El Papa abre la puerta santa de San Pedro, seguido de Benedicto XVI

En el Año Santo «debemos anteponer la misericordia al juicio»

El Papa abre la puerta santa de San Pedro, seguido de Benedicto XVI

Visiblemente cansado al término de la misa celebrada en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco se acercó poco después de las once a la puerta santa de la basílica y empujo con fuerza, con las dos manos, unos batientes que parecían resistirse obstinadamente hasta que por fin se abrieron. El Papa no utilizó el martillo, tradicional durante siglos, sino el empuje de sus manos.

(ABC/Juan Vicente Boo) Francisco permaneció un rato rezando en silencio en el umbral, antes de atravesar la puerta y permanecer allí esperando a la segunda persona que iba a franquearla: el Papa emérito Benedicto XVI, que caminaba con dificultad, apoyándose en un bastón y en su secretario, Georg Gaenswein. Allí volvieron a saludarse con afecto, visiblemente contentos. Después cruzarían la puerta los asistentes a la misa, comenzando por el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella y el primer ministro Matteo Renzi.

El Jubileo de la Misericordia, iniciado por el Papa para la República Centroafricana el domingo pasado en Bangui, ha sido inaugurado ahora para el mundo entero en la fiesta de la Inmaculada Concepción y 50 aniversario de la clausura solemne del Concilio Vaticano II. El próximo domingo, cada obispo abrirá la puerta santa de la catedral de su diócesis, en el primer jubileo que permite ganar las indulgencias en miles de lugares del mundo entero.

Como corresponde al momento actual, y al espíritu de «salir a las periferias», se trata del primer jubileo «glocal», es decir, global y local a la vez. Por otra parte, se extiende espiritualmente a judíos y musulmanes, que también consideran la misericordia como el primer atributo del Dios único. Las personas enfermas o impedidas podrán ganar la indulgencia en sus casas, y los presos –que Francisco visita con frecuencia– cruzando la puerta de su celda.

Los fieles que llenaban la plaza de San Pedro rompieron en un aplauso cuando vieron en los monitores que el Papa emérito Benedicto XVI estaba junto a la puerta santa esperando a Francisco que, como siempre, le saludó con un abrazo.

Misa en la plaza

En una plaza de San Pedro teñida de gris por el cielo cubierto y la ligera llovizna, el Papa Francisco había presidido poco antes la misa de apertura del Año Santo de la Misericordia y afirmado en su homilía que «debemos anteponer la misericordia al juicio y, en todo caso, el juicio de Dios será siempre a la luz de su misericordia».

La celebración eucarística, precedente a la apertura de la puerta santa situada en la nave derecha de la basílica, incluyó varias lecturas alusivas a la generosidad y el amor materno de Dios Padre. En su homilía, el Papa explicó que «entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Será un año para crecer en la convicción de la misericordia».

Sorprendiendo a algunas personas demasiado rígidas entre las decenas de millares de fieles que asistían a la misa en la plaza, el Santo Padre añadió que «se comete una gran ofensa a Dios y a su gracia cuando se afirma ante todo que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia».

Según Francisco, «atravesar la Puerta Santa, por lo tanto, nos hace sentir partícipes de este misterio de amor. Abandonemos toda forma de miedo y temor, porque no es propio de quien es amado. Vivamos, más bien, la alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo». El Papa se refirió también a «otra puerta que, hace cincuenta años, los Padres del Concilio Vaticano II abrieron hacia el mundo».

Exactamente en el 50 aniversario de la clausura de aquella magna asamblea por Pablo VI, Francisco afirmó que, aparte de los magníficos documentos elaborados, «el Concilio fue en primer lugar un encuentro. Un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo».

Fue, según el Papa, «un encuentro marcado por el poder del Espíritu que empujaba a la Iglesia a salir de los escollos que durante muchos años la habían recluido en sí misma, para retomar con entusiasmo el camino misionero. Era un volver a tomar el camino para ir al encuentro de cada hombre allí donde vive: en su ciudad, en su casa, en el trabajo...»

