(Official Vatican Network/InfoCatólica) La guerra entre el grupo terrorista Boko Haram y el Estado ha llevado al noreste de Nigeria a la agonía. En abril, la Organización mundial para las migraciones (OIM) elevaba a casi tres millones de personas los desplazados y refugiados en la cuenca del lago Chad.
Con la población huida a la fuerza por este grupo terrorista que desde 2009 intenta establecer la ley islámica o «Sharia» en Nigeria, y los campos de cultivo destruidos o abandonados, la región es ahora presa del hambre y las enfermedades.
«Es la mayor crisis del continente y se está ignorando», alerta Orla Fagan, portavoz en Nigeria de la oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), «Lo que está sucediendo en Alepo es horroroso, pero lo del noreste de Nigeria es igual de terrible, sólo que en un contexto diferente», añade que «si no logramos que llegue ayuda, estamos hablando de unas 120.000 muertes solo el año que viene, mayormente niños. Si no les hacemos llegar comida y asistencia nutricional, van a morir».
Ayuda insuficiente
No obstante la importante presencia en tres centros de atención medica de base en la capital Maiduguri, el personal médico de MSF no da abasto para seguir a los grandes flujos de pacientes que llegan. Actualmente cuentan con un hospital con 72 camas que incluye la maternidad con 12 lugares y 60 camas para la asistencia pediátrica, nutrición y cuidados intensivos.
Nigeria es una de las potencias económicas de África y su país más poblado, pero hay enormes desequilibrios entre el norte y el sur. La riqueza está mal repartida, y eso se refleja en las estructuras sociales. Ha sido duramente golpeada por la caída de los precios del crudo y del aumento del coste de los alimentos, lo que ha llevado a la primera recesión del país en más de una década. El terrorismo de Boko Haram ha provocado una crisis humanitaria en el corazón de África que afecta de manera especialmente grave a la infancia. Por su parte Nigeria y los países limítrofes han armado una fuerza internacional para combatir a Boko Haram. Sin embargo, la campaña militar lanzada por el Gobierno, está provocando que la situación cada vez sea más peligrosa e inestable para la población civil de la zona.