar la gimnasia, la música, las disciplinas matemáticas y haber sido sometido a las llamadas «pruebas terroríficas». ¿Cuál sería el riesgo de lanzarse sin más a la filosofía o teología? Pues el que vemos cotidianamente en tantos estudiantes de filosofía o tantos teólogos actuales: la tentación pasional de hacerse de una doctrina a la medida de los apetitos; de ahí la abundancia de enfoques filosóficos «personalistas», «existenciales», de «intuiciones» antropocéntricas y de teologías reducidas a psicoterapias de acompañamiento o a charlatanerías sentimentales. Al final, estos enfoques son funcionales a las jerarquías eclesiásticas revolucionarias y a todos cuantos ponen el poder material por sobre la verdad, como veremos más adelante.

La formación humanística brinda ese ambiente, ese terreno fértil, donde, antes que la tesis apodíctica o el ucase de alguna autoridad política, se asientan directa e indirectamente en el alma del estudiante las verdades sobre la naturaleza humana y el mundo creado, preparándolo luego para el estudio de los diversos tratados filosóficos. En nuestros días es aún más urgente, pues antiguamente estas verdades básicas se filtraban en las personas a través de un ambiente cultural popular cristiano, que iba desde los proverbios tradicionales hasta las costumbres cotidianas; ahora, en los contextos descristianizados y deshumanizados actuales urge volver a enseñar a las personas a ser personas. No es casual que, mientras las grandes y viejas universidades católicas europeas colapsan, convertidas en furgones de cola de los posmodernos y de los feministas, los pequeños liberal arts colleges católicos privados basados en la Gran Conversación progresan en Estados Unidos, fieles a los trascendentales, siendo incluso viveros de vocaciones sacerdotales y religiosas tradicionales.

Usted ha mencionado la condición clásica de la cultura grecorromana. En un tiempo tan lleno de «relecturas» y de «revisiones», creo que conviene preguntar: ¿por qué debemos seguir considerándola clásica?

Es una pregunta muy interesante. Sabemos, por ejemplo, que Protágoras y Gorgias, paradigmas de la sofística relativista antigua, eran también griegos. Y que Nerón o Juliano el Apóstata, figuras emblemáticas del anticristianismo y de la desmesura, se caracterizaron por su helenofilia. Si por cultura clásica entendiéramos todo cuanto se pensó o hizo en la Antigüedad en el ámbito helenístico-romano del Mediterráneo pues estaríamos ante un conjunto heterogéneo y enfrentado de legados espirituales que no podría constituirse en un modelo de formación.

Pero es en la Grecia antigua donde ocurre un fenómeno singular en la historia del pensamiento humano: se descubre la insuficiencia de la explicación mítica y la necesidad de una explicación nacida del logos y que apunte hacia un eidos perdurable. Esta insuficiencia de lo mítico, del conjunto estetizado de actos arbitrarios de los dioses, que no es más que una alegoría de las fuerzas irracionales del mundo natural, se expresa incluso en el texto griego fundamental, en el Canto XXIV de la Ilíada, que es la clave de todo el poema. Allí se narra la culminación de la cólera de Aquiles que, luego de haber matado al noble Héctor, arrastra impíamente su cuerpo. En ese momento, interviene Apolo y apostrofa a los dioses por su indiferencia ante este acto sumamente injusto, los acusa de crueldad y malicia, porque toman partido por Aquiles, «en el que no hay gusto por la Justicia, que es duro, brutal y salvaje como el león que se arroja sobre el rebaño», cosa que «no es en absoluto el obrar de los hombres que han recibido de las Moiras un corazón paciente» ni es algo «hermoso ni bueno» (Ilíad., XXIV, 33-54). En medio de la gran ambigüedad de los dioses expresada en otras partes del poema –y que exasperaría a Platón-, tenemos a un dios del orden que censura a los demás dioses crueles y maléficos (y, por ende, falsos) y que juzga los actos humanos y divinos de acuerdo a un orden moral metafísico y moral, que es «bueno y hermoso» y que no está sujeto a las arbitrariedades de los apetitos o del poder político. Estamos ante la kalokaghatía, la unión típicamente griega entre belleza y bondad y que será el primer atisbo de la doctrina de los trascendentales, llevada a su excelsitud por santo Tomás de Aquino. Este descubrimiento –también revelado de manera singularmente bella en la Antígona de Sófocles- se encarnaría en la llamada tradición socrática, representada por Sócrates, Platón, Aristóteles y el olvidado pero muy importante platonismo medio de Plutarco y que, a pesar de las diferencias entre sus sistemas, se resume en la siguiente afirmación: «el hombre no solo puede sino debe conocer la verdad y vivir la virtud».

