15.01.25

El P. Calvo Zarraute analiza la importancia del Derecho Natural al estar basado en la Ley Divina

En este curso, el Padre Gabriel Calvo Zarraute, partiendo de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, nos ayudará a comprender los fundamentos de la Ley natural y el Derecho natural, así como su relación con la ley positiva, llegando hasta las cuestiones del aborto, la pena de muerte o la guerra justa. El curso presencial on-line se impartirá del 21 de enero al 4 de abril de 2025, de 19 h a 21 h de Madrid.

Después de esas fechas, la inscripción quedará abierta en la modalidad OYENTE, puesto que se podrá acceder en cualquier momento a todas las clases que quedarán grabadas. En el menú, ir a INSCRIPCIONES, escoger el curso y la modalidad de asistencia preferida.

https://www.ulhis.com/

Por ser de especial interés para sacerdotes, seminaristas, religiosas y profesores de religión, este colectivo disfrutará de becas importantes. Solicitarlas en [email protected].

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¿Por qué decidió dar un curso de Introducción al Derecho Natural?

Porque desde el concilio Vaticano II muchos de los funcionarios eclesiásticos se abrazaron con el «Espíritu del Tiempo» que, en política, era la democracia liberal, por lo que rechazaron el derecho natural y cristiano que es incompatible con ella. En el sistema de democracia liberal sólo cabe el voluntarismo o positivismo jurídico: el bien y el mal no existen, sino que lo determinan las leyes, es decir, el número de votos. Es la democracia como fundamento del gobierno, de modo que el Estado democrático se erige en la única fuente del derecho y la moralidad. Motivo por el que tantos obispos son sumamente reacios a denunciar las leyes anticristianas y, por extensión, antihumanas: no soportan ser tachados de antidemócratas. Yo creo que hacen muy bien, porque el martirio es malo para la salud episcopal.

Desde 1965, la gran mayoría de la jerarquía sustituyó la voluntad de Dios por la voluntad del hombre, eligiendo la soberanía popular y apostatando de la soberanía social de Cristo Rey, tal como codificó en la encíclica Quas Primas Pío XI (1857-1939) en 1925. Así elevaron la democracia a la categoría de religión, la «doctrina tradicional católica» en materia política (al igual que la Misa tradicional) se abandonó por completo, como un vergonzoso residuo más de un pasado oscurantista del que había que desprenderse.

En el caso español se observa con particular claridad lo que usted dice…

Exacto. Siendo este cambio doctrinal previo el motivo por el cual Pablo VI no dejó de trabajar denodadamente, hasta ver sustituido el antiguo orden político-jurídico-social católico -reconquistado gracias a los mártires y soldados de la Cruzada de 1936-, por la democracia socialista actual. Fiel al pensamiento político de su mentor, el filósofo liberal Jacques Maritain (1882-1973), Pablo VI (1897-1978) soñaba que podría existir un orden jurídico que no formara parte del orden moral-religioso. De modo que, sustituyendo el derecho natural clásico por el derecho político moderno secularizado, sin embargo, se salvaguardaría la ley natural. En Italia con la Democracia Cristiana también apostó por seguir el mismo juego político, y en ambos casos el fracaso ha sido rotundo y sin paliativos. Como la democracia es un régimen de opinión pluralista, la jerarquía de la Iglesia ante el Estado liberal renunciaba a configurar la sociedad católica en la política, la cultura, y la educación a cambio de mantener ciertos acuerdos económicos beneficiosos para ambas partes.

El Estado aconfesional que trajo consigo la Constitución atea de 1978, con la inestimable ayuda de Pablo VI y todo el episcopado (salvo 8 obispos valientes que se opusieron), ignora por completo la ley natural y el derecho natural. En su lugar «consagra» el positivismo jurídico. Pero la neutralidad de un Estado puramente procedimental o formalista es una completa falacia, porque cualquier sistema legal se fundamenta en una antropología previa. La idea del hombre y de la comunidad política que tiene la Modernidad es la de Hobbes, Locke, Spinoza y Rousseau, absolutamente contraria a la Religión católica, por tanto, el liberalismo que teorizan consiste en una política y un derecho secularizados que descristianizan las sociedades. Ya que, al negar la existencia de un orden del Ser, esto es, los trascendentales del ser (unidad, verdad, bondad y belleza), asequibles a la razón humana, niega que exista una naturaleza y una finalidad en el hombre individual y políticamente considerado. De ahí que, como todo el ordenamiento jurídico democrático se basa en el prejuicio de que «Dios no existe», la religión y sus premisas filosóficas (ley natural) y jurídicas (derecho natural), quedan reducidas a simples «sentimientos religiosos» subjetivos, por tanto, no universalmente válidos, y a la postre inoperantes.

¿Qué resultados ha tenido esa estrategia política?

Ha cooperado decisivamente para que la sociedad española actual, ya profundamente secularizada, conciba mayoritariamente el cristianismo y sus conceptos de ley, naturaleza, derecho, persona, vida, familia y educación, como meras supersticiones trasnochadas. La normalización de la plaga del divorcio, los millones de asesinatos cometidos con el «crimen abominable» del aborto, la aberración contra natura de la homosexualidad y el fenómeno creciente de la eutanasia, son algunos de los frutos de la «sana laicidad» (tan sana como el cianuro). Así como también la consigna de progenie masónico-ilustrada de la «libertad religiosa», condenada ininterrumpidamente por la Iglesia durante 200 años, desde Pío VI (1717-1779) a Pío XII (1876-1958), en más de 43 documentos pontificios. Sin embargo, de repente, aboliendo el principio de no contradicción (que es el primer principio de la realidad), se volvió maravillosa en 1965. Todo un misterio digno de que Iker Jiménez le dedique uno de sus programas.

¿Por qué los principios morales proceden de la naturaleza del hombre y no del consenso democrático mayoritario?

De acuerdo con la naturaleza racional y social del hombre, y por extensión jurídica y política, el fin del hombre en sociedad es el bien común. Por lo que la razón concibe un conjunto de medios para alcanzarlo, y lo presenta a la voluntad, la cual, queriendo el fin, aprueba, elige tal orden de medios (ley) y mueve la razón a establecerlo (promulgación) y a imponerlo a los subordinados (autoridad). En este establecimiento de un orden de medios a un fin querido (ordenación en lenguaje escolástico), es precisamente en ese acto de la razón práctica en el que consiste esencialmente el origen y fundamento de la ley. Así, la ley es considerada por santo Tomás un acto elícito de la razón, es decir, una ordenación de la razón, que es la única a quien compete ver las relaciones esenciales de medio a fin, para que impere a la voluntad.

¿Qué es la ley natural?

Es la misma ley eterna de Dios participada en la criatura racional, como enseña santo Tomás de Aquino. En Dios la ley esencial es llamada «ley eterna» (cf. S. Th., I-II, q. 91, a. 1). La ley natural está grabada en el alma racional del hombre por Dios Creador y Legislador, la cual manda hacer el bien y prohíbe hacer el mal. Considerada en el pensamiento eterno de Dios que es «Logos», esto es, razón eterna, creadora y justa, la ley eterna es el plan de gobierno de todas las cosas, el ejemplar del orden que deben observar todas las criaturas para alcanzar el fin último necesariamente querido por la voluntad divina. Siendo el percibir y el establecer un orden de medios al fin un acto intelectual, la ley eterna es obra del entendimiento de Dios movido por su voluntad, pero no de una voluntad arbitraria e irracional, como defiende el voluntarismo-nominalismo de Ockham (1287-1347).

Por cierto, este teólogo al separar la razón de la fe y negar el ser de las cosas (los universales), separa la naturaleza y la gracia, de lo que resulta la negación de la ley natural que es universal, subsumiéndola en la ley divina positiva en sentido fideísta: las cosas no son buenas o malas en sí mismas, sino porque Dios lo decide así y podría cambiarlo si lo deseara. Lo que en la Modernidad fundará la mentalidad jurídico-moralista protestante (puritana). En la Ilustración ese nominalismo fideísta ya secularizado se convierte en ideología como religión secular sustitutoria, dando paso al positivismo jurídico actual con Hans Kelsen: al no existir el ser de las cosas, es el hombre quien las interpreta o recrea nombrándolas legalmente como desee (nominalismo). Ejemplos en el ordenamiento jurídico: i) la religión degradada a «sentimientos religiosos»; ii) el aborto considerado como «interrupción voluntaria del embarazo» y legislado como «derecho»; iii) las uniones homosexuales codificadas como «matrimonio»; iv) el reconocimiento legal de una nueva identidad personal -contraria a la biología- a disposición de que un hombre se autoperciba como mujer y viceversa; v) la legalización y asistencia médica al suicidio definido como «muerte diga» o «eutanasia», etc.

