21.01.21

Emilio Boronat muestra las principales influencias que están desvirtuando la Educación clásica y cristiana

Emilio Boronat Márquez es profesor en la Facultad de Humanidades, Educación y Comunicación, de la Universitad Abat Oliba-CEU, de Barcelona. Padre de 4 hijos, miembro de la Asociación Católica de Propagandistas y de Schola Cordis Iesu. Fue director del Colegio Cardenal Spínola, de Barcelona. En esta entrevista nos habla de la importancia de educar a los jóvenes con una cosmovisión católica recta frente a las erróneas concepciones de Dios, del hombre y de la realidad de Rousseau y Kant.

Tradicionalmente se hablaba del corazón como lo más profundo del ser, en sentido bíblico, pero hoy la psicología contemporánea habla mucho de reducir el corazón a los meros sentimientos. ¿Afecta esta tendencia también a la educación y, especialmente, a la educación católica?

Hace ya muchos años que el tema de la degradación de la educación está al orden del día. Los enfoques que se proponen como solución siempre redundan en aspectos, no por ello menos importantes, como los contenidos, la evaluación, la organización del centro o sobre cuestiones de carácter más político y social como la libertad de educación, la elección de centro, los conciertos educativos. Ciertamente son aspectos notables sobre los que como vemos no solo no hay consenso, sino que se usan como arma política generando como resultado desazón, desánimo, y desconcierto entre los maestros y un empeoramiento de la formación y la educación moral de los niños y de los jóvenes.

La educación es una cuestión fundamentalmente moral o, utilizando una terminología moderna, existencial. Quiero decir que el fin de la educación y del sistema educativo no es meramente proveer de mano de obra formada al mercado de las necesidades sociales, sino principalmente cooperar al pleno desarrollo humano de las personas y a la mejora de la vida colectiva como consecuencia de esa misma perfección que van adquiriendo los hombres. El desconcierto de la educación es por tanto de origen antropológico, es decir, de concepto de hombre y, a su vez, epistemológico.

En la tradición clásica realista se habla del alma como el principio de vida de un ser. En el hombre la vida se manifiesta en el acto de entender y conocer la verdad, la realidad de las cosas; en el acto de la voluntad, para el bien y en la memoria. Finalmente, en el acto de amar. Es una realidad espiritual, cuyo origen y naturaleza no es el mismo que el de la materia, aun materia viva. Es el soplo divino que Dios insufla sobre nuestro barro. Santa Teresa habla de la morada más oculta, donde pasan las cosas de mayor secreto entre Dios y el alma.

Hay una deriva en toda la cultura contemporánea de carácter emotivista subjetivista y materialista en un sentido biologista, de modo que lo que en la tradición cultural de occidente se ha llamado alma, espíritu, queda reducido a una suerte de instinto subjetivo, en el que pasiones, emociones y sentimientos diluyen sus límites y su perfil.

Rousseau afirma que la naturaleza del hombre es buena y piensa que es la sociedad quien pervierte al hombre, ¿Esto va contra la doctrina del pecado original?

Rousseau es el padre filosófico de toda la pedagogía contemporánea. Lleva a cabo una transformación en la forma de entender la relación entre el hombre y la sociedad, entre el bien y la raíz del mal. En la tradición cultural cristiana se afirma que desde el pecado original el hombre, su constitución y sus potencias, y la creación entera, han quedado heridos. El resultado de esa herida es por una parte la incapacidad para cumplir el fin que le es propio al hombre en cada una de sus potencias y facultades. También, la tendencia natural al desorden. Entendimiento, voluntad y memoria, están disminuidos en sus propias capacidades y, por lo tanto, no solo amenazados de error, ignorancia, debilidad u olvido, sino también pueden caer fácilmente presa de las potencias inferiores de la naturaleza humana: la imaginación, los sentimientos, las emociones y las pasiones. La educación debe pretender pues, fortalecer el alma racional para familiarizarla con la verdad y el bien, arraigarla en la verdad y el bien, que es su fin propio, para liberarla, no solo de la ignorancia y el error, sino también para regir los sentimientos y las emociones, así como las pasiones.

Para Rousseau este orden jerárquico que ordena el cuerpo al alma y el alma a Dios se diluye en una naturaleza “omniabarcante” y dinámica, entendida como totalidad y como reino de la necesidad. Nada trasciende a la naturaleza, sino que ésta, principio originario y generador, se manifiesta de múltiples formas, siempre cambiantes. Todo es expresión por igual de la fuerza de la naturaleza. Tanto la racionalidad como la irracionalidad pertenecen al mismo orden de cosas. Por lo tanto, el instinto, la pasión, el deseo, el sentimiento, tiene el mismo valor que el acto racional o el acto de la voluntad. Por una parte, nos encontramos ante una suerte de panteísmo vitalista. Siendo la naturaleza el principio originario, todo cuanto surge de la naturaleza es bueno, todo cuanto la altera o la vulnera es malo.

Por lo tanto, el hombre natural es el individuo del sentimiento natural. El hombre se desnaturaliza cuando se somete a las exigencias de la vida en sociedad, con sus normas, sus preceptos morales, sus leyes políticas que no son sino principios desnaturalizadores. El hombre natural es bueno, el hombre en sociedad ya está corrompido. Como toda la tradición de occidente, fundada en mayor o menor grado sobre la doctrina del pecado original, ha afirmado que la racionalidad perfecciona la irracionalidad, así como la verdad y el bien perfeccionan el alma humana y la gracia perfecciona la naturaleza, para Rousseau precisamente esa racionalidad, esa pretendida verdad y bien y esa gracia figurada son los elementos que pervierten y corrompen la naturaleza del hombre.

La moral, las leyes, las normas por tanto son una represión de lo natural, que es bueno… ¿En el fondo está en la base de los anarquistas, hoy llamados antisistema?

No cabe la menor duda que considerar la cultura, la moral y la sociedad como contrarias a la naturaleza, en lugar de afirmar que son el producto más noble de la naturaleza humana sociable, han generado esta dicotomía dialéctica entre la espontaneidad natural y la constricción cultural y moral, como si libertad y cultura fueran contrarias. Uno de los significados de la palabra latina originaria (mos, -oris), es precisamente morada. La moral es, pues, “la casa del hombre”. Recordemos que toda la pedagogía bíblica se funda en el cumplimiento de la ley como medio para educar al hombre en el amor, que es el acto supremo de la libertad (“Os arrancaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”).

Esta filosofía de Rousseau está en el origen del cuestionamiento de la tradición, la costumbre, la cultura, la ley, la norma, no solo de la vida social, sino también y sobre todo en educación: la exaltación de la creatividad, de la espontaneidad, de la experimentación individual, va mucho más allá de lo que suele llamar atención personalizada, porque disuelta la vida personal en un manojo de fuerzas naturales imprevisibles e indefinibles, el criterio es el niño, y lo que le sale de dentro: su espontaneidad creadora, única fuente originaria y auténtica de su ser. No hay pues naturaleza racional ni fin propio, sino aquello que el instinto y el sentimiento, el deseo, siempre cambiantes, variables, mueve en cada ocasión. Para Rousseau no ha de haber limitaciones a dichos movimientos naturales del niño, pues una vez satisfecha su curiosidad o su deseo, éste no va más allá. El niño pues se autorregula, no haciendo falta ni norma ni ley externa.

Parece lógico constatar que una educación fundada en el deseo individual no prepara al hombre para la aceptación no solo de los límites, sino sobre todo de las exigencias de la vida social. Al hombre que es causa de sí mismo le cuesta aceptar que otro u otros pueden ser causas en su vida. Sociedad, ley, bien común son percibidos como constricciones y limitaciones, que solo el hombre blando o resignado acepta como un mal menor a cambio de su seguridad. Este tipo de escuela y de educación solo puede generar adolescentes antisistema a la vez que burgueses acomodados que tras una fase de negación se instalan en la acomodación. No considerando mayor bien y verdad que su propio sentir, acaban descubriéndose vacíos y necesitando los estímulos externos del ocio, el consumo, de cualquier cosa que estimule nuevos sentimientos y emociones. El antisistema y el burgués no son más que dos caras de la misma moneda.

Rousseau afirma que no existe verdadera libertad fuera de la naturaleza. ¿Qué consecuencias tiene esta negación de la verdadera libertad?

Para que tenga algún sentido hablar de libertad debe darse en primer lugar un ser personal dotado de conciencia moral para juzgar de sus actos y de conocimiento de lo bueno, lo justo y lo adecuado, además de una voluntad libre, en mayor o menor grado, para determinarse a obrar según le dicta su conciencia para la consecución del bien en la verdad. En Rousseau la línea de separación entre el yo personal y la naturaleza se diluye, de tal modo que el hombre es una mera manifestación de la naturaleza, siempre cambiante y contradictoria, lo que nos lleva a afirmar que propiamente libre es solo la naturaleza, no el ser personal, que, libre de prejuicios y limitaciones o imposiciones antinaturales debe dejar fluir a través de sí lo que la naturaleza dicta en forma de sentimiento, deseo, pasión o idea según convenga. La naturaleza mueve, el hombre es movido. La libertad no consiste ya en la superación de las determinaciones de la naturaleza sino en remover o apartar todo cuanto impide el espontáneo fluir de las fuerzas naturales. Nos tendría que llamar poderosamente la atención que, entre los jóvenes, a la pregunta de si somos libres, respondan casi masivamente que no. Negación esta que quiere decir en primer lugar que mientras haya normas, condicionamientos sociales y cierto orden dado, nuestros deseos están limitados, pero a la vez y en aparente contradicción están afirmando que, si somos movidos por una suerte de fuerza del destino, aún liberados de toda ley y cultura, somos esclavos de la naturaleza. De ahí que la educación moderna acabe abocando a un estado espiritual que se mueve entre la anomia y la desesperación.

Kant afirma que el hombre no puede conocer la verdad, pero en cambio puede hacer ciencia, habla de un conocimiento universal subjetivo, desaparecen por tanto las verdades objetivas. La epistemología kantiana niega toda la realidad que esté más allá de la experiencia sensible, es por tanto el fin de la metafísica. Se aleja del hombre la posibilidad de conocer el sentido del mundo, la naturaleza del alma y del conocimiento de Dios. ¿Es necesariamente un camino hacia el sinsentido y la infelicidad más absoluta? ¿Cómo es posible que haya podido calar tanto una tesis tan absurda?

Así como a través de Rousseau se plantea la cuestión de la naturaleza humana en relación con la moral, la cultura, la vida social y también por lo tanto en relación con la autoridad y al hecho de que uno pueda ser conducido por otro hacia la virtud y la verdad, con Kant se plantea un problema semejante, pero desde la perspectiva epistemológica. Me parece que entender a estos autores abre las puertas a la comprensión no solo de la cultura contemporánea en sus raíces sino también el porqué de la deriva de la escuela y de la educación. Con Kant se nos plantea la cuestión de la relación del hombre con la realidad a través del conocimiento. Así como los animales participan y se insieren en el orden de la realidad a través de la nutrición y la reproducción, guiados por su instinto, el hombre toma posesión intencional del ser de las cosas por su entendimiento y por su razón y se acerca a la realidad como un bien y toma de la realidad signo para la comprensión de la grandeza del amor de Dios por nosotros. Pero Kant afirma que no podemos saber si lo que conocemos se corresponde a la realidad de las cosas o, dicho de otro modo, no podemos saber si conocemos la verdad.

El conocimiento puses ya no guarda semejanza o analogía con la realidad. Ya no es participación del ser de las cosas. Kant no acepta quedarnos en el mero relativismo de lo subjetivo, sino que pretende fundar un conocimiento científico, por lo tanto, necesario y de validez universal. Lo que garantizará esa universalidad del conocimiento serán las condiciones a priori de la sensibilidad y del entendimiento que son, eso sí, comunes y las mismas en todos los hombres. La comprensión de la unidad del mundo, de Dios como su causa y de la existencia misma del alma humana, son presupuestos últimos que el propio sujeto impone a la realidad, pero nunca sabremos si realmente el mundo es como lo vemos, si constituye una unidad última, etc. Eso supone la muerte de la metafísica y su substitución por una pretendida ciencia racional intersubjetiva fundad en las condiciones del hombre, pero no en la realidad que ahora se nos oculta, se nos aleja y se vacía de contenido, aunque gracias a la ciencia puede ser reducida y manipulada. No es de extrañar que, a la pregunta sobre la posibilidad de conocer racionalmente el alma, la naturaleza como un orden dotado de sentido y la misma existencia de Dios, la respuesta sea que no.

Llama doblemente la atención que generaciones enteras salidas de colegios católicos en los que se dice enseñar filosofía y humanidades con criterios distintos, se sostenga como opinión común que la razón no puede conocer la existencia de Dios. Recuérdese que esta proposición está severamente negada en el catecismo. No se defiende y se propugna explícitamente las tesis kantianas, sino que sin darnos cuenta este espíritu de apartamiento de la cuestión de Dios, del alma y de la naturaleza planea ya en el ambiente cultural y educativo de los colegios y las universidades llamadas de inspiración católica.

