(Agencias/InfoCatólica) El mensaje navideño se inicia con la referencia a que «un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado", que es «un mensaje de Luz, un mensaje de vida». García Burillo señala que «la Navidad pone de manifiesto el sentido profundo de todo nacimiento humano y la alegría mesiánica constituye el fundamento de la alegría por cada niño que nace».
«En los hermosos Belenes que se exponen en nuestra ciudad se ve de inmediato el Castillo de Herodes», dice el obispo en el mensaje recogido por Europa Press, recordando que es «una figura histórica situada en el ámbito de la Navidad», y señala que «también él prestó oído al Maligno, que metió en su corazón el temor de que el Niño le usurparía su poder temporal». La consecuencia dramática de todo ello, recordó García Burillo, fue la muerte de los Santos Inocentes. «La impresión que nos causa este lamento inconsolable nos lleva a afirmar que entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, la muerte de los más indefensos es la más ignominiosa».
«Os pido –añade– en estas fiestas de la Navidad, de la Vida y del Amor, un recuerdo en nuestra oración, el 28 de diciembre de manera especial, por los niños que no han podido cumplir el proyecto de vida que Dios pensó para ellos, porque les fue arrebatada antes de su nacimiento. Oremos también por sus madres y por sus padres».