La voluntad de Dios quiere necesariamente, como fin último de todas las cosas, el Bien perfecto, que es Dios mismo. De aquí procede el carácter obligatorio de este orden. Por otra parte, la ley eterna se distingue de la Providencia divina, la cual consiste en preparar para cada criatura unos medios individuales suficientes para conseguir su fin último. La existencia de la ley eterna se prueba por el hecho cierto de la divina Providencia que gobierna la Creación. Si Dios dirige cada criatura hacia su fin último, consciente en las criaturas racionales, inconscientemente en las no racionales, su sabiduría exige que no lo haga de una forma ciega, sino conforme a un plan racional de gobierno.

¿Por qué las leyes humanas, es decir, el derecho positivo, se ha de ajustar a la ley natural, esto es, al derecho natural?

Sencillamente, porque es de donde procede su fuente de legitimidad. La existencia de una ley natural en el hombre ha sido negada por:

Los materialistas, tanto de izquierdas como de derechas, pues no admiten más realidad que las fuerzas fisicoquímicas de la materia.

El positivismo moral, que sostiene la no existencia de actos esencialmente buenos o malos, esto es, absolutos morales. Así, la cualificación moral de los actos humanos vendría exclusivamente: i) de la determinación positiva, de la ley humana, como señala Hobbes; ii) de la conciencia colectiva, como defienden los sociologistas, que en política son liberales y en teología modernistas; iii) de asociaciones experimentales, como afirman los utilitaristas y evolucionistas, identificando lo que subjetivamente sea útil o nocivo al individuo como lo moralmente bueno o malo.

En el hombre existe una participación natural de la ley eterna llamada ley moral natural, lo que significa que, por la misma naturaleza del hombre, debidamente auxiliada, por ese medio natural de adquisición de conocimientos suprasensibles que es la educación, principalmente la familiar, el ser humano es conducido a conocer ciertos puntos esenciales de la ley eterna.

Entonces, ¿la ley natural universal es inseparable de la Ley divina?

Formalmente, la ley natural consiste en ciertos juicios prácticos universales que dictan al hombre: i) una obligación; ii) una permisión; iii) una prohibición. Son juicios a los que la razón humana tiende naturalmente, siendo éste el sentido en que la ley natural se denomina innata y universal, a condición de recibir ayuda del medio natural de formación consistente en la enseñanza. De este modo, la persona humana adquiere las nociones universales del orden moral, es decir, de bien y mal, de mandado, permitido y prohibido. Y por un procedimiento análogo, al de la formación de los primeros principios del orden especulativo, percibiendo el nexo esencial que une dos nociones, de mal y prohibido, forma los principios morales más generales. Esto es fruto del hábito adquirido de la razón, que inclina a la persona a formar espontáneamente tales principios y, que es llamado por los escolásticos sindéresis (observación), distinguiéndose de la conciencia, puesto que ésta, en el sentido estricto del vocablo, es el juicio de aplicación de la ley moral a la variedad de los casos concretos según:

La ley natural, no revelada.

La Ley divina, sobrenatural revelada.

La ley positiva, meramente humana.

¿Qué relación existe entre la ley moral natural y el derecho positivo?

En el orden moral, el camino que conduce al hombre a su fin último y que es trazado a la voluntad humana por la recta razón -que es el portavoz de la ley natural y de la Ley divina-, se consideran actos buenos-justos-virtuosos, los que llevan al hombre a dicho fin. De tal forma que el hombre derecho, justo, íntegro, es el que conforma su actividad libre con esta regla. Así, el Derecho, tomado sustantivamente, en el sentido objetivo de la palabra, designa el conjunto de las leyes naturales y positivas que dirigen al hombre (derechamente-rectamente) hacia su fin último. En sentido subjetivo, el Derecho es la ciencia que estudia dichas leyes y el poder moral (ius) que todo ser inteligente posee en una sociedad cualquiera, al que los demás han de respetar, para orientar su actividad hacia su fin último trazado por la ley, siendo ésta la esfera dentro de cuyos límites puede ejercitar, legítimamente, para ese fin su actividad libre.

¿Cuál es el orden de deberes y derechos impuesto por Dios al hombre?

Antes de responder ha de precisarse con exactitud la correlación entre el derecho y el deber, que en la tradición iusnaturalista occidental se encuentra en la Ética a Nicómaco de Aristóteles (libro V), en el tratado Las Leyes de Cicerón y en la Suma Teológica de santo Tomás (II-II, qq. 57 y ss.):

En sí mismo, el derecho preexiste al deber, pues solamente se puede estar obligado porque existe un derecho que ha de ser respetado. El primer derecho es el de Dios; derecho a quererse necesariamente como fin último de todas las cosas, porque es el Bien perfecto; derecho que entraña el deber primero, esencial en toda criatura, de tender a dicho fin último. Todos los derechos restantes están subordinados a ése y, por consiguiente, ninguna cosa contraria al fin último (el mal, el pecado, el error) posee derechos legítimos. Por lo que antes de enseñar a los hombres sus derechos, lo lógico es comenzar por enseñarles sus deberes.

En el hombre con respecto a Dios, el deber preexiste al derecho, precisamente porque tiene el deber de realizar su fin último tiene el derecho de cumplir libremente tal deber, de emplear a este efecto los medios así necesarios como útiles.

En el hombre con respecto a sus semejantes supone: 1) todo derecho entraña en otro el deber de respetarlo; 2) todo deber entraña un derecho a exigir su cumplimiento: i) en el legislador encargado de proveer al orden; ii) en aquel a cuyo favor obliga, si se trata de deberes de justicia conmutativa (contratos), no si es cuestión de un deber de equidad o de caridad.

Por Javier Navascués

2 comentarios

  
Javier
Magnífico, claro y con las gotas justas de ironía para evidenciar el error de los que prefieren ignorar que Dios ha depositado su clave (ley natural) en cada uno de nosotros, y querer organizar la existencia individual y social sin ella es como el que quiere abrir la puerta de su casa con una llave que no corresponde.
15/01/25 10:48 PM
  
Federico Ma.
Bien, don Gabriel, y gracias. Excepto un punto: "...la «sana laicidad» (tan sana como el cianuro)". Sed contra, decía Pío XII: "...come se la legittima sana laicità dello Stato non fosse uno dei principi della dottrina cattolica; come se non fosse tradizione della Chiesa il continuo sforzo per tenere distinti, ma pure, sempre secondo i retti principi, uniti i due Poteri..." (Discurso del 23 de marzo de 1958).

Luego, sobre eso de "...la consigna de progenie masónico-ilustrada de la «libertad religiosa»... se volvió maravillosa en 1965", si pretende ser una crítica a DH, claro que es incorrecta, ya que se mantiene allí la doctrina tradicional. Vid. el siguiente post (y las respuestas a tantos comentarios): infocatolica.com/blog/praeclara.php/2405120343-la-libertad-religiosa-segun-d-1.

En cuanto al derecho y, en particular, su relación con la ley, el Card. Zigliara, O.P., hace una muy buena exposición en el vol. III de su Summa Philosophica. Cito algo: «Derecho objetivamente considerado y subjetivamente considerado. De aquí nace esta primera división del derecho. En efecto, lo que es debido a otro es el derecho objetivamente considerado. Mas nada es debido a alguien sino presupuesta en el mismo la facultad de exigirlo: esta facultad moral, que corresponde a la persona, para poseer o hacer algo justamente, cuya violación constituye una injuria, es el derecho subjetivamente considerado; y en este último sentido decimos que alguien “usa su derecho”. Mas porque nadie tiene la facultad de exigir algo como suyo sino por alguna ley, sea esta natural, sea positiva, de aquí que “derecho” no raramente se tome también por ley, y que las colecciones de leyes se denominen “derecho”, porque, en verdad, la ley es medida y regla del derecho» (Summa Philosophica, vol. III, pars I (Jus naturae), lib. I, cap. 1, n. 3).
16/01/25 1:46 AM

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14.01.25

Rafael Aita, Capitán Perú, cuestiona con un ingenioso libro de fábulas los males de la sociedad moderna

El autor analiza su nuevo libro Fábulas de una zoociedad moderna

Rafael Aita. Docente desde hace 15 años, tiempo en el que también ha brindado conferencias en Perú, España, Inglaterra y Japón. Actualmente está estudiando un doctorado en Humanidades y Cultura, además de ser magíster e ingeniero industrial.