Cuando la enseñanza y la educación parten del supuesto de que aquello que debiera ser el fin connatural: la verdad, el bien, la naturaleza, sus causas, que mueve y estimula y produce gozo al hecho de conocer, de descubrir, cuando estos fines dejan de ser asequibles el corazón humano, este se desazona, pierde la alegría de la búsqueda, del estudio y el conocimiento, se convierte en un conjunto de datos con fines meramente útiles y que van del aprobado a la satisfacción de simples necesidades sociales. De ahí que los niños y los jóvenes no encuentren estímulo en profundizar sino en la novedad, en el cambio constante de objeto. Esa es precisamente la fuerza atractiva de las plataformas digitales: de novedad en novedad hacia la nada.

Posteriormente el evolucionismo niega la existencia del espíritu, afirmando que solo existe el cerebro como un órgano de adaptación, de supervivencia, con el fin de la evolución de la especie. ¿Se podría considerar el inicio del materialismo?

Como estamos hablando sobre todo de educación, enfocaré la respuesta como todas las demás desde esta perspectiva. Ciertamente el evolucionismo ha tenido también una influencia extraordinaria en educación a través de la psicología. Se trata de una teoría que esconde una fundamentación metafísica que no siempre confiesa y que voy a exponer tal vez exageradamente reducida: toda la realidad está en constante e inevitable evolución; cada orden de realidad (la materia, la vida orgánica vegetativa, la vida animal sensitiva, la vida humana) contiene en sí mismo el principio de su propia evolución.

Es como si dijéramos que contienen en sí la causa de su propia evolución. En tercer lugar, el desencadenante del proceso evolutivo es el cambio en el entorno al cual cada ser se debe adaptar. Esa adaptación es lo que desencadena la evolución. Esta concepción pretendidamente científica de toda la realidad existente – sin menoscabo de los cambios y transformaciones que efectivamente se han ido dando en todos los seres vivos y en todo el planeta mismo -, ha influido de modo radical en la psicología contemporánea de marcada raíz biologista y evolucionista. En Europa su principal difusor fue Claparède, fundador del Instituto Jean Jacques Rousseau, en Ginebra. Su discípulo fue Piaget, tan en boga en la psicología escolar. Llama la atención que tanto maestro como discípulo tuvieran formación médico-biológica. Y llama también la atención esta coincidencia con Rousseau, de esta perspectiva biológica en psicología y educación y, en tercer lugar, su relación con la epistemología kantiana.

Cuando Piaget manifestó la razón de ser de sus investigaciones afirmó ser epistemólogo. Notemos el vínculo indirecto con Kant. En primer lugar, esta corriente biologista de la psicología y del conocimiento afirma en primer lugar que el hombre, como todo ser vivo, se mueve fundamentalmente por una necesidad de adaptación a su entorno para la satisfacción de sus necesidades de todo orden. A lo que toda la tradición clásica ha ido llamando razón, alma racional, como una dimensión de orden espiritual, claramente diferenciada de las funciones biológicas, ahora no sería sino un mero proceso orgánico cerebral, de mayor complejidad si se quiere, en vistas a la adaptación al entorno (orgánico, social, cultura, etc.). El pensamiento no es pues aquello más noble del alma humana sino una mera función orgánica del mismo orden que todas las funciones orgánicas: la adaptación para la supervivencia. Ese proceso y esa actividad es lo que hace evolucionar a un organismo vivo, sea una ameba o un cerebro. Hay que añadir un detalle que no es de menor importancia. Así como para Kant las categorías de la sensibilidad y del entendimiento eran comunes a todo hombre, garantizando así un conocimiento universal de los fenómenos, para Piaget estos a priori kantianos están en constante proceso de reconstrucción a partir de la propia experiencia. Consiguientemente como toda experiencia es siempre individual y subjetiva, la construcción y reconstrucción constante del conocimiento de la realidad es siempre relativo y en función de su utilidad. He aquí el núcleo de la teoría constructivista.

He intentado exponer de modo muy resumido el proceso por el cual se ha producido el descentramiento de la educación: de lo verdadero a lo útil, de lo universal a lo particular, de lo necesario a lo contingente, de lo permanente a lo cambiante, de lo anticuado a lo innovador, de lo espiritual a lo material. Podríamos decir en el contexto de estas reflexiones que se ha producido un decantamiento de una educación dirigida al corazón a través de la imaginación y el entendimiento a una educación dirigida al desarrollo de habilidades adaptativas con sus consiguientes reequilibrios emocionales. La satisfacción emocional, el “equilibrio psicológico”, substituye pues a la conciencia moral del mismo modo que la utilidad substituye a la objetividad del bien, y la autosatisfacción y la autocomplacencia o la autoestima a la paz de espíritu que produce la virtud, la vida en el bien y la verdad.

Ya no se trata de que los niños sean más virtuosos sino de que estén contentos en el colegio. Sería estúpido negar que la alegría debe reinar en todos los ámbitos de la vida de los colegios. Pero no es lo mismo la alegría fruto del gozo de compartir la aventura de crecer y de aprender, de descubrir el misterio fascinante del hombre y del universo, la alegría de sentirse guiado, corregido, iluminado, por quien quiere nuestro bien y nos muestra la verdad, y la mirada de misericordiosa y providente de Dios sobre todas las cosas y las situaciones de la vida, no es lo mismo que la falsa alegría, tonta, vacía, resultado de dejar fluir los propios instintos sin límite, sin regla, sin criterio, sin fin, más allá del capricho, el desenfreno, el deseo egoísta. De ese modo ¿qué lugar ocupa el sacrificio, el silencio, la contemplación serena, la paciencia, la caída y el perdón, el reconocimiento sereno del valor de nuestros actos, más allá del sentimiento o la emoción? Creo que quien lleva años en las aulas, aunque todo es matizable, entenderá la verdad fundamental que quiero aquí remarcar.

Por todo ello el corazón del hombre contemporáneo está seco, lo que nos lleva a un profundo nihilismo… ¿Se podría decir que no solo el hombre moderno pierde la fe sino la razón y la esperanza?

Hay una deriva de toda la cultura occidental a partir del Renacimiento. En un primer momento empezó a cuestionarse la idea de Dios, de su Providencia, y de su existencia, en un deseo de explicarlo todo y redimir la historia a partir del hombre. Paulatinamente aquello que empieza a ponerse en cuestión es la propia capacidad de la razón para conocer la verdad y determinar el bien. He aquí por ejemplo el empirismo y la epistemología de Kant. Ahora asistimos a la disolución de noción de naturaleza misma, no solo no la podemos conocer, sino que además la podemos manipular hasta en los niveles más básicos de la estructura genética según nuestra voluntad. La paulatina negación de Dios, de la razón y de la naturaleza misma, dejan al hombre sumido en una profunda soledad en medio del universo y ante sus semejantes. Además de solo y sin sentido, pequeño, minúsculo, un gusano, como decía Nietzsche, no solo hemos perdido la fe sino la razón. Solo nos queda el instinto, la emoción y el sentimientos siempre cambiantes y relativos. Sobre esto bien poco se puede construir. No solo eso, sino que la primacía de lo emocional es un arma de destrucción masiva de almas y de sociedades, como sucede en el mundo contemporáneo. Por una parte anula el sentido de la esperanza por la absolutización del “aquí y ahora”; por otra parte hace a las sociedades vulnerables al control emocional a través de la seducción.

La fe católica no es un mero sentimiento, pero cuando muchas personas no sienten nada en la oración, piensan que su oración no es provechosa…

En efecto, esta tendencia, también natural en el espíritu humano, se está consolidando en la práctica y en la fundamentación de los criterios de la vida espiritual, moral, social y educativa. Quiero incidir en cómo la educación ha ido colaborando a la consolidación y aceptación mayoritaria de este supuesto: el propio sentimiento como criterio de verdad. En las Escrituras la pedagogía de Dios viene a decir “Ya has visto quien soy. Sabes que puedes fiarte de mí. Cumplo mi promesa. Te llevaré a donde no sabes por donde no sabes. Hagamos un pacto, estas son mis 10 condiciones, que si te parecen muchas te las daré resumidas: me amarás sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo, has dar la vida. Y te la devolveré transfigurada. No lo entiendes. Seguramente no lo sientes ni lo puedes imaginar. Si cumples mi pacto con amor, iré haciendo de ti un hombre nuevo. Te arrancaré el corazón de piedra y te daré un corazón de carne. Fíate más de mí que de ti y tu gozo será infinito.”.

Esta simplificación que acabo de hacer, la hace de algún modo un padre con sus hijos, el maestro con sus discípulos. No hay amor sin obediencia, no hay libertad sin obediencia, no hay obediencia sin confianza, la confianza es la entrega del corazón, ciertamente cuando el hombre no entrega su corazón se pierde porque el corazón está hecho para amar. La fe no es un sentimiento sino un asentimiento. Como dice San Ignacio a Dios corresponde hacer sentir. Él sabe cuándo y cómo, y eso sucede en el momento extraordinario de la conversión y en aquellos regalos de gozo que Dios nos da a través de las criaturas, de nuestros semejantes, de la Palabra de Dios, del Magisterio, de los Sacramentos pues, en definitiva, todo es gracia: la fe, la razón, los dones del Espíritu Santo. La pedagogía de Dios, Cristo como Maestro, obra sobre nuestro corazón. Sólo su mirada nos muestra nuestra pequeñez, nuestra condición pecadora y, a la vez, hace renacer en nosotros el deseo de plenitud, de Verdad, de Bien, de Vida Eterna que anida en nuestro corazón. Nos atrae, nos mueve a confiar en Él y nos transforma, para hacer nuestro corazón a la medida de su Corazón, para dar al hombre la vida de Hijo de Dios. ¿Qué maestro da más?

 

Por Javier Navascués

5 comentarios

  
José J. Escandell
Aprecio mucho la sinceridad y sencillez de Emilio, a quien me une una ya vieja amistad, pero poco cultivada (por la distancia). Enhorabuena.
21/01/21 6:25 PM
  
África Marteache
Kant tuvo que recurrir al imperativo categórico porque de alguna manera tenía que despachar el asunto de la moral que, como la metafísica, tampoco se alcanza por la razón, y resulta que «Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad siempre pueda valer al mismo tiempo como principio de una legislación universal» sirve tanto para un pederasta como para un monje. Todo pederasta anhela que la máxima de su voluntad se convierta en ley universal y en eso es mucho más estricto que el monje que, por no necesitar que ninguna ley apruebe su forma de vida no pretende convertir su voluntad como principio de legislación universal, pero el pederasta necesita que la legislación apruebe su conducta para no delinquir.
21/01/21 6:34 PM
  
Percival
África: aguda observación y ejemplo ilustrativo.
Eso es precisamente lo que intenta la ideología de género: imponer a todos, y hacer ley de sus confusiones y miserias.
Y para ello explotan emocionalmente el victimismo de modo extremo, y penetran estratégicamente el mundo de los medios, la educación, y las leyes.
21/01/21 8:24 PM
  
Pedro L. Llera
Emilio es uno de los grandes. Quedan pocos maestros católicos como él.
21/01/21 11:55 PM
  
El gato con botas
Me duele la boca de decir que la Iglesia Católica despilfarra a diario la gigantesca oportunidad que le da el tener millones de alumnos en sus clases.
22/01/21 9:12 AM

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20.01.21

El P. Justo Lofeudo analiza el control social y la deriva anticristiana tras la llamada pandemia

El P. Justo Antonio Lofeudo, perteneciente a la orden de los Misioneros del Santísimo Sacramento, comunidad que promueve la Adoración Perpetua, a nivel mundial, recorre España y el mundo entero promoviendo la apertura de capillas en las que, las veinticuatro horas del día, el Santísimo esté expuesto, con un gran equipo de fieles que —organizados en rigurosos turnos— le acompañen de día y de noche, adorando, reparando y consolando, y permitiendo así que otros muchos puedan acercarse para adorar en cualquier momento, porque la capilla está siempre abierta. En esta entrevista analiza aceleración del proceso anticristiano a nivel mundial con motivo de la llamada pandemia.

¿Cómo podría describir la situación de falta de libertad en la que vivimos?

Vivimos una situación que se la podría definir como onírica, en medio de un íncubo. Empezando por esta pandemia y este virus. De pronto una organización mundialista redefine el término pandemia, luego aparece un virus que tiene un poder nunca antes conocido: es letal pero no más que otros virus y mucho menos que algunos; sin embargo, ninguno lo iguala en poder político y mediático. Desde que apareció no se habla de otra cosa, constantemente se dan estadísticas de covid y por la pandemia se confina a enteras poblaciones por largos períodos y no parece tener fin. Y sirve de fenómeno acelerador del proceso anticristiano que, por supuesto, ya estaba en curso. Se cierran iglesias, se deja de tener Misas, se pasa al mundo de la virtualidad, prevalecen las medidas higiénicas, desaparece el agua bendita y aparece el gel, junto con las mascarillas, en tanto se impone la comunión en la mano y de paso se transmite el mensaje que la Eucaristía puede ser vehículo de contagio. El plato estaba servido porque todo contribuyó a crear un clima de miedo en las personas, y de excusa para prescindir del culto, con lo cual se puede deducir que la Eucaristía sea prescindible, y de extremar medidas precautoriamente en desmedro siempre de la Eucaristía. Y esto no vino de afuera, aunque sí que hubo medidas restrictivas para las iglesias y en Francia la autoridad civil pretendió y pretende imponer reglas al culto. Pero, lo peor es que desde adentro se impusieron medidas que cercenaban el derecho de Dios de ser adorado y el deber del fiel de rendirle culto.

