Retornó a la masculinidad

Transexual lamenta haberse operado: «Dios me hizo hombre y el bisturí nunca llegó a cambiar eso»

Walt Heyer era un niño que creció en el Estado de California, en los Estados Unidos de América, a mediados de la década de 1940, interesado en los vaqueros, los coches y las guitarras de acero. Hasta que un día a su abuela le pareció que él quería ser una niña e ingenuamente hizo para él un vestido de gasa, de color púrpura, que él utilizaba cuando la visitaba.

(PortaluzSegún Walt, al ponerse ese vestido se disparó algo que lo puso en un largo camino de 35 años que condujo a un valle oscuro de «tormento, desilusión, remordimiento y tristeza». Su confusión lo llevó al alcoholismo, la drogadicción y un intento de suicidio.

Finalmente Walt recurrió a la vaginoplastia, la «cirugía de reasignación de género», se implantó mamas, tomó hormonas, todo para parecerse a una mujer, algo que llegó a lamentar profundamente. Hoy aconseja a individuos confundidos en su género que se mantengan al margen. «Él (Dios) me hizo hombre, la forma que yo era, y el bisturí nunca llegó a cambiar eso», cuenta Walt.

Avergonzado de ser hombre

En su libro «Trading My Sorrows: Man to woman and back-again – a personal story» (Intercambiando mis dolores: de hombre a mujer y viceversa – una historia personal), Walt cuenta que el vestido morado fue sólo la primera de muchas influencias en su vida que le hizo avergonzarse de ser hombre. Dice que fue el acoso sexual que sufrió a manos de su tío lo que lo hizo sentirse avergonzado de sus genitales. Fue la severa disciplina de su padre – él dice que prácticamente indistinguible del abuso físico – lo que lo hizo sentirse incapaz de ser el niño que su padre quería que fuera.

«Lo que yo quería desesperadamente era el reconocimiento de mis padres por aquello en lo que yo sobresalía, encontrar mi propio lugar donde pudiera expresarme, desarrollar mis talentos y hacer algo que yo disfrutara», explica Walt en su libro.

El niño que no tenía autoestima empezó a despreciarse a sí mismo y a su cuerpo. Walt comenzó a encontrar consuelo al vestirse como una chica y mantener esto en secreto frente a sus padres. Vestirse como una chica se convirtió en su escondite, donde se sentía a salvo de los dolorosos conflictos y la disciplina impartida por su padre y su madre.

La mujer, un tirano en su interior

Cuando Walt alcanzó la adolescencia dice que la niña dentro de su cabeza se volvió más poderosa y le demandaba más de su tiempo. A pesar que disfrutaba tener citas con chicas atractivas de su escuela secundaria, no importaba cuanto esfuerzo hiciera, él no podía alejar la obsesión de convertirse en una mujer. Después de la secundaria, Walt se mudó de la casa de sus padres, para poder disfrutar con el travestismo en la intimidad de su propia casa. Para entonces él había acumulado un cierto número de trajes de mujer, pero él estaba todavía profundamente avergonzado de su hábito secreto.

Walt finalmente se casó, se hizo rico, y externamente parecía que estaba viviendo el sueño americano. Mantuvo en secreto sus permanentes escapadas al mundo de la mujer.

Walt dice que estuvo viviendo tres vidas distintas: de «hombre de negocios exitoso y bebedor, de padre y esposo amoroso perfecto en apariencia y de travesti retorcido». Pero en su interior Walt experimentaba la fragmentación y la desilusión. Todo en su vida comenzó a desmoronarse.

Se volcó al alcohol como mecanismo de defensa, pero esto sólo aumentó su deseo de convertirse en una mujer. Dice que permitió a la niña dentro de su cabeza «expresarse» cada vez más, cuando él captó desesperadamente los momentos de alivio del embravecido mar de dolores y problemas de la vida.

En última instancia, Walt puso sus esperanzas en la cirugía de sexo, la implantación de mamas y las hormonas, como la solución que haría que su dolor desapareciera para siempre.

Tras la cirugía

Pero después de la cirugía, Walt dice que su mente se convirtió en un campo de batalla de pensamientos y deseos conflictivos que él sólo pudo describir como «agravantes, penosos, deprimentes, discordantes, distorsionados [e] impredecibles».