Sus libros publicados son: Los Incas Hispanos, El Secreto del Último Inca, Pachacútec, el Estratega del Imperio, Fabulas de una Zoociedad Moderna y Sayri Túpac, el Inca de la concordia. Pueden encontrar sus libros, artículos y vídeos en sus redes sociales como Capitán Perú (Facebook y YouTube) o como @capitanperuano en Instagram y X.

¿Por qué ha escrito un libro titulado Fábulas de una zoociedad moderna?

Tal vez, en más de una ocasión, hemos sentido que vivimos en un zoológico, en un circo o en una selva, antes que en una sociedad civilizada, especialmente en lo que respecta a ideologías políticas modernas y posmodernas. Era inevitable escribir fábulas que incorporen aquel ambiente tomando como protagonistas a animales, de hecho, me sorprende que esto no sea más popular en la actualidad, tomando en cuenta la cantidad de material e historias que se podrían escribir.

¿En qué otros libros de fábulas se han inspirado?

Definitivamente las fábulas de Esopo y las fábulas clásicas han estado presente, incluso algunas fábulas son una continuación, o una actualización, de fábulas clásicas que todos conocemos. Tal es el ejemplo de la fábula de la Hormiga y la Cigarra, que para esta ocasión, la cigarra organiza una protesta social logrando que el gobierno de la selva promulgue un impuesto a la riqueza de la hormiga, y así la cigarra puede vivir azuzando a los demás animales sin tener que trabajar. En la versión original de la fábula, se promovía el trabajo y el sacrificio en el presente, para conseguir resultados a futuro. En esta nueva versión, se debe agregar una crítica hacia aquellos que usan la política para vivir del trabajo de otros. Los valores siguen siendo los mismos, pero la realidad actual le agrega nuevos tintes que amerita modernizar los cuentos.

¿Es una manera de reivindicar un género que no está de moda?

Sí, es reivindicar el género y los valores que nos enseña, pues las fábulas siempre traen una moraleja. Seguramente todos nosotros hemos aprendido valores escuchando alguna fábula y es lógico preguntarse si se pueden enseñar lecciones acordes a la sociedad actual usando el mismo estilo. Por ejemplo ¿cómo le enseñarías a un niño un concepto tan complejo (y a veces aburrido) como lo es la inflación? En el libro hay una fábula que narra cuando el león decide introducir el dinero en la selva y empieza a imprimir dinero para que todos sean millonarios, de tal manera que al final del cuento, el dinero no vale nada. He leído comentarios en redes sociales de adultos que se preguntan por qué el Estado no imprime más billetes y los reparte a los pobres, por lo que esa fábula puede ser útil no solamente para los niños.

¿Por qué compara la sociedad con un zoo? ¿Qué es lo que nos animaliza?

Desde siempre hemos usado animales para mostrar realidades humanas, el lobo feroz siempre ha encarnado los peligros exteriores, el zorro es la astucia, la hormiga es ejemplo del valor del trabajo, la tortuga nos enseñaba la perseverancia por encima de la velocidad de la liebre. Una de las fábulas del libro se titula “La República del Panal”, y explica cómo en un panal le hacen una revolución a la abeja reina, para volver el panal una república. Si bien la abeja reina sirve como ejemplo para ilustrar una monarquía, la fábula es una crítica a la revolución francesa y sus consecuencias. Ejemplos así nos permiten enseñar de forma sencilla los valores con los que hemos construido la sociedad.

¿Por qué después reivindica el lado humano de la misma?

Desde un inicio, el objetivo de toda historia es reivindicar el lado humano y dejarnos un mensaje que nos haga mejores personas. Para lograr esto, la literatura se puede servir de animales, de magia, de dragones, de monstruos, de robots, de extraterrestres y un sinfín de recursos que cautivan nuestra imaginación y embellecen el relato, pero al final de cuentas, siempre vamos a encontrar un mensaje que vaya directo a nuestra humanidad. Si revisamos la ciencia – ficción, los robots o los alienígenas nos dejan enseñanzas muy humanas, tal es el caso de Yo Robot, El Gigante de Hierro, Wall-E, R2D2 de Star Wars o Data de Star Trek, personajes que amamos y empatizamos con ellos como si fueran humanos, aunque sabemos que no lo son.

Tal vez los humanos estamos más propensos a aceptar nuestros propios errores cuando los vemos reflejados en un animal, un robot, o un ser de fantasía, antes que en nosotros mismos.

¿Qué tipo de enseñanzas o moralejas nos enseñan los animales?

Las fábulas enseñan los valores de siempre, pero en el contexto de una sociedad moderna. Por ejemplo, si antes aprendíamos el peligro de mentir con el cuento de Pedro y el lobo, ahora es necesario aprender el peligro de las “fake news” en redes sociales, este es el caso de la fábula de “El loro influencer”, un loro que se dedica a exagerar las noticias del mundo de los humanos para volverse más famoso. Al final de esta fábula, cuando los animales entran en pánico y caos, el león decide cortar el internet en toda la selva, lamentándose que los animales no sean tan civilizados como los humanos para usar la tecnología. La ironía es evidente, pues lo común en redes sociales es ver un comportamiento más cercano al animal que al de un humano racional, dejando que nuestras pasiones nos dominen.

Para esto, incluso se adaptan fábulas clásicas a tiempos modernos, como es el caso del cuento de la gallina de los huevos de oro. En este libro, los animales usan los huevos de oro para comprar la granja y que ningún animal tenga que volver a trabajar, pero al final los animales terminan gastando más de lo debido y empeñan a la gallina con el banco. En el cuento original, el granjero mataba a la gallina para tener más oro, perdiendo el oro y la gallina, ahora, el banco termina quedándose con la gallina para que los animales puedan pagar sus deudas. El mensaje es el mismo: responsabilidad y paciencia, pero con un toque de modernidad que lo hace más cercano a nuestra realidad.

¿Por qué se ha centrado en el tema político?

Porque el humano es un animal político, como dijo Aristóteles, tal vez “zoon politikon” hubiera sido un buen título para este libro. Hay fábulas que tocan temas cotidianos, pero terminan siendo políticos porque ya trascendieron a ese plano. Es el caso de la fábula de El Cerdo Deconstruido, donde un cerdo decide sentirse otro animal y convence a toda la selva que se pueden comportar como el animal que quieran, de tal manera que los monos terminan arrojándose al agua y ahogándose. Lamentablemente, decir que nuestra identidad es inseparable de la naturaleza es ya un tema político, cuando debería ser un tema de simple lógica.

¿Cómo está presente la cosmovisión católica?

En una primera lectura, es seguro que no se van a encontrar elementos religiosos asociados a estas fábulas, pero en una lectura más profunda se encontrará que la crítica al modernismo y a los antivalores que el modernismo trae, van de la mano con la crítica que ha realizado la Iglesia a la sociedad. El libro critica por igual el posmodernismo, el progresismo, el relativismo moral, el estatismo, el mercantilismo, el consumismo, el individualismo o el populismo. En resumen, le da con palo tanto a los desórdenes de la derecha como a los de la izquierda, especialmente en los referidos al materialismo y al tratar a las personas como objetos (o como animales). Creo que esto es posible desde una perspectiva católica, que no pone en su centro a una ideología sino el amor a Dios y al prójimo.

¿Por qué merece la pena leer el libro?