Pero, todo esto es como el final o el “hasta ahora” de algo que viene de muy lejos.

Sí, estamos viendo cada vez con mayor claridad el desplegarse de dos fuerzas antagónicas que son expresiones de dos misterios: el de la piedad o de la misericordia que es el de la Encarnación de Dios y el de iniquidad. El misterio de iniquidad, el mal que envuelve a la humanidad, que atenaza al hombre y que está más allá de él, porque es preternatural, ha operado a lo largo de la historia, y lo ha hecho en el mundo y dentro de la Iglesia peregrina en la tierra. Las falsas religiones de los baales y demonios en las distintas sociedades que reclamaban y reclaman víctimas, el terror con el que tienen sometidas a esas culturas, el reflorecer del paganismo, el sincretismo son todas expresiones de este misterio de iniquidad del que habla la Escritura. Pero, donde el misterio de iniquidad se vuelve más manifiesto y hasta personal es cuando aparece Jesucristo en la historia. Se manifiesta en la oposición violenta y permanente a nuestro Señor, en los que rechazan y matan al Hijo de Dios venido en la carne y se prolonga en la religión talmúdica y en el Islam.

Apenas nacido el cristianismo ya está presente el misterio de iniquidad y se ha ido desarrollando hasta nuestros días.

Primero en las persecuciones y muertes de cristianos por parte del poder romano, en el gnosticismo, y luego en otras herejías como la arriana y la nestoriana. Seguirán tiempos de corrupción en la Iglesia, a la que dan remedio grandes santos, y el cisma de Oriente y el cisma de Occidente. En el siglo XV aparece Jan Hus en Bohemia, pero siguiendo las trazas de Wycliff del anterior siglo en Inglaterra, y en el XVI tenemos a Lutero, Zwingli, Calvino, además del cisma anglicano. Todo esto ocurre en tiempos en que también la Iglesia estaba convulsionada y necesitada de la reforma de las costumbres, las que verdaderamente fueron hechas por los santos que crecieron en su seno. Siguieron en la Iglesia el abandono de la metafísica y el advenimiento del naturalismo, de las nuevas teologías modernistas con abiertas influencias de la filosofía kantiana y hegeliana y de la ideología marxista, esta última sobre todo en Hispanoamérica. Y, en lo que atañe al mundo, se pasó del desplazamiento de Dios por el hombre a la rebelión abierta del hombre contra Dios como en la filosofía iluminista que desembocó en la Revolución Francesa, y si seguimos por el hilo conductor de este misterio llegamos al marxismo, la Revolución bolchevique, Antonio Gramsci y el marxismo cultural, la escuela de Frankfurt y la deconstrucción, que es el nihilismo de deshacer todos los conceptos y creencias y valores para luego imponer nuevos paradigmas.

De ahí surgen los absurdos como la ideología de género. Todo eso que el Papa Benedicto, aún antes de ser Papa, advertía sobre esa dictadura del pensamiento único y del relativismo y de lo que, Juan Pablo II, definió como la cultura de la muerte, o sea estas imposiciones de leyes inicuas y asesinas como las del aborto y la eutanasia. Todo esto último lo estamos viendo ahora mismo en países como en España y en Argentina, al mismo tiempo que vemos cómo se utiliza un virus con fines políticos y parejamente la censura por parte de los medios sociales que se los identifica como los de la Big Tech, los que tienen en su poder las grandes tecnologías y los grandes recursos para las comunicaciones. Al gran poder de censura e intimidación unen el poder de manipulación sobre las grandes masas. Pues, todo esto que fue expuesto en síntesis, y aún más no se explica sin una visión sobrenatural. Esa visión es la que permite notar e identificar al misterio de iniquidad que se despliega hasta el advenimiento del Anticristo. Ese misterio fue contrastado porque se le ha ido oponiendo el cristianismo y en particular el catolicismo (no en vano el catolicismo es siempre el enemigo a eliminar y lo vemos en las revoluciones francesa, en los regímenes comunistas y en los masónicos), y, dentro del catolicismo, aún más específicamente en la figura del Papa y en los sacramentos, especialmente la Eucaristía, y la gran oposición, que son las intervenciones de la Santísima Virgen.

¿Se podría decir que las fuerzas del Anticristo están ahora ya en acto?

El modernismo (compendio de todas las herejías, como lo llamó el santo Papa Pío X, porque afecta a todas las verdades de la fe) en sus nuevas versiones, es el caballo de Troya que mina -como lo expresa el santo Papa en la Pascendi- el carácter sobrenatural de la Iglesia y lo hace desde adentro de la misma Iglesia. “Salieron de nosotros, pero no eran de los nuestros”, escribe san Juan en su primera carta, y esta es la gran tragedia que comenzó en el siglo XIX y que está llegando a su desenlace final.

Lo tenemos todo ante nuestros ojos, la destrucción total. La destrucción de la creación en sus principios o sea el hombre en cuanto varón y la mujer en la naturaleza que le es propia, la familia como creación de Dios, la perversión a los menores. La demolición de lo sagrado para cerrar los caminos a la salvación, y de ahí los ataques al sacerdocio y a los sacramentos. En este orden de cosas el virus no creo ningún caos -aunque perjudicó la práctica religiosa- sino, más bien, sirvió a poner de manifiesto lo que ya estaba: la gran apostasía. Y como desde hace mucho que se sustituyó la salud del alma, que es la salvación, por la salud del cuerpo, no hay que sorprenderse que se preocupen sólo de la higiene física pero no la espiritual. En esta subversión de valores es lógico que no importe que no haya agua bendita en las pilas pero, eso sí, que no falte el hidrogel alcohólico para las manos, o que se sustituya la proximidad a Dios por medio de los sacramentos -a los que por la salud corporal se los suspende- por el distanciamiento social, y -con total abuso de poder- se imponga la comunión en la mano para que no te llegues a contagiar por la comunión. Mensaje inmediato: Eucaristía vehículo de contagio.

Por el otro lado, se aprovecha la pandemia para abrir la puerta a la muerte volviendo lícitos el aborto y la eutanasia mientras la voz de quienes deberían tronar se vuelve, para decirlo benévolamente, afónica.

Y no sería de extrañar, porque insistentemente y a desmedro de la evangelización se ha buscado el diálogo con el mundo y de ahí se derivó rápidamente a no molestar al mundo y a ser condescendientes con él, lo que ha degenerado en descender a pactos con el mundo. Sin embargo, no todos permanecen mudos y junto a pocos pastores está el pueblo fiel que, como en Argentina, una vez más se alza contra la muerte del inocente, sale en defensa de las dos vidas, con oraciones, ayunos, adoraciones y también manifestaciones. Aunque se sabe que no son las manifestaciones las que puedan obtener mucho porque la guerra es espiritual. Es la guerra que tiene como cabeza al mismo Satanás que, desde el origen, se interpone entre el hombre y Dios para destruir al hombre, ya que no puede destruir a Dios. Por la acción del mal llegamos al actor de este mal que supera al hombre, y ese actor es el Maligno, es Satanás. Es quien lleva la obra de ese misterio de iniquidad, el plan de aniquilación hasta el final, el final que le permita Dios. Pero, en esta obra el hombre no es simple víctima porque está llamado a decidir a quién seguir.

Se dirá que la mayoría no es consciente de nada de esto y vive los acontecimientos pasivamente y que sólo los padece. Es parcialmente cierto, pero en la vida de cada uno está siempre seguir el camino del bien o del mal, cada día. Y a los cristianos el recordar que han recibido el Espíritu de filiación. Cuando los hechos manifiestan su gravedad aún los rescoldos de la fe pueden ser reavivados. Los sacerdotes tenemos la responsabilidad de mostrar la verdad y llamar a seguir a Aquel que es la Verdad, a Aquel a quien le ha sido dado el nombre sobre todo nombre, a Jesucristo único Salvador. Hay dos pasajes del Apocalipsis para tener muy presentes en este tiempo. Uno es saber que el Dragón, Satanás, se fue a hacer la guerra al resto de la descendencia de la Mujer, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús(Cf. Ap 12:17). La Mujer tiene la doble interpretación de la Iglesia y de la Santísima Virgen. El otro se refiere a los poderes de la tierra que están al servicio del Maligno y dice: “Estos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero, como es Señor de señores y Rey de reyes, los vencerá en unión con los suyos, los llamados y elegidos y fieles” (Ap 17:14).

¿Se podría decir que estamos en guerra?

Estamos en guerra, debemos resistir sabiendo que dura es la lucha pero segura la victoria. Debemos resistir y siempre tener presente que el fin de la Iglesia, su suprema ley es la salvación de las almas y para salvar a las almas, en los que no toque, hay que salvar a la Iglesia, o sea serle fiel a la Iglesia de Cristo, denunciar la mentira, el engaño, el error, no admitir que se descienda a pactos con el mundo, que la Iglesia se doblegue a los poderes de este mundo ni se aliente a un orden que no sea según los valores cristianos o se promueva una unidad sin Cristo, por tanto falsa, ni falsos ecumenismos. Debemos resistir a la contaminación espiritual, doctrinaria y moral dentro de la Iglesia. La Iglesia debe ser purificada de todo lo que se ha corrompido en doctrina y en disciplina de los sacramentos y eso lo hará el Señor, pero nosotros ya podemos y debemos hacerlo intensificando la oración, reparando por medio de penitencias, ayunos y adoraciones. No se puede esperar a que otros lo pidan o lo hagan. Cada uno en su medida puede y debe contribuir al triunfo de la Iglesia de Cristo en la tierra con sus Rosarios, con ayunos y penitencias y con la adoración y la práctica consciente, devota y muy seria de los sacramentos.

 

Por Javier Navascués

37 comentarios

  
Fulgencio
Muy bien dicho. Sí señor, así se habla.
20/01/21 10:08 AM
  
Gabriela Gorkin Klincovich
¡Gracias Padre Justo! Muy claro y contundente. Señor, ármanos para el combate, pues tú ya venciste ¡Ave crux spes unica!
20/01/21 10:37 AM
  
Rexjhs
Muchísimas gracias, Javier, por esta excelente entrevista. Y al padre Justo dobles gracias por recordar la Verdad sin respetos humanos, que refulge como un lucero en medio de la oscuridad de una Iglesia que calla y que parece haber pactado definitivamente con los poderes del mundo, sometiéndose acrítica y temerariamente a ellos, fundiéndose en amical abrazo con los gobiernos masónicos y social-comunistas del mundo. Todo esta falsa pandemia (¡un 0,6% de mortalidad, recordemos, según la OMS, menos que la gripe estacional!) es obra del diablo porque vemos cómo acaba atacando a la Iglesia, que se somete sin rechistar (salvo excepciones como este santo padre) a las exigencias cada vez más caprichosas y leoninas impuestas por las autoridades civiles, que son anticristianas. Es de locos. O, peor, ¡ay!, es signo de la gran apostasía. Todo esto de quitar el agua bendita, de limitar cada vez más el aforo de las misas, de exigir a todos que se laven las manos con gel hidroalcohólico para subir al presbiterio o antes de recibir al Señor (como si fuera un sospechoso objeto de contagio y no Jesús vivo, aquél al que tocaban los leprosos y enfermos para sanarse), este impedir la comunión en la boca... todo este miedo del discurso oficial, en suma, comprado por la Iglesia, esconde en el fondo algo trágico: la pérdida de la fe y de la confianza en Dios por parte de la Iglesia. Dios bendiga al padre Justo y a ti, Javier. Sigan dando el buen combate, por favor. Que Dios se lo pague.
20/01/21 10:41 AM
  
César
Creo que no se puede dar respuesta más resumida y completa a una pregunta que bien podría ser de examen: "Exponga usted cómo hemos llegado hasta aquí y sugiera caminos para la victoria". Muchas gracias por esta entrevista.
20/01/21 10:55 AM
  
Graciela Ester Rodríguez
Qué no decaigan nuestra fe y esperanza y con las poderosas Columnas de Don Bosco, luchemos aferrándonos de la mano de María y de La Eucaristía!
20/01/21 10:59 AM
  
Nacho
Excelente padre. Claro, directo, contundente. Que Dios le Bendiga ynos de fuerza a todos para la lucha.
20/01/21 11:43 AM
  
Soledad
Maravillosa entrevista. Cuanta verdad y discernimiento hay en ella!!

Dice el P. Lofeudo
"Se dirá que la mayoría no es consciente de nada de esto y vive los acontecimientos pasivamente y solo los padece"

Esta reflexión la tengo yo en mi cabeza desde hace meses.. Es verdad, como el dice, que al final debemos de hacer elección entre el bien o el mal. Más la sociedad actual, sobretodo la española, está acostumbrada a que todo se le de masticado, digerido.... es "más cómodo ser pastoreado", en todos los ámbitos de la vida. Esa actitud ante los retos presentes y los futuros vaticinan una conducta de "aceptar lo que sea, como sea, y de QUIEN sea" siempre que esté cómodo y no se me incordie.Vamos, ni frío, ni caliente... tibieza

A mi el mundo de hoy me parece un retrato de lo que le dice el Espíritu de las Iglesias, a cada una de las que nombra en el Apocalipsis de San Juan. Todos estamos reflejados en ellas.

