(SIC/InfoCatólica) Siguiendo la teología de los Padres griegos, “el hombre -dice el santo medieval-, está llamado a convertirse, por gracia, en lo que Dios es por Naturaleza, y este aprendizaje no puede hacerse sino en la escuela de nios”. Guillermo de Saint-Thierry desarrolla así una pedagogía del amor en la que la ascesis y el esfuerzo humano tienen su puesto de importancia, pero donde el Espíritu Santo juega el papel principal transformando en caridad el ímpetu de amor presente en el hombre.
“Digamos también nosotros al Señor que queremos vivir de amor”, ha exhortado el Pontífice al final de su catequesis, citando una oración de santa Teresa del Niño Jesús. “Aprender a amar -ha proseguido el Papa- requiere un largo y comprometido camino que Guillermo de Saint-Thierry articula en cuatro etapas, correspondientes a las edades del hombre: infancia, juventud, madurez y vejez”.
En este itinerario ha explicado el Papa “la persona debe imponerse una ascesis, es decir, una serie de reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y al logro de la virtud, que sea eficaz”. Tiene que tener un gran control de sí mismo para eliminar cualquier afecto desordenado, cualquier concesión al egoísmo, y unificar la propia vida en Dios, manantial, meta y fuerza del amor, hasta llegar a la cúspide de la vida espiritual, que Guillermo define “sabiduría”.
“Al final de este itinerario ascético -ha asegurado el Santo Padre- se experimenta una gran serenidad y dulzura”, porque “todas las facultades del hombre -inteligencia, voluntad, afectos- reposan en Dios, conocido y amado en Cristo”. Según Guillermo de Saint-Thierry, “esta radical vocación al amor por Dios constituye “el secreto de una vida lograda y feliz” que él describe como “un deseo incesante y creciente, inspirado por Dios mismo en el corazón del hombre”.
En una de sus meditaciones, ha explicado el Papa, Guillermo dice que el objeto de este amor es el Amor con mayúscula, es decir, Dios. Es Él quien se derrama en el corazón de quien ama y lo convierte apto para recibirlo. Este impulso de amor es el cumplimiento del hombre”.