El libro ofrece una lectura ligera, como para que sea accesible a todo público, pero manteniendo de fondo los valores con los que hemos crecido, por ejemplo, el amor a la vida, el trabajo, la disciplina, la verdad, el esfuerzo personal, el reconocer los propios errores cuando fallamos. Muchos lectores me han agradecido el poder darle ese mensaje a sus hijos, que están bombardeados por una contracultura que dinamita nuestros propios cimientos como sociedad. Este libro es un antídoto para ello.

Por Javier Navascués

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13.01.25

El postulador Tomás Salas habla del proceso de beatificación de Laura Aguirre Hilla, la Señorita Laura

Tomás Salas. Nació en Álora (Málaga) en 1960. Profesor de Lengua, Doctor en Filología Hispánica. Estudios no terminados de Teología en el centro de Formación Teológica de la diócesis de Málaga. Libros: Ortega, teórico de la novela (Universidad de Málaga), Márgenes (poemas, en Corona del Sur), la traducción bilingüe del poema A los mártires españoles de Paul Claudel (Madrid, Ediciones Encuentro); coordinador del libro Laura Aguirre, una vida para los demás (en Álora, Imprenta Castillo), Un mundo al revés. Artículos sobre religión y sociedad (Credo Ediciones). Articulista de opinión en prensa y en webs, autor de estudios y ensayos. Interesado en el mundo de la religiosidad popular y las cofradías, ha participado en numerosos actos y congresos en este campo. En 2018 el Obispo de Málaga le asigna la tarea de postulador de la causa de beatificación de Laura Aguirre Hilla, la Señorita Laura. En su Twitter se define brevemente: Profesor de Lengua, lector, escribidor y opinador.

¿Por qué han decidido iniciar el proceso de beatificación de Laura Aguirre Hilla (la Señorita Laura)?

Laura Aguirre muere en Álora el 31 de diciembre de 1986. Había llegado a este pueblo malagueño en 1950 y había comenzado la labor de pía unión que funda en ese mismo día. Dedicó, juntamente, 36 años a su labor en este lugar. En este tiempo dejó en muchas personas la percepción de santidad.

¿En que consiste esta percepción?

Es un verdadero misterio. Ella tenía un carisma, un halo que hacía que muchos de los que la trataban vieran en ella una acción especial de la Gracia. Cuando murió muchos tenían la certeza de haber convivido con una santa. Y lo más curioso que es que no hace nada espectacular. Su tarea es ayudar a las niñas a las que recoge y cuidar de ellas como una madre.

¿Cómo era ella?

Era una persona sosegada, educada; muchos de los testigos de la causa dicen que dulce. Hay santos espectaculares o que son grandes fundadores. Laura, por el contrario, es una modesta laica que hace un trabajo humilde y sacrificado en un ámbito local. Sin embargo son muchos los que percibieron la santidad en ella. Por esta razón un grupo de personas, entre ellas antiguas niñas (así se las conoce en Álora) estuvieron trabajando para recoger testimonios y promover su figura. Fue importante también la labor de la parroquia, ya que aquí no contábamos con ninguna institución como parte actora, sino que ha sido obra de personas particulares, contando con medios muy limitados. El obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, a la vista de estos testimonios, decidió en octubre de 2019 abrir la causa en su fase diocesana. Se trata de una causa joven, que se ha puesto en marcha después de un periodo relativamente corto.

Lo primero que destaca de su vida es que siendo de clase social alta tuviese una vida tan austera y tan entregada a la caridad. ¿Qué le impulso a ello?

En efecto, pertenece a una familia de clase alta. Su padre es notario y su familia está relacionada con lo mejor de la sociedad malagueña. Su madre muere siendo ella joven; luego muere su padre y se queda al cargo de su madrastra (palabra que no parece muy adecuada por el cariño que siempre profesó a Laura). Se van a Bélgica con una tía suya, que está casada con un ingeniero perteneciente a la aristocracia. Era el modelo de lo que en aquella época se llamaba una señorita de buena familia. Hablaba francés, tocaba el piano, era una gran pintora, tenia conocimientos de enfermería y una distinción natural y un saber estar que hizo que todo el mundo la llamase Señorita Laura, título que ha perdurado en el tiempo. Esta distinción fue compatible con una austeridad extrema.

María, una cocinera que trabajó con ella muchos años, cuenta como peleaba porque ella se comía los trozos de pan que sobraban a las niñas y aprovechaba las frutas más pochas o las alitas de los pollos. Ella decía que tenía suficiente. Sus ropas eran viejas, pero siempre limpias y muy bien cuidadas. Reparaba las suelas de sus zapatos con cartones. Un día que está lloviendo se les deshacen estas suelas y un señor que la ve le da dinero para que se compre unos zapatos (lo que seguramente no hizo). Su aspecto, sin embargo, siempre resultaba elegante, distinguido. Tengo pendiente escribir un artículo que tenga por título La elegancia como virtud cardinal.

Su entrega a la caridad y su labor por los necesitados fue radical y continua en su vida.

Durante su época anterior a su llegada a Álora, viviendo en Madrid, en la época de la postguerra, sabemos que iba a las tiendas y pagaba anónimamente deudas de alimentos. Fue especialmente sensible con la educación y el cuidado de las niñas, que en esos años eran el sector más vulnerable. Trabaja con niñas en diversos lugares: Madrid, Jumilla y, finalmente, hasta el fin de su vida, en Álora. Sabemos de niñas a las que ayudó, posiblemente de su propio dinero, a conseguir una casa para su matrimonio.

En Álora comienza su labor con 3 niñas; a una de ellas la conoció mientras cogía colillas en la calle. Se instala en un bajo, cerca de la parroquia y prácticamente no tiene nada. Los testigos que visitaron el lugar cuentan que les asombró la pobreza y la falta de medios. Ella conseguía los medios para su obra pidiendo puerta a puerta por las cosas. También iba por el campo (Álora es una zona con mucha población rural), haciendo larguísimos recorridos a pie, con un borriquillo que le prestó un amigo, recogiendo frutos y alimentos que le daban.

¿Qué impulsó a esta mujer, que hubiera tenido una vida cómoda y fácil, tener esta vida?

La caridad, el amor a los demás y en especial a los más débiles, que le venía de su fe inquebrantable y de su profunda vida espiritual. Ella veía en las caras de sus niñas el rostro vivo de Cristo. Tenemos el testimonio de un sacerdote que la trató durante un tiempo en Álora y nos confesaba que, cuando Laura se acercaba a comulgar, miraba al Señor de una forma, con un amor, que el no había visto nunca en nadie. Era, confiesa el sacerdote, la misma mirada que dirigía a sus niñas.

¿Por qué la caridad y la confianza en la providencia son los pilares de su vida?

El lema de la causa es PROVIDENTIA ET CHARITAS. Pensamos los que estamos impulsando la causa que este lema resume bien su espiritualidad.

Su vida estuvo siempre marcada por una continua confianza en la Providencia, que no desfalleció ni en los más duros momentos. La instución que pone en marcha en Álora se lleva el nombre de Providencia Parroquial Virgen de Flores. Cuando comienza su labor con esas 3 niñas no tiene nada. Sólo lo que le da la buena gente. En los momentos de mayor problema, que fueron la mayoría, siempre confiaba en la Providencia para que le echase una mano. Se cuentan multitud de casos.

Alguna noche una de sus colaboradoras le recuerda que no tienen nada que comer. Ella dice que hay que confiar y rezar. Alguien pega en la puerta y deja anónimamente comida, un saco de garbanzos o harina.

Una de las niñas cuenta que fueron desde el convento de Flores, donde vivían, al pueblo, para comprar comida. Iban con su borriquillo. Laura le confiesa a la niña que no llevan dinero. La niña le pregunta que cómo van a comprar, entonces. Llegan al pueblo y Laura entra a rezar a la iglesia de la Veracruz, que éstá en el centro del pueblo. La niña (que hoy vive y nos ha transmitido este testimonio) se queda en la puerta con el borriquillo. Cuando Laura sale del templo, un señor se le acerca, la saluda y le da un donativo.

Hay que tener en cuenta que su labor siempre estuvo marcada por las dificultades. En Álora su obra cambia varias veces de domicilio. Comienza con dos colaboradoras (Ángeles Medina y Socorro Sánchez), luego vinieron algunas otras, pero abandonaron el colegio. Al final de su vida, termina con las dos que le fueron fieles.

