InfoCatólica / Caballero del Pilar / Categoría: Textos

10.12.21

Celebración de la Inmaculada: Misa, procesión y discurso solemne de Daniel Marín en Salamanca

Se celebró el pasado 8 de diciembre la festividad de la Inmaculada con gran alborozo en la mayoría de pueblos y ciudades de España, un día glorioso para nuestra patria, aún en tiempos decrépitos, que es cuando más falta hace ponernos bajo el manto de la Virgen. España es tierra de María Santísima y Ella no va a dejar que perezcan sus hijos fieles, por más que brame el infierno a través de sus huestes revolucionarias, liberales e impías.

María, aunque la mayoría de la sociedad esté paganizada, siempre va a ayudarnos a defender los derechos de Dios sin tapujos en nuestra patria. En Salamanca la grandeza de la Inmaculada tuvo un sabor hispánico muy especial y una potencia arrolladora que mostró su poderío ante las santas piedras de la ciudad del Tormes y en el emblemático convento de San Esteban, ante la estatua del Padre Vitoria, que fue luminaria de una de las mayores escuelas tomistas de la cristiandad: la Escuela de Salamanca.

La grandeza incomparable de la Santísima Virgen, fue engalanada de dos elementos netamente hispánicos que configuraron un triunvirato muy sólido que permite soñar en la reconquista espiritual de la Hispanidad, en Salamanca, gloria de España y cuna de la prestigiosa universidad que alumbró el siglo de oro español, el concilio de Trento y la cristiandad.

Por un lado el homenaje a los Tercios y a la batalla de Empel y por otro lado ensalzar la mencionada Escuela de Salamanca y cantar a los cuatro vientos su grandeza.

Nunca había habido tanta gente en la Misa Tradicional de Salamanca, más de un centenar de personas, pese al frío helador. La preciosa talla de la Virgen de varios siglos de antigüedad desfiló esplendorosa por las calles más icónicas salmantinas.

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7.12.21

Fructífero Retiro de NSC-España en Ávila de la mano de Santa Teresa, la gran maestra de oración

Como pórtico y antesala del camarín de la Inmaculada y en los lindes de su tradicional puente tuvo lugar en Ávila el Retiro de Adviento de Nuestra Señora de la Cristiandad -España, predicado magistralmente por el P. José Manuel González Alfaya. El padre, ataviado de bonete español y sotana azabache, bajó a la tierra, en bandeja de plata, el celestial saber de Santa Teresa, dejando nuestra casa sosegada. Libando en lo más granado de tan egregia maestra desmenuzó su seráfica doctrina, degustada suavemente por los paladares estragados. Aderezada en los recios pucheros del alma fue manjar para las personas hambrientas de Dios que huyen del mundanal ruido y de la frenética vorágine secular para vacar a lo sagrado y tratar de amistad con Dios.

Un anticipo de las primicias celestes que se evaporó en cuatro días. Dios, murmullo de suave brisa, destiló rocío en tierra fértil, un tetragrama de melodía deleitosa en la sintonía divina, que esperemos rente en copiosos dividendos espirituales y cotice al alza en las mansiones eternas. Dios quiera que en la planicie abulense, aterida de frío glacial, mitigado al calor del retiro y al ígneo abrigo teresiano, germine alguna vocación. No obstante, fue un revulsivo para las almas que buscan santidad, la mejor manera de instaurar el Reinado Social de Cristo, la Cristiandad.

Con más de 50 participantes de todas las edades y muchos jóvenes, el retiro se engalanó de una impronta litúrgica y monástica. Además de la Santa Misa tradicional, revestida cual lirio en todo su esplendor y de la fragancia virginiana del Santo Rosario, la casa de retiro, de flores esmaltada por la liturgia, se trocó en monasterio, pues se rezaron cada día en latín con usanza primorosa las horas de prima, vísperas y completas. La colación material se inundó de haces lumínicos con las sabias lecciones de la carmelita castellana y su homónima francesa, Teresita, que envolvían con pétalos de áurea mística el vil yantar, la cena que recrea y enamora del otro gran místico español, San Juan de la Cruz. El retiro, emanación de aroma teresiano, no podía tener marco más propicio que la amurallada Ávila, emblema de la recia santa y de su castillo interior.

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13.11.21

El temor a la muerte. La muerte es dulce para los Santos y dramática y perjudicial para los pecadores

La plataforma audiovisual católica Agnus Dei Prod nos envía una meditación que considero de gran interés para todo cristiano. Este mes hemos celebrado la solemnidad de Todos los Santos y la fiesta de los fieles difuntos y muchos fieles han ido al cementerio a rezar por sus familiares fallecidos. Estas fechas son especialmente propicias para meditar sobre la muerte, aunque deberíamos hacerlo todos los días del año y pensar con frecuencia en nuestro destino eterno.

La muerte es dulce para los Santos y dramática y perjudicial para los pecadores. La vida de la gracia santificante es el objetivo de todo cristiano. Y esta vida se paraliza, se destruye o sucumbe, con el pecado mortal. Evitemos siempre el pecado mortal, nunca cometamos un pecado venial deliberado y luchemos contra las imperfecciones. Tal y cómo vivamos será nuestra muerte.

