(Vatican.news/InfoCatólica) La primera parte de la visita tuvo lugar en Nomadelfia.
«Continúen en este camino, encarnando el modelo del amor fraterno, a través de obras y signos visibles, en los múltiples contextos donde la caridad evangélica los llama, pero siempre conservando el espíritu de Don Zeno que quería una Nomadelfia ‘ligera’ y esencial en sus estructuras», dijo el Papa a los miembros de la Comunidad fundada por Don Zeno Saltini, en Nomadelfia en la diócesis de Grosseto.
Don Zeno Saltini: testigo del Evangelio
En su discurso, el Santo Padre recordó la figura del fundador de la Comunidad de Nomadelfia, Don Zeno Saltini y animó a quienes siguen el camino trazado por este hombre de Dios. «Nomadelfia – afirmó el Pontífice – es una realidad profética que se propone realizar una nueva civilización, actuando el Evangelio como forma de vida buena y bella».
«Vuestro fundador – recordó el Papa – se dedicó con ardor apostólico a preparar el terreno para la semilla del Evangelio, para que pudiera dar frutos de vida nueva». Él – Don Zeno Saltini, agrego el Pontífice – creció en medio de los campos de esta región de Emilia, él sabía cuándo era el momento adecuado para preparar el terreno para la siembra. Sabía que nadie pone mano en el arado y mira para atrás, lo repetía tal vez pensando en las dificultades que encontraba en el encarnar en lo cotidiano la fuerza renovadora del Evangelio.
Nomadelfia: la ley de la fraternidad
Don Zeno Saltini, señaló el Papa Francisco, soñaba y tenía como objetivo de toda su existencia una Comunidad inspirada en el modelo delineado en los Hechos de los Apóstoles (4,32), donde la principal característica sea la «Ley de la Fraternidad». «Por ello – dijo el Pontífice – los exhorto a continuar en este estilo de vida, confiando en la fuerza del Evangelio y del Espíritu Santo, mediante vuestro trasparente testimonio cristiano».
En este sentido, el Papa Francisco animó a los miembros de la Comunidad de Nomadelfia a seguir el lenguaje del amor, el único lenguaje comprensible ante el sufrimiento en el mundo. «Así Nomadelfia – precisó el Pontífice – en respuesta a una especial vocación del Señor, se establece relaciones bien solidas de aquellas de parentela. Se actúa una consanguineidad con Jesús, propio de quien ha renacido del agua y del Espíritu Santo».
Nomadelfia: un signo profético para el mundo
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco señaló que Nomadelfia es un gran signo profético y de gran humanidad cuando se empeña en la atención amorosa a los ancianos, quienes son sostenidos por todos los miembros de la Comunidad. «Continúen en este camino – alentó el Obispo de Roma – encarnando el modelo del amor fraterno, a través de obras y signos visibles, en los múltiples contextos donde la caridad evangélica los llama, pero siempre conservando el espíritu de Don Zeno que quería una Nomadelfia ‘ligera’ y esencial en sus estructuras. Ante un mundo a veces hostil a los ideales predicados por Cristo, no duden en responder con el testimonio gozoso y sereno de vuestra vida, inspirada en el Evangelio».
Antes de impartir la bendición apostólica, el Santo Padre agradeció a los miembros de esta Comunidad por su acogida calurosa y familiar, caracterizado por el sabor del Evangelio y los invitó a recitar juntos «como hermanos, como hijos del mismo Padre celestial», la oración del Padre Nuestro.
Loppiano
Tras concluir su visita a Nomadelfia, el Papa partió en helicóptero esta mañana alrededor de las diez con destino a Loppiano, distante una media hora de vuelo. En esta pequeña ciudad de la provincia italiana de Florencia el Obispo de Roma visitó la Ciudadela Internacional del Movimiento de los Focolares.
El Santo Padre, sonriente, anunció que tenía preparadas catorce páginas con el temor de que se podrían aburrir… Tras saludar, ante todo, a los Obispos presentes, a las autoridades y a los queridos hermanos y hermanas que lo esperaban. Palabras con las que dio gracias por la acogida que le habían reservado. «Saludo a todos y a cada uno de ustedes» – les dijo el Papa – y agradeció la introducción de María Voce, Presidenta del Movimiento de los Focolares.
Loppiano como ilustración de la misión de la Iglesia hoy
«Estoy muy contento de encontrarme hoy en medio de ustedes, aquí en Loppiano, esta pequeña ciudad, conocida en el mundo porque ha nacido del Evangelio y del Evangelio quiere alimentarse. Y por esto es reconocida como ciudad de elección y de inspiración de tantos que son discípulos de Jesús, y también de hermanos y hermanas de otras religiones y convicciones. ¡En Loppiano todos se sienten en casa!».