No se si estamos o no en los últimos tiempos, no importa, solo debemos estar preparados, pero el cuadro ante nuestros ojos es altamente turbador. Se agradece enormemente palabras tan llenas de sabiduría y piedad. Reconfortan.
20/01/21 11:52 AM
  
Carlos
modernismo=satanismo
20/01/21 12:18 PM
  
Marcelo
Una gran alegría leer la nota, que claridad en los conceptos y en ver el tiempo actual, pero sobre todo sirviendo a nuestro Señor Jesús.
20/01/21 12:22 PM
  
Fernando Couceiro
Excelente!!! Estamos en guerra, hay que elegir a quien queremos servir y hacerlo sin demoras ni ambagues.
20/01/21 1:36 PM
  
Antonio
Enhorabuena, el explendor dela verdad. Gracias a Dios porque los buenos pastores ni nos faltan, ni nos faltarán.
20/01/21 1:40 PM
  
Consuelo
Gracias Padre Justo!!! Excelente resumen de lo que ha logrado el príncipe de este mundo pero que sabemos no se saldrá con la suya. Viva Cristo Rey!!!!
20/01/21 2:33 PM
  
Rafael
Certero el P. Justo.

¿Y la Idolatría? La idolatría es el culto a figuritas creadas por las manos del hombre. Todo el Antiguo Testamento está recorrido por la infidelidad del pueblo elegido que caía continuamente en la idolatría, incluso el rey Salomón al que Yahve le concedió el don de la sabiduría. Nos creemos que la idolatría es cosa de tiempos pasados.

¿Son las mascarillas objeto de algo así como un culto idolátrico? Fuerzan a las mascarillas, quitándonos el rostro y la sonrisa, y fuerzan dentro de las iglesias. Nos fuerzan a creernos que las mascarillas nos salvan la vida. Como dice el P. Justo es Dios quien nos salva. Parece que nos inducen a sustituir la salvación de Dios por una supuesta autosalvación por la mascarilla.
20/01/21 3:27 PM
  
jesus pizarro
Decir que la fotografia que presenta el Padre Justo es tal cual la realidad. Lo triste es que muchos prelados de la Iglesia todavia andan a por uvas. No tardaremos mucho en ver al "rey desnudo". Y ese día sera muy triste para los fieles de la Iglesia pero tambien muy feliz pues los tiempos del triunfo de la Madre de Dios sobre los odiadores de Dios han llegado.
20/01/21 3:42 PM
  
Elba
Gracias p. Lofeudo por esta entrevista tan completa, que es un compendio de su predicación diaria después del Evangelio de cada día, aquí se lo puede releer sin titubeos si hemos aceptado luchar por la fe y dar testimonio de seguir a Cristo. Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar...
20/01/21 4:28 PM
  
Mamebñn
¿Está en España????
20/01/21 6:46 PM
  
maru
Clarísimamente explicado. Estoy de acuerdo con lo que dice este sacerdote.
20/01/21 8:03 PM
  
Titina
Muchas gracias Padre Justo por su claridad. Cuánta necesidad tenemos de que estos conceptos se nos clarifiquen en esta forma precisa y haciendo memoria histórica, ya que esto no es nuevo. Nos vigoriza como iglesia para poder ser el pequeño rebaño guiado por María hasta el triunfo de su Corazón Inmaculado. A Ella le pedimos perseverancia en la oración y en la vida sacramental.
20/01/21 9:04 PM
  
Cecilia Inés Ochoa
Gracias a todos por permitir que el Padre Justo haga resumido,consiso el "paisaje"actual.
Gracias Padre Justo por la convicción que nos inspira para no olvidar que somos hijos de Dios, que todo está cómo está, que debemos no doblegarnos y no callar, no permitir y hacer recordar quiénes somos, primero creaturas de Dios, luego Hijos del Altísimo que debe ser honrado, alabado y adoradorado como se lo merece. Que la Verdad nos hace libres, confiemos en Dios. Qué María sea nuestro amparo contra tanta adversidad, refugiémonos en ella y llevemos a otros bajo su manto con nuestras oraciones y con un corazón orientado al Señor
Dios los bendiga y los cuide muchísimo en medio de los lobos! Maranathá!!!
20/01/21 9:33 PM
  
Cesar alonso
PARA LEER Y MEDITAR, FORMAR CRITERIO Y MADURAR EN LA FE
20/01/21 10:01 PM
  
Claudio
Gracias, padre Lofeudo, por sus gratificantes palabras, porque ésas son las palabras que todo católico debe oír. Que Dios y su Santísima Madre le bendigan y le dén fuerza para seguir en esta lucha que es ardua. Y yo, le envío un gran abrazo deseándole paz y bien.
20/01/21 10:11 PM
  
Perplejo
Excelente entrevista y magnífica síntesis sobre dónde está la iglesia, y sobre cómo hemos llegado a esa situacion. Oremos para que todos percibamos el combate espiritual en el que estamos y nos situemos en el lado del Señor. Gracias, P. Justo.
Maranatha!!!
21/01/21 12:05 AM
  
Vivi
Aborrezcamos al mundo , que ya sabemos quién es el gobernante temporal que tiene. A seguir fieles, a perseverar en oración y a tratar de evangelizar lo más que podamos.
Muy pero muy buen artículo. Muchas gracias.
21/01/21 1:22 AM
  
MARIO MÉNDEZ
PADRE ANTONIO ACERTADO Y SIEMPRE ESACTO EL ANÁLISIS, ES VERDADERAMENTE DIABÓLICO EL PLAN DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL Y TRISTEMENTE ENCONTRAMOS PARTISIPANDO EN SU DESARROLLO A POLÍTICOS MEDIOS DE INFORMACIÓN INCLUSO AL MISMO CLERO QUE SE UNIÓ A ESTE PLAN DEMONÍACO, LA GRAN APOSTASÍA, LA ELIMINACIÓN DE LOS SACRAMENTOS, TODO INCLINADO A DESAPARECER LA SANTA EUCARISTÍA, MUCHAS GRACIAS PADRE ANTONIO DIOS LO BENDIGA.
21/01/21 10:08 AM
  
Manuel Izquierdo
Gracias padre Justo Lofeudo por sus palabras tan esclarecedoras y gratificantes. Que Dios lo bendiga.
21/01/21 11:07 AM
  
Rosita
Un sacerdote católico, clarividente y valiente. Lo descubrí en youtube difundiendo las apariciones y la intervención de la Stma. Virgen María en la historia de la salvación. Una luz en medio de las tinieblas. Dios lo bendiga Padre Lofeudo.
21/01/21 1:15 PM
  
Eutimia
Que habemos hecho de la libertad que Dios nos concedió. Qué pena y que tristeza sentirá. Mi esperanza en el TRIUNFO De LA SANTÍSIMA Virgen AMEN
21/01/21 2:17 PM
  
María Capapey
Las iglesias cristianas suman más seguidores que chinos hay en China; somos la mayor potencia humana de este mundo, pero estamos absolutamente desaprovechados porque la cabeza, los pastores, no nos guían bien. Demasiados obispos, cardenales, sacerdotes, se dedican a temas mundanos, son perezosos, no conocen a sus ovejas y poco les importa que se pierdan o no... En este panorama tan desolador, es un enorme consuelo leer las palabras de este fiel sacerdote, sin miedo ni respeto humano a los convencionalismos. Mil gracias, Padre.
21/01/21 10:43 PM
  
Olga Navarro
Gracias Padre Lofeudo! Dura es la lucha, pero SEGURA ES LA VICTORIA.
22/01/21 12:15 AM
  
Wendy
Gracias Padre por éste llamado a indagar en nuestras conciencias y despertar a hacer una elección honesta "A favor de Dios" !!Gloria a la santísima divina misericordia de Jesús!! Confiemonos a Él y tendremos la victoria eterna.
22/01/21 8:13 PM
  
Sonia Moreno Uribe
Padre Justo, su nombre le hace honor, porque habla y dice lo que es, como es y a quien es, el miedo se ha apoderado del mundo, nos manipulan a su antojo y sobretodo los Sacerdotes temerosos de la ley civil, es lo que no deja de sorprenderme, hagamos como ordenan sino nos cierran la iglesia, a ver eso que es!! Siendo la Iglesia Católica autónoma ahora está sometida al mundo que no es que este regido por los más versados, capaces y responsables de la sociedad, no me parece la manipulación de las iglesias cuando la gente deambula por doquier sin ningún problema, pero si en la iglesia aforos de 40 personas den pequeñas capillas y en iglesias grandes de 60 máximo es absurdo, gracias a Sacerdotes Valientes defensores de la fe y responsables de sus fieles que evangelizan pero que no se arrodillan a las leyes humanas cuando no se debe tener miedo más del que se ha sembrado, que ha traído recogimiento y conversión a muchos pero a otros les atemoriza demasiado siendo que no se debe temer a los sacramentos ni a la práctica de la Fe sino al contrario a no hacerlo, Padre Justo su nombre es acorde a su calidad y dignidad de apóstol mensajero de Dios y la Virgencita Bendiciones
22/02/21 7:11 AM
  
Mariter Rodriguez Sande
GRACIAS PADRE JUSTO.
Necesitamos Sacerdotes valientes como usted que digan la verdad
y aclaren a los fieles las verdades del evangelio .
porque estamos muy desorientados y Satanas quiere ganar la batalla
PERO NO LO CONSEGUIRA
PORQUE SU CORAZON INMACULADO TRIUNFARA
12/09/21 11:38 PM
  
Mariter Rodriguez Sande
Dios lo bendiga Padre Justo espero que sus mensajes lleguen a muchas personan y puedan entender un poco la verdad de ese engaño que nos tienen preparado
Que el espiritu Santo nos ilumine
02/01/22 9:25 PM
  
Gabriel Ow
FIN DEL TIEMPO DE LAS NACIONES
Isp1982.bloespot.com/?...
13/02/22 8:15 PM
  
Gabriel Ow
FIN DEL TIEMPO DE LAS NACIONES
LSP1982.blogspot.com
13/02/22 8:28 PM
  
Karla Bertoldi
Me alegra encontrar Sacerdotes Santos, en plena lucha : ) eso me da tanta esperanza! No estamos solos hermanitos, evangelicemos con más fuerza y pasión durante el tiempo que nos quede, Bendiciones y un fuerte abrazo para el Padre Lofeudo 😇
25/02/22 11:20 AM
  
Hno Víctor
Ave Maria purísima!
Muchas gracias por este hermoso análisis.
Desde el monásterio del Verbo Encarnado( Argentina).Saludos
07/03/22 5:25 PM

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19.01.21

El Páter Góngora afirma que la disposición al martirio debe estar presente en la vida del cristiano

Twitter cerró recientemente la cuenta de un sacerdote almeriense que cuenta con más de 25.000 seguidores. Rápidamente se convirtió en Trending Topic y tuvo el apoyo de varios políticos y diferentes personalidades. Reflexionamos con él sobre la experiencia.

Por cierto ya le han habilitado su cuenta de twitter y lo pueden seguir en:

 @patergongora https://twitter.com/patergongora?s=08

Que le bloqueen a un sacerdote por publicar un refrán: “Cuando seas padre, comerás huevos” es surrealista.

Cuanto menos, desde luego. Después de esto, está claro que el refranero puede constituir un delito para este nuevo orden mundial totalitario. Gracias a Dios, hace unas horas, ya fue reestablecida mi cuenta de Twitter, al quedar patente que se había cometido una injusticia.

En el fondo hay más cosas como criticar a la organización de consumidores Facua…pero más en el fondo hay una adversión a su doctrina y cosmovisión católica.

Está claro que los ataques contra la fe católica se están incrementando en la actualidad. Donde muchos ven “hechos aislados” está la mano del antiguo enemigo y, de forma consciente o ingenuamente, se prestan a sus azufrosas maquinaciones. Estos ataques, ya sean de forma cruenta o tratando de amedrentador por “odium fidei", buscan silenciarnos o que vivamos nuestra fe de manera vergonzante y la arrinconemos en “lo privado". Por todo ello, es un momento clave para dar testimonio público y sin tapujos de Cristo Resucitado.

¿Esperaba este apoyo mediático tan grande de diferentes personalidades de la política y la vida social española que le convirtió en trending topic?

La verdad es que estos días, más allá de las circunstancias de la censura, se han transformado en un momento de gracia peculiar. He sido testigo directo de cómo la exhortación del apóstol san Pablo se cumple: “dónde abundó el pecado, sobreabundó la gracia". (Rom 5, 20b).

Agradezco de corazón todo el apoyo de grandes y pequeñas cuentas en esa red social, ya sean políticos, periodistas, hermanos sacerdotes como el P. Francisco J. Delgado o amigos anónimos.