6.11.21

Apología del comunismo en Barcelona, que causó más de 100 millones de muertos

Acabo de contemplar como en algunas marquesinas de las paradas de autobuses de Barcelona han aparecido loas a los genocidas Lennin y Stalin, a los que se califica de héroes de la revolución.

Igualmente en el segundo cartel piden gloria a los llamados “mártires del socialismo”. Ver para creer, cada vez hay más descaro para ensalzar abiertamente esta ideología criminal que ha sembrado la tierra con más de 100 millones de muertos.

Razones de la condenación del comunismo por parte de la Iglesia

Además de los rotundos argumentos de las muertes, devastación y miseria que ha provocado el comunismo a lo largo de la historia reciente vamos a dar las razones principales de la Iglesia para condenar esta ideología intrínsecamente perversa.

Según enseña el P. Aspiazu No hay que ir muy lejos para comprender las razones de la condenación del comunismo. El título de la encíclica Divini Redemptoris, de Pío XI (17 de marzo de 1937), contra el comunismo ateo nos lo manifiesta. El comunismo es ateo, antiespiritualista, antieclesiástico, anticatólico y, por tanto, condenable.

Por consiguiente, los bautizados entregados voluntaria y conscientemente al comunismo, a sus doctrinas y consecuencias, son verdaderos apóstatas, y como tales, condenados (canon 2.314). El sello del ateísmo ha caracterizado siempre el socialismo, y, sobre todo, el comunismo bolchevista ruso (recuérdese la Liga de los sin Dios), el mismo sello anticristiano y de invitación a la apostasía llevan actualmente los ensayos comunistas yugoslavos, checos y polacos, y lo llevaron los regímenes comunistas mejicano de 1932 y español de 1936.

Toda la encíclica de Pío XI, Divini Redemptoris, contra el comunismo tiende a probar verdades encerradas en este párrafo:

«Esto es lo que, por desgracia, estamos viendo; por primera vez en la Historia asistimos a una lucha fríamente calculada y cuidadosamente preparada contra todo lo que es divino. El comunismo es por naturaleza antirreligioso; considera la religión como “opio del pueblo”, porque los principios religiosos que hablan de la vida de ultratumba desvían al proletariado del esfuerzo por realizar el paraíso soviético, que es de esta tierra» (número 22).

No es, sin embargo, el ateísmo la única razón condenatoria del comunismo. Porque, aparte de esta ausencia de Dios, tiene en su seno el comunismo otra serie de doctrinas que están en abierta oposición con la doctrina católica, como son, por ejemplo, la doctrina de la lucha de clases y la doctrina contra el derecho natural de la propiedad privada, repetidas veces condenadas por la Iglesia.

Por Javier Navascués

30.10.21

Summorum Pontificum: La Misa Tradicional luce en todo su esplendor en la Basílica de San Pedro

Había mucha expectación este año con la tradicional peregrinación Populus Summorum Pontificum en tiempos de restricciones, por un lado las del virus que requerían de forma obligatoria el test de antígenos para pisar suelo italiano y por otro lado las del Motu propio Traditionis custodes que viene a limitar la celebración de la Misa de San Pío V, tras el anterior Motu propio Summorum Pontificum, que daba total libertad. Por estos motivos para mí era muy importante participar por primera vez en la peregrinación, que cumple este año su décima edición y que está teniendo lugar en Roma los días 29, 30 y 31 de este mes y lo estoy haciendo con mucha alegría, para dar testimonio público en defensa de la Misa Tradicional.

Quise llegar un día antes para saborear por tercera vez en mi vida la Ciudad eterna, en donde sin duda se palpa la grandeza y la belleza de la Iglesia en cada rincón, en cada esquina, en cada baldosa del empedrado. Vinimos un buen grupo de Barcelona y visitamos varias iglesias teniendo como plato fuerte la Basílica de Santa María la Mayor, realmente impresionante, una Basílica que se construyó en gran parte con el oro que aportaron los reyes de España. Fue un lujo tener como guía a Miguel Ángel Gutiérrez, miembro de la TFP, sin duda un grandísimo conocedor de la historia y el arte sacro de Roma.

Tras velar armas rezando y paseando plácidamente por Roma nos recibió el acto inaugural. La cita era a las 5:30 de la tarde, cuando el sol otoñal se retiraba y las fauces de la noche esperaban su momento.

Como es tradición, la peregrinación se inauguró el viernes por la tarde en la Basílica de Santa Maria dei Martiri del Pantheon, con el rezo de Vísperas cantado de forma solemne por la Capilla musical de Santa María in Campitelli, dirigida por el maestro Vincenzo di Betto,  y oficiada por Mons. Marco Agostini, ceremoniero papal.

La melodiosa música polifónica elevaba literalmente el alma hacia el cielo en un templo imponente que permanece inamovible tras dos milenios de historia.

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