(Reuters/InfoCatólica) El pasado 1 de enero, Benedicto XVI denunció la persecución que sufren los cristianos, tras el atentado perpetrado esa medianoche contra la iglesia de Los Dos Santos en la ciudad mediterránea egipcia de Alejandría, en el que murieron 23 personas y otras noventa resultaron heridas.
Asimismo, el pontífice pidió a los responsables de las naciones que tutelen los derechos de esta comunidad y frenar la intolerancia religiosa, según dijo el portavoz vaticano, Federico Lombardi. Benedicto XVI no sólo se refirió a la situación que viven los cristianos en Egipto sino también en países como Nigeria e Irak.
Zaki ha señalado que el ministro de Exteriores egipcio, Mohamed Abul Gheit, había mandado un mensaje a su homólogo del Vaticano en el que trató estas declaraciones que, a su juicio, afectan tanto a la situación de los coptos en Egipto como a las relaciones que mantienen con los musulmanes.
Injerencia en sus asuntos internos
Abul Gheit aseguró en este mensaje que Egipto intenta evitar enfrentamientos y tensiones debidas a asuntos religiosos y que el país quiere mantener conversaciones maduras con el Vaticano. Además, instó a los responsables del Vaticano a que se comprometan a no inmiscuirse en los asuntos de Egipto ni en sus declaraciones ni en sus conversaciones con otros países europeos.
Por su parte, el portavoz de Al Azhar, la institución musulmana suní más prestigiosa del mundo islámico, Mohamed Rifaa al Tantawi, ha afirmado este martes que su entidad aprecia las declaraciones de Benedicto XVI pero ha rechazado “cualquier injerencia en los asuntos internos de los países árabes islámicos”.
“Apreciamos que el Papa llame a todos los gobiernos de Oriente Medio a que protegen a sus minorías cristianas y lo consideramos como una afirmación de que esto es un asunto interno del que se encargan esos países”, ha asegurado el portavoz en nombre del jeque de Al Azhar, Ahmed el Tayeb.
La situación de los coptos en Egipto
Estas reacciones a la supuesta injerencia de otras potencias se suman a las del pasado día 8, cuando Abul Gheit ya afirmó que su país no iba a permitir que el reciente atentado contra los cristianos en Alejandría fuera “utilizado por cualquier político de Occidente para servir a sus intereses”. Este rechazo se produjo un día después de que Italia, Francia, Polonia y Hungría pidieron a la Alta Representante de UE para la Política Exterior, Catherine Ashton, que se adopten “medidas concretas” para frenar la persecución de cristianos.
El atentado de la pasada Nochevieja es el más grave perpetrado en Egipto contra los cristianos coptos, que representan un 10 % de la población egipcia y denuncian con frecuencia que son discriminados frente a la mayoría musulmana.