Usted tiene el valor de reivindicar a los mártires frente a una red social en decadencia…

En la época que vivimos, el testimonio de los mártires, valga la redundancia etimológica, es clave para entender el mensaje de la buena nueva que Nuestro Señor Jesucristo ha revelado plenamente. En todo lugar y momento, el modelo de los mártires, especialmente para aquellos que tenemos la gracia de ser sus sucesores en el ministerio sacerdotal, son un ejemplo de santidad a seguir. Quisiera añadir que tanto en mi parroquia natal (la Anunciación de Fiñana) como en las que actualmente tengo encomendadas, hay presencia de beatos y santos mártires que derramaron su sangre por Cristo y su santa Iglesia. Ellos, a través de la comunión de los santos, nos alientan a no rendirnos frente a las asechanzas del enemigo y de esa forma “presentar batalla” espiritual por todos los medios posibles, según los carismas de cada cual.

¿Somos conscientes de que la cosa está seria y la persecución incruenta pudiera ser cruenta, pensemos en la quema de iglesias de Chile?

Es terrible ver como el odio contra Cristo y su Iglesia se reproduce cruelmente al igual que en épocas pasadas. Pero ya nos avisó el mismo Señor: “porque, si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?” (Lc 23, 31). Debemos estar preparados en todo momento, permanecer firmes en la fe y reivindicar nuestro divino derecho de manifestarla públicamente, sabiendo que el Espíritu Santo vivifica y da fuerza a aquellos que lo han recibido plenamente en la iniciación cristiana.

En España, tristemente, algunos ansían revivir el odio a la fe, previo a la guerra civil del pasado siglo o mirar para otro lado ante los ataques por parte de sarracenos extremistas. Sin embargo, nuestros hermanos perseguidos en tantos países nos muestran cómo se ha de actuar, con fortaleza y coraje.

¿Cómo combatir con inteligencia la dictadura del pensamiento único mundialista?

El “arma” más poderosa es la Verdad, es decir, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Las almas anegadas por el orgullo y la codicia que pretenden moldear a la sociedad mediante la ingeniería social, temen que la verdad se anuncie y defienda. Por ello mediante la dictadura del relativismo, denunciada por S.S. Benedicto XVI, buscan laminar todo vestigio de referentes y obstáculos morales; y los fieles a nuestras promesas bautismales, como miembros vivos del cuerpo místico de Cristo, lo somos.

¿Quien es para usted Cristo Rey? ¿Estaría dispuesto a dar la vida por Cristo?

Es uno de los títulos cristológicos a los que personalmente tengo mayor devoción y cuya divulgación hace mucho bien y redunda en beneficio de la salvación de las almas. El reinado de Cristo es eficaz si dejamos que actúe en nosotros, liberándonos de todas nuestras esclavitudes mundanas que son fruto del pecado. Además, su aclamación ha sido, es y será pronunciada por los labios de multitud de mártires ante el suplicio.

Así pues, la disposición al martirio debe estar presente en la vida del cristiano, el sacrosanto signo de la cruz nos lo recuerda cada día; pero saber afrontarlo santamente, si por cualquier circunstancia aconteciese, es una gracia que sólo Dios puede conceder.

11 comentarios

  
Mario
Bueno, ¿no estarán exagerando un poco, por una sanción en redes sociales, que las sufrimos todos? O tal vez no... si en la foto del Pater que ilustra la nota, sólo le estaría faltando la aureola y las palmas, para componer la estampa del mártir.
19/01/21 9:18 AM
  
Elisa
Martirio es lo que sufren y sufrieron los cristianos que perdieron la vida y fueron torturados por defender la fe.
No se cuantos de los que comentamos aquí estaríamos dispuestos a eso. Ojalá todos. Como no me ha pasado, ni de lejos, no puedo estar segura de que yo fuese capaz.
Considerar martirio, como parece que algunos consideran (no el redactor del blog), que te bloqueen en las redes sociales, que haya leyes no acordes con la doctrina cristiana (que este autorizado el aborto o el divorcio no te obliga a abortar ni a divorciarte) o que solo puedan entrar 25 personas en las celebraciones de la Catedral de Burgos, me parece pelín exagerado.
19/01/21 11:27 AM
  
Oriol
No estoy para nada de acuerdo con la ideología que defiende este sacerdote, ni con la que impregna todo este blog, pero de todos modos tampoco veo que el Páter Góngora se compare a sí mismo con un mártir de la fe. En un contexto en el que se habla de hostilidad contra la fe cristiana, glosa las virtudes del martirio. Me parece que en el último párrafo queda bien claro.
Sí estoy de acuerdo contigo, Elisa, en que la extrema derecha católica está obsesionada con una "persecución" inexistente. El problema de la Iglesia Católica, por lo menos en nuestro entorno, es simplemente su presencia social cada vez menor, que en muchos sentidos empieza a rozar la irrelevancia. Ahora bien, pasar del "no nos hace caso ni el gato y además caemos mal" a "somos objeto de una persecución", como la que sí sufren, por ejemplo, los católicos chinos me parece un pecado de soberbia. Ser incapaz, por los motivos que sean, de dar un testimonio convincente de la fe no es lo mismo que ser perseguido por la fe.
19/01/21 12:23 PM
  
Elisa
No Oriol, no hablo del redactor del post. No creo que se considere un mártir. Hablo de los mismos que hablas tú, que te has explicado mucho mejor que yo.
No sufrimos martirio, sufrimos desprecio e indiferencia.
19/01/21 1:05 PM
  
etherland
Cuando las cosas no están claras, sucede lo que sucede: contradicciones, perplejidad, disonancias, incoherencias.

Las redes sociales, internet en suma, es el espíritu del mundo.

Y vdes, están hartos de repetir como la escala de valores mundanos se aleja del alma y desagrada a Dios.

Entonces, ¿ en qué quedamos ? ¿ quieren estar en el mundo, sin el mundo?

En este sentido, y según acabo de leer, hay que aplaudir la coherencia de otro blogero de este portal, Pedro Luís Llera que ha renunciado a su actividad en twitter y facebook.

El post, muy exagerado, como ya señalan comentaristas. En particular encuentro muy lúcida la aportación de Oriol.

Que haya animadversión hacía la Iglesia por parte de ciertos políticos despreciables (y que tampoco tienen nada claro sus objetivos) es manifiesto; de lo que no tengo ninguna duda es que la mayoría, la inmensa mayoría de la gente, aunque sea indiferente a la religión, no toleraría una persecución tal como se la entendía hasta hace bien poco, como la conocí con los mártires Marco y Marceliano.

Es decir, no pierdan cuidado. Si se produce una persecución, que lo sea, entonces sálvese el que pueda, porque el mundo si estará a punto de acabar, ya sea para cristianos y gentiles.

Las ganas de revivir el odio a la fe, según reza el post, son iguales a los deseos de algunos de recibir el martirio.
19/01/21 3:22 PM
  
Tito España
Mario, Elisa y Oriol: ¿por qué les molesta la opinión de este sacerdote? Se parecen ustedes a los censuradores de Twiter. ¿Quién tiene que decidir lo que cada uno habla o piensa? En la izquierda política, desde siempre, solo se puede admitir la opinión del que es de izquierdas, pero los demás están obligados al silencio. Ejemplos hay múltiples en nuestros tiempos: URSS, China maoísta y xipinjiana, Cuba, Corea del Norte, Nicaragua, Venezuela, Todas las famosas (¿?) repúblicas 'Democráticas' de la Europa tras el telón de acero, etc.
Según sus manifestaciones, hasta la persecución religiosa en España desde el año 1931 a 1939 también es mentira. En realidad, eran unos quejicas. Pero los 'demócratas de antaño´' solo empezaron suprimiendo a la Compañía de Jesús, apoderándose de todos sus bienes y expulsando a sus miembros. Se suprimieron los colegios de religiosos. Se quemaron iglesias y conventos. Sí, en 1931, el año de la "libertad" republicana, como en 1789 allende los Pirineos. Y muchas más cosas, en aras del republicanismo, que parece ser un remedio ideal para según qué intereses.
En este tiempo que vivimos, las persecuciones son más sutiles, pero son persecuciones, aunque a algunos les moleste que se les dé su nombre propio.
19/01/21 6:48 PM
  
Roberto
Mas que de persecución (que tambien la habrá en ámbitos muy concretos e ideologizados); lo que hay es un gran indiferentismo y ninguneamiento de lo religioso. Es decir , que la peña está en otras cosas (el fútbol, el curro, la subida de la luz, la pandemia, etc, etc); incluso, un porcentaje elevado de "católicos", lo son por cultura y tradición y poco más.

Pero en cierta manera, todo tiene una explicación ¿cual es la pastoral que se ha priorizado en las parroquias? El culto y la sacramentalización, con poca exigencia, sin escrutinios, con unas catequesis que no están mal,pero que no pasan de ser un aperitivo sin continuidad, todo muy light y buenista, la "gracia barata", que no se valora.
Y parece que pastoralmente vamos dando bandazos, del autoritarismo, rigorismo y moralismo del pasado, a lo insignificante y poco relevante
Aunque daría para comentar largo y tendido.
19/01/21 9:05 PM
  
Sacapuntas
Así es. Ya lo dijo Jesucristo: el criado no es más que su amo. El enviado lo es más que su señor. Como cristianos, no tenemos derecho a pedir o esperar una muerte mejor que la suya
20/01/21 5:20 AM
  
Caro
Martirio están sufriendo los niños por nacer que hasta el noveno mes pueden matarlo mas allá de que yo no aborte tenemos que defenderlos a costa de ataques del relativismo
20/01/21 12:00 PM
  
Seletotsira
Me parece que muchos aún no se han dado cuenta de en la que estamos
20/01/21 6:06 PM
  
Carmelo
En mi modesta opinión, rl martirio para este sacerdote sería más bien soportar en silencio las críticas que le dedican... No sé...
20/01/21 10:52 PM

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18.01.21

Jordi Sabaté, enfermo de ELA, un poderoso grito de esperanza a favor de una vida digna

Jordi Sabaté Pons es un joven de Barcelona deportista, al que la vida le sonreía. Un buen día a finales de 2014 experimentó una sensación de rigidez en su pierna jugando al pádel y de pérdida de fuerza en su brazo. La melodía plácida de su vida se trocó en una voz de alarma, penetrante e inquietante. Pasó mucho miedo, angustia y terror ante la amenaza que se cernía sobre su salud y un calvario de tres años de pruebas y la cosa pintaba cada vez peor.

En octubre de 2017 le confirmaron el diagnóstico de ELA. En esos tres años de angustia, su novia le dejó y tuvo que cerrar su empresa que con tanto esfuerzo e ilusión había creado. Al igual que al santo Job Dios le puso a prueba y le arrancó de cuajo la salud, el amor y el dinero. Pero Jordi jamás renegó de su Dios, nunca perdió las ganas de vivir, ni la fe, ni la esperanza.

También experimentó con más fuerza que nunca la caridad, la mayor de las virtudes, tanto de la gente hacia él, como de él hacia los demás.Su testimonio es un alegato poderoso en contra de la eutanasia, tristemente aprobada en España, su ejemplo va a dar mucho fruto. He quedado muy edificado de su trato, de su humildad y de su sentido del humor.

¿Como te ha ayudado la fe a aceptar tu enfermedad?

La fe me ha ayudado a no perder nunca la esperanza y a vivir y luchar, por muy duras adversidades que te sucedan en la vida. Tener fe en Cristo desde que tengo uso de razón lo veo algo muy sano y lleno de bondad.

Humanamente es todo muy duro, el miedo, la angustia, el dolor…¿pero como Dios te da fuerza para sacar un motivo de esperanza y seguir amando la vida hasta el final?

Yo pasé mucho miedo, angustia y terror antes de que me confirmaran el diagnóstico, pero el ser humano es muy fuerte y tiene una capacidad de adaptación espectacular. El amor que siento por la vida y vivirla con mis seres queridos hace que siga viviendo y luchando con esperanza. En el mañana nadie sabe lo que puede ocurrir y puede ser un gran día, quizá mañana se encuentra la cura de la ELA, ¿Por qué no? Yo sigo amando y disfrutando de estar vivo.

Es el misterio de la Cruz, ofrecer el sufrimiento por amor a Dios, es algo muy valioso…

Yo creo que Dios no quiere que nadie sufra pero el sufrimiento forma parte de la vida y es inevitable (ahí está el misterio de la Cruz). Cristo luchó hasta el final y creo que tenemos que seguir su ejemplo, aunque puedo entender que en ocasiones es muy difícil. Mi opinión es que vivir es luchar y luchar es vivir.

También has denunciado que los enfermos de ELA no recibís las ayudas que requiere la enfermedad.

Los enfermos de ELA estamos completamente abandonados por el Estado, somos 4000 enfermos de ELA en España y cada día diagnostican tres nuevos casos y otras tres personas fallecen, es decir, no es una enfermedad minoritaria, somos muchos, y no tenemos ayudas sociales y económicas para poder vivir dignamente o simplemente para poder seguir viviendo.

Me dices que tu postura en contra de la eutanasia no es solo por tu condición de creyente, ¿podrías explicarlo?