El aniversario invita a «retomar el impulso misionero» y, sobre todo, «nos obliga a no descuidar el espíritu surgido en el Vaticano II: el del samaritano, como recordó el beato Pablo VI en la Conclusión del Concilio. Cruzar hoy la Puerta Santa nos compromete a hacer nuestra la misericordia del Buen Samaritano».

Ese es su modelo de cristiano: la persona que ayuda, que soluciona problemas, incluso los de los demás e incluso contribuyendo con la propia cartera. Esa es la solución para un mundo desconcertado y asustado en medio de «una tercera guerra mundial a trozos», cuyos mecanismos siniestros resultan difíciles de descubrir, pero destruyen con avidez vidas humanas, el patrimonio de la humanidad y la convivencia serena en la «casa común».

Homilía del Papa en la Misa de la Inmaculada e inicio Jubileo de la Misericordia

Hermanos y hermanas,

En breve tendré la alegría de abrir la Puerta Santa de la Misericordia. Cumplimos este gesto –como lo he hecho en Bangui– tan sencillo como fuertemente simbólico, a la luz de la Palabra de Dios que hemos escuchado, y que pone en primer plano el primado de la gracia. En efecto, lo que se repite más veces en estas lecturas evoca aquella expresión que el ángel Gabriel dirigió a una joven muchacha, sorprendida y turbada, indicando el misterio que la envolvería: «Alégrate, llena de gracia» (Lc 1,28).

La Virgen María es llamada en primer lugar a regocijarse por todo lo que el Señor ha hecho en ella. La gracia de Dios la ha envuelto, haciéndola digna de convertirse en la madre de Cristo. Cuando Gabriel entra en su casa, hasta el misterio más profundo, que va más más allá de la capacidad de la razón, se convierte para ella un motivo de alegría, de fe y de abandono a la palabra que se revela. La plenitud de la gracia puede transformar el corazón, y lo hace capaz de realizar un acto tan grande que puede cambiar la historia de la humanidad.

La fiesta de la Inmaculada Concepción expresa la grandeza del amor Dios. Él no es sólo quien perdona el pecado, sino que en María llega a prevenir la culpa original que todo hombre lleva en sí cuando viene a este mundo. Es el amor de Dios el que previene, anticipa y salva. El inicio de la historia del pecado en el Jardín del Edén se resuelve en el proyecto de un amor que salva. Las palabras del Génesis llevan a la experiencia cotidiana que descubrimos en nuestra existencia personal. Siempre existe la tentación de la desobediencia, que se expresa en el deseo de organizar nuestra vida independientemente de la voluntad de Dios. Es esta la enemistad que insidia continuamente la vida de los hombres para oponerlos al diseño de Dios. Y, sin embargo, la historia del pecado solamente se puede comprender a la luz del amor que perdona. Si todo quedase relegado al pecado, seríamos los más desesperados entre las criaturas, mientras que la promesa de la victoria del amor de Cristo integra todo en la misericordia del Padre. La palabra de Dios que hemos escuchado no deja lugar a dudas a este propósito. La Virgen Inmaculada es ante nosotros testigo privilegiada de esta promesa y de su cumplimiento.

Este Año Santo Extraordinario es también un don de gracia. Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Será un año para crecer en la convicción de la misericordia. Cuánta ofensa se le hace a Dios y a su gracia cuando se afirma sobre todo que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia (cf. san Agustín, De praedestinatione sanctorum 12, 24) Sí, es precisamente así. Debemos anteponer la misericordia al juicio y, en todo caso, el juicio de Dios será siempre a la luz de su misericordia. Atravesar la Puerta Santa, por lo tanto, nos hace sentir partícipes de este misterio de amor. Abandonemos toda forma de miedo y temor, porque no es propio de quien es amado; vivamos, más bien, la alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo.