Walt supo entonces que el bisturí del cirujano y la amputación resultante no habían hecho que él dejara de ser hombre para convertirse en mujer. Se dio cuenta que la cirugía fue un «fraude total». Sintió que no tenía más remedio que vivir la vida como una mujer quirúrgica, como un «impostor».

Intento de suicidio

En este punto, él tocó fondo. La cirugía había destruido la identidad de Walt, su familia, círculo social y su carrera. Sentía que no había nada para él sino morir. Walt, que había adoptado el nombre de Laura Jensen, trató de lanzarse desde una azotea, pero fue detenido por un transeúnte.

Sin hogar y sin dinero, el quebrado «transexual» habría terminado viviendo en la calle si un buen samaritano no le hubiese dado un lugar para dormir en un garaje. Este nuevo amigo animó a Walt para que asistiera a Alcohólicos Anónimos, donde se dio cuenta que tenía que conectarse a un «poder superior» si iba a llegar a la cima del lío en que se había metido.

Walt empezó a darse cuenta cada vez más que él era realmente un hombre, pero que estaba envuelto en una «máscara de mujer».

«Yo era muy consciente que ahora estaba entre los deshechos de la humanidad, hundido en una vida arrojada a la basura, distorsionada por mis propias decisiones. El alcohol, las drogas y la cirugía me habían hecho inútil para cualquier cosa. Yo había fracasado estrepitosamente como el hombre que Dios había creado para que yo lo fuese».

Fuera del valle de oscuridad

Con la ayuda de unos amigos, Walt comenzó un viaje hacia la sanación y hacia el descubrimiento de su verdadera identidad como hombre. Walt se dio cuenta que la clave para ganar la batalla que se desencadenó dentro de él era la sobriedad. Su mantra era: «Mantente sobrio, sin importar en qué, mantente sobrio». Dejó la bebida y se volvió a Jesús como una fuente recién descubierta de fortaleza.

En cierta ocasión, durante un tiempo de oración con su psicólogo, Walt dice que experimentó espiritualmente al Señor, todo vestido de blanco, que se acercó a él con los brazos abiertos, lo envolvió y le dijo: «Ahora conmigo estás a salvo para siempre». Fue en ese momento que Walt supo que iba a encontrar en Jesús la sanación y la paz que él tanto deseaba.

Durante una entrevista con Life Site News, Walt dijo que los que están luchando con su identidad como hombre o mujer y piensan que la cirugía de sexo es la solución «necesitan ir a un psicólogo o a un psiquiatra y entrar a terapia y cavar en el fondo para averiguar qué está causando este deseo, porque hay algunos problemas psicológicos subyacentes o algún problema psiquiátrico que no está resuelto que hay que explorar -si hubo abuso sexual, abuso físico (o) modelo».

«Puede tomar un año explorar los temas profundos que están pasando y entonces, cuando se hace eso, se puede llevar a la persona a un punto donde puede comenzar a entender su género y comenzar a aceptar su género y a querer vivir el sexo que Dios le dio».

Como un hombre ahora viejo, Walt cree que si pudiera volver atrás en el tiempo y decirse a sí mismo unas pocas palabras significativas como un hombre más joven, él diría a ese hombre más joven que evite la cirugía de sexo y que descubra la causa que subyace en el deseo por la cirugía.

Walt cree que su historia testimonia el poder de la esperanza, que nunca se debe renunciar a alguien, no importa cuántas veces él o ella caiga o cuántos giros y vueltas haya en el camino de recuperación. Por encima de todo, dice Walt, nunca se debe «subestimar el poder curativo de la oración y el amor en las manos del Señor».

13 comentarios

José Jacinto Verde Colinas
Me alegro mucho por esta noticia. Sin duda, este hombre ha sido tocado por la gracia de Dios, que lo ha llevado al buen camino. ¡Bendito sea el Señor por ello!