Bajo mi punto de vista, aprobar la ley de la eutanasia a día de hoy es una atrocidad, primero hay que invertir y priorizar todos los recursos humanos, sociales y económicos por la vida, y eso hoy en día no se está haciendo. Lógicamente hay enfermos que no quieren seguir viviendo ya que no tienen ayudas y en muchos casos se ven obligados a morir. Además, a mi me preocupa que con la aprobación de esta ley se deje de invertir aún menos en investigación, y en nuestros cuidados. Primero hay que priorizar la vida antes que la muerte.

En cualquier caso la vida es un don de Dios hasta que el quiere y ningún hombre tiene derecho a quitarse la vida o ayudar a que se la quiten otros…

Por eso digo que mi opinión sobre la eutanasia no es una cuestión únicamente religiosa, moral o ética.

Es un drama que se vaya a legalizar en España…y muchos enfermos amparándose en la ley opten por ese camino…¿Por qué la vida merece la pena vivirla hasta el final y es igual de digna, independientemente de las circunstancias?

La vida vale la pena vivirla ya que con cosas realmente simples se puede seguir disfrutando. Todas las vidas tienen el mismo valor y por desgracia hay gente que valora la vida según para quien y eso es injusto y cruel. El regalo de la vida siempre tiene un sentido aunque a veces cueste encontrarlo pero todos tenemos una misión en esta vida.

¿Cómo ayuda tu testimonio a otros enfermos?

Con mi testimonio pretendo concienciar a la sociedad de que la ELA existe y que necesitamos ayuda y lógicamente también intento ayudar a todos los enfermos que están en mi situación con humor, amor y esperanza.

7 comentarios

  
Generalife.
Totalmente de acuerdo con Jordi .Su vida es tan valiosa como cualquiera y habrá cosas que no pueda hacer y otras que sí, incluso con mayor intensidad .
Sale mas barato que muera y más rápido:Una inyecincita y se acabó todo.
18/01/21 1:26 PM
  
maru
También de acuerdo con Jordi. Lo que hace falta bb son cuidados paliativos, no la muerte. Muy interesante su artículo!! Le apoyo en mi oración.
18/01/21 3:12 PM
  
Diana
Gracias Jordi!! Gracias por continuar con tu misión de alegrarnos con tu humor y darnos esperanza para amar nuestra vida como un don. Sigamos juntos a Cristo y así podremos "bailar break dance con San Pedro" cuando lleguemos al Cielo.
19/01/21 1:18 AM
  
Sacapuntas
Necesitamos testimonios como el tuyo. Estoy sano, gracias a Dios, pero esa es la actitud que quisiera tener si enfermara. Tienes mucho que aportarnos como estés, y seguro que lo haces. La muerte indigna es morir en pecado, no en gracia de Dios. Gracias Jordi
19/01/21 5:15 AM
  
tarcis
Impresionante entrevista..este hombre es de una gran valìa..gracias a este gran hombre hoy el temor y la mentira han sido destruidos..es decir este hombre nos esta cp-redimiendo con su naturalidad .
19/01/21 6:46 AM
  
Vivi
¡Vamos, Jordi! Yo también estoy atravesando una difícil enfermedad ,y para colmo extraña, y tu ejemplo me ayuda a recuperar la fuerza cuando tengo ganas de claudicar.
Saludos desde Argentina.
19/01/21 6:18 PM
  
Pilar
Doy gracias a Dios por haberte puesto en nuestras vidas, a través de las redes.
Muchas gracias Jordi por tu generosidad, por tu valentía, por tu alegría contagiosa, por tu gran sentido del humor, por tu lucha diaria, por tu perseverancia. Gracias por contribuir con tu ejemplo a difundir el mensaje de Cristo.
20/01/21 12:43 AM

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16.01.21

El resplandor de la pintura religiosa del Siglo de Oro español en el Museo del Prado

Estamos de nuevo con Fernando Álvarez Maruri, un auténtico apasionado y gran conocedor del Museo del Prado. Tras repasar anteriormente los estilos románico, gótico y renacentista, en la entrevista anterior, en esta ocasión abordaremos la pintura barroca del arte sacro español del Museo del Prado. En el siglo XVII, el Siglo de Oro del arte español, la pintura llega a sus más altas cotas.

En la anterior entrevista que realizamos a Fernando Álvarez Maruri, nos quedamos en el renacimiento español. Ahora toca analizar el fascinante mundo del barroco hispano, centrándonos en las obras de temática religiosa. ¿Qué importancia tiene este estilo artístico en las colecciones del Prado?

El siglo XVII, conocido como el Siglo de Oro del arte español, está magníficamente representado en las colecciones de nuestra pinacoteca nacional. No es exagerado aseverar que se trata del estilo artístico más sobresaliente y peculiar de la historia de la pintura española. Cuando deambulamos por las salas de la planta principal, dedicadas al barroco español, nuestros ojos no encuentran reposo; las obras más magistrales y sublimes de este periodo nos salen al paso, fascinándonos con su belleza extrema. No debemos olvidar que el barroco es un arte eminentemente propagandístico; el pintor pretende llamar la atención del espectador, transportarle, a través de un mundo de imágenes, a una realidad mística y espiritual. También es un estilo sumamente naturalista, que se recrea a la hora de reproducir las calidades de la materia. Su última intención es conmover al fiel, hacerle participar en los misterios más profundos del cristianismo.

El movimiento artístico barroco, en muchas ocasiones, es un instrumento al servicio de la Iglesia y de los valores contrarreformistas, un medio de adoctrinamiento muy eficaz. Frente a la herejía protestante, los pintores reproducen en sus lienzos los dogmas de fe, eternos e incuestionables. Las iglesias luteranas carecen de imágenes sagradas, se prescinde de los santos como mediadores entre el creyente y el Todopoderoso. En los países en que venció el protestantismo se llegaron a producir furibundos ataques iconoclastas; los intransigentes reformistas confundían la devoción de los fieles por una determinada advocación con la idolatría de los paganos. Los templos católicos, por el contrario, aparecen profusamente decorados, con retablos y pinturas en los que se defienden verdades como la virginidad de María, protagonista de la Redención, o el ejemplo de vida que nos proporcionan los santos canonizados.

¿Qué artista podríamos seleccionar para iniciar nuestro recorrido por las salas del barroco español?

Uno de mis pintores favoritos, y no precisamente de los más conocidos, es Fray Juan Bautista Maino. Para poner en valor su trayectoria artística, en el año 2009 el museo organizó una exposición monográfica entorno a su figura. He escogido el que considero como el más bello de sus lienzos, titulado La Adoración de los Reyes Magos, fechado entre 1612 y 1614. Formaba parte del conocido como retablo de las Cuatro Pascuas, ubicado en la iglesia conventual de San Pedro Mártir de Toledo. Las pinturas que conformaban dicho retablo fueron ejecutadas por Maíno. Como dato anecdótico, comentaré que el artista, mientras realizaba este encargo, decidió tomar los hábitos e ingresar en la Orden de este monasterio. Cuatro de estos cuadros, de grandes dimensiones, representan acontecimientos fundamentales en el año litúrgico de la Iglesia: el Nacimiento de Cristo, la Adoración de los Magos, la Resurrección del Señor y Pentecostés; todos ellos se pueden admirar en el Museo del Prado. También, salidas de los pinceles de Maíno, se conservan otros cuatro óleos, de formato más pequeño, en los que se rinde homenaje a San Juan Evangelista, San Juan Bautista, María Magdalena y San Antonio Abad. El artista rompe definitivamente con los presupuestos del manierismo; pintores como El Greco reinterpretaban la realidad, idealizándola, alargando las figuras y creando una atmósfera un tanto artificial. Maíno, por el contrario, se inspira en el naturalismo de Caravaggio pero en su vertiente más luminosa y colorista. En esta Epifanía la luz adquiere un gran protagonismo; se trata de una iluminación un tanto artificiosa, con sombras muy marcadas. Tanto los personajes como los objetos representados en el lienzo presentan unas formas voluminosas, adquieren una dimensión casi escultórica.

La composición resulta un tanto abigarrada, las figuras se superponen unas a otras, ocupando por completo el espacio. Para crear la sensación de profundidad, el pintor recurre a un arco de medio punto, en cuyo centro, rodeada de nubes doradas, brilla la estrella que condujo a los reyes a su destino. En la lejanía, contemplamos un paisaje muy difuminado, casi imperceptible; en realidad, se trata de una vista del Coliseo romano. Maíno emplea una paleta cromática muy rica y variada; recurre a colores vibrantes y alegres. En esta composición, el autor demuestra su maestría a la hora de plasmar en el lienzo las calidades de los objetos y telas. Los reyes visten ropajes de una suntuosidad extrema, con tonalidades exquisitas y brillos metálicos. Los vestidos de la Virgen, aunque más sobrios, son también de gran elegancia. El tono siena de la capa de San José tiende a mimetizarse con el cercano arco de piedra del portal de Belén. El pintor diseña de una manera minuciosa e imaginativa los presentes que recibió el Niño Dios de manos de los magos; con una pincelada concisa y apretada, reproduce los reflejos metálicos de la copa de oro, o el inconfundible brillo del nácar en la naveta que porta el rey Baltasar. Los reyes adoran al Niño Jesús, postrándose ante Él. A excepción de Melchor, van tocados con ricos turbantes y plumas multicolores. El Infante, de piel tersa y ondulada cabellera, les bendice con su diminuta mano. El recién nacido, ocupa el centro de la composición; lo sujeta delicadamente la Virgen María, dedicándole una dulce y maternal mirada. San José señala al Niño, mientras cruza su mirada con Baltasar, el rey negro. El lenguaje gestual de los personajes, el movimiento de sus manos, la expresividad de sus rostros y la profundidad de sus miradas ayudan a crear un ambiente intimista. En la esquina superior izquierda, casi tapado por Baltasar, surge un personaje que representa a un peregrino y que señala con su dedo índice al recién nacido; se ha barajado la posibilidad de que se trate de un autorretrato del propio Maíno.

En el inicio del siglo XVII, encuadrado en la llamada escuela valenciana, encontramos la figura de Francisco Ribalta. ¿Podría referirse a alguna de sus obras más significativas?

Efectivamente, Francisco Ribalta ocupa un destacado lugar en esta relación de artistas barrocos. Aunque nacido en Solsona, provincia de Lérida, ejerció su actividad artística en Valencia. Es un pintor escasamente representado en el Prado, apenas cuenta con media docena de cuadros en el inventario, todos de temática religiosa. Habitualmente, en las salas del museo se exponen dos de sus pinturas. He seleccionado su Cristo abrazando a San Bernardo, una de sus creaciones más sobresalientes. Este trabajo fue un encargo de la Cartuja de Portacoeli, ubicada en las cercanías de Valencia. A la hora de elaborar esta composición, el autor se inspiró en el Llanto sobre Cristo muerto de Sebastiano del Piombo. Ribalta aborda uno de los temas que más atrajo a los artistas del Siglo de Oro español: el misticismo religioso. San Bernardo, fue un monje francés, declarado doctor de la Iglesia, que nació en 1090. Su mayor mérito fue fundar la Orden del Císter y expandirla por toda Europa; se le considera una figura esencial en la historia de la Iglesia. Como premio a su inquebrantable fe y celo religioso, recibió un regalo espiritual en forma de visión mística: el propio Cristo se desclavaba de su cruz para abrazarlo amorosamente.

La escena se ilumina por medio de una luz potente que proviene del lateral izquierdo; de esta manera se crean fuertes contrastes lumínicos, efectos de claroscuro, lo que en pintura conocemos como tenebrismo. Contemplando este cuadro, nos sumergimos de lleno en el mundo de Caravaggio. Tras una reciente limpieza del lienzo, han aparecido dos personajes en la penumbra que podrían representar a ángeles. Al pintor le interesa que centremos nuestra atención en los protagonistas de la escena y para ello recurre a una serie de artificios. El fondo es oscuro y tenebroso, prácticamente negro, así destacan más las sacras figuras. En la composición utiliza un punto de vista bajo para resaltar la monumentalidad de los personajes. Se establece un diálogo espiritual entre Cristo y San Bernardo; el santo parece flotar en el espacio, está viviendo una experiencia sobrenatural, de auténtico éxtasis religioso. Permanece con los ojos cerrados, en un estado de arrobamiento, entregando su alma y todo su ser al Redentor, en quien confía plenamente. El Señor lo sujeta con sus potentes brazos y le dedica una mirada misericordiosa. A Cristo se le representa de manera idealizada, con un cuerpo hercúleo, escultural, como si fuera una figura diseñada por el propio Miguel Ángel. El rostro del santo, de gran realismo, es un retrato naturalista que pudiera ser el de cualquier fraile de la época. De gran belleza plástica es el diseño del hábito de San Bernardo, magistralmente iluminado, lleno de pliegues y de un brillante y delicado color marfileño.

El pintor más famoso de todo el museo es, sin duda, Diego Velázquez. En su producción cuenta con obras religiosas de extraordinaria calidad. ¿Cuál es la más representativa de las que cuelgan de las paredes del Prado?

