(RV/InfoCatólica) San Ruperto afirma con fuerza la continuidad entre el Cuerpo del Verbo y Aquel que está presente en las Especies de la Eucaristía. “Para conciliar la bondad y el máximo poder de Dios con la existencia del mal, señala que Dios, bueno como es, no puede querer sino el bien”; “el origen del mal está en el hombre y en el uso equivocado que hace de la libertad humana”.
Sostuvo asimismo que la Encarnación estaba prevista desde la eternidad para que la creación pueda rendir alabanza a Dios y amarlo como una única familia reunida en torno a Cristo. En su interpretación del Cantar de los Cantares, Ruperto de Deutz nos ha dejado una bonita presentación de los privilegios y las virtudes de la Virgen María, viendo en Ella la parte más santa de toda la Iglesia.