El Santo Padre explicó que quiso visitarlos porque tal como subrayaba su inspiradora, la Sierva de Dios Clara Lubich, este sitio quiere ser una ilustración de la misión de la Iglesia hoy, como la ha trazado el Concilio Ecuménico Vaticano II. De ahí que Francisco haya manifestado su alegría por poder dialogar con ellos, para enfocar, cada vez más, en la escucha del designio de Dios, el proyecto de Loppiano al servicio de la nueva etapa de testimonio y anuncio del Evangelio de Jesús a la que el Espíritu Santo nos llama hoy.
Individuar los caminos a seguir para encarnar la profecía del inicio
Durante este cordial encuentro el Pontífice respondió a tres preguntas. También les dijo que, obviamente, conocía con anticipación su contenido. La primera referida a cómo vivir este período, esta fase nueva después del tiempo de la fundación, en que de alguna manera ha pasado ya «el tiempo del primer amor», por lo que ahora se interrogan acerca de cómo individuar los caminos a seguir para encarnar – en la cambiada situación del presente – «la profecía de los inicios».
«Esta pregunta – dijo el Santo Padre – me la plantean ustedes, los ‘pioneros’ de Loppiano, quienes hace más de cincuenta años, y después poco a poco en los decenios sucesivos, se lanzaron a esta aventura, dejando sus tierras, sus casas y sus lugares de trabajo para gastar su vida aquí y realizar este sueño. Gracias por lo que han hecho, ¡gracias por su fe en Jesús!».
Tras haber hecho algunas consideraciones, a partir de la Carta a los Hebreos, dirigida a una comunidad cristiana que vivía una etapa de su camino semejante a la de Loppiano, Francisco les pidió que no abandonen su frescura, a la que está reservada una gran recompensa. Y añadió que con el marco de la memoria, tienen sólo necesidad de perseverancia, para que, hecha la voluntad de Dios, obtengan lo que les ha sido prometido.
Plasmar un rostro nuevo de la ciudad de los hombres
Jesús – agregó Francisco – no sólo ha redimido al individuo, sino también a la relación social, por lo que tomar seriamente este hecho, significa plasmar un rostro nuevo de la ciudad de los hombres según el designio de amor de Dios. Por esta razón les dijo también el Papa, Loppiano está llamada a ser esto. Y puede tratar, con confianza y realismo, de ser cada vez mejor. Esto es lo esencial. Y desde aquí es necesario siempre volver a partir. Entre los consejos del Papa: no olvidarse del humorismo. Siendo siempre sinceros y francos y sin caer en la charlatanería.
Construir un liderazgo que indique nuevos caminos
La segunda pregunta la dirigió un colombiano que allí vive, para interpelar al Papa acerca de la contribución, fresca y creativa, que él cree que deban dar las escuelas de formación y la realidad académica con la que cuentan, para construir ese liderazgo que indique nuevos caminos.
En Loppiano se vive la experiencia de caminar juntos con estilo sinodal
El Santo Padre respondió ante todo que en Loppiano se vive la experiencia de caminar juntos, con estilo sinodal, como Pueblo de Dios. Y dijo que ésta es la base sólida e indispensable de todo: la escuela del Pueblo de Dios donde quien enseña y guía es el único Maestro y donde la dinámica es la de la escucha recíproca y el intercambio de los dones entre todos.
A la última pregunta, referida a cómo puede Loppiano actualizar hoy su misión, el Papa Bergoglio los invitó a levantar la mirada hacia el horizonte, junto a él, para ver con fidelidad confiada y con creatividad generosa el futuro que comienza ya hoy. También les dijo que la historia de Loppiano está en sus comienzos, puesto que es una pequeña semilla que, sin embargo, ya ha brotado con fuerza, si bien debe robustecer sus raíces para dar frutos más sustanciosos aún en su servicio a la misión del anuncio y de la encarnación del Evangelio de Jesús que la Iglesia, hoy, está llamada a vivir.
Humildad, apertura, sinergia y capacidad de riesgo, les pidió el Papa, recordándoles que las urgencias, con frecuencia dramáticas, que nos interpelan de todas partes no pueden dejarnos tranquilos, sino que nos piden el máximo, confiando siempre en la gracia de Dios.
Estar siempre abiertos al soplo del espíritu Santo y emprender con coraje los caminos nuevos que Él sugiere. Y hacerlo con fidelidad creativa. Sí porque como concluyó diciendo Francisco, «todos estamos llamados a ser artesanos del discernimiento comunitario». Es éste – dijo el Papa – el camino para que también Loppiano descubra y siga, paso a paso, la vía de Dios al servicio de la Iglesia y de la sociedad.