Sin ningún género de dudas, me decanto por su Cristo crucificado, datado entre 1631 y 1632. Se trata de uno de los indiscutibles iconos del Museo, obra cumbre en la producción del pintor sevillano. Esta representación cristífera se ha convertido en el prototipo de crucificado, la imagen de Jesús por antonomasia en la historia de la pintura. El propio cuadro ha tenido una vida un tanto azarosa. Fue pintado para el madrileño convento de San Plácido, en la calle de San Roque, nº 9. Este monasterio fue declarado en 1943 Monumento Nacional y alberga en su interior, especialmente en la iglesia, un notable conjunto de obras artísticas, como el retablo mayor, salido de los pinceles de Claudio Coello. El cuadro de Velázquez fue comprado por Manuel Godoy a las monjas en 1804. Acabó en manos de su esposa, la condesa del Chinchón; fracasó al intentar venderlo durante su exilio en París. Finalmente, lo heredó el duque de San Fernando de Quiroga quien se lo obsequió al nuevo rey, Fernando VII. El monarca decidió incluirlo en el lote de obras que se expondrían en el nuevo y flamante Real Museo de Pintura y Escultura, lo que hoy conocemos como Museo Nacional del Prado. La figura de Cristo se recorta sobre un fondo oscuro, de tono verde grisáceo. El artista renuncia a cualquier referencia de tipo espacial o decorativa; pretende evitar que el espectador que contempla el lienzo se distraiga con detalles menores; solo importa Cristo, la imagen de nuestro Redentor.

Representa una cruz, de travesaños alisados, con los característicos nudos de la madera. En la zona superior de la composición, encontramos la tablilla que ordenó colocar el propio Poncio Pilatos, escrita en hebreo, griego y latín, en la que se identifica al Nazareno con el rey de los judíos. Velázquez opta por presentarnos una visión frontal de Jesús. Su cuerpo desnudo, tan solo cubierto por el paño de pureza, es de una belleza extrema, el de un hombre de perfectas proporciones. El pintor expresa con sus pinceles que nuestro Salvador, además de verdadero Dios, era un ser humano perfecto, sin ningún tipo de defecto físico. El artista renuncia a pintar un Cristo musculoso y de formas esculturales, al gusto del Miguel Ángel. La figura del Redentor aparece suavemente moldeada, iluminada de forma tenue. Velázquez consigue crear una atmósfera de recogimiento, que nos invita a la piedad, es como si pintara el silencio. El artista sevillano tuvo por suegro y maestro a Francisco Pacheco, partidario de representar al Señor clavado en la cruz con cuatro clavos, dos en los pies y dos en las manos. Este modelo iconográfico cristífero es el que empleó Velázquez en la composición, por influencia de Pacheco. Los pies de Jesús descansan sobre un supedáneo de madera. En su cuerpo apenas percibimos las señales de la Pasión; tan solo el hilo de sangre que brota de la herida del costado. La cabeza de Cristo, inclinada hacia la derecha, aparece coronada de espinas e iluminada por un halo de luz, símbolo de su condición divina. Su larga cabellera le cubre la mitad de su rostro. Con tan pocos recursos visuales, el maestro sevillano consigue sobrecoger al espectador y elevar su espíritu hacia el mundo transcendente.

Otro de los grandes de la pintura barroca fue el valenciano José de Ribera, conocido como el Españoleto. Escoja una de sus obras maestras, de las que cuelgan de las paredes del Prado, y coméntenosla, por favor.

Difícil tarea escoger una sola pieza de este maestro, que cuenta con cerca de sesenta obras en las colecciones del Prado, todas ellas de excepcional calidad. Al final, me he decantado por La Trinidad, un óleo fechado hacia 1635. El misterio teológico que se representa es del tipo Compassio Patris: en el Reino de los Cielos surge la figura de Dios Padre que recoge en su regazo al Hijo recién muerto. Existe un paralelismo temático con la escena de la Piedad en que la Virgen María, a los pies de la cruz, sostiene el cuerpo de Jesús entre sus brazos. En este lienzo, Ribera demuestra toda su maestría y un gran dominio de la técnica pictórica, de la luz y del color. Para el diseño del cuadro se inspiró en una estampa de Durero, que igualmente sirvió de modelo en la Trinidad de El Greco; en la versión del cretense, que también forma parte de las colecciones del Prado, se emplea una paleta muy del gusto veneciano, con figuras alargadas, según mandaban los cánones del manierismo. El Españoleto nació en Játiva (Valencia) y se formó en Nápoles, donde aprendió la técnica del genial Caravaggio. En la composición encontramos una serie de líneas en diagonal, formadas por el sudario, sujetado por angelitos, los brazos inertes del Yacente y la capa granate con la que se cubre Dios Padre y que asciende vaporosa. La escena se divide en dos partes. En la zona baja, en penumbra, envuelto en las sombras de la muerte, aparece el cuerpo inerte de Cristo, con la piel cerúlea, iluminado de manera dramática, en línea con la estética tenebrista de Caravaggio.

Se puede observar su anatomía perfecta, los huesos del tórax y el vientre hundido. Capítulo aparte merece la herida del costado, que da la sensación de estar pintada en relieve; de ella mana un reguero de sangre que mancha el paño de pureza y la sábana. El lienzo del sudario y la tela con la que se cubre el Redentor están magistralmente representados; la naturalidad de los pliegues, el contraste de las luces y las sombras sobre el tejido de hilo blanco denotan una perfección técnica insuperable. Entre el Padre y el Hijo revolotea una paloma blanca que representa al Espíritu Santo. En la zona superior de la composición, surge una luz dorada, envuelta en nubes celestiales. Debajo, se despliega la suntuosa capa de tono carmesí, color asociado a la Pasión del Señor, con la que se cubre la mayestática figura del Padre. Éste se nos antoja un tanto distante e impasible ante el drama de la muerte de su Hijo. Lo que ocurre es que Ribera nos presenta a la Primera Persona de la Santísima Trinidad como un ser superior e intemporal, conocedor del misterio de la Redención y sabedor de la resurrección de Cristo. El Mesías ya ha cumplido su misión en la tierra; ha entregado su vida para la salvación de la humanidad. Este cuadro tan efectista cumplía con los requisitos estéticos exigidos por el catolicismo contrarreformista: el fin último de cualquier manifestación artística religiosa debe ser conmover al fiel, despertar su compasión mientras contempla absorto el patetismo de la escena.

Tampoco debemos olvidarnos de citar al granadino Alonso Cano, artista polifacético donde los haya; ejerció como pintor, escultor y arquitecto. De la colección del Prado, ¿cuál es su cuadro favorito?

-Uno de sus trabajos mas refinados es Cristo muerto sostenido por un ángel, fechado entre 1646 y 1652. En realidad, el Prado conserva dos versiones diferentes de Cano sobre este mismo tema. El granadino, durante su estancia en Madrid, tuvo acceso a la colección real y se dejó deslumbrar por las obras maestras de la escuela flamenca e italiana. También su amistad con Velázquez le ayudó a evolucionar en su trayectoria artística. Este lienzo es una obra de madurez, en la que demuestra una gran maestría a la hora de diseñar las figuras y emplear el color y la luz de manera acertada; se trata de una composición delicada y equilibrada. El papa San Gregorio tuvo una visión sobrenatural en la que se le apareció Cristo muerto rodeado por dos ángeles. Alonso Cano opta por representar a un único ángel, sujetando el cuerpo inerte del Señor. Es una visión sobrecogedora, que nos ayuda a comprender el misterio de la Redención. En la lejanía se dibuja un bucólico paisaje crepuscular, con una luz mortecina. En la zona baja y en primer plano podemos contemplar una serie de objetos relacionados con la Pasión, como los clavos y la corona de espinas, apenas perceptibles por encontrarse en penumbra. El único objeto que destaca entre las sombras es la jofaina dorada, utilizada como recipiente de la esponja con la que se limpió el cuerpo del Yacente. La imagen de Cristo muerto preside la escena, es el centro donde confluyen las miradas de los espectadores. La luz incide directamente sobre la piel macilenta del cadáver, de una palidez extrema, sobrecogedora. El desnudo del Señor es de una sublime perfección, con formas equilibradas. El rigor mortis queda atenuado al presentársenos el cuerpo del Mesías ladeado hacia la derecha y con una pierna flexionada, describiendo lo que en el arte se conoce como una “diagonal trágica”. El sudario destinado a envolver el sagrado cuerpo es de una blancura radiante, con numerosos pliegues y efectos de contraluz. El ángel que sujeta al Mesías aparece en la penumbra, iluminado de forma tenue, quedando así patente que ocupa un lugar secundario. Su cuerpo se inclina en la dirección contraria al del Nazareno y describe igualmente una diagonal; su túnica rosada, vaporosa y en movimiento, pone una nota de color a esta composición en la que predominan las sombras.

Dentro del barroco más evolucionado y efectista ¿podría escoger alguna pintura emblemática, de las que habitualmente cuelgan de las paredes de nuestra pinacoteca nacional?

Cuando el barroco español alcanza su punto álgido, desplegando todo su artificio y teatralidad, nos encontramos con lienzos de la categoría de El triunfo de San Hermenegildo, pintado por Francisco Herrera el Mozo y fechado en 1654. Este autor nació en Sevilla y fue hijo del también pintor Francisco Herrera el Viejo; se le encuadra en la escuela madrileña. El destino final de este cuadro de altar era presidir el retablo mayor del templo de los Carmelitas Descalzos o de San Hermenegildo en Madrid. El convento desapareció pero se salvó la bellísima iglesia, actual parroquia de San José, ubicada en la confluencia de la calle Alcalá y la Gran Vía. Fernando VII adquirió esta pintura un año antes de su muerte, en 1832, para exponerlo en su Real Museo de Pintura y Escultura, actual Museo Nacional del Prado. San Hermenegildo fue un príncipe visigodo, nacido en el siglo VI, hijo del rey Leovigildo y hermano de Recaredo. En aquel tiempo los monarcas visigodos profesaban el arrianismo, frente a la mayoría hispanorromana que practicaba la religión católica. La conversión de Hermenegildo al catolicismo provocó un grave enfrentamiento con su padre. Al final, el joven fue detenido y encarcelado. No abjuró de su nueva fe y se negó a recibir la comunión de manos de un obispo arriano; por este motivo fue decapitado en la cárcel.

Tras ser canonizado como mártir de la Iglesia Católica, en 1585, pasó a convertirse en el patrono de los conversos. En este óleo, San Hermenegildo se nos presenta en su apoteosis espiritual, ascendiendo triunfante a los cielos. En la zona baja de la izquierda, podemos ver las figuras de Leovigildo y del obispo arriano, humillados, arrastrándose por los suelos, contemplando atónitos la gloria de la que disfruta el príncipe católico; se encuentran en la penumbra, formando parte del mundo de las sombras, símbolo de su herejía. El paraíso celestial aparece iluminado con gran intensidad, con un colorido exquisito y lleno de matices. San Hermenegildo flota en el espacio; su figura, de gran dinamismo, se contorsiona en un complejo escorzo, como si fuera una columna salomónica. Viste una resplandeciente armadura y capa de color carmín que vuela y asciende vaporosa hacia lo alto, movida por una ráfaga de viento, en la misma dirección que se agitan los cabellos del santo. El mártir eleva la mirada y se embelesa contemplando el crucifijo que sujeta con la mano derecha. Un grupo de ángeles, resplandecientes y de contornos difuminados, envueltos en una luz dorada, rodean su figura y le acompañan en su ascensión a los cielos, mientras entonan cánticos de gloria y portan los atributos de la realeza y los instrumentos de su martirio. En este lienzo, de complejas formas helicoidales y atrevidos contraluces, en donde el movimiento se adueña de la composición, se pone de manifiesto el protagonismo que deben tener los santos en la vida espiritual del cristiano.

El extremeño Francisco de Zurbarán es uno de los pintores que más fama ha alcanzado fuera de nuestras fronteras; podemos admirar sus lienzos en los más prestigiosos museos del mundo. Dentro de las colecciones del Prado ¿cuál cree usted que es su obra más emblemática?

Zurbarán cuenta con aproximadamente una treintena de obras en el Prado, todas ellas de una calidad excepcional. Me ha resultado sumamente complicado decantarme por una en concreto. Finalmente, me he decidido por un lienzo que se ha incorporado recientemente a los fondos del museo. El empresario don Plácido Arango la donó al Prado, junto con otras veintiuna pinturas y algunas litografías de Goya. En esta tela se representa a San Francisco en oración y pertenece a la etapa de madurez del artista; la pintó en 1659. El museo cuenta con una pequeña sala, en la planta noble, en la que expone una selección de los trabajos de este extremeño universal. En esta composición, Zurbarán crea una escena luminosa, alejada del tenebrismo, utilizando una paleta de colores cálidos. La figura del santo, con el cuerpo inclinado, describe una diagonal y se recorta sobre un paisaje montañoso con un cielo azul cubierto de nubes blancas.

San Francisco medita arrodillado sobre la Pasión de Cristo; es un verdadero asceta que recibió los estigmas como un don espiritual. Su cabeza ladeada, cubierta por el capuchón del hábito, y su mirada ascendente, que busca conectar con el mundo transcendente, nos ponen sobre aviso de que se encuentra viviendo una experiencia mística. Se acerca la mano derecha al pecho, demostrando con este gesto su total disposición a cumplir la voluntad del Señor. La calavera que sostiene en su mano es el símbolo de la muerte, de la fugacidad de la vida. El hábito con el que se cubre San Francisco está tejido con una tela áspera y tintada con un color marrón parduzco; representa la pobreza y la austeridad franciscana. Se nos invita a renunciar a la vanagloria y a los placeres mundanos. Para que quede constancia de quién realizó la obra, en un rincón del suelo aparece un cartelillo con la firma del autor y la fecha.