Hoy cruzando la Puerta Santa queremos también recordar otra puerta que, hace cincuenta años, los Padres del Concilio Vaticano II abrieron hacia el mundo. Esta fecha no puede ser recordada sólo por la riqueza de los documentos producidos, que hasta el día de hoy permiten verificar el gran progreso realizado en la fe. En primer lugar, sin embargo, el Concilio fue un encuentro. Un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo. Un encuentro marcado por el poder del Espíritu que empujaba a la Iglesia a salir de los escollos que durante muchos años la habían recluido en sí misma, para retomar con entusiasmo el camino misionero. Era un volver a tomar el camino para ir al encuentro de cada hombre allí donde vive: en su ciudad, en su casa, en el trabajo...; dondequiera que haya una persona, allí está llamada la Iglesia a ir para llevar la alegría del Evangelio. Un impulso misionero, por lo tanto, que después de estas décadas seguimos retomando con la misma fuerza y el mismo entusiasmo. El jubileo nos provoca esta apertura y nos obliga a no descuidar el espíritu surgido en el Vaticano II, el del samaritano, como recordó el beato Pablo VI en la Conclusión del concilio. Cruzar hoy la Puerta Santa nos compromete a hacer nuestra la misericordia del Buen Samaritano.

31 comentarios

Horacio Castro
La justicia de Dios es misericordiosa así como su misericordia es justa. Dios predestina a la gloria eterna a pecadores. Nadie que ame a Dios debe caer en la desesperanza por temor a la sublime justicia y misericordia de Dios. Dios es tan justo que nos juzga por los pecados que nos permite cometer luego de prevenirnos y darnos gracias suficientes y eficaces; y es tan misericordioso que entre los pecadores elige a quienes predestina, con la gracia de la perseverancia final, para la gloria eterna.
9/12/15 10:21 AM
Roberto ibarra
Donde abundó el pecado, sobre abundó la Gracia. O feliz culpa que nos mereció tan grande Redentor....Que Dios elimine el juicio a los demás y no regale hoy su gracia para poder convertinos...La paz.
9/12/15 11:49 AM
Juan de los Palotes
A mí me resulta sorpresivo y tremendamente doloroso ver a Benedicto XVI mezclado en esto. Quiero decirlo, porque a demás supongo que no soy el único.
9/12/15 2:06 PM
Almudena 1
Creo en Dios Padre.........
Al tercer día resucito de entre los muertos, subió a Los Cielos......
Desde Allí ha de venir a (Juzgar) misericordiar a vivos y muertos....

Aquí falla algo si hay que anteponer la Misericordia al Juicio.
9/12/15 2:10 PM
Eiztarigorri
Sobre la Misericordia divina hay muchísimo escrito pero lo más preciso y lo más claro posiblemente sean los Sermones del Santo Cura de Ars que desde luego tienen muy poco que ver con el buenismo tontorrón que es la versión clerico progre del buen salvaje de Rousseau dentro de la Iglesia católica. Como estos sermones son de acceso público tanto en internet como a través de sus obras completas y este Santo Cura, a pesar de su falta de sutileza posto-conciliar tenía una visión muy clara de las escrituras y del Evangelio yo recomendaría que antes de hablar sobre el tema se nutriesen de la pastoral del Cura de Ars y que me diga alguien si es la misma pastoral que la que estamos acostumbrados a oír. ¡Por aquello de la "pastoralidad"!
9/12/15 3:02 PM
Gregory
El juicio sin misericordia queda incompleto, Dios no rechaza la justicia pero no se cierra al perdon. Segundo Juan Palotes Bendicto XVI es católico que ha de malo en que este presente en la apertura de la Puerta Santa? en verdad que no entiendo ese comentario.
9/12/15 3:29 PM
Néstor
Interesante cómo el Papa subraya la primacía de la gracia divina. Esta vez no dijo "Dios nos primerea", pero es la idea de fondo.

También es cierto que el espíritu del Concilio no es verificable fuera de o en contra de los textos del Concilio.

Y no se puede negar que después del Concilio la Iglesia entró en la peor crisis de toda su historia, en cuya peor fase hasta el presente nos encontramos ahora.

Sin duda que hacia las personas tenemos que tener ante todo misericordia, y entre las obras de misericordia está corregir al que yerra, lo cual supone mantener el juicio, no sobre las personas, sino sobre el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto, el pecado y la virtud.

