Familias cristianas de Pakistán celebran con gratitud la Navidad tras ser liberadas de la esclavitud

El trabajo forzado fue abolido en 1992, pero continua en la práctica

Familias cristianas de Pakistán celebran con gratitud la Navidad tras ser liberadas de la esclavitud

Este año, la Navidad es motivo de alabanza y acción de gracias para las familias católicas en la provincia paquistaní de Punjab, que finalmente han sido liberadas de la esclavitud en la que estaban atrapadas trabajando en hornos de ladrillos.

(Fides/InfoCatólica) Este sistema pernicioso sometía a familias, a menudo cristianas empobrecidas y sin educación, a la esclavitud al forzarles a contraer deudas con terratenientes adinerados, propietarios de fábricas de ladrillos. Para saldar la deuda, las familias enteras, desde los ancianos hasta los niños, se veían obligadas a trabajar en la extracción de arcilla y la fabricación de ladrillos durante lo que podía ser toda una vida.

El papa Francisco lo llamó «trabajo esclavo». El padre Emmanuel Parvez, párroco en Pansara, en el territorio de la diócesis de Faisalabad, en la llanura pakistaní del Punjab, gracias a la contribución de algunos donantes, redime a estas personas, salda la deuda y les devuelve la libertad. «Estas familias, muchas de ellas cristianas, se ven obligadas a producir más de 1.500 ladrillos al día para pagar los préstamos de los dueños de los hornos. Sin embargo, no se les dice cuánto deben, cuánto tiempo tienen que trabajar ni cuántos intereses se cobran por sus préstamos. Nosotros tratamos de liberarles de esta esclavitud moderna», señala.

«Cuando conseguimos liberarlos, estos fieles se llenan de gratitud a Dios y a la Iglesia. Participan fervientemente en la asamblea litúrgica. Las mujeres vienen todos los días a la iglesia y rezan el Rosario. En Adviento, en la comunidad de Pansara, organizamos oraciones especiales y jornadas penitenciales con el sacramento de la Reconciliación. Más de 2.000 fieles han venido a disfrutar de este regalo», dice el párroco.

La Novena de Navidad, el gran regalo

Durante el tiempo de preparación de la Navidad, el padre Parvez se dedica a visitar las 38 aldeas diseminadas por su parroquia, donde hay pequeñas comunidades cristianas de hasta cinco o seis familias, en pueblos de mayoría musulmana. «Celebramos la Eucaristía en casa de una de estas familias. Es un momento muy intenso de intimidad con Dios y de fraternidad. Para ellos es un gran regalo de Navidad, es la presencia del Emmanuel, el Dios-con-nosotros», observa.

La novena de oración preparatoria de la Navidad en la parroquia de San Pablo Apóstol de Pansara es un acto diario muy concurrido. Cada día –cuenta– se reza, se reflexiona sobre un tema y se pone en práctica: cuando el tema es el cuidado de los enfermos, los fieles visitan a los enfermos de la parroquia; el día dedicado a la proximidad de los pobres, se recogen ayudas para los pobres de la parroquia, independientemente de su etnia o religión. Un día se dedica a la fraternidad y se promueven actividades lúdicas entre jóvenes musulmanes, hindúes y cristianos por la paz. El día en que el tema es el «ágape familiar», las familias comparten la cena en la parroquia.

«Cuando hablamos de la luz, en el tejado de cada casa, los fieles colocan una luz o una estrella; el día dedicado a la discapacidad, nos reunimos y llevamos regalos y caramelos a los niños discapacitados».

«El último día –concluye el párroco– representamos la Natividad, habrá pastores, ángeles, los personajes de María y José con ovejas, burro, bueyes, y celebraremos la Eucaristía, como hizo San Francisco en Greccio. En la Eucaristía, el Señor viene cada día y se entrega a nosotros en su humildad. Es un momento profundamente sentido por toda la comunidad. Las familias que han recuperado la libertad, a las que también intentamos proporcionar una casa y un trozo de tierra que cultivar para su sustento, las más pobres, vulnerables, indigentes y sin instrucción, aprecian y comprenden profundamente la experiencia de Dios como liberador, como Aquel que nunca nos abandona».

Aunque el trabajo forzado fue ilegalizado en Pakistán y abolido en 1992, la práctica continúa e incluso se ha extendido en los últimos años debido al empeoramiento de la crisis económica. En Pakistán hay unos 20.000 hornos de ladrillos. El «Índice Global de Esclavitud» (GSI), elaborado por una ONG con sede en Australia, calcula que en Pakistán hay unos 3 millones de personas atrapadas en la esclavitud por deudas.

1 comentario

Generalife.
Una buena noticia ,aunque es terrible que siga existiendo la esclavitud
23/12/23 3:11 PM

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