Hay un documento en su archivo que me resulta conmovedor. Es un informe que envía al Obispado de Málaga y que recoge los datos de la institución. En el apartado de personal, dice que tiene dos colaboradoras (coadjutoras, las llama), pero que espera y que sigue rezando para que haya vocaciones y que le lleguen algunas más. Lo extraordinario de este detalle es que Laura tiene entonces ¡83 años!. Lleva 33 años en Álora, y, en cuanto a sus colaboradoras está en el punto de partida. Sin embargo, confía en la Providencia, mantiene viva su esperanza.

Como he dicho, no hay hechos espectaculares en la vida de la Sierva de Dios, pero si abundan estos que podríamos llamar, para entendernos, pequeños milagros.

Era una persona de mucha oración, incluso pasaba muchas noches rezando…

En efecto. Cuando vivían en el convento de Flores (antiguo convento franciscano, donde está la ermita de la patrona, la Virgen de Flores) las niñas se levantaban por la noche y la espiaban, mientras ellas de rodillas rezaba durante largas horas. Un familiar cuenta que, en unos dias que se quedó en su casa, la sorprendía rezando por las noches. ¿Tú cuándo duermes, tía Laura?, le preguntaba. En una ocasión las niñas entraron a la capilla y ella estaba tan abstraída en la oración, que las niñas salieron gritando a la calle pidiendo ayuda, porque les parecía que Laura estaba muerta.

Era una persona de profunda espiritualidad eucarística. Hay un hecho extraordinario (de los pocos espectaculares de su vida) que cuentan varios testigos. Estando un día en misa, a una joven que acababa de comulgar le dio una arcada y vomitó en el suelo. Laura se inclinó y tomó la forma con la boca. El mismo sacerdote le regañó al finalizar la misa.

Para terminar este apartado, un pequeño detalle que nos ha trasmitido un testigo. Una cofradía de Álora la nombró Camarera de Honor. Ella preguntó sobre las obligaciones que contraía con este título. Le dijeron que no tenía nada especial que hacer, simplemente acompañarles cada año antes de la salida procesional y estar presente. - Bueno, dijo ella, entonces rezaré por ustedes, que es lo único que sé hacer…

Sin embargo sus fundaciones fueron modestas y se quedaron en un ámbito muy local…

En efecto. Tuvo una vida de continuos cambios de domicilio y de grandes cambios; sin embargo, cuando llega a Álora, a los 49 años, parece que allí encuentra su lugar definitivo y en este pueblo va a concentrar su vida y su trabajo. Su ámbito fue ese y no tuvo intención ni ambición de llevar esa obra fuera.

¿Qué nos puede decir de la pía unión que fundó?

Funda una pía unión que se llama Misioneras de la Diócesis. Recibe la aprobación del obispo de Málaga D. Ángel Herrera. Hay que decir que la pía unión es en realidad una agrupación de seglares que tiene un fin apostólico. Ella hace unos estatutos de esta institución donde plantea su funcionamiento, que es muy exigente: objetivos, horarios regulados de trabajo, oración, formación, etc. Prácticamente como una vida conventual. Después de su muerte, es nombrada presidenta de la pía unión su colaboradora Socorro Sánchez; cuando muere ésta, podemos decir que se extingue canónicamente.

¿Cuál es el principal legado que dejó a la Iglesia?

Su legado espiritual es el del ejemplo de una persona que vivió una vida de continuas dificultades, tanto personales como en su obra, y que las fue afrontando todas con naturalidad, serenidad, sin dramatismos, con humildad, con elegancia. Esa serenidad le viene de la confianza en la Providencia, que fue como un escudo que le protegió de todas la penalidades.

Me parece que hoy tenemos mucho que aprender de ella. Estamos con frecuencia imbuidos en una pastoral voluntarista, que busca a veces la acción por la acción. Tenemos que comprometernos, tenemos que ser capaces, querer es poder, etc. Sin embargo, olvidamos algo fundamental: la primacía de la Gracia. Parece que hemos sustituido la herejía protestante de la Sola Fide por la Sola Charitas. Sin embargo, todo lo que hacemos procede de Dios que actúa sobre nosotros y tenemos que pedirle (oración) que esta gracia se produzca. Ese fue siempre el comportamiento de Laura: primero la oración, la confianza, la esperanza. La ayuda de Dios llegará. ¿Y si no llega como esperamos? No importa; seguimos adelante. Porque nuestra santificación no depende sólo de nuestros resultados desde un punto de vista humano.

Hay un hecho que se cuenta de san Josemaría (un santo tan distinto a ella, con una proyección internacional, fundador de una institución universal) que puede resumir bien esto que intento explicar. Visitaba las obras de la futura universidad de Navarra y le estaban explicando los detalles de este magnífico proyecto. El les dijo: -No pretendo que construyáis una gran universidad; quiero que os hagáis santos construyendo una universidad.

¿Qué queda de su obra hoy en día?

Queda el recuerdo de mucha gente agradecida, especialmente sus Niñas y sus familias. Queda su ejemplo, su testimonio. Algunas personas recuerdan pequeños detalles de ella, y no los han olvidado. No ha quedado una institución propiamente dicha. Su residencia definitiva es hoy día una residencia de ancianos. Queda su recuerdo, su testimonio, su ejemplo. Ha quedado la gran familia de sus Niñas, a las que educó y cuidó en su etapa del colegio y a las que siguió cuidando cuando, ya mayores, formaban su propia familia. A algunas les ayudó a conseguir su casa. Estaba pendiente de sus hijos, de sus problemas, de sus matrimonios cuando no iban bien. No era la directora de un colegio, sino una madre.

¿Qué rasgos espirituales nos ha dejado en sus cartas?

Siempre aprovecha las cartas para preocuparse de los demás, sus familiares, sus niñas y familias. En todo momento está el consejo oportuno, la lección espiritual. En su carta a la hija de una de sus niñas que hace la primera comunión, le habla de la inocencia, la Eucaristía, de la pureza. En su carta a una de sus niñas que pasa un mal bache en su matrimonio: le explica el sentido cristiano del amor, la convivencia, la paciencia. Sus cartas son verdaderas catequesis. De lo que no habla nunca es de sus problemas y dificultades.

¿Se puede decir que es un modelo de santidad seglar, de entrega total sin ser religiosa?

Exacto. Laura está muy influenciada por otra gran figura de la Iglesia española de ese tiempo, el padre José Soto, fundador de los Avilistas. El padre Soto habla de la santidad bautismal, la santidad a la que todos estamos llamados por nuestra condición de cristianos, por nuestro bautismo. Ella fue siempre una seglar, una persona en medio del mundo, aunque su modo de vida fuera el de una religiosa. A algunos les parece que esta dimensión espiritual la ha descubierto el Concilio Vaticano II, pero, como no podía ser menos, es una constante en toda la historia de la Iglesia.

Quiero terminar con esta idea: algunos se preguntarán ¿qué fundó esta mujer singular?. Pues fundó una gran familia, de cientos de Niñas a lo largo de muchos años. La suya fue una Maternidad espiritual. Si algún día llega a los altares, será una santa y una fundadora muy especial.

Por Javier Navascués

1 comentario

  
Elena Baquera
Buenas tardes.

Como sobrina nieta de Laura Aguirre ,estoy muy agradecida a la labor tan exhaustiva que ha hecho Don Tomás Salas y a "las niñas de Laura",por su testimonio y empeño para que "La señorita Laura",no caiga en el olvido y se le reconozca su trayectoría y dedicación a Dios .
Atentamente
Elena Baquera
13/01/25 6:15 PM

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12.01.25

Algunas observaciones al polémico documento del arzobispado de Santa Fe sobre reforma constitucional

Publicamos por su interés un artículo que nos ha llegado recientemente en relación a la polémica en torno al arzobispado de Santa Fe y la reforma constitucional.

InfoCatólica informó recientemente que los obispos de la Provincia de Santa Fe (Argentina), encabezados por el arzobispo Sergio Alfredo Fenoy, expresaron su posición respecto al debate sobre la reforma constitucional en torno al artículo 3, que define a la Provincia como «Católica, Apostólica y Romana». Los prelados dijeron que hay que adaptar la Constitución al pluralismo religioso y a la autonomía entre el Estado y las instituciones religiosas, y aseguraron que la actual formulación de dicho artículo resulta inapropiada en el contexto actual de diversidad.