Porque si no hay bien ni mal, si no hay pecado ni culpa, entonces tampoco tiene porqué haber misericordia.

Una misericordia que consista en negar o silenciar el pecado del otro se elimina por eso a sí misma. No se va con remedios al que está sano, y hacerlo es exponerse al ridículo.

Ni digo que el Papa esté proponiendo eso, porque él no habla de "misericordia en vez de juicio", sino de "misericordia antes que juicio".

Y sin duda, el cristiano perfecto, el santo, vive del amor y deja atrás el temor. Pero para los no perfectos, que somos legión, el temor al castigo divino puede ser un primer paso muy eficaz y saludable para salir del pecado y empezar el buen camino.

De hecho, con sola atrición se puede acudir válidamente a la absolución sacramental.

Sin duda,
9/12/15 4:48 PM
Ado
Gregory

Supongo que lo que Juan de los Palotes quiere decir es que le duele ver a Benedicto XVI mezclado en ésto, porque "esto" de la Misericordia , últimamente suena a cachondeo del estilo de "nos vamos a salvar todos, pero todos,todos y punto". Si es así, no es el único al que se lo parece.

Néstor

Yo diría que es justo al revés, la Misericordia, como el indulto, va después del juicio. Antes, no tiene sentido.
9/12/15 5:31 PM
Feri del Carpio Marek
Hermosa homilía. Que la Inmaculada acompañe y cuide al Santo Padre. «La misericordia se ríe del juicio» (St 2,13)
9/12/15 5:36 PM
Solanelles
El último párrafo de la homilía es simplemente lamentable. La Iglesia preconciliar, que el Papa ve desdeñosamente recluida en sí misma, tuvo mucho más éxito en la evangelización que la aperturista primavera del Vaticano II, e inspiró miles de católicos a morir heroicamente por su fe (estoy pensando en la Guerra Civil, sin ir más lejos). Ayer, festividad de la Inmaculada Concepción, se utilizó la basílica de San Pedro como pantalla de proyección de propaganda contra el cambio climático, todo ello pagado por el Banco Mundial. Si este es "el gran progreso realizado en la fe" al que se refiere el Santo Padre, se lo dejo todo todito para que lo disfruten él y demás entusiastas del espíritu conciliar que a su vejez no pueden o no quieren reconocer el fracaso de su proyecto eclesial.
9/12/15 6:16 PM
Feri del Carpio Marek
Anteponer la misericordia se refiere a darle primacía. Cuando la pecadora fue a bañar los pies del Señor con sus lágrimas, Jesús no se puso a hacer cuentas con ella de sus muchos pecados. Los perdonó. Y la pecadora se atrevió a acercarse al Señor porque percibió sus gestos de misericordia y cercanía con los pecadores. Esos gestos son los que la Iglesia necesita mostrar, para atraer a los pecadores a buscar la misericordia. El que no ve la urgencia de ello, está ciego.

«Dios, al obrar misericordiosamente, no actúa contra sino por encima de la justicia [...] la misericordia no anula la justicia, sino que es como la plenitud de la justicia [...] Por lo demás, la obra de la justicia divina presupone la obra de misericordia, y en ella se funda.» (Santo Tomás de Aquino)
9/12/15 7:03 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Eiztarigorri: Muchísimas gracias por el dato de los sermones del Cura de Ars. ¡¡¡Qué santazo, Dios!!!

Por otra parte, quiero expresar algo que me molesta terriblemente: Muchas veces cuando se alaba al Concilio Vaticano II, se desvaloriza todo lo de la Iglesia anterior a él. Muchas veces cargamos las tintas sobre las personas que hablan mal del Concilio Vaticano II, pero, sin embargo, hay muchas personas que por cantar loas a dicho Concilio, denigran todo lo anterior a él. Y eso, también está muy mal.

Tengo 67 años y hace 50 años terminaba mi secundario. Todo el grueso de mi formación religiosa lo adquirí antes del Concilio Vaticano II y si la comparo con la que reciben la mayoría de las personas en la época actual, no la cambio por nada. Y no estoy haciendo una crítica del Concilio, sino a la forma en que se lo ha desvirtuado.

