La formación para el servicio presbiteral

A nadie es ajena la realidad de crisis que atraviesa el clero en muchos lugares. Tampoco es novedad que una de las principales causas de tales crisis se halla en las fallas de la formación que muchos sacerdotes recibieron en sus respectivos seminarios.

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Hace sólo unos meses, Luis Fernando Pérez publicaba una entrada en su blog en referencia a esta problemática. Allí decía: “algunos seminarios son más un destroza-vocaciones, una fábrica de malos sacerdotes, que una herramienta de formación de buenos curas”.

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El Cardenal Ratzinger escribió hace unos años un texto valiosísimo sobre este asunto. Trata, justamente, sobre la naturaleza del seminario y la correcta formación de los futuros sacerdotes. Este texto podría ser de mucha ayuda para aquellos que tienen la responsabilidad de educar a los seminaristas, y a nosotros puede darnos una profunda y adecuada visión sobre el tema. Recomendamos enfáticamente su lectura.

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Descargue desde aquí el documento.

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4 comentarios

  
juvenal
Quizá sea de interés un hecho que a menudo pasa desapercibido, justo antes de convocar el concilio, rodeada de una gran solemnidad, porque el Papa así lo quiso, presentó Juan XXIII su constitución apostólica Veterum Sapientia, que ordenaba sistemáticamente la enseñanza en los seminarios. Y su lectura es sorprendete, uso del latín, programas de enseñanza propios, etc.
29/12/08 2:03 PM
  
Luis Fernando
Ciertamente muy recomendable ese documento del por entonces cardenal prefecto de la CDF.
29/12/08 3:44 PM
  
Noby
Como siempre,J.Ratzinger no decepciona,no se puede decir más en 15 páginas.Sin embargo,además de la formación,en línea con lo citado sobre LF,creo que algo más falla,trataré de explicarme:
1)Selección de candidatos.-Apenas manifestada por el candidato,la voluntad de ingreso en el Seminario, se produce la admisión sin más requisitos,ni comprobaciones de dos notas fundamentales, a mi entender:a)madurez psicológica,b)madurez afectiva.
2)Enfoque (en inglés approach).-Me refiero a que se prepara al seminarista como a un "sabiondo mandón", da grima ver a un veinteañero,presbítero eso sí,dando lecciones e impartiendo magisterio,no porque no tenga nada de aprovechable su posición,sino porque aplicar los esquemas que se traen de casa (Seminario),sin haber,antes,conocido a personas,situaciones,costumbres,antecedentes,etc,etc.lleva al despropósito,porque la tendencia natural es la de salirse con la suya,pese a todo.Cuando escucho las respuestas que dan los que,entrevistados en la radio,van a ser ordenados en pocas fechas,siento un sudor frío que me baja por la espalda.
3)Frivolidad teológica,fulanismo doctrinal,floja vida interior,carencia de una profunda espiritualidad.No se puede aprobar la candidatura al sacerdocio basándose en las notas académicas,y,el visto bueno del D.Espiritual.
4)Lamentable actitud ante los seminaristas procedentes de Asociaciones y Movimientos,la desgraciada frase "ya es hora de que cortes el cordón umbilical,aquí se vive una Iglesia sin apellidos".
5)¿Por qué fracasan los intentos de que los sacerdotes diocesanos vivan en comunidad?,¿tiene que ver con el enfoque egocéntrico de la formación?.
Feliz y Santa Navidad
29/12/08 10:52 PM
  
Foix
Por diversas circunstancias que no vienen al caso tuve un frecuente e intenso contacto con un Seminario durante casi tres años. A grandes rasgos, pude deducir lo siguiente:

1./ Los seminaristas, casi todos licenciados universitarios, eran gente estupenda, con una despierta y sana vocación y un amor grande a la Iglesia.

2./ Los responsables del seminario eran buena gente pero pésimos formadores. Progres de perfil bajo, deficientemente formados en el post-Concilio e incapaces de dirigir con eficacia a un grupo humano tan heterogéneo. En cuanto a la fe de los formadores era rutinaria y "sentimental" y completamente entreverada de mensajes políticos e ideológicos.

3./ Los candidatos al sacerdocio estudiaban en la Facultad de Teología de la ciudad en cuestión donde les inoculaban dosis inaceptables de basura teológica. El verdadero problema estaba ahí: en los estudios teológicos que impartían a los seminaristas y que recordaban más a una Facultad de Políticas que a una de Teología. Por supuesto, con la lluvia fina del día-a-día y con la mala doctrina y peores lecturas que les recomendaban, les iban dañando lenta pero inexorablemente el juicio pero también la fe. No es de extrañar entonces que la mayoría terminara sospechando de la jerarquía, del papa y de Roma; tragándose cosas como la invención post-pascual de la casi totalidad de los evangelios, las dudas sobre el Jesús histórico y tantas otras patrañas que tanto éxito han tenido este tiempo de atrás y que aun hoy se siguen atizando desde los sectores retro/progresistas de la Iglesia.

A mi parecer, estas graves tumoraciones que sufren bastantes seminarios españoles son la causa del lamentable panorama que estamos viviendo y de la fe débil y perdidiza de muchos sacerdotes, enredados como están en asuntos "ideológicos" y no en el anuncio de la alegre noticia.
30/12/08 7:05 PM

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