Vea la noticia en InfoCatólica.

Les dejamos con el escrito mencionado que reflexiona en torno a la noticia publicada:

Introducción

El pasado 4 de diciembre del corriente año recibimos, no sin perplejidad, un documento del Arzobispado de Santa Fe, titulado Reconocer a la Iglesia dentro de la pluralidad, sin privilegios-Reflexiones en torno a la reforma constitucional. 

El objetivo de las presentes observaciones es ayudar a un adecuado discernimiento sobre el mencionado documento, a la luz del Magisterio de la Iglesia, del cual – dicho con todo respeto por Mons. Sergio Alfredo Fenoy y Mons. Matías Vecino – se aparta de manera grave. Nos limitaremos a citar algunos fragmentos del documento del Arzobispado de Santa Fe, contrastándolo con las mencionadas enseñanzas magisteriales, en especial del Concilio Vaticano II, del Catecismo de la Iglesia Católica y de Benedicto XVI. Esperamos que sirvan para un mejor conocimiento del tema por parte de todos los fieles católicos y en especial de los laicos que trabajan en política, quienes como enseña el Catecismo “tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios […] A ellos de manera especial corresponde iluminar y ordenar todas las realidades temporales, a las que están estrechamente unidos, de tal manera que éstas lleguen a ser según Cristo” “descubrir o de idear los medios para que las exigencias de la doctrina y de la vida cristianas impregnen las realidades sociales, políticas y económicas” (CIC, N. 898 y 899).

Comparación entre el documento “Reconocer a la Iglesia dentro de la pluralidad, sin privilegios-Reflexiones en torno a la reforma constitucional” y el Magisterio de la Iglesia. 

Arzobispado de Santa Fe: “La Constitución vigente declara que ‘la religión de la Provincia es la Católica, Apostólica y Romana, a la que le prestará su protección más decidida, sin perjuicio de la libertad religiosa que gozan sus habitantes’. Es prácticamente una profesión de fe. Sin pretender entrar en las motivaciones que impulsaron a aquellos constituyentes, o en la coyuntura histórica que los habrá conducido, lo cierto es que hoy semejante párrafo es inadmisible desde todo punto de vista. Desde mediados del siglo pasado la Iglesia viene afirmando la justa autonomía y la cooperación del orden temporal con respecto al religioso. Por lo tanto, hay que concluir que la Provincia no es, ni puede ser, de ninguna manera ‘católica’”

Catecismo de la Iglesia Católica (N.2105)“El deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado. Esa es ‘la doctrina tradicional católica sobre el deber moral de los hombres y de las sociedades respecto a la religión verdadera y a la única Iglesia de Cristo’ (DH 1). Al evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja para que puedan ‘informar con el espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive’ (AA 13). Deber social de los cristianos es respetar y suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del bien. Les exige dar a conocer el culto de la única verdadera religión (…) en la Iglesia católica y apostólica (cf DH 1).

Los cristianos son llamados a ser la luz del mundo (cf AA 13). La Iglesia manifiesta así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en particular, sobre las sociedades humanas (cfr. León XIII, enc. “Inmortale Dei"; Pío XI, enc. “Quas primas")”. En la Encíclica “Inmortale Dei”, mencionada por el Catecismo a propósito de la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo, se afirma: “Los hombres no están menos sujetos al poder de Dios cuando viven unidos en sociedad que cuando viven aislados. La sociedad, por su parte, no está menos obligada que los particulares a dar gracias a Dios, a quien debe su existencia, su conservación y la innumerable abundancia de sus bienes. Por esta razón, así como no es lícito a nadie descuidar los propios deberes para con Dios, el mayor de los cuales es abrazar con el corazón y con las obras la religión, no la que cada uno prefiera, sino la que Dios manda y consta por argumentos ciertos e irrevocables como única y verdadera, de la misma manera los Estados no pueden obrar, sin incurrir en pecado, como si Dios no existiese, ni rechazar la religión como cosa extraña o inútil, ni pueden, por último, elegir indiferentemente una religión entre tantas. Todo lo contrario. El Estado tiene la estricta obligación de admitir el culto divino en la forma con que el mismo Dios ha querido que se le venere. Es, por tanto, obligación grave de las autoridades honrar el santo nombre de Dios. Entre sus principales obligaciones deben colocar la obligación de favorecer la religión, defenderla con eficacia, ponerla bajo el amparo de las leyes, no legislar nada que sea contrario a la incolumidad de aquélla. Obligación debida por los gobernantes también a sus ciudadanos”.

Arzobispado de Santa Fe: “La confusión del orden civil con el religioso es no sólo anacrónica, sino también errónea, porque la condición propia de lo temporal, por definición, implica la no perdurabilidad, la siempre mutabilidad, la continua perfectibilidad; en ese sentido, la religión nos enseña que ningún gobierno representa ‘lo definitivo’, y juega un papel saneador, profético diríamos nosotros, frente a toda instancia de poder”.

Benedicto XVI:“Todos los creyentes, y de modo especial los creyentes en Cristo, tienen el deber de contribuir a elaborar un concepto de laicidad que, por una parte, reconozca a Dios y a su ley moral, a Cristo y a su Iglesia, el lugar que les corresponde en la vida humana, individual y social, y que, por otra, afirme y respete “la legítima autonomía de las realidades terrenas”, entendiendo con esta expresión —como afirma el concilio Vaticano II— que ‘las cosas creadas y las sociedades mismas gozan de leyes y valores propios que el hombre ha de descubrir, aplicar y ordenar paulatinamente’ (Gaudium et spes, 36). Esta autonomía es una ‘exigencia legítima, que no sólo reclaman los hombres de nuestro tiempo, sino que está también de acuerdo con la voluntad del Creador (…) Por el contrario, si con la expresión ‘autonomía de las realidades terrenas’ se quisiera entender que ‘las cosas creadas no dependen de Dios y que el hombre puede utilizarlas sin referirlas al Creador’, entonces la falsedad de esta opinión sería evidente para quien cree en Dios y en su presencia trascendente en el mundo creado (cf. ib.). Esta afirmación conciliar constituye la base doctrinal de la “sana laicidad", la cual implica que las realidades terrenas ciertamente gozan de una autonomía efectiva de la esfera eclesiástica, pero no del orden moral”. (Benedicto XVI, Discurso al 56 Congreso Nacional de la Unión de Juristas Católicos Italianos, 9 de diciembre de 2006).

Arzobispado de Santa Fe: “Entre los extremos de la confesionalidad (sacralidad) y la neutralidad (laicidad) del Estado hay dos posibilidades intermedias (ambas corresponden a la idea jurídica de secularidad): la libertad religiosa que sostiene la paridad de todos los credos, y la libertad religiosa que reconoce la importancia histórica de la Iglesia Católica en la cultura y la identidad del pueblo santafesino. Es que el catolicismo históricamente ha contribuido y sigue contribuyendo de forma notoria a la idiosincrasia cultural de la gente y a la construcción del tejido social (…) ¿Podríamos los católicos aceptar la idea de “paridad o igualdad de cultos”? También, y sin ningún problema (…) La redacción de la próxima Constitución en su artículo 3, o aquel que lo reemplace, debería reflejar el respeto a la pluralidad de una sociedad que es precisamente plural en sus distintas expresiones religiosas”.

