(Aci/InfoCatólica) "No estamos de acuerdo con la gente que está en su trono pisoteando a los demás. Tenemos que decir con María que se van a caer de sus tronos los orgullosos, porque es el trono de Dios que ha hecho grandes maravillas con sencillez y humildad de aceptar al otro", dijo el Purpurado.
En el atrio del templo del Calvario en donde presidió la Eucaristía ante los fieles que realizaron la tradicional carga de piedras, como ofrenda simbólica a la Virgen, el arzobispo de Santa Cruz recordó que la fiesta de Urkupiña no es una festividad en la que sólo se realizan peticiones materiales, ya que se debe comprender que la vida no son sólo los bienes terrenales, sino que debe ser puesta al servicio de los demás.
Tras reiterar la necesidad de vivir la hermandad en Bolivia, el cardenal explicó que "tenemos que ofrecer eso al que está afligido, al que está maniatado por sus errores, vicios y drogas, una vida centrada únicamente en la libertad y la paz. Debemos sentir que somos capaces de formar una Nación que nos llene de orgullo".