Esta es la singularidad griega. Ahora, ya desde las primeras manifestaciones del socratismo hubo una oposición por parte de otros griegos: la tradición sofística, así como los materialismos antiguos de toda laya. Pero en verdad, el soporte e inspiración de estas doctrinas no era especulativo, sino político. Como todas las sociedades paganas, el mundo político grecorromano tendía, como lo sostiene Eric Voegelin, a divinizarse a sí mismo y la sofística, con su relativismo, era el apoyo perfecto para la idolatría de lo político. Así, tanto el enfrentamiento entre Sócrates y la polis como el de los primeros cristianos con el culto imperial se resumía en lo siguiente: «La Verdad obliga y nunca debe estar subordinada a los poderes políticos, así parezca “conveniente”, “adecuado” o “justificado” subordinarla; más aún, son los poderes políticos quienes deben subordinarse a la Verdad».

Nietzsche supo ver la complementariedad entre socratismo y cristianismo y por eso combatió a ambos con igual fervor. Los papas, por su parte, también la reconocieron; de ahí que san Pío X en Pascendi (1907) alertase que abandonar la filosofía de santo Tomás (compendio y culminación del socratismo) podría generar un grave daño a la teología e incluso Benedicto XVI en el famoso Discurso de Ratisbona (2006) consideró la deshelenización de la teología como un gran mal.

Continuará….

Javier Navascués Pérez

1John Senior, The restoration of Christian Culture, IHS Press, Norfolk, p. 73

4 comentarios

  
El gato con botas
Efectivamente, las humanidades son fundamentales para la persona. La enseñanzas de un profesor de Matématicas, de Química o Física serán útiles a muy pocos de sus alumnos, pues muy pocos se harán matemáticos, químicos o físicos. La enseñanzas de un profesor de Historia, Literatura, Música, Arte o Religión sirven para disfrute de todos durante toda la vida.
Por supuesto que las tres primeras son importantes en cuanto nos llevan al progreso técnico que nos facilita la vida, pero no nos hacen mejores personas. Las otras, sí.
21/10/19 11:30 AM
  
Gadi Tano
Muy interesante su artículo-entrevista, quedamos en espera de la siguiente parte. Ojalá al final, se incluyese una bibliografía básica para formarse en las referidas humanidades, no solo de los textos clásicos, también de aquellos que enseñen a extraer de ellos, esa formación intelectual humana integral, tan necesaria. Felicitaciones y gracias.
25/10/19 3:10 PM
  
unoquepasabaporaqui
Frente a lo que dice 'El gato con botas', la necesidad de la enseñanza rigurosa de las Matemáticas, de la Química o la Física no está tanto en el disfrute, ni en hacerse mejores personas, si no en permitir la crítica a la Idea de que la realidad entera gira en torno al Hombre o a su voluntad (o disfrute). Las Matemáticas, verbigracia, nos muestran legalidades que están dadas más allá de nuestra querencia o aprovechamiento.
27/10/19 2:45 PM
  
El gato con botas
Es que la realidad entera gira entorno al hombre y su relación con Dios y las ciencias exactas están bien en cuanto beneficien esa realidad. A mi que E = MC2 o que a2=b2+c2 me parece estupendo en cuanto son razomanientos humanos reflejo de aquel " creces y multiplicaos, y dominad la tierra ".
28/10/19 12:07 PM

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