Catecismo de la Iglesia Católica (N. 2108 y 2109): “El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum), ni un supuesto derecho al error (cf Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (cf DH 2). El derecho a la libertad religiosa no puede ser de suyo ni ilimitado (cf Pío VI, breve Quod aliquantum), ni limitado solamente por un ‘orden público’ concebido de manera positivista o naturalista (cf Pío IX, Carta enc. Quanta cura). Los ‘justos límites’ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según ‘normas jurídicas, conforme con el orden objetivo moral’ (DH 7)”. El error de concebir el orden público de modo naturalista es explicado del siguiente modo por la Encíclica Quanta Cura, a la cual remite el Catecismo: “En nuestro tiempo hay no pocos que, aplicando a la sociedad civil el impío y absurdo principio llamado del naturalismo, se atreven a enseñar ‘que la perfección de los gobiernos y el progreso civil exigen imperiosamente que la sociedad humana se constituya y se gobierne sin preocuparse para nada de la religión, como si esta no existiera, o, por lo menos, sin hacer distinción alguna entre la verdadera religión y las falsas’ (…)

Y como, cuando en la sociedad civil es desterrada la religión y aún repudiada la doctrina y autoridad de la misma revelación, también se oscurece y aun se pierde la verdadera idea de la justicia y del derecho, en cuyo lugar triunfan la fuerza y la violencia, claramente se ve por qué ciertos hombres, despreciando en absoluto y dejando a un lado los principios más firmes de la sana razón, se atreven a proclamar que ‘la voluntad del pueblo manifestada por la llamada opinión pública o de otro modo, constituye una suprema ley, libre de todo derecho divino o humano; y que en el orden político los hechos consumados, por lo mismo que son consumados, tienen ya valor de derecho’. Pero ¿quién no ve y no siente claramente que una sociedad, sustraída a las leyes de la religión y de la verdadera justicia, no puede tener otro ideal que acumular riquezas, ni seguir más ley, en todos sus actos, que un insaciable deseo de satisfacer la indómita concupiscencia del espíritu sirviendo tan solo a sus propios placeres e intereses?”.

Arzobispado de Santa Fe: “En la misma línea, podría decirse algo acerca de la incorporación de los derechos fruto de las luchas sociales de los últimos tiempos. La participación de las mujeres en la vida pública, el respeto por la diversidad cultural y racial, la perspectiva de género, entre otras, tienen que ser temas incorporados en el texto, pero no debería transformarse en una mirada única, bajo el riesgo de caer en otro sesgo de corte distinto. Una cosa son las perspectivas, y otra muy distintas la imposición de ideologías, que todo lo pretenden explicar con su óptica obtusa y cerrada”.

Benedicto XVI: No distingue “perspectiva” de “ideología de género”, como si fueran dos visiones distintas: “Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres (…) Se ha hecho famosa (una afirmación) de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le de-vient”). En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado” (Benedicto XVI, Discurso a la Curia Romana con motivo de las Fiestas de Navidad, 2012).

Conclusión

De la simple comparación entre el documento del Arzobispado de Santa Fe y las enseñanzas recientes del Magisterio de la Iglesia (Concilio Vaticano II, Catecismo de la Iglesia Católica y Benedicto XVI) se desprende la radical oposición entre ambos en temas de suma importancia como la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo, la catolicidad del Estado, la naturaleza y límites de la libertad religiosa, la subordinación indirecta del poder político a la ley divino-positiva y la aceptación, en sede episcopal, de errores como la laicidad aconfesional en tesis, el naturalismo político y el indiferentismo religioso público. Todo esto es fruto de haber aceptado una concepción relativista del sistema democrático, contra el cual nos alertó el Papa Juan Pablo II, en palabras que resultaron proféticas: Hoy se tiende a afirmar que el agnosticismo y el relativismo escéptico son la filosofía y la actitud fundamental correspondientes a las formas políticas democráticas, y que cuantos están convencidos de conocer la verdad y se adhieren a ella con firmeza no son fiables desde el punto de vista democrático, al no aceptar que la verdad sea determinada por la mayoría o que sea variable según los diversos equilibrios políticos. A este propósito, hay que observar que, si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia” (Juan Pablo II, Encíclica Centesimus annus, N. 46)

Hernando Rey

Centro de Estudios Políticos “Tomás Manuel de Anchorena”

14 comentarios

  
Urbel
Meritorio esfuerzo por defender al Estado católico principalmente con los quebradizos mimbres de las enseñanzas del Vaticano II y postconciliares.

Cuando no queda ¿salvo quizá el Estado de la Ciudad del Vaticano? ninguno sobre la tierra.

Y cuando los últimos, como principalmente España, fueron destruidos en el postconcilio con el impulso y aplauso de la Santa Sede (y en España, de casi todo el episcopado) .
12/01/25 9:24 AM
  
Urbel
Esta interpretación conservadora está desmentida por la interpretación auténtica (es decir, sentada por la autoridad) de lo que Pablo VI hizo desde la clausura del Vaticano II, en particular respecto del Estado católico que entonces era España, y lo que sus sucesores han hecho y enseñado hasta nuestros días, en un sentido cada vez más abiertamente favorable al Estado laico y la libertad religiosa liberal al modo de la Ilustración y la Revolución.

Como explicó el entonces cardenal Ratzinger en su última conferencia (Subiaco, 1 de abril de 2005) antes de ser elegido Papa con el nombre de Benedicto XVI:

“Esta cultura ilustrada queda sustancialmente definida por los derechos de la libertad.

Se basa en la libertad como un valor fundamental que lo mide todo:

- la libertad de elección religiosa, que incluye la neutralidad religiosa del Estado;

- la libertad para expresar la propia opinión, a condición de que no ponga en duda precisamente este principio;

- el ordenamiento democrático del Estado, es decir, el control parlamentario sobre los organismos estatales; la formación libre de partidos; la independencia de la Justicia; y, finalmente, la tutela de los derechos del hombre y la prohibición de las discriminaciones.

….. Ha sido y es mérito de la Ilustración el haber replanteado estos valores originales del cristianismo y el haber devuelto a la razón su propia voz.

El Concilio Vaticano II, en la constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, ha subrayado nuevamente esta profunda correspondencia entre cristianismo e Ilustración, buscando llegar a una verdadera conciliación entre la Iglesia y la modernidad, que es el gran patrimonio que ambas partes deben tutelar.”

Adviértase en particular la expresa mención favorable de “la neutralidad religiosa del Estado” (opuesta al Estado católico) que, contra todo lo hecho y enseñado por la Iglesia desde al menos el siglo IV en favor del Estado católico, se reputa ahora valor original del cristianismo.

Feliz domingo de la Sagrada Familia, en el calendario litúrgico tradicional.
12/01/25 9:30 AM
  
Juan Caballero
Estimado Urbel
Usted no propone ni una sola cita para defender su tesis de la coincidencia entre la las ideas de la Ilustración y la doctrina social de la Iglesia, por lo cual sus argumentos no tienen fundamento. .
12/01/25 12:21 PM
  
Urbel
Hace falta osadía para poner en duda la reconciliación entre la Iglesia y los ideales de la Ilustración tras el Vaticano II.

En el largo pontificado de casi 27 años de Juan Pablo II, no se encuentra ninguna reafirmación de la tradicional doctrina católica sobre los deberes del Estado para con la única religión verdadera y la única Iglesia de Cristo.

Y sí, en cambio, lo opuesto:

".... la no confesionalidad del Estado, que es una no intromisión del poder civil en la vida de la Iglesia y de las diferentes religiones, así como en la esfera de lo espiritual, permite que todos los componentes de la sociedad trabajen juntos al servicio de todos y de la comunidad nacional."

Carta del 11 de enero de 2005 al episcopado francés con motivo del centenario de la Ley de Separación de 1905 (por cierto, condenada por San Pío X).
12/01/25 2:14 PM
  
Urbel
Proposición condenada número 80 y última del Syllabus (1864) de Pío IX:

"El Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, con el liberalismo y con la moderna civilización".

Contra el Syllabus Ratzinger opone, con toda razón, la constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo moderno que, junto con la declaración Dignitatis humanae sobre la libertad religiosa, realizaron la reconciliación y transacción oficiales de la Iglesia con el progreso, el liberalismo y la moderna civilización:

"El texto de Gaudium et spes desempeña el papel de un contra-Syllabus en la medida en que representa una tentativa de reconciliación oficial de la Iglesia con el mundo tal y como se presentaba desde 1789".

(Ratzinger, Teoría de los principios teológicos, ed. Herder, Barcelona, 1985).