Ojalá este testimonio sirva para que otros casos similares vuelvan a la cordura.
20/09/15 10:52 PM
David leandro aristizabal giraldo
Walt le doy gracias a Dios por tu testimonio, admiro tu valentía. Continúa creyendo en Dios y haciendo lo que el manda. Dios te bendiga y la virgen santísima te acompañe siempre.
20/09/15 11:10 PM
Almudena
Es de admirar que se pueda salir desde esas situaciones. Es de admirar también que se cuente para ayuda de los demás.
20/09/15 11:47 PM
Juan Carlos
Me alegra leer este testimonio y mostrar las heridas emocionales que podrian haber llevado a Walt a repudiar el hecho de ser hombre y querer en cambio ser mujer.
21/09/15 1:26 AM
maria
Agradezco el testimonio, y ojala lo pudieran llegar a muchas personas que se encuentran en estas condiciones.
Tu testimonio del encuentro con el Señor lo mejor que te paso, pues ÈL ES EL ÙNICO QUE PUEDE AYUDARTE.
21/09/15 1:57 AM
LUSA
Gracias a Dios que todo lo puede. Walt, Dios pertmita que su testimonio pueda llegar a muchos jóvenes homosexuales, que estan desorientados, y de los cuales tengo la certeza que no son felices, porque a pesar del esfuerzo que hacen los medios por hacer de esta situacion algo normal, no se ha logrado, y estos jovenes se sienten rechazados no solo por ellos mismos, sino por la familias y la sociedad.
21/09/15 5:37 AM
Damián
Una historia más de sanación en Cristo, como tantas otras. Cristo vive y actúa. Y restaura, y recapitula todas nuestras partes rotas por el pecado. Estas experiencias de sanación en raíz son escandalosas para nuestras iglesias decadentes y racionalistas. Pobre y decadente es nuestra fe, esperanza y caridad.
"En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Cuando llegaron a donde estaba Jesús, le dijeron: “Juan el Bautista nos ha mandado a preguntarte si eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro”.
En aquel momento, Jesús curó a muchos de varias enfermedades y dolencias y de espíritus malignos, y a muchos ciegos les concedió la vista. Después contestó a los enviados: “Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso el que
no se escandalice de mí” (Lc 7,19-23).
21/09/15 8:47 PM
humberto toledo
wal te felicito por reconocer tu error no todas las personas lo hacen siga a lado de JESUCRISTO que murio en la cruz fue por nuestros pecados siga orando tu eres la obeja perdida que JESUS salio a buscar que os bendiga y que mamaita MARIA nuestra madre os proteja somos sus ella no nos abandona y que el ESPIRITU SANTO os ilumine siempre en este caminar hacia la sanacion espiritual psicologica y fisica amennnnnnnnnnn
22/09/15 4:50 AM
jimenita
Ojala Cristo Rey ayude a recomponerse a todos los catolicos carnivoros para que cesen de la practica del pecado de la carne. Los 10 mandamientos son claros: NO MATARAS. Ojala mis hermanos catolicos dejen de concurrir a carnicerias a comprar carne, digamos BASTA DE PECADO.
23/09/15 5:07 PM
maria
ME ALEGRA QUE HAYAS ENCONTRADO EL CAMINO!
25/09/15 9:57 PM
Jess
Tu no nacistes transexual, te dejastes llevar por los malos pensamientos de tu abuela, recuerda que a ti siempre te gusto jugar con cosas de niño y no de niña caso contrario que le pasa a las que si nacen así, dejaste que tu abuela
Influya em esto, Dios te bendiga y perdone por llevar una vida equivocada .
27/09/15 1:07 PM
Rocío Lizana
Cualquier proceso de esta categoría ha de tomarse como un camino de santidad. Tanto padecimiento, tanto sufrimiento... A veces no somos conscientes de ello, porque sólo experimentamos el momento presente.
No hay que arrepentirse, no hay que renunciar a lo que uno es. No hay que sentirse culpable por algo que viene dado.
A veces Dios nos pone pruebas tremendamente duras y sin manual de instrucciones. Pero también siempre nos lleva de la mano.
Algunas bajamos al infierno para comprender esta verdad.
Gracias, Walt.
6/10/15 9:43 AM
Paco
Los que escribis aquí,no tenéis,ni corazón,ni amais a nadie,salvo a vosotros mismos,Jesus ayudó y amo a cada persona como fuere,sin mirar como eran
6/10/15 3:47 PM

Dejar un comentario



Los comentarios están limitados a 1.500 caracteres. Faltan caracteres.

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.

Los comentarios aparecerán tras una validación manual previa, lo que puede demorar su aparición.