Lo que se dice sobre la Iglesia en la época anterior al Concilio no se corresponde con la realidad y me gustaría observar una mayor objetividad cuando se hace una referencia a ella.

Tal vez antes se exageraba un poco en el aspecto de la Justicia divina, pero se tenía muy en claro cuál era el verdadero sentido de la Misericordia de Dios. No se veía ni por asomo el relativismo que hoy existe y eso te daba una gran firmeza en tu fe. ¡¡¡Quiera Dios que volvamos a recuperar esos valores, para el bien de todos.

Bendiciones.
9/12/15 7:20 PM
Constantino Paz
La misericordia va delante del juicio. El recíproco es para los tribunales de justicia de los hombres, pero no así ante el trono de Dios.

Para Dios siempre es primero la misericordia pues para con los hijos de los hombres Adán y su compañera cometieron una gran injusticia, pues nacemos enfermos y para morir por su pecado original. Por misericordia Dios nos redimió de esa injusticia perpetrada contra nosotros por nuestros primeros padres.

Una vez redimidos, si no aceptamos la redención, viene el juicio de Dios. Antes de corregir Dios misericordiosamente previene siempre antes y la escritura es clara.

Por otra parte, el Papa, como es habitual, en su línea. Nos recuerda ,como si aún viviéramos en pleno siglo XIX, que la misericordia antecede a la justicia, cuando es algo sabido por todos desde el CVII como poco. Precisamente, lo que tenía que recordar el Papa es lo que ha olvidado el pueblo cristiano desde el CVII que es la justicia de Dios.
9/12/15 7:31 PM
Gregory
Pero por favor ¿acaso esta mal implorar a Dios por misericordia me parece que la falta leer la enciclica de Benedicto XVI Deus Caritas Est le recomiendo leer y meditar el numero 12 de esta enciclica si lo lee usted y Juan Palotes entenderan porque Benedicto XVI fue a la apertura del año Jubilar.
9/12/15 7:34 PM
enri
"Cuánta ofensa se le hace a Dios y a su gracia cuando se afirma sobre todo que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia"

El castigo existe para corregir, no para condenar eternamente.
Desde la perfección de nuestra esencia es imposible concebir a alguien que pueda negar eternamente a Dios.
El Bien es superior al mal y el Amor es superior al odio. Dios es superior y anterior al demonio.
El demonio existe porque es necesario para obrar libremente y elegir entre el Bien y el mal.
Nuestra libertad es eterna para negar a Dios y por ello existe el infierno en teoría eternamente, pero nadie en su sano juicio puede negar a Dios o lo que es sinónimo querer para sí mismo vivir eternamente con pesar.

El cielo es aquel estado en el que los pesares jamás osan entrar. Nadie quiere vivir con pesares pues los pesares queman por dentro. Todos anhelamos manifestar la perfección y vencer definitivamente la tentación y ser así definitivamente un Verdadero (y no pródigo) Hijo de Dios pero hasta un santo es precisamente: un pecador que jamás se da por vencido.

La fruta prohibida es dulce al principio pero amarga al final y así Dios lo ha dispuesto porque el ser humano siempre anhela vencer la tentación definitivamente y nunca más morderla.

Si no fuese amarga sucumbiríamos en el mundo de los placeres y no nos acordaríamos de Dios pero Dios sabe que con el sufrimiento iremos aprendiendo y mediante Su Amor acercándonos a É
9/12/15 8:13 PM
Rexjhs
"... nos obliga a no descuidar el espíritu surgido en el Vaticano II".

Dios mío, protégenos del "espíritu" del Vaticano II, que ya sabemos todo lo que trajo para la Iglesia, contraviniendo la letra del mismo Concilio.
9/12/15 8:25 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Jesús dijo:

"No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; TEMED más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna" (Mt 10,28).

"Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran" (Mt 7,13-14).