Como explicó el entonces cardenal Ratzinger en su última conferencia antes de ser elegido Papa con el nombre de Benedicto XVI:

“Esta cultura ilustrada queda sustancialmente definida por los derechos de la libertad. Se basa en la libertad como un valor fundamental que lo mide todo: la libertad de elección religiosa, que incluye la neutralidad religiosa del Estado; la libertad para expresar la propia opinión, a condición de que no ponga en duda precisamente este principio; el ordenamiento democrático del Estado, es decir, el control parlamentario sobre los organismos estatales; la formación libre de partidos; la independencia de la Justicia; y, finalmente, la tutela de los derechos del hombre y la prohibición de las discriminaciones. […]

Ha sido y es mérito de la Ilustración el haber replanteado estos valores originales del cristianismo y el haber devuelto a la razón su propia voz. El Concilio Vaticano II, en la constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, ha subrayado nuevamente esta profunda correspondencia entre cristianismo e Ilustración, buscando llegar a una verdadera conciliación entre la Iglesia y la modernidad, que es el gran patrimonio que ambas partes deben tutelar”.

(Ratzinger, Subiaco, 1º de abril de 2005).

Antítesis sin paliativos de la proposición condenada 80 y, en general, del Syllabus en su integridad.
12/01/25 2:19 PM
  
Urbel
Y el discurso de Ratzinger en Subiaco el 1 de abril de 2005 no dice en sustancia nada distinto al discurso de Benedicto XVI a la Curia el 22 de diciembre de 2005.

Nada extraño, pues sólo mediaron unos meses entre uno y otro.

No hay diferencia entre el pensamiento de Ratzinger y el de Benedicto XVI.

En ambos discursos se profesa la reconciliación entre la Iglesia y los valores de la Ilustración. Luego la Iglesia se habría equivocado en siglo y medio de magisterio antiliberal.
12/01/25 2:21 PM
  
Hernando Rey
Urbel:
Coincido substancialmente con Ud. Con todo, entiendo que el Catecismo de la Iglesia Catolica mejora la redacción de Dignitatis Humanse, tanto por lo que dice como por la remisión a los documentos mas antiliberales del Magisterio, anteriores a 1965. Por cierto, Juan Pablo II y Benedicto XVI partieron siempre del concepto de laicidad aconfesional respetuosa de la ley natural y de la libertad religiosa, que como bien dijo Leon XIII a los Obispos de EE.UU solo puede admitirse en hipotesis o como bien posible (por ej. para esa nación), no en tesis o bien mayor, al que siempre se debe aspirar. Convertir la hipótesis en tesis es el error de Lamennais, Maritain y del liberalismo catolico ideologico. Si Juan Pablo II y Benedicto XVI lo defendían en tesis o en hipotesis es dificil dilucidarlo pues sus textos son confusos. Prefiero salvar la ambigüedad interpretandolos como hipotesis, siguiendo el consejo de Santo Tomas y recordando que nunca se puede, empero, renunciar a la tesis de la Unidad Católica. El concepto de sana laicidad como distincion sin separacion entre Iglesia y Estado es de Pio XII, quien no lo contraponia al Estado Catolico, dado que la comunidad y el poder politico son por su propia naturaleza realidades seculares, pero como todo lo profano, deben orientarse a lo sacro. Que haya una laicidad aconfesional licita es sólo un bien posible cuando el bien mayor es imposible y es sana sólo en esos casos frente a la nocion mas radicalizada y atea de laicidad. Pero defender una laicidad aconfesional en tesis y no solo en hipótesis es amparar un laicismo moderado frente a un laicismo exagerado, lo cual es claramente un error. Sobre la libertad religiosa creo que puede haber una interpretacion correcta sólo si se la concibe juridicamente como una inmunidad de coaccion/coercion no absolutas (limitada por la ley natural y la ley divino-positiva), mientras sus consecuencias siguen siendo moralmente objeto de tolerancia. Coincido que en todo esto el Magisterio post-conciliar es de minima confuso y la accion de la Secretaria de Estado del Vaticano ha sido errónea. Idem la mayoria de las Conferencias Episcopales.
12/01/25 6:31 PM
  
Urbel
«Un Estado debe ser laico.

Los Estados confesionales terminan mal. Esto va contra la Historia.

Creo que una laicidad acompañada de una sólida ley que garantice la libertad religiosa ofrece un marco para avanzar».

Entrevista al papa Francisco en el diario católico francés «La Croix », 17 de mayo de 2016.
12/01/25 7:26 PM
  
Jorge
Ese obispo se equivocó de iglesia, tal vez vaya muy a menudo a ver al Unión de Santa Fe pero ni unión ni fe demuestra.

Parece que olvidó que la Iglesia celebra la fiesta de Cristo Rey, Rey del Cielo y la Tierra

12/01/25 9:05 PM
  
Raul
Fenoy es un católico mistongo, como definía el P. Castellani a los católicos que creen en Sarmiento y en Cristo a la vez. Hace unos días lo vimos bajar de auto particular, vestido de "rumner" , como un hombre mas, un hombre del mundo. Por ellos y muchos más es que quizás poco importen sus "reflexiones". Abandonó ser Apóstol de Cristo para ser es un ciudadano más, hablando de política y teología, escandalizando a los fieles de fe sencilla. Cree en otra cosa....como dice un amigo
12/01/25 11:43 PM
  
Urbel
Gracias, Hernando Rey, por su interés en mi posición y me alegro de saber que coincidimos en lo sustancial.

Comprendo que, como recomienda San Ignacio de Loyola, intente usted salvar las proposiciones de Juan Pablo II y Benedicto XVI, como las de cualquier prójimo, máxime siendo Vicarios de Cristo.

Pero poner el foco en la Secretaría de Estado y en las Conferencias Episcopales, salvando a los sucesivos papas desde Pablo VI en este punto del abandono de la tradicional doctrina católica sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, me recuerda a aquel ingenuo grito popular:

¡Viva el Rey y mueran sus malos ministros!
13/01/25 7:36 AM
  
Hernando Rey
Urbel:
Lo de la Secretaria de Estado del Vaticano y las Conferencias Episcopales es tragico. Basta con recordar la pésima ley de libertad religiosa de Franco (en la cual creo que la responsabilidad del Caudillo fue minima y máxima la de ciertos Obispos, ademas de algunos "catolicos oficiales"). Otro tanto sucedió con la Constitución española de 1978 o con la reforma constitucional argentina de 1994, en la cual se quitaron la mayoría de los articulos que algo conservaban de catolicidad del Estado, a pedido de los Obispos y contra lo que había dispuesto el gobierno de entonces. El Enemigo está adentro: modernismo, masoneria eclesiástica, "fariseismo catolico", "neocones" y un largo etcetera. Además de una feligresia practicante mayoritariamente ignorante en estos asuntos, probablemente con menor culpa dada la promoción del laicismo moderado realizada desde las mas altas esferas a partir de 1965.
13/01/25 7:03 PM
  
Hernando Rey
Urbel:
Y no niego la responsabilidad de los Romanos Pontífices en esta materia, pues su apoyo a reformas que fueran por el lado del laicismo moderado es algo público y conocido. No como un hecho simplemente tolerado (como prudentemente actuaron León XIII respecto de EE.UU o Pío XII, después de la Segunda Guerra Mundial, en relación a Francia o Alemania) sino como algo que había que cambiar sí o sí. Basta comparar el elogio de Pío XII al Concordato de la Santa Sede con España de 1953 y ver después la presión ejercida en tiempos de Pablo VI en favor de una exagerada libertad religiosa y de una lacidad aconfesional, para advertir cómo cambiaron las cosas en sólo 15 años. Un triunfo completo de Maritian. Creo que el "estado laico-cristiano" del pensador demo-cristiano no es exactamente igual a lo que defendían Juan Pablo II y Benedicto XVI como "sana laicidad", pero esa mejora no fue al fondo de la cuestión, salvo lo enseñado en el Catecismo de la Iglesia Católica (que sin ser una enmienda completa, mejora bastante la situación en sede magisterial). Por supuesto que ninguno de estos Papas habló al respecto usando del Magisterio infalible, pero lo que dijeron e hicieron colaboró en que se afianzara eso que Rafael Gambra denominó el "derrotismo católico". Dicho todo sin juzgar intenciones y con el máximo respeto que todos merecieron como Vicarios de Cristo, además de reconocer muchísimas cuestiones que sí abordadon con plena ortodoxia, como las relativas al marxismo, la moral de situación, la defensa de la vida y la familia o las críticas al capitalismo liberal.
14/01/25 3:37 AM
  
Federico Ma.
Muy buen post. Se agradece al autor, también por sus muy sensatas respuestas a algunos comentarios.
16/01/25 3:47 PM

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