La escuela sevillana merece un capítulo aparte dentro del barroco español. Sin duda, Bartolomé Esteban Murillo es el pintor más excelso de la segunda mitad del siglo XVII. ¿Cuál cree usted que es su obra más representativa dentro de las colecciones del Prado?

Este pintor es mundialmente conocido por crear el prototipo artístico de la Inmaculada Concepción de María; en el imaginario colectivo se tiende a asociar este dogma de fe con la imagen devocional que diseñara Murillo. El Museo del Prado cuenta con cuatro versiones de este tema conocidas como La Inmaculada del Escorial; La Inmaculada Concepción, de medio cuerpo; La Inmaculada de Aranjuez y La Inmaculada de los Venerables o de Soult. El dogma de la Inmaculada fue solemnemente proclamado, el 8 de diciembre de 1854, por el papa Pío IX. Desde entonces, para el católico existe una verdad de fe irrefutable: la Santísima Virgen María estuvo libre del pecado original desde el preciso instante de su concepción. En España la devoción por la Inmaculada era muy anterior a la proclamación oficial del dogma, existía desde hacía más de un siglo y medio. El mundo de las artes plásticas no era ajeno a este fervor mariano y pintores de la talla de Juan de Juanes, Herrera el Viejo, Pacheco, Velázquez o Zurbarán la representaron atendiendo a distintas fórmulas estéticas. Sin embargo, fue Murillo el artista que mejor supo trasladar al lienzo la imagen de María liberada de la mácula del pecado original. Analizaremos la Inmaculada de los Venerables (1660-1665), también conocida como de Soult; este general, al mando de las tropas napoleónicas, la sustrajo del Hospital de los Venerables Sacerdotes.

El Museo del Louvre la adquirió en una subasta y finalmente, tras un intercambio entre museos, regreso a España para ser expuesta en el Prado a partir de 1941. En este óleo se representa a María como una joven extremadamente bella y pura, de larga cabellera ondulada, con las manos cruzadas en el pecho y elevando la mirada hacia las alturas celestiales. El blanco del vestido y el azul del manto son colores asociados a la virginidad. Un grupo de querubines sujeta la nube sobre la que se apoya la Virgen, elevándola hacia el cielo infinito. La media luna que aparece a los pies de la Inmaculada es una clara referencia al Apocalipsis. En el fondo de la escena surge una luz cálida y envolvente; la imagen de la Virgen resplandece como el oro. Esta composición aparece cuajada de angelitos que adoptan las más diversas posturas; los más cercanos al espectador fueron ejecutados con una pincelada nítida y precisa, por el contrario, los que divisamos en la lejanía presentan formas abocetadas e indefinidas. De esta manera, Murillo crea la ilusión óptica de la perspectiva. Desde el punto de vista artístico podemos hablar de un barroco pleno y efectista, con el movimiento como protagonista. Murillo transporta al fiel a la gloria celestial y despierta en éste un profundo sentimiento de piedad, no con escenas cargadas de dolor y sufrimiento sino recreándose en la belleza de nuestra Madre de los cielos.

El Museo del Prado cuenta con una ingente cantidad de lienzos de estilo barroco, muchos de ellos permanecen ocultos a la vista del espectador por falta de espacio. ¿Podría citar alguno de los más sobresalientes?

Efectivamente, el Museo del Prado, a pesar de las sucesivas ampliaciones del edificio de Villanueva, carece del espacio suficiente para presentar sus magníficas colecciones al completo. De vez en cuando, se rescata de los almacenes alguna obra de gran calidad para exponerla en sala. Este es el caso de La vocación de San Mateo, óleo firmado en 1661, y salido de los pinceles de Juan de Pareja. En una de mis visitas al museo, mientras caminaba por la planta noble, me di de bruces con esta obra maestra. Su formato apaisado, la originalidad con la que se trata este pasaje del Nuevo Testamento, como si fuera una escena costumbrista, me invitaban a una contemplación reposada del cuadro. Juan de Pareja es un ejemplo de superación personal. De origen morisco, fue vendido como esclavo a Velázquez; le ayudaba en su taller de pintura y pronto demostró sus excelentes cualidades artísticas. Finalmente, su maestro le otorgó la libertad, entablándose una relación de amistad entre ambos. En el Prado tan solo se conservan dos de sus obras. La que se titula El Bautismo de Cristo, se encuentra depositada en el Museo de Huesca. En la composición que nos ocupa, se nos narra la conversión de Leví. El protagonista de este pasaje evangélico era aborrecido y marginado por su propio pueblo; se dedicaba a recaudar impuestos para Roma, una actividad tan lucrativa como despreciable. Sin embargo, Cristo le ofrece la oportunidad de empezar una nueva vida, presentándose por sorpresa en la oficina recaudatoria. El Maestro consiguió transformar el corazón de aquel usurero; cambió su nombre por el de Mateo y pasó a formar parte del grupo de apóstoles de Cristo. Posteriormente, escribió uno de los tres evangelios sinópticos.

Como escenario de fondo, encontramos un salón decorado al gusto de las estancias palaciegas del siglo XVII. El artista desconocía como era la arquitectura de la Palestina del siglo I, época en la que vivió Cristo. Los anacronismos son una constante en esta composición. A mano derecha y al fondo, encontramos una puerta abierta, a través de la cual divisamos un cielo azul cubierto de nubes; se trata de un punto de fuga que ayuda a crear la sensación de profundidad. En un plano intermedio, aparece un elegante cortinón verde. De la pared del fondo cuelga un cuadro, en el que posiblemente se representa una escena del Antiguo Testamento. Debajo se encuentran las estanterías con los libros de cuentas. A mano izquierda, en la zona superior, hallamos una ventana abierta, protegida por una vidriera, por la que penetra la luz que ilumina la estancia. También podemos contemplar una resplandeciente vajilla de oro y espléndidas joyas, provenientes de la rapiña recaudadora. Una mención especial merece el rico tapiz multicolor con el que se cubre la mesa que sirve de centro a la composición. La escena se puede dividir en dos partes, perfectamente diferenciadas, separadas por una columna de mármol, en cuyo fuste se enrolla una rica tela de tono carmín. A mano derecha y de pie, aparece Cristo, vestido con túnica roja y manto azul, con larga cabellera, nimbo de luz y el rostro sereno. Se comunica con un lenguaje gestual, a través de sus manos. Tres de sus discípulos se sitúan detrás, temerosos de contaminarse con solo pisar la casa del recaudador; conversan entre ellos, escandalizados por la osadía que ha demostrado su Maestro. Los apóstoles visten túnica y se cubren con capa, siguiendo la tradición cristiana a la hora de representar a los santos. Encima de sus cabezas brilla una estrella, símbolo de su santidad. A la izquierda del espectador se distribuye un grupo de caballeros, elegantemente ataviados, según los dictámenes de la moda del siglo XVII. Tres de ellos, los de mayor rango social, permanecen sentados. Junto a Jesús encontramos a Leví Mateo, con ricas vestimentas, muy del gusto oriental. Aparece ataviado con un turbante del que cuelga una magnífica perla.

Se cubre con una estola de pieles y luce espléndidos collares. Mira ensimismado a su futuro Maestro, mientras se lleva la mano al pecho, como si quisiera mostrar arrepentimiento por su vida pasada. Sobre su cabeza brilla una estrella, símbolo de santidad. El escribano que se sienta a su lado, toma nota de lo que ocurre y mira perplejo al Salvador a través de sus lentes. En una posición oblicua aparece un militar que ha interrumpido su lectura ante la inesperada visita del Señor. Se sienta en un sillón frailero, muy utilizado en la época. Se cubre con un sombrero de ala ancha, adornado con una gran pluma; viste una suntuosa casaca y calza botas altas. Debajo de la ventana, de pie, encontramos a otros dos personajes. El de la izquierda, dirige su mirada al espectador y sujeta entre sus manos un papel en el que figura la autoría del cuadro y la fecha en que se realizó; se trata de un autorretrato del artista. En la zona central y al fondo, otros cinco personajes, elegantemente vestidos, se muestran sorprendidos ante la presencia del Galileo. Un joven negro, de cabello ensortijado, se esconde detrás de la columna y asoma su cabeza, observando a Cristo en la distancia.

Como colofón de esta escueta pero selecta relación de obras barrocas, me gustaría que citase alguno de los trabajos de Claudio Coello, pintor cuya actividad artística coincide con el reinado de Carlos II, último soberano de la Casa de Austria.

A Claudio Coello lo podemos considerar el broche de oro perfecto para cerrar esta lista de artistas barrocos españoles. Pertenece a la denominada escuela madrileña. El museo cuenta tan solo con once obras de su autoría, todas ellas de temática religiosa, de las que habitualmente se suelen exponer tres. Una de sus más fascinantes creaciones se titula El triunfo de San Agustín, fechada en 1664 y destinada al Convento de los Agustinos Recoletos en Alcalá de Henares. La pintó cuando contaba veintidós años de edad; su juventud no le impidió crear una auténtica obra maestra. En este cuadro de altar lleva las premisas del barroco hasta sus últimas consecuencias. Es evidente la influencia de Rubens, el embajador de la escuela flamenca por excelencia. El colorido de este lienzo es espléndido, riquísimo en matices y el dibujo preciso y seguro; Coello pinta el movimiento, creando figuras de gran dinamismo, que adoptan posturas inestables. El ángel que expulsa a los enemigos de la Iglesia con su espada de fuego es de una belleza singular; con sus alas extendidas y en penumbra, y su rizada cabellera dorada conecta con la estética flamenca. Los querubines que flotan en el espacio aportan una nota de ternura a la representación.

El autor recurre al recurso compositivo de la diagonal trágica para crear tensión en la escena y dotarla de dramatismo; en realidad describe tres diagonales paralelas formadas por el báculo, la figura del santo y el ángel que porta la espada de fuego. Tampoco descuida el fondo de sus composiciones, diseñando arquitecturas grandiosas, como si fueran majestuosos decorados teatrales. A San Agustín, se le representa como obispo de Hipona, tocado con mitra dorada y vistiendo una capa pluvial de color asalmonado. Los pliegues de sus blancas vestiduras se confunden con la nube vaporosa sobre la que descansa el santo, empujada por un querubín, en su gloriosa ascensión hacia los cielos. El obispo de Hipona señala con la mano extendida ese cielo, de un azul intenso, tan característico de la escuela madrileña. Sin embargo, negros nubarrones se dibujan en el horizonte. La figura de este Padre de la Iglesia, omnipresente en la escena, aparece derrotando a dos de los enemigos más peligrosos de la fe católica: el dragón infernal, empequeñecido y retorciéndose de dolor, y al paganismo, representado por el busto pétreo de un dios de la mitología clásica. Este cuadro de altar es un magnífico ejemplo de como el arte se pone al servicio del pensamiento católico. El fiel que lo contempla, ensimismado y conmovido ante tal despliegue de belleza, entra en contacto con el mundo trascendente, con la realidad sobrenatural.

4 comentarios

  
Forestier
El "Siglo de Oro" español de los S. XVI y XVII, tanto en filosofía, teología mística, literatura, derecho jurídico, pintura, escultura, etc. está al nivel del Siglo de Oro de Grecia y al de Alemania. Pero como somos algo masoquistas, nos cuesta reconocerlo, ya que lo "progrechachi" es destacar los trazos negros de nuestra historia.
16/01/21 11:15 AM
  
Millan
Sin dudas la pintura española del barroco junto a la Italiana está entre los puntos más altos del Arte de la historia, sino es que es la cima de la cultura de la humanidad no solo Cristiana. España con Velazquez Zurbaran y Murillo ademas con la arquitectura y la escultura son dignos de estar junto Italia entre los 2 paises que más contribuyeron al Arte.
Inglaterra siempre odio y envidio esta situación de España por eso el arte revolucionario de vanguardia borro de la historia toda esta etapa que logró sepultar un tiempo ; gracias a internet y a la conservacion podemos ver es el verdadero ARTE que nace de la Gracia de DIOS...
16/01/21 1:58 PM
  
Cristián Yáñez Durán
El Siglo de Oro Español es infinitamente superior al de cualquier otra nación, porque sus obras están elevadas por la gracia.
No tiene comparación en la historia de la humanidad.
Incluso Taine lo reconoció.
16/01/21 2:32 PM
  
Caballero Tradicionalista
Me ha gustado mucho esta selección de obras del barroco español, de las que atesora nuestro Museo del Prado. Sin embargo, hecho de menos algunos cuadros como "La Coronación de la Virgen" de Velázquez o "La Adoración de los pastores" de Murillo. Sé que el espacio es limitado pero tal vez en una nueva entrega se puedan comentar este tipo de obras. La lectura de este artículo ha sido muy enriquecedora.
17/01/21 1:03 AM

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