"No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el QUE HAGA LA VOLUNTAD DE MI PADRE CELESTIAL. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; APARTAOS DE MÍ, agentes de iniquidad!"«Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina" (Mt 7,21-27).
9/12/15 8:44 PM
Chimo
Juan de los Palotes, Vd. no es el único. Yo también pienso que S.S.Benedicto XVI no debería de haber estado presente en este acto. Por cierto, si tengo que acudir al sacramento de la reconciliación, tendrá que hacer un JUICIO PREVIO de mis actos y palabras, para ver si son conformes a la voluntad de Dios.
9/12/15 8:47 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Enri dices: "El castigo existe para corregir, no para condenar eternamente. Desde la perfección de nuestra esencia es imposible concebir a alguien que pueda negar eternamente a Dios... Nuestra libertad es eterna para negar a Dios y por ello existe el infierno EN TEORÍA ETERNAMENTE, pero nadie en su sano juicio puede negar a Dios o lo que es sinónimo querer para sí mismo vivir eternamente con pesar.".

Pero San Pablo nos dice: "no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero" (Rom 7,19). Y Jesús nos dice: "Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil." (Mt 26,41).

Y Jesús nos dice también: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo... Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego ETERNO preparado para el Diablo y sus ángeles (Mt 25,31-34.41).

Enri: el infierno existe ETERNAMENTE, sin el "EN TEORÍA".

Bendiciones.
9/12/15 9:32 PM
Oscar, Lima - Perú
¿Y si ponen completo el titulo de la nota?
"Debemos anteponer la misericordia al juicio y, en todo caso, el juicio de Dios será siempre a la luz de su misericordia"
9/12/15 9:42 PM
Jovenzuelo
Los hermanos míos que ponéis notas a pie de página a la palabra misericordia cada vez que el Papa la utiliza, me da a mí que no habéis comprendido la genuina y única noción de misericordia divina en la Biblia. Esa misma que el Papa tiene muy presente y conoce muy bien.
No sé, no sé. Igual el Papa está dando en el clavo cada vez que habla de misericordia; y os quema. Igual es verdad y todo eso de que la Iglesia de hoy está necesitada a rabiar de misericordia. Sobre todo en los JUICIOS TEMERARIOS, imprudentes, desobedientes, acalorados, sin humildad; torpes siempre, que tenemos con los hermanos. "No juzgues". Y nosotros, ala, empeñados en juzgar. "No juzgues y no serás juzgado". Es decir: juzga y serás juzgado...

Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero: porque no tenemos (o tenemos muy poquita) misericordia.
9/12/15 9:49 PM
Alejandro Colombia
Una manera un poco gráfica de ilustrar lo que dice el Papa sería:

Cristo ha expiado nuestros pecados, integral y meticulosamente, mediante su sangre. No obstante, la ha derramado TODA a pesar que una sola gota habría podido satisfacer a la justicia.

No nos engañemos, y menos en lo básico. POR SUPUESTO que la Misericordia de Dios sobrepasa a su Justicia. Hubiese problema si el Papa predicara la una sin satisfacción de la otra.
9/12/15 9:57 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Jovenzuelo dices: "me da a mí que no habéis comprendido la genuina y única noción de misericordia divina en la Biblia.".

Me da a mí que puedes tener razón y que no he comprendido la genuina y única noción de misericordia DIVINA en la Biblia. Y como una de las obras de misericordia espirituales es: "Enseñar al que no sabe", te agradecería mucho que me hicieras saber cuál es esa única noción.

Muchas gracias y bendiciones.
9/12/15 10:11 PM
Veronica
Debo confesar que lo que mas me interesaba era ver como era el saludo entre el papa Francisco y Benedicto XVI. Francisco va caminando apresuradamente hacia el, bastante mas rápido que como camina de costumbre, lo cual me parece que indica cierto nerviosismo o ganas de acabar pronto, al llegar abre mucho los brazos como para dar un abrazo apachurrado, en un gesto demasiado exaltado, falto de naturalidad. Benedicto lo ve venir y le tiende la mano. En un microsegundo, Francisco reacciona, le tiende la mano como saludo, pero no desiste del abrazo pomposo. Benedicto no le corresponde, sino que se queda con su mano derecha puesta en el pecho de Francisco, microgesto que indica distanciamiento y es parecido al que hace un niño cuando le das un "abrazo chillado" y pone las manos como barrera y para zafarse. Mientras dura el breve abrazo, (la duración del abrazo no se corresponde con lo que cabría esperar al ver el efusivo gesto de Francisco al acercar ser) Benedicto dice unas breves palabras que Francisco parece desatender o no dar importancia. Francisco se retira con un gesto muy rápido, como si lo "soltara" de entre sus brazos y se dirige de nuevo apresuradamente hacia la puerta santa. Puede parecer frívolo, pero es lo que mas me interesaba de todo esto....
9/12/15 10:18 PM
Gabriela de Argentina
Algo anda mal si tienen que salir en tropel los papolatras de siempre a interpretar lo que "quiso decir" el Papa. Señores, somos grandes y no necesitamos interpetes. Al pan, pan, y al vino, vino.
9/12/15 10:50 PM
enri
Beatriz,
También la Santa Inquisición estaba segura que podía enviar directamente a alguien al infierno.

Sin embargo SJPII pidió perdón en más de 100 ocasiones por los errores cometidos por la Iglesia Católica y entre ellos los excesos de la Santa Inquisición.

También en teoría desde el enunciado del CIC se podría enviar a un bebé recién bautizado directamente al cielo o a alguien completamente reconciliado por el Sacramento de la Penitencia.

Jesús nos dio un Gran Ejemplo distinguiendo el Espíritu de la letra de la "literalidad" de la letra. El espíritu de la misma es lo que prevalece. Sin embargo,... en aquella época era evidente que le daba mucho poder ... a la Santa Inquisición.

Cuando Jesús veía a alguien poseído por el demonio o los demonios no le decía: "ale vete con ellos y arde eternamente" sino con una gran compasión y desde la fuerza superior del Bien y del Amor los expulsaba de su interior.

Desde la razón, rápidamente es obvio para mí, que si planteamos una situación en la que hay dos personas poseídas y una tiene suerte y Jesús o un gran santo o un sacerdote exorcista expulsa los demonios puede salvarse, pero si tiene mala suerte y muere ¿se condena?. Yo creo en el Amor de Dios, en su misericordia y que Dios no lo condenará.

Hay muchos interrogantes sin respuesta por ejemplo: ¿es bueno el aborto espontáneo? ¿a dónde van las almas?

Desde muy pequeñito que siempre he "hablado" muncho con Dios y lo que percibo es lo que trasmito y a Él me debo.
9/12/15 10:58 PM
Rafa Torres
Duele ver tanto católico "de siempre" criticando al Papa.
También yo soy católico "de siempre" y su aire fresco me alegra el corazón. Dejemos a Dios los juicios; y hagamos cercana su misericordia.
9/12/15 11:58 PM
keparoff
Todas estas frases hechas de los misericordiosos y los rigoristas me dan la impresión de que buscan allanar el camino, espero equivocarme, para una Exhortación post Sinodal rupturista.
10/12/15 12:26 AM
Gregory
Nuevamente la acusación de papolatras con la misma agrsividad de siempre, no quieren a Francisco y se enfurecen porque otros lo atienden y les simpatiza. En fin ni modo allá la genio con su profunda reflexión. Ahora no entiendo el comentario de Veronica lo que quiere decir es que Benedicto se aparto rechazando a Francisco, a mi más bien me parece que como buen aleman Benedicto no es amigo de saludos efusivos.
10/12/15 12:43 AM
gabriel
Si benedicto no dice nada. Como puede ser que algunos critiquen sin mesura?

Hay mucho bloguero q lee cosas por web que debe empezar a poner su grano de arena y dejar de juzgar.
10/12/15 3:13 AM
Fran
Sinceramente, duele ver a personas que se llaman católicos criticando al Papa haga lo que haga y diga lo que diga o, como si estuvieran ante una revista de cotilleos, escudriñando hasta los gestos de Francisco al abrazar a Benedicto. Destacan la condenación y el juicio y hasta critican que el Papa emérito pueda participar en el Jubileo. Espero, en cualquier caso, que puedan ganar las indulgencias porque dan mucha pena.
10/12/